Mostrando entradas con la etiqueta Copa del Rey. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Copa del Rey. Mostrar todas las entradas

domingo, 18 de enero de 2015

Cuando la persona eclipsa al entrenador

Hace tiempo que Carlo Ancelotti me recuerda a Del Bosque. El italiano es un magnífico gestor de vestuarios y de egos, pero a la hora de demostrar dotes de estratega a pie de campo se le notan costuras. Y el técnico que más fácilmente destaca estas carencias es el 'Cholo' Simeone, un hombre que una y otra vez es capaz de desesperar al rival de la capital y que por ello se está ganando con todo merecimiento ser la némesis del entrenador del Real Madrid.

Digo que 'Carletto' me recuerda al salmantino porque es raro escuchar a un jugador de los que ha entrenado que hable mal de él. El secreto de su éxito en su primer año en el Madrid ha sido básicamente reconstruir el vestuario tras el legado dejado por Mourinho. Hace un par de años muchos se atrevieron a decir que tras el paso del portugués no iba a crecer ni la hierba en el club por un tiempo, como si se tratase del Atila del fútbol. Pero nada más lejos de la realidad, pues hubo dos aspectos claves: uno, el de Setúbal dejó hecha y cimentada la estructura de un equipo joven y ganador; y dos, Ancelotti fue el mejor 'míster' posible para volver a cohesionar anímicamente un vestuario que había acabado dinamitado tras la temporada 2012/13. 

Antes que entrenador Ancelotti ha resultado ser una buena persona. Y eso en ocasiones es suficiente para que la mejor plantilla del mundo tenga la estabilidad necesaria para encontrarse cómoda y pueda rendir a su máximo nivel. Sin embargo y como todo en la vida, el exceso tampoco es positivo y este entrenador abusa en ocasiones de un cierto 'buenismo', como a la hora de hacer las alineaciones. Sólo así se puede entender que un partido tras otro siga empeñado en mantener el mismo once fijo, sea cual sea la entidad del rival. La temporada pasada el equipo ya acabó pagando el cansancio y se vio obligado a 'tirar' la Liga para llegar decentemente a la final de la Champions. Y esta temporada ha vuelto a tener que elegir y descartar la Copa del Rey para poder ir a por Liga y Copa de Europa con opciones de ganar ambas.

Estamos hablando del Real Madrid. No se trata de un equipo más, pues su deber es ganar todo. Hasta ahora nunca ha logrado el triplete - Liga, Copa y Champions - y este año tampoco se conseguirá, a pesar de tener posiblemente la mejor plantilla de su historia. Por eso duele que año tras año toque elegir y poner en un segundo plano alguna de las otras tres para aspirar verdaderamente a ganar algo. En esta ocasión había equipo para intentar la hazaña y al final no ha podido ser porque los jugadores han llegado bastante 'fundidos' al tramo de partidos de enero. Lo cual, por otra parte, es responsabilidad del entrenador, a quien parece que le cuesta mucho sentar a las estrellas del equipo aunque el rival sea teóricamente asequible.

Ancelotti y Cristiano RonaldoLo cierto es que no entiendo el empecinamiento de Ancelotti en negar la evidencia de que el equipo ha pegado un importante 'bajón' físico. Kroos dijo hace ya más de un mes que estaba agotado, pero aún así sigue jugando sin parar. Mientras tanto, James no es ni mucho menos el de hace dos meses y Benzema también atraviesa un preocupante estado de forma. Las sensaciones no son buenas a día de hoy y el único consuelo que viene es resultado del disgusto copero, porque sin ella el equipo tendrá varias semanas para descansar.

No dudo que una vez que regrese Modric y los teóricos titulares recuperen su pico de forma el Madrid volverá a jugar bien, a ganar y a aspirar a la Liga y a la Champions. Pero el entrenador no puede vivir permanentemente 'casado' con un once y con un planteamiento táctico. Bien es cierto que Ancelotti ha dado con la tecla logrando encajar a jugadores como James, Kroos o Isco en el centro del campo; pero también es verdad que su pecado empieza a ser su empecinamiento en mantener este planteamiento contra viento y marea. Hay vida más allá del once tipo y no se puede aspirar a todo teniendo prácticamente olvidados a jugadores como Varane, Illarramendi, Khedira, Jesé o Chicharito. Ellos también forman parte de la plantilla y no utilizarlos puede acabar costándole caro al Madrid.

Así pues, es inevitable que tenga la sensación de que el Real Madrid está empeñado ahora mismo en afrontar la temporada sólo con la fórmula que le ha llevado a lograr el récord de 22 victorias consecutivas. Como la misma ha funcionado de maravilla durante dos meses toca estirarla como un 'chicle' para ver hasta donde llega. Pero es de sobra conocido que todo se 'gasta' tras un uso continuado. No se puede negar el mérito de Ancelotti de haber encontrado el camino del buen juego y de las victorias, pero al italiano le está gustando tanto su descubrimiento que puede terminar por 'cargárselo'. Y todo por no querer - o no saber - aplicar nuevas soluciones para el equipo en partidos puntuales. El fútbol también es adaptarse y saber tener 'cintura' para idear cosas nuevas. Justo un aspecto donde a 'Carletto' no se le ve suelto, quizá por no alterar el ecosistema de las ambiciones y los egos del vestuario. Y cuando esto pasa es cuando el entrenador empieza a correr el riesgo de ser eclipsado por la persona, exactamente lo mismo que ha caracterizado la carrera de Vicente del Bosque.

domingo, 11 de enero de 2015

La muralla de Simeone exige a Ancelotti un 'plan B'

Ancelotti tiene un reto: averiguar la forma de 'meterle mano' al Atlético de Simeone. La sensación que hay a día de hoy es que el Real Madrid no deja de chocarse con un muro cada vez que juega contra el actual campeón de Liga. En el último año y medio los dos técnicos se han visto ya las caras en 9 partidos y aunque el balance está más o menos equilibrado (4 victorias para el argentino y 3 para el italiano) lo cierto es que el conjunto blanco prácticamente siempre ha tenido que jugar a lo que quería su rival.

Desde la llegada del transalpino al banquillo el Madrid ha evolucionado mucho. Evidentemente a mejor. Sin embargo, cuando el rival es el Atlético de Madrid el fútbol merengue sigue 'criogenizado'. No se percibe evolución táctica, nuevas variantes, opciones y caminos en el planteamiento de Ancelotti para sortear la defensa numantina de los colchoneros. Simeone tiene muy clara sus premisas a la hora de jugar contra el eterno rival: líneas muy juntas, presión en campo contrario, contragolpe y agresividad. Con esta receta está logrando maniatar al Madrid un partido sí y otro también, mientras que en el banquillo de al lado 'Carletto' no encuentra la tecla.

Son ya tres las derrotas esta temporada del Real Madrid ante los colchoneros. Y tras cada uno de ellos las excusas que he podido escuchar han sido muy similares. "No importa, el equipo estaba mal físicamente", "sí, hemos perdido, pero en Lisboa el Madrid ganó el partido importante". Vale, es cierto que el conjunto blanco ganó la final de la Champions a los atléticos y eso siempre quedará ahí. Pero en el fondo ese partido no fue tan distinto de los últimos derbis que hemos podido ver. El pasado 24 de mayo hubo un equipo bien plantado en el campo - el Atlético- que tuvo en su mano el título hasta el minuto 92:48; y otro que aunque mereció el gol - el Real Madrid-  atacó con más corazón que cabeza y que no encontró soluciones futbolísticas hasta que el milagroso cabezazo de Ramos rompió la muralla rival.

Ancelotti y Diego SimeoneSimeone le ha ganado casi siempre la partida a Ancelotti cuando ambos se han enfrentado. Y también ocurrió en Lisboa, por mucho que el resultado diga ahora otra cosa. La única excepción fue quizá el partido de semifinales de Copa del Rey del año pasado en el que los blancos golearon a los atléticos por 3-0. ¿Y cómo lo lograron? Fácil, practicando un juego muy directo. Dos de los goles de esa noche llegaron a partir de disparos lejanos - desde fuera del área- que entraron en la portería de Courtois antes de entrar. Una estrategia muy poco explotada por los blancos en los últimos derbis, pues casi siempre el equipo se ha empeñado en tocar, tocar, y tocar para intentar entrar en el área rojiblanca con el balón controlado.

Quizá el plan a partir de ahora deba ser pensar menos y chutar más a puerta, desde donde sea. O abrir más el campo por bandas, aprovechando la velocidad de jugadores como Carvajal, Bale o Jesé. O tratar de sacar más 'petróleo' de las jugadas a balón parado, un factor que ellos dominan pero del que el Madrid sólo pudo sacar partido en la final de Champions. Las soluciones son múltiples, pero la misión de Ancelotti es dar con ellas, ya que por algo es el entrenador. El equipo no puede ni debe seguir dejando pasar el tiempo para tropezar una y otra vez en la misma piedra de Simeone. Hay que aprender a adaptarse y mutar, porque todavía quedan bastantes 'batallas' por librar ante los vecinos.

En el fútbol no todo es cohesionar piezas, incentivar al vestuario y comprometer a los jugadores en el trabajo del día a día. También hay que plantear estrategias sobre el terreno, saber anticiparse al entrenador rival y buscar la sorpresa. Y en estas está Ancelotti. El técnico tendrá ante el jueves un nuevo examen ante su 'alter ego' y el madridismo espera de él algo distinto que sirva para darle la vuelta a la eliminatoria. Es el momento de reaccionar y de demostrar que también tiene 'cintura' para adaptarse las ecuaciones que le plantea Simeone. No ya sólo por la Copa, sino por la Liga y la Champions, donde el Atlético promete seguir dando mucha guerra. Todavía quedan derbis por vivir esta temporada y el Madrid no puede seguir dándose contra un muro, porque no siempre llegará un cabezazo salvador en el tiempo de descuento...

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Sin defensa la calidad se queda corta

El Real Madrid de baloncesto ha experimentado en los últimos años una montaña rusa de emociones. La mayoría de ellas han sido buenas, pues no cabe duda de que el equipo de Laso ha hecho el mejor juego de la sección en las últimas décadas. Sin embargo, es inevitable tener la sensación en estos momentos de que los títulos cosechados no se ajustan a los merecimientos realizados sobre la cancha, especialmente la temporada pasada. No se puede olvidar que el gran objetivo - la Euroliga- sigue sin conseguirse y que este año la Final Four se jugará en Madrid. Pero en pleno mes de diciembre las sensaciones que transmite el equipo siguen siendo más malas que buenas.

Nos encontramos en el cuarto proyecto de Laso, el cual es quizá el más ambicioso del club en años. La perspectiva de que la final de la ansiada Copa de Europa se juegue en 2015 en el Palacio de los Deportes ha espoleado al club para aumentar su apuesta por el baloncesto. Así, esta temporada la plantilla es de 13 jugadores, todos ellos de primerísimo nivel. Entre ellos el denominador común es la experiencia, pues con la llegada de hombres como Nocioni o a Ayón se ha buscado dotar al equipo delinstinto 'ganador' que probablemente se echó en falta en mayo en Milán a la hora de sacarse las castañas del fuego ante el Maccabi.

Sin embargo, la 'columna vertebral' del equipo se ha mantenido. Es decir, el equipo sigue tieniendo en nómina a sus mejores jugadores: Rudy, Llull, Sergio Rodríguez, Carroll, Felipe Reyes, Slaughter, Bourousis o Mejri. Y los que han venido se podría decir que han mejorado a los que se han ido, o al menos son capaces de igualar su rendimiento. Nocioni ha venido con la difícil papeleta de sustituir a Mirotic y por el momento lo está consiguiendo, pues es uno de los jugadores más en forma de la plantilla. Mientras tanto, Campazzo, Maciulis, Rivers o Ayón están perfectamente al mismo nivel o por encima de Draper, Darden o Dani Díez.

Jugador por jugador creo que el Real Madrid actual tiene la mejor plantilla de, probablemente, los últimos 20 años. En ninguna de las tres temporadas anteriores Laso manejó un equipo tan amplio, tan versátil y con tanta calidad. Pero a pesar de eso  sorprendentemente se está jugando mucho peor que el año pasado. Lo que hace 12 meses era una 'máquina engrasada' con todas sus piezas perfectamente ajustadas hoy da la sensación de ser un grupo donde reinan las individualidades y la anarquía. La sensación que se percibe es de cierta involución, de retroceso en el juego del equipo, pues cada día y cada partido se repiten una y otra vez los mismos errores en defensa, en intensidad y en el rebote, por decir algunos.

Pablo Laso y BourousisNo cabe duda que la gran lección que aprendió este club el pasado curso es que los títulos no se ganan en diciembre, sino en mayo. De nada sirve arrasar a principio de la temporada si luego juegas las finales y las pierdes. Por eso no es momento de que cunda la alarma por el mal juego de los últimos días, pues hay tiempo para arreglarlo. 

Pero hay que cambiar algo y, a ser posible, en defensa. El Madrid de esta temporada es un equipo que concede de media entre 75 y 80 puntos por partido. Y con esos registros será imposible ganar títulos, por mucho que tenga el mejor juego ofensivo de Europa. La defensa sobre el juego exterior rival es prácticamente inexistente y sin ella es mucho más complicado rebotear o robar para hacer el baloncesto que mejor sabe hacer esta plantilla, que no es otro que el de correr.

En este sentido es el momento de que Laso dé un golpe en la mesa. Bien es cierto que el Madrid sigue siendo líder de la ACB y de la Euroliga, pero también lo es que desprende la sensación de que gana porque simplemente tiene más talento que su rival, no porque haga mejor las cosas que ellos. Las individualidades le han salvado la papeleta a este equipo en demasiadas ocasiones, especialmente en la Euroliga en canchas como la del Khimki, Zalgiris o el Nizhny. Y eso se debe tomar como un serio aviso, porque sin defensa y sin trabajo en equipo será casi imposible superar a conjuntos como el Barcelona, el Unicaja, el CSKA, el Olympiacos o el Panathinaikos.

Los grandes entrenadores no sólo se ven en las victorias, sino también en las derrotas y los malos momentos. Y el vitoriano está ante un momento muy importante en su carrera. Todavía cuenta con margen para corregir el rumbo y tomar las riendas del equipo para encauzar su camino antes de llegar al primer acontecimiento clave de la temporada, la Copa del Rey. Pero urge empezar a notar su mano tanto dentro como fuera de la pista. Él ha demostrado que es un gran entrenador y que ha sido capaz de 'resucitar' a esta histórica sección para volver a colocarla entre las mejores. Y ahora no le queda otra que demostrar también que puede motivar a la plantilla tras tres años y medio de trabajo juntos, pues la ilusión por conseguir la Euroliga debe pesar más que el lógico desgaste provocado por las decepciones pasadas. En sus manos está la apuesta ganadora del club.

domingo, 20 de abril de 2014

La Copa del Rey marca el camino a seguir

Cada temporada el valor de la Copa del Rey es objeto de debate. Se podría decir que es la menos importante de las más importantes competiciones que cada año disputa el Real Madrid. Un título relevante pero que, si se le compara con el palmarés histórico del club, se queda en un simple valor secundario. Sin embargo, la conquista del título del pasado miércoles adquiere un especial valor por lo que puede suponer de cara al final de temporada del Real Madrid.

Hay varios factores que hacen especial la Copa del Rey conquistada en Mestalla. El factor primordial es el espaldarazo moral que supone vencer al eterno rival en un partido que vale un título, sobre todo después de haber caído con él en los dos duelos directos disputados en la Liga. Este año se dicho muchas veces que al Real Madrid le faltaba ganar un partido grande contra un rival de enjundia y lo cierto es que así ha sido hasta el pasado 16 de abril. Entonces el equipo blanco se quitó una enorme espina y demostró que puede ganar a cualquiera en los momentos de la verdad. Sin duda, el título del K.O servirá para demostrar a la plantilla y al cuerpo técnico de que están en un buen camino después de las dudas generadas hace unas semanas en los funestos partidos ante el Barça y el Sevilla.

Además, el triunfo sirvió para dejar patente que no hay 'Cristianodependencia' en este Madrid. Puede resultar una locura, pero la ausencia del portugués mejora el fútbol del equipo. Es hasta cierto punto lógico si se tiene en cuenta que con la falta del luso se pierde al mejor delantero del mundo, pero al mismo tiempo se gana un centrocampista más para la creación. Se juega más y mejor sin Cristiano, pero a la hora de marcar los goles no es lo mismo. Un problema que tampoco es de gravedad gracias a la presencia de jugadores como Bale, Benzema o Isco, capaces de resolver un partido con sus genialidades. La conclusión es que Cristiano debe jugar siempre que pueda, pero su ausencia no constituye ningún drama porque este Real Madrid tiene mucho 'fondo de armario'.

Luego está Bale. El galés tuvo su gran bautismo en Mestalla y demostró que ya es un 'crack' que puede liderar la dinastía madridista 'post-Cristiano'. El galés llegó el pasado verano a Madrid con poca experiencia internacional, por lo que ha necesitado algo de tiempo para ir aprendiendo y madurando en el equipo. Pero no le asustan los retos y la presión no va con él. Bale tiene la suficiente calma como para triunfar de blanco y su golazo en Mestalla servirá para terminar de aposentarle en el equipo. El zurdo ha 'caído' de pie y únicamente tiene que pulir un detalle para ser un potencial Balón de Oro: levantar más la cabeza. El día que pase más el balón y evite acabar él casi todas las galopadas será mejor jugador. Algo que ya aprendió Cristiano y que el Real Madrid también acabará enseñando al galés.

Y por último está la tranquilidad que da un título para afrontar el último mes y diez días de competición. La Liga no está en la mano del Real Madrid, sino en la del Atlético. Pero los títulos hay que 'rematarlos' y eso no es fácil hacerlo para un club que lleva 18 años sin ganar una competición tan importante. Así que el deber del equipo blanco debe ser presionar desde atrás. Y en Champions el reto es mayúsculo: eliminar al mejor equipo de la actualidad y actual campeón de la competición.

El Real Madrid no será favorito ante el Bayern de Múnich, pero eso no será malo. Creo que este equipo sube sus prestaciones cuando se siente inferior a su rival. Ante los alemanes tocará jugar y luchar desde la humildad, como ya se hizo el miércoles frente al Barcelona. Y es que se podría decir que la Copa del Rey nos ha marcado la línea a seguir. Más que nada porque este título nos ha demostrado que con orden táctico e ideas claras el Real Madrid puede ganar a cualquiera.

sábado, 15 de febrero de 2014

Difícilmente se puede estar mejor

Haciendo un repaso sobre la situación actual en la que se encuentra el Real Madrid se puede llegar a una conclusión: el club está en una situación deportiva envidiable, tanto en fútbol como en baloncesto. Los datos, las cifras y los resultados así lo demuestran. Porque allá por el pasado mes de agosto, y siendo realistas, no se podía aspirar a estar mucho mejor de como se está ahora. Aunque, como es lógico, todavía queda hacer lo más importante.

En fútbol el crecimiento que ha seguido el equipo es indudable. Y lógico, por otra parte. Porque es verdad que el equipo no empezó demasiado bien, aunque sus tropiezos iniciales en la Liga no fueron tan definitivos como los que tuvieron lugar la temporada pasada con Mourinho al frente. Ancelotti ha llegado para hacer cambios y la plantilla ha tardado en adaptarse y en coger las mecánicas necesarias. Un proceso que ha durado hasta principios de enero, cuando el Madrid ha empezado a demostrar una cierta solidez defensiva y los primeros visos de lo que prometió el técnico el día de su presentación,  buen fútbol.

Mientras el equipo blanco no ha hecho más que crecer, en las últimas fechas sus dos grandes rivales se han ido desinflando poco a poco. El Barcelona sigue sin encontrar una línea regular de juego y atrás el Tata Martino no está consiguiendo hacer un conjunto lo suficientemente sólido. Y en cuanto al Atlético, los de Simeone poco a poco están viendo cómo el desgaste de la dura temporada les está empezando a pasar factura. Los rojiblancos no están acostumbrados a llegar al mes de febrero inmersos en las tres competiciones y eso es algo que se ha empezado a notar ahora.

El resultado de esta suma de factores es que hasta este sábado la igualdad era máxima en la Liga. Hace un par de meses el Real Madrid estaba a una distancia de 5 ó 6 puntos y ahora la misma se ha esfumado para colocar el campeonato en un puño. Sin embargo, las sensaciones son que los blancos progresan cada semana a pasos agigantados mientras que sus dos competidores hacen precisamente lo contrario. Por eso, ya hay quienes empezan a dar a los de Ancelotti como favoritos para llevarse este año la Liga. Por lo pronto, sus posibilidades están intactas.

Además, tanto en la Champions como en la Copa la situación es muy similar. El Madrid ha hecho los deberes en este comienzo de año y ha sellado brillantemente su pase a la final copera, por lo que tiene un título al alcance de 90 minutos.  Y en Europa la primera fase también se completó de forma admirable, por lo que en unos días tocará medirse  a un rival asequible como el Schalke para buscar los cuartos de final. Desde luego, el equipo está colocado en la mejor posición posible en la rampa de salida para iniciar el último tramo de la temporada.

Y en baloncesto, más de lo mismo. O mejor incluso. Porque los de Laso ya tienen en el bolsillo los dos títulos disputados hasta el momento, la Supercopa y la Copa. Todavía quedan otros dos, los más importantes; pero hasta ahora la trayectoria ha sido prácticamente perfecta tanto en España y en Europa. Al igual que en el fútbol todavía resta lo más complicado, pero también los síntomas son realmente buenos. El equipo está ahora mismo en una situación de privilegio para tener cruces favorables en la recta final de la temporada, por lo que hay serias opciones de levantar algún(os) título(s) más de aquí al próximo mes de junio.

En definitiva, creo que cualquier madridista hubiera firmado el pasado 31 de agosto encontrarse a día de hoy en la situación deportiva que tiene el club ante sí. Con dos títulos gracias a la sección de baloncesto, la final de Copa del fútbol por disputar y a los dos equipos vivos y con mucha fuerza tanto en sus ligas como en Europa. Logros que van acompañados de, quizás, el mejor juego que han practicado ambos conjuntos en muchos años. Porque no podemos obviar que tanto el equipo de fútbol como el de baloncesto enamoran por sus estilos. De ahí que haya motivos suficientes para felicitarse y para ser optimistas. Al fin y al cabo, hacía mucho tiempo que a este club no le iba tan bien en todos los aspectos.

jueves, 6 de febrero de 2014

La Copa, una magnífica vara de medir

Mucho se ha escrito en los últimos meses sobre el Real Madrid de Laso. Y la mayoría ha sido bueno, porque el conjunto blanco ha logrado el mejor inicio de la historia del baloncesto nacional, únicamente roto a finales del mes de enero por el CSKA, uno de los grandes aspirantes a la Euroliga. Sin embargo, todo lo logrado hasta ahora no ha sido más que la base de una buena campaña, pero a partir de ahora vendrán los partidos que dictaminarán si este equipo verdaderamente ha nacido para hacer historia en el palmarés.

18 victorias en 18 partidos de Liga Endesa, 14 triunfos en 15 de Euroliga y 2 de 2 en la Supercopa de España. En total, 34 encuentros ganados de los 35 que el Real Madrid ha jugado hasta ahora. Pero, ¿para qué han valido en lo clasificatorio? Más allá del título de Supercopa, lo cierto es que en la competición nacional por ahora estos resultados únicamente están sirviendo para poder acabar líderes de la temporada regular, lo que aseguraría ventaja de campo en los play-offs. Y en Europa más de lo mismo, pues los de Laso aspiran a liderar su grupo para tener unos cruces de cuartos asequibles y con la posibilidad de decidirlos en el Palacio de los Deportes.

Esto significa que de nada servirá todo lo hecho si a la hora de la verdad el Madrid no está a la altura en los partidos decisivos. Por delante queda lo más difícil. De hecho, todo empieza esta tarde, con el encuentro de cuartos de final de Copa del Rey ante el Herbalife Gran Canaria. Como es lógico el Real Madrid ha llegado a Málaga con la vitola de máximo favorito, lo que supondrá un plus de presión para el equipo. Y es que hay muchas expectativas puestas sobre la plantilla, por lo que cualquier cosa que no fuera llegar a la final podría ser visto como un fracaso.
La temporada pasada el conjunto blanco también llegó como líder de la competición y como claro favorito, pero un cruce 'mortal' en cuartos ante el Barcelona lo apeó a las primeras de cambio tras dos prórrogas. Así que este año hay ganas de mejorar esta participación y de confirmar que el Real Madrid es el equipo más fuerte del país. Sin embargo, la cita no llega en el mejor momento, pues la planificación de Laso ha demostrado en los últimos años tener una ligera bajada de rendimiento físico para finales de enero y principios de febrero, para poco después volver a tener un buen pico de forma con el que afrontar la recta final de curso.

No en vano, en las últimas semanas las lesiones han llegado, pues jugadores como Carroll o Mirotic se han perdido algunos partidos. Además, es evidente que el Madrid ha bajado algo su intensidad defensiva durante las últimas semanas, producto del cansancio de algunos jugadores, especialmente de su juego interior. Aunque por fortuna esto no se ha traducido en derrotas, ya que por contra hombres como Llull o Rudy Fernández han dado un rendimiento espectacular en los días recientes.

En consecuencia, la Copa no llega en el mejor momento para el Real Madrid, pero aún así su nivel sigue estando por encima de prácticamente todos sus rivales. Se trata de una competición realmente bonita y de gran valor que permitirá empezar a medir de verdad las aspiraciones del conjunto de Laso. Hasta ahora el equipo ha jugado con red y ha solventado sus compromisos con matrícula de honor, aunque todavía queda confirmar su condición de máximo candidato a todo en la hora de la verdad. Hay mimbres reales para conseguir el triplete, pero lo más difícil está todavía por hacer. Por eso, la cita de Málaga será una magnífica prueba para calibrar cómo se comporta el 'Laso Team' en las reválidas que distinguen a los alumnos buenos de los brillantes.

sábado, 30 de noviembre de 2013

La excelencia solo se perfecciona con humildad

Dos años y un puñado de meses es el tiempo que ha tardado Pablo Laso en confeccionar el Real Madrid al que podía aspirar a su llegada. El equipo blanco logró con el título de Liga el espaldarazo de moral que necesitaba para creerse y saberse lo suficientemente bueno como para poder dominar el baloncesto español y, por qué no, el europeo en los próximos años. Por eso, el comienzo de temporada ha sido mejor que bueno, se podría decir que excelente. Pero no hay que bajar la guardia.

El madridismo ha pasado doce, quince años muy difíciles en lo que respecta a la sección de baloncesto. Bien es cierto que en los últimos tres lustros hubo chispazos esporádicos, como las etapas de Scariolo o Plaza, pero nunca fueron lo suficientemente sólidas como para pensar que el equipo podría tener un reinado prolongado en España y el 'Viejo Continente'. En muchas ocasiones el presupuesto se dilapidó en jugadores intrascendentes que lo único que consiguieron fue mantener al Madrid en la puja por los campeonatos nacionales. Pero poco más.

Ahora las cosas han cambiado. El Madrid ha empezado el año intratable, acumulando victorias escandalosas casi sin despeinarse. De pronto todas las piezas han encajado a la perfección, como una gigantesco y precisa maquinaria. La pasada campaña ya hubo síntomas de que algo grande se estaba cociendo, pero faltó algo de madurez y cabeza fría en los momentos claves, como en la segunda prórroga de los cuartos de final de la Copa del Rey o el segundo cuarto de la final de la Euroliga.

Las eliminaciones llegaron, pero el Madrid rescató la temporada ganando la Liga de forma brillante. Fue un momento clave en la etapa de Laso, ya que en caso de derrota el técnico hubiera quedado muy expuesto a las críticas. Sin embargo, por suerte no es más que un hipotético, porque el vitoriano se vio reforzado por el título y ahora acaba de renovar su contrato hasta el 2016 y la afición tiene el deseo y la esperanza de que esta 'bendita locura' no pare hasta junio.

No cabe duda que el Real Madrid es una de las tres o cuatro mejores plantillas de Europa en estos momentos. Si es la mejor es cuestión de gustos y matices. Pero cuenta con una ventaja diferencia que le da un plus respecto a los Olympiakos, Barcelona, CSKA o Fenerbahçe: es un equipo totalmente hecho. Solo ha incorporado a tres jugadores, a Mejri y Bourousis y Dani Díez. Y los tres han encajado a la perfección. El griego está siendo desde el primer día el pívot dominante que el club necesitaba como el comer y, lejos de dar problemas, ha hecho migas en el vestuario con gente como Mirotic.

Han sido tres pequeños y sabios retoques que han facilitado que el equipo tapara las pocas vías de agua que tenía, especialmente la defensa. Laso ha sabido confeccionar una plantilla con talento y unos cuantos 'picapedreros', jugadores como Slaughter, Draper o el propio Mejri que intimidan y realizan una aportación física de altísimo nivel. El técnico ha concebido a este equipo como una máquina defensiva al servicio de su mayor virtud en ataque: el contragolpe y la velocidad. Solo desde la anticipación y la agresividad atrás se puede concebir esta explosión ofensiva que está demostrando el Madrid estos primeros meses.

Y luego, por supuesto, está el tercer punto clave. El enorme crecimiento de diamantes en bruto como el 'Chacho', Mirotic o Llull. El hispano-montenegrino es insaciable en lo que respecta a autoexigencia y sus 22 años ya se puede decir que es el mejor ala-pívot de Europa (Orenga, por favor, la selección española no puede seguir dejando de lado a este jugador). Mientras tanto, el canario está a un nivel sublime y marca las diferencias en cada partido, marcando su mágico estilo. Y en lo que respecta a Llull, el balear ha alcanzado un punto de madurez que le hace más fiable y a la vez, más inteligente sobre la cancha.

Poco más se puede decir que no se haya visto ya de este Real Madrid. Con justicia se ha ganado el derecho a ser el máximo aspirante a ganar todos los títulos de esta temporada. Pero tengamos prudencia, porque este magnífico baloncesto solo tiene una pega. Y es que la 'casi' excelencia ha llegado demasiado pronto. Solo estamos a principios diciembre y resulta muy difícil imaginar a un rival que pueda ganar a este equipo. Sin embargo, lo lógico es que en algún momento dado lleguen las derrotas. Y habrá que estar preparados entonces, porque solo con humildad y sangre fría este equipo podrá perfeccionar su estilo y, de paso, cumplir con la lógica del éxito que dicta su juego actual.

sábado, 14 de septiembre de 2013

El escudo pesa más que los nombres

Hace poco de dos meses Carlo Ancelotti llegó al Real Madrid con la vitola de ‘pacificador’. Tras los tres años de constantes agitaciones que había propiciado Mourinho, con el italiano se suponía que iba a ser momento para la paz y la tranquilidad. Sin embargo, hasta el momento la situación nunca ha dejado de estar convulsa. Más que nada porque el nuevo entrenador ha tomado una decisión deportiva muy similar a una de las que llevó al portugués a enfilar la puerta de salida.

El de la portería es un asunto que tiene al madridismo a maltraer desde principios de año. Casillas se lesionó y con ello dio a Mourinho la excusa perfecta para que fichara un portero de los que le gustaban: alto, seguro por arriba y con buen juego con los pies. Diego López. Un pedazo de cancerbero que cogió la titularidad por los 'cuernos' y no la soltó en ningún momento. Hasta ahora. Ni un solo motivo ha dado el gallego para dejar de ser el hombre que defienda la portería del club más importante del mundo. Simplemente no ha fallado y ha cumplido su trabajo con un notable alto.

Así pues, su pretemporada ha sido buena. Mejor incluso que la de Iker Casillas, algo falto todavía en rodaje y, sobre todo, confianza. Al mostoleño se le vio dubitativo en la gira norteamericana, especialmente en el principal punto negro de sus características, los balones aéreos. Aún así hizo buenas actuaciones como la del encuentro ante el Chelsea. Pero insuficiente para ganarle el puesto a su compañero, quien sin duda está en el mejor momento de su carrera deportiva. Todo lo contrario que el capitán, inmerso en un mar de dudas e incertidumbres.

Si Ancelotti ha querido que Diego sea su titular en Liga por algo será. Por mucho que Casillas haya sido y pueda seguir siendo el mejor portero del mundo. La cuestión es que Iker no está en condiciones de esperar mucho tiempo sentado en el banquillo. El de Brasil está llamado a ser su último Mundial. Y eso, para alguien que es y será leyenda del fútbol mundial cuando se retire, es mucho pesar. Tiene que poner en la balanza su carrera profesional o su sentimiento madridista con la perspectiva de pasar muchas tardes a la sombra del banquillo y empezar a clausurar su brillante carrera. Así que es normal que tenga dudas.

Sin embargo, el italiano adelantó el viernes en rueda de prensa que tiene prevista una solución salomónica para este asunto. Por ahora Iker será el portero de la Champions, y quizás también el de la Copa del Rey. Eso, en el mejor de los casos, supone jugar la tercera parte de los partidos de la temporada. Algo que sigue sonando escaso para un portero acostumbrado a jugar hasta los amistosos. Aunque, a la vez, parece una decisión muy justa; porque pocas veces dos porteros de un equipo merecen jugar tanto como Diego y Casillas.

El panorama deja al mostoleño ante pocas oportunidades de evidenciar su valía. Pero opciones, al fin y al cabo. Si tanto quiere recuperar el puesto y quedarse en el Real Madrid, Casillas tendrá que demostrar en el campo que vuelve a estar a su mejor nivel. En su caso ya no puede haber presión que valga, pues tiene 32 años y ha ganado todo. Desde el próximo martes contará con minutos en el escaparate europeo y tendrá que hablar en el campo, dado que fuera está decidido a guardar silencio a pesar de todo lo que se ha escrito y se seguirá escribiendo. Calidad y personalidad tiene para hacerlo.

Pase lo que pase, hay que desearle lo mejor a los dos. Tanto a Casillas como a Diego López. Como madridista yo quiero que siempre que jueguen cada uno de ellos lo haga lo mejor posible. Y que el equipo gane. Porque aquí no hay ningún nombre que pese más que el escudo. El Real Madrid tiene 111 años de historia y su día a día no puede ni debe estar condicionado por quién debe ser o dejar de ser su portero titular. Estamos en el mes de septiembre y se ha hablado muy poco del nuevo proyecto y mucho de los porteros. Es el momento de dejar que Ancelotti haga su trabajo y Diego e Iker el suyo. Los dos van a tener oportunidades y pelearán duro. Todo para conseguir lo mejor para el club: los títulos. Que, al fin y al cabo, es lo verdaderamente importante en todo esto.

domingo, 16 de junio de 2013

Un título contra la impaciencia

A día de hoy todavía sigo notando una corriente crítica contra Pablo Laso y su gestión. A pesar de todo el buen trabajo que ha hecho en los últimos (casi) dos años. Quizás la clave de todo esté en que al vitoriano le falte por ganar un gran título para espantar de una vez a todos esos fantasmas que se empeñan en decir, una y otra vez, que no vale para entrenar a un grande como el Real Madrid. Un título que, por cierto, desde el viernes está a un solo triunfo. Y que podría levantarse esta misma noche.

Una Copa del Rey (la primera en 19 años), una Supercopa, dos finales de Liga Endesa ACB y un subcampeonato de Europa. Este es el balance de Laso desde que llegara al banquillo del Real Madrid en el verano de 2011 para recomponer y reconstruir a un equipo que estaba hecho jirones. Messina había arrasado con todo a su paso por Madrid y había dejado a un vestuario muy tocado en lo anímico. Por entonces el equipo había sido eliminado en las semifinales de la ACB por el Bilbao Basket tras un sorprendente 3-1. Por enésima vez, la sección de baloncesto había tocado fondo.

Laso vino para poner todo en orden desde la humildad. E impuso su peculiar estilo, un juego que debe gustar a todo aficionado al baloncesto: el ataque y la velocidad sobre todo lo demás. El club le apoyó como buenos fichajes desde los despachos, pues por fin parecía que el Madrid se había dado cuenta de que el baloncesto merengue no merecía penar de esta manera por las canchas. La Copa del Rey y la final en la Liga fueron un premio inicial y un primer paso para indicar que el equipo estaba en la línea correcta. Bien es cierto que podía saber a poco y así era, pero al menos Laso y sus hombres habían hecho una declaración de intenciones.

Y esta temporada se ha seguido mejorando. La Supercopa se ganó por fin después de muchos intentos fallidos, y en la Euroliga el Madrid ilusionó a su gente como hacía casi 20 años que no pasaba. La final se perdió por detalles varios, desde la inferioridad física y la mental hasta un arbitraje demasiado permisivo con la agresividad de los griegos. Pero como dice el dicho, lo que no mata te hace más fuerte. En la Copa se falló claramente, sí. Pero una vez más fue por detalles y por mala suerte; pues tras dos prórrogas ante el Barcelona salió cruz. Nada que no fuera totalmente asumible.

En cuanto a la Liga, el equipo está haciendo una de sus mejores temporadas desde que prima el formato ACB. Es indudable. Y en estos momentos está a un triunfo de llevarse el título, con dos 'match balls' para rematarlo. Queda lo más difícil, hacerlo. Pero si se consigue, Laso se habrá quitado un enorme peso de encima. El de la duda constante, el de no haber ganado aún ningún título grande con el equipo: Liga o Euroliga. Es la diferencia, el salto, que hay entre estar ahí y ser un conjunto ganador. Un matiz que en gran medida viene dado por la madurez y la experiencia del equipo, ya que estos dos años hay que tomárselos como una fase de aprendizaje para los jugadores.

Porque el Madrid es un equipo muy joven. Rudy, Suárez, Sergio Rodríguez, Llull, Slaughter, Mirotic, Begic... Son jugadores que no pasan de los 28 años y que en muchos casos no han acostumbrado a estar en finales. Puede parecer soprendente, pero Rudy está jugando su primera final de la Liga Endesa. Por eso, hay que tener paciencia con este equipo y mirar al futuro. Este Real lleva dos años compitiendo y llegando a finales. Conociéndose. Ha perdido más de las que ha ganado, aunque siempre hay tiempo para cambiar esta tendencia. Desde hoy podemos empezar a hacerlo. Pero, pase lo que pase, sigamos confiando en Laso y no dejemos que nos domine la impaciencia. No olvidemos dónde estábamos hace dos años y dónde estamos ahora.

sábado, 27 de abril de 2013

El futuro pasa por mirar al pasado


Admito que soy pesimista. Aunque cada día que pasa menos, quizás por las ganas de ver al equipo en Londres. Por fortuna el sistema de competición nos va a ofrecer un desenlace en solo seis días, pues siempre una campaña pro-remontada tiene un desgaste psicológico que acaba agotando. El martes ya está a la vuelta de la esquina y con él, el desenlace de gran parte de una temporada que ahora mismo pende de un hilo. Todo o (casi) nada a tres goles de distancia frente al equipo invicto de la Champions, un rival bisoño, pero de picadura mortal.

Desde que el colegiado pitó el final del partido el pasado miércoles se sabía que nos esperaban días de tirar de hemeroteca para recordar remontadas pasadas e invocar al 'espíritu Juanito'. Sin embargo, yo soy de una generación que estaba en pañales cuando el Madrid devoraba a sus rivales en el Santiago Bernabéu después de ser goleado en los partidos de ida. Se puede decir que no he vivido estas remontadas gloriosas del equipo, más allá de momentos puntuales y a menor escala en la Liga, como sucedió con Capello. Y sin olvidar la Copa del Rey, con esa remontada 'interruptus' vivida ante el Zaragoza.

Pero lo del martes serán palabras mayores. Primero, porque será Champions, no la UEFA que dio lustre al palmarés merengue en los 80. Y lo segundo, porque el Madrid de ahora no es de hace casi 30 años. No cabe duda que el actual tiene más calidad, pero carece de la garra y el coraje de los Santillana, Camacho, Butragueño, Pirri o Juanito. Por eso, hace falta una 'inyección' de madridismo en las venas de estos jugadores, justo lo que faltó el pasado miércoles en Dortmund. Hace unos días comentaba en mi opinión que la eliminatoria debía empezar a ganarse en Alemania. Pues bien, en lugar de buscarla desde el minuto 1, el equipo mostró una indolencia, un pasotismo y una falta de actitud (confirmada por el capitán Ramos) realmente preocupantes.

Al término del encuentro Pepe llegó a comentar que "pensábamos que sería más fácil ganar al Borussia". Tremendas declaraciones, pues vienen a decir que el equipo salió confiado y con cierta prepotencia. Como si se vieran ya en Wembley. Mi sensación es que el Madrid se amilanó y minusvaloró el choque de ida, pensando que, pasara lo que pasara, el Bernabéu iba a sentenciar. El dicho suele decir "cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar". Pero ni siquiera la paliza sufrida por el Barcelona 24 horas antes sirvió para espabilar al Madrid.

La cuestión es que es el propio Madrid el que debe hacernos creer a todos el próximo martes saliendo a arrollar a su rival. El ejemplo es lo sucedido la temporada pasada durante los 15 minutos del partido ante el Bayern. La remontada solo se podrá cimentar desde la idea de que ya no tenemos nada que perder, pues la final de Wembley nos la dejamos en Dortmund. Ahora mismo no la tenemos, pero disponemos de una gran oportunidad para recuperarla en Madrid. El madridismo no debe hacerse ilusiones, pero sí mantener la fe de que todavía hay vida y esperanza.

Pero el gran problema de todo, la clave, estará en la defensa. No me cabe duda de que el Real Madrid marcará dos o tres goles ante el Borussia. La cuestión es cuántos marcarán ellos. No se puede subestimar a un equipazo como el de Klopp; joven, rápido, vertical y con unas combinaciones portentosas en línea de tres cuartos. Sin olvidar el tremendo estado de forma de Lewandowski. Por eso, desde el principio hay que plantear el encuentro como una tarea titánica de marcar cuatro goles, por las sorpresas que nos pudiéramos encontrar por el camino. El tres debe ser un punto de paso en el camino de la remontada, no una meta en sí mismo.

En dos días afrontaremos todos el partido más importante del último año. Un encuentro que sonará a reválida para Mourinho, quien parece ya tener los dos pies lejos de Madrid de cara a la próxima temporada. Bajo esta tesitura, solo la final de Wembley y la 'Décima' podrían rescatar del aprobado a la trayectoria del portugués en el banquillo de Concha Espina. Parece que no habrá segundas oportunidades y que esta etapa se cerrará o quedará pendiente el martes de un épilogo londinense. Así que vayamos con todo e intentemos honrar la historia de este club dejándonos las gargantas, el cuerpo y el alma. Al fin y al cabo, es lo que este club siempre ha sabido hacer mejor que nadie. Por algo es el único del mundo en el que la palabra 'imposible' está prohibida.

martes, 5 de marzo de 2013

Los riesgos del trabajo bien hecho


Cuando un equipo empieza la temporada solo cuatro o cinco derrotas en más de cuarenta que disputa, existe el riesgo de que la confianza y el conformismo se instalen en la plantilla. En las últimas semanas percibo con algo de preocupación que el Real Madrid de baloncesto ha bajado algo el listón de su juego y que en los últimos partidos funciona más a impulsos que de forma regular.

Intuyo que las mayores dudas vienen tras la sorprendente derrota en la Copa del Rey ante el Barcelona. Perder ante el actual campeón de Liga puede entrar en todas las quinielas, pero la forma en que se hizo dolió especialmente. El Madrid tuvo posesión para ganar en el tiempo reglamentario e incluso tuvo el choque atado y ganado en la primera prórroga. Todo ello a pesar de que no se jugó ni mucho menos bien. El Madrid ha perdido ya dos veces esta temporada ante los culés y en las dos lo ha hecho dando la sensación de que es realmente superior a su rival. El problema es que los de Pascual jugaron en esos encuentros su mejor baloncesto y los blancos lo hicieron realmente mal.

Sin quitarle mérito al rival, el partido de Vitoria me dejó el poso de que el favoritismo le había hecho mucho daño a los de Laso. En ningún momento vi el juego dinámico y fresco de los primeros meses de temporada; sino más bien un basket lento, errático y asfixiado. Como si el Madrid se hubiera contagiado de la euforia que reinaba en el ambiente y no hubiera entrado al partido todo lo 'enchufado' que debía. Así que esa tarde se jugó mal, aunque también se pudo sacar una buena conclusión: el Barcelona tuvo que dar lo máximo para conseguir ir a la prórroga dos veces ante un Madrid muy mediocre.

La cuestión es que el equipo se ha quedado sin la Copa que levantó el año pasado. Página pasada. Sin embargo, en este último mes sigo sin ver al mismo Madrid arrollador de principios de la temporada. Más allá de un puñado de victorias fáciles y amplias en la Liga Endesa ante rivales menores, el equipo ha sufrido en casa ante las dos cenicientas de su grupo de la Euroliga, el Alba y el Bamberg. En ambos encuentros llegó con el agua al cuello al último cuarto, cuando hace poco más de dos meses ganó sobrado los dos partidos en Alemania. Bien es cierto que los sacó adelante, pero lo hizo porque supo espabilar a tiempo para sacar su orgullo.

No me cabe duda de que el Madrid está atravesando ahora el mayor bache de juego de lo que llevamos de temporada. A ello se ha unido la lesión de Pocius, un contratiempo por la ayuda en las rotaciones que daba el lituano. Además, el juego interior no termina de dar el paso al frente que se necesitaba, más allá del brutal Mirotic y el eterno Felipe Reyes. Begic aporta poco y a cuentagotas, mientras que Hettsheimeir parece algo dormido, quizás víctima de su adaptación a la ciudad y al juego después de varios meses de ausencia por lesión.

Además, el cansancio también empieza a hacer mella. Jugadores como Rudy, Draper o Suárez han estado algo tocados en los últimos días y el equipo se ha resentido más en su juego que en los resultados. Porque, más allá de este bajón evidente en el rendimiento, la temporada sigue siendo para enmarcar. En la Liga Endesa solo se ha perdido el partido del Palau y todo está encaminado para terminar como campeones de la temporada regular, mientras que en la Euroliga mucho tendrían que torcerse las cosas para no acabar entre los dos primeros del grupo del Top-16.

Es por ello que no hay por qué ponerse nerviosos. La Supercopa ya está en las vitrinas y la Copa del Rey se perdió por pequeños detalles. Y en la Liga y la Euroliga las cosas están mejor que bien. Sin embargo, esta trayectoria tan positiva no asegura nada e incluso puede generar confianza y relajación. El equipo debe de aprender del batacazo en Vitoria y ser consciente de que el favoritismo perjudica más que ayuda. Porque hacer las cosas tan bien también tiene sus aspectos negativos. Una idea que hay que asimilar cuanto antes para darnos cuenta de que todavía no hemos hecho nada. Porque queda lo más difícil, completar el trabajo empezado.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Un 'Sansón' para levantar la Copa

La trayectoria de Sergio Rodríguez desde su regreso de la NBA en el verano de 2010 ha sido claramente ascendente. Su paso por la mejor liga del mundo no fue todo lo positiva que a él le hubiera gustado, pues en los EE.UU no supieron entender su baloncesto lleno de fantasía. En Portland, primero, y Sacramento y Nueva York, después, prácticamente no contaron con él y le relegaron a una suplencia que acabó con su paciencia y provocó que diera un cambio de rumbo en su carrera para regresar a Europa y a la ACB.

Sin embargo, su  regreso a Madrid tampoco fue fácil. Con solo 20 años había probado a 'saltar el charco' y a su regreso ya era una persona mucho más madura, pero con una carencia de minutos sobre la pista que había frenado ligeramente su imparable progresión. Además, el basket de Messina no le benefició en su llegada, pues el juego del italiano no encajaba muy bien con su estilo fantasioso y espectacular a la hora de dirigir los encuentros. Sin llegar a estar mal, su aportación se limitó a la de ser un base complementario a Prigioni y, en ocasiones puntuales, a Llull.

Pero todo cambió con la llegada de Pablo Laso al equipo. Una vez más, su proceso de adaptación al técnico fue lento, incluso algo más que el del resto de la plantilla. Pero el 'Chacho' ya dio síntomas al final de la temporada pasada que estaba cerca de alcanzar la plenitud en su juego. Un buen trabajo que tuvo el premio de la llamada de Scariolo para regresar a la selección española cinco años después de su última aparición. La lesión de Ricky en Minnesota le dio esta oportunidad y el canario la agarró para colocarse la medalla de Plata de los JJ.OO de Londres.

Quizás en agosto se produjo este 'click' que le faltaba al base, pues el jugador volvió en septiembre como un hombre totalmente renovado. Por fuera apareció con una barba bastante curiosa a los James Harden, pero por dentro llevaba ya su mejor baloncesto. Con 26 años y la confianza de Pablo Laso, el 'Chacho' volvía a ser el joven que había maravillado hace ya tantos años en el Estudiantes. Ya no era un base más, era Sergio Rodríguez, uno de los jugadores de más talento de toda Europa.

Paradójicamente el reparto de responsabilidades entre los miembros de una de las mejores plantillas del continente le ha hecho dar un paso al frente. Sus números están ahí, pues el de San Cristóbal de la Laguna ha mejorado espectacularmente a nivel ofensivo. Porque aunque juega lo mismo en Liga Endesa que el año pasado (18 minutos de media), ha doblado su producción ofensiva (10 puntos por choque ahora por los 5 de antes) y ha mejorado mucho su tiro exterior. Tanto como para llevar un ¡50% en tiros triples!, muy por encima del 29% que acumulaba el año pasado a estas alturas de campeonato.

Con Draper y Llull en la competencia para dirigir al equipo, Rodríguez juega poco. Sin embargo, su baloncesto reparte caviar en sus contados minutos sobre la pista. El canario se reserva para los momentos importantes de los duelos, aparece cuando el rival está más cansado y los destroza a base de magia y talento. Se nota que está con confianza y su barba es la plasmación de que se encuentra muy cómodo consigo mismo. "Me la dejé después de las Olimpiadas por cambiar un poco, aunque es verdad que cuando las cosas salen mejor te ves bien. Me encuentro bien con la barba" ha dicho sobre ella. Todo un símbolo del 'Sansón' blanco. Con ella, la fuerza y el buen baloncesto están de su lado.

sábado, 2 de febrero de 2013

El 'Clásico' de la tranquilidad


En una eliminatoria directa empatar con goles en casa ante el Barcelona no es demasiado bueno. El Madrid siempre debe aspirar a ganar en el Santiago Bernabéu a su más directo rival. Sin embargo, el miércoles pasado las sensaciones que me dejó el 'Clásico' fueron muy positivas. Por fin apareció el equipo que tantos llevábamos buscando durante meses, el que nos convenció y maravilló la temporada pasada por su fútbol vertiginoso y espectacular. Lástima únicamente que la precisión no fue la esperada, pues el Madrid no mereció irse de vacío al descanso.

El conjunto blanco ya tiene la lección aprendida. Sabe cuál es la fórmula para ganarle al Barcelona o, cuanto menos, ponerle muy difíciles las cosas: presión muy arriba, asfixiando la salida de balón de sus centrales. En el partido de Copa lo hizo a la perfección, principalmente en la primera parte. No fueron ni una ni dos las veces que jugadores como Puyol o Piqué tuvieron que deshacerse del balón con un pelotazo a la banda o hacia delante. Los culés estuvieron incómodos durante muchos minutos y en el primer periodo no merecieron la suerte que tuvieron de irse al descanso con las tablas en el electrónico.

Bien es cierto que en la segunda mitad el Madrid salió algo dormido y que el Barça fue superior durante varios minutos. Pero los de Mourinho supieron espabilar y reaccionar a tiempo y contaron con suficientes oportunidades como para haber remontado. De hecho, fue un partido tan espectacular que nadie se habría extrañado si hubiera acabado 4-1 ó 1-3. Hubo multitud de ocasiones claras en las dos porterías y cualquiera podría haber sido el resultado. Por eso, no es del todo malo viajar a Barcelona con un empate a solo un gol.

El Camp Nou es un campo que a este Madrid se le suele dar muy bien, pues en sus últimos cinco partidos allí ha logrado marcar dos goles. Es decir, que todo apunta a que el conjunto merengue marcará sí o sí en el partido de vuelta. La clave será, por tanto, conseguir evitar que los azulgranas hagan lo propio más veces. O lo que es lo mismo, intentar no perder. En Barcelona la estrategia de la presión y el contragolpe fulminante se puede elevar a la enésima potencia, pues es un campo con muchos espacios idóneo para explotar la velocidad de los delanteros madridistas.

No en vano, uno de los aspectos que se le suelen negar a Mourinho (uno de tantos) es que el portugués ha logrado pararle los pies al Barcelona en los duelos directos. Ha sido un proceso lento y laborioso, lleno de sinsabores marcado por el 5-0 inicial. Pero hoy en dia el Madrid puede presumir de serle indigesto al Barça. De los seis últimos partidos los culés solo han ganado uno, el de la ida de la Supercopa y por 3-2. Todo un equipazo al que le cuesta mucho 'meterle mano' al campeón de Liga.

Además, otro factor a tener en cuenta será el de los nervios de Messi. El argentino está desquiciado. Suele perder los papeles ante el Real Madrid. Su catálogo de gestos en los 'Clásicos' podría llenar muchas páginas, pues en estos encuentros siente de verdad lo que es la presión. Es muy triste ver como, tras cada uno de estos choques, los jugadores blancos son 'crucificados' mientras los culés santificados. Denunciar que Messi tuvo un comportamiento barriobajero es, para los medios barcelonistas, producto de una campaña de desprestigio. Ver para creer. Pero los hechos están ahí. Mientras Messi se dedicaba a escupir, a protestar y a insultar en un parking, Cristiano callaba y peleaba cada balón como si fuera el último. He ahí algunas interesantes diferencias.

En consecuencia, todo se decidirá en cuestión de algo más de tres semanas. Entonces empezará el verdadero reto del Madrid de esta temporada: doble duelo con el Barcelona y partido en Old Trafford para decidir los cuartos de final de la Champions. Hasta el martes pasado tenía muchas dudas de que el Madrid estuviera listo para afrontar todo lo que se le viene encima. Hoy ya nos las tengo. Jugando como el otro día no me cabe duda que este equipo puede llegar muy lejos. Esta plantilla quiere y puede. Más que suficiente para estar tranquilos.

sábado, 26 de enero de 2013

Solo el Madrid es dueño de su destino

Es el año más difícil que le recuerdo al Madrid. Como club más importante que es, está siempre condenado a vivir en una marejada constante. Sin embargo, nada como lo que está sucediendo esta temporada. Bien es cierto que los dos primeros años de Mourinho tampoco fueron precisamente fáciles, pero esta vez se ha sumado el ingrediente definitivo: una mala trayectoria en Liga que ha envalentonando a sus detractores y les ha dado vía libre para que se lancen a su cuello.

Es un tema ya redundante, pero que no por ello se puede dejar de lado. A lo largo de la historia se ha dicho que la prensa es el cuarto poder y últimamente se está comprobando que su papel en el día a día del club es muy importante. Tanto como forzar a un presidente como Florentino Pérez a comparecer públicamente para desmentir la portada de un diario deportivo. Inaudito, pero necesario. Porque esa información de 'Marca' era un torpedo contra la línea de flotación merengue. Justo el día después de lograr uno de los mayores éxitos de lo que llevamos de temporada, la clasificación para las semifinales de la Copa del Rey.

En las últimas horas los acontecimientos se han ido precipitando. La conclusión que saco de todo ello es que el deseo y el ansia de que la información fuera cierta ha llevado a la precipitación. Vivimos tiempos donde la inmediatez provocada por Internet está haciéndole mucho daño al periodismo. Hoy en día la competencia es feroz, todos los medios tienen acceso instantáneo a la información. Y, en este punto, la distinción se consigue sacando algo novedoso y único antes que nadie.

El problema de ello es que muchas veces esta situación invita a no contrastar las fuentes ni a cerciorarse de la veracidad de la información. Como bien dijo Florentino, nadie de las cuatro personas que estuvo en esa comida fue llamado para confirmar que los datos eran ciertos. A partir de ahí, todas las demás fuentes son externas y, por tanto, mucho menos fiables. La gravedad de todo esto se cimenta en que ha sido una tercera persona la que ha filtrado (¡vía whattsapp!) algunos contenidos de la reunión con los capitanes y que, para colmo, el propio diario se ha tomado unas licencias con el fin de ganar sensacionalismo y llamar más la atención. En resumen, la portada del miércoles distaba mucho de lo que había sucedido en realidad.

A ello también hay que sumar un aspecto muy importante. Hay un sector de la prensa que no puede ni ver a Mourinho. ¿Por qué? Porque es áspero, incómodo, incorregible. Con él los medios de comunicación no pueden trabajar cómodos ni campar a sus anchas. Le encanta la polémica, sabe cómo tratar a la prensa para que hable solo de lo que él quiere. Es inteligente, en definitiva. Por eso, de él se ha dicho de todo. En muchos casos se ha llevado a extremos injustificables, con insultos y ataques realmente brutales. Algo que solo se paliaba hasta ahora con el buen rendimiento del equipo.

Pero justo cuando las cosas han empezado a ir mal en la Liga, este sector de la prensa se ha empezado a frotar las manos. Mourinho se las 'iba a pagar'. Por mucho que ahora se escuden en la información y en que su intención es contar lo que hay. Siempre he pensado que la objetividad no existe, como mucho se pude aspirar a ser honrado y lo más neutro posible. Pero la condición humana siempre está contaminada por los sentimientos. Y he aquí la prueba: el vestuario del Madrid seguramente no sea un lugar idílico. Pero es que no hay ninguno en el mundo que lo sea. Como todo grupo humano, hay sus roces y sus buenos momentos. Y el matiz reside en cómo enfocar este asunto.

El problema está en cómo se interpretan y se publican las 'informaciones' (algunas veces ni eso) que llegan sobre lo que sucede ahí dentro. Se puede hacer una lectura positiva o negativa. Dar importancia a algo común o valorarlo como tal. Por ejemplo, la discusión entre Mourinho y Cristiano. Como ella habrá habido decenas en estos tres años. Pero si un diario la saca en portada y la magnifica lo hace porque tiene algún interés detrás. En los últimos meses la prensa no ha dejado de decir que el portugués se iba a ir. Cada año prácticamente ha habido una novela con capítulos donde compraba una casa en Londres o matriculaba a sus hijos lejos de Madrid.

Por suerte, el único dueño de su destino es el Madrid. Su vestuario. Hay que aislarse del contexto. Aunque, como dijo el presidente, haya algunos interesados en desestabilizar al club porque no quieren ver más ni en pintura a Mourinho. De hecho, la portada de 'Marca' se podría aplicar a la prensa: "Presidente, Mourinho o nosotros". O se va el luso o mantienen la guerra contra el Madrid. Veremos si lo consiguen, aunque yo sospecho que esto solo va a servir para unir más al Real Madrid. Cuanto más difíciles sean las cosas, más habrá que pelear. Toca responder en el campo. Por eso, estoy seguro de que un éxito esta temporada sabría mejor que nunca. El mejor calmante para curar las injustas heridas que ha sufrido este club.

domingo, 20 de enero de 2013

Hay que dejar sonar el despertador


Quedan 23 días para que el Real Madrid empiece a verse las caras con el Manchester United. El margen de preparación se acaba y hasta hace dos días el equipo seguía dormido, aunque tras lo de Mestalla cabe estar expectantes. Después de un primer tramo de temporada muy irregular donde los blancos solo han hecho un puñado de buenas actuaciones ahora es momento de mantener el tipo en la Liga y pelear por la Copa a la espera de que el camino a la final sea también una de las tablas de salvación con las que salvar la temporada. Sin embargo, el verdadero y primer examen final llegará ante el equipo de Ferguson. Y ahí sí que será un todo o nada.

Es muy duro estar a estas alturas de campaña y mirar la clasificación de la Liga. El 'dolor' se acrecienta si se compara la presente con la pasada. Venimos de levantar el título de la regularidad más impresionante de la historia del fútbol español y se podría decir que del europeo también. Sin embargo, el equipo ha encadenado dos temporadas antagónicas: del todo a la prácticamente nada. Y eso es difícil de asumir, pues no se puede entender que una versión mejorada de la misma plantilla esté dando un rendimiento tan bajo.

A día de hoy me sigo preguntando una y otra vez qué le pasa al Madrid. Si es un problema físico o mental, de confianza. Y cada vez que lo hago llego a la conclusión de que es algo mental. No hay fútbol, el juego no fluye como la temporada pasada. Las líneas no están juntas y cada futbolista merengue con el balón en los pies es un islote. Más allá de lo visto ayer, el equipo lleva varias semanas con problemas para asociarse, para combinar. La goleada en Mestalla debe ser el camino a seguir, está claro. Pero lo difícil será mantener el nivel de un día durante los próximos meses.

Con el fútbol que presentaba el equipo hasta el sábado va a ser difícil eliminar al Manchester United. Lo ocurrido en Valencia da esperanza de que los jugadores cambien el chip y den lo mejor de sí en estos dos partidos y los que pudieran venir después. Algo así como recuperar la magia que hizo que el Real Madrid ganara la séptima, la octava y la novena en temporadas ligueras similares a la actual. El concepto es apostar todo a la carta europea, aunque en este caso sin despreciar la de la Copa del Rey.

Estoy convencido de que el Real Madrid es más equipo que el Manchester United. Y de largo. Pero hoy en día no se gana a nadie en segunda velocidad. Ni en España ni en Europa. Por eso hay que cambiar algo respecto a lo que estábamos viendo hasta hace dos días. De momento el equipo ha subsistido en Copa y Champions por su tremenda calidad y porque tiene a Cristiano, un jugador que empieza a entrar en la etapa más dulce de su carrera. El mes que viene cumplirá 28 años, una edad de plenitud física y futbolística que puede y debe aprovechar el Madrid, pero que nunca debe ser el único punto de apoyo.

Porque el equipo necesita a gente como Di María, un futbolista básico la campaña pasada y que en Mestalla volvió a parecerse al que deslumbró la campaña pasada. O a Higuaín, otro renacido el domingo en la ciudad del Turia. Y también a Özil, intermitente en su juego, pues lo mismo se sale una tarde que ni se le ve la noche siguiente. En definitiva, a todos. Y es que últimamente solo algunas excepciones como Khedira y Ramos están dando su verdadero nivel. Solo teniendo a la plantilla en su mejor versión la eliminatoria ante el equipo inglés se hará cuesta abajo.

Así que las próximas tres semanas deben tomarse como una fase de preparación, como un reto donde se debe mejorar cada día. Sin olvidarnos de la Liga, una competición que nunca merece la dejadez del Real Madrid. Con una distancia tan abismal de Barcelona y Atlético de Madrid el equipo blanco está obligado a rendir al máximo en todos los partidos por orgullo. Hay que acabar el campeonato de la forma más digna posible e ir a por los dos títulos que quedan pendientes. Aún estamos a tiempo de darle un final feliz a esta temporada que ha empezado tan mal. Pero para ello hay que despertar del todo. Y cuanto antes, mejor.

lunes, 24 de diciembre de 2012

El Madrid todavía respira


Otra derrota más y van... Un momento, que tengo que consultarlo, pues ya he perdido la cuenta. Siete. Son siete los partidos que han acabado con el equipo agachando la cabeza. Tantos que uno ya no sabe cuántos van. Y lo peor, 16 puntos de desventaja con el Barcelona y 7 con el Atlético de Madrid. Duelen, y mucho. Más que nada porque el eterno rival no falla, más allá de ese clásico en el Camp Nou donde el Madrid demostró que, a pesar de todo, les mira a la cara. Mientras los culés rozan la perfección de resultados (que no de juego) el Madrid se desangra. Todo ello en el mes de diciembre, con seis por disputar aún.

Esta Liga se le va a hacer eterna al Madrid. Es duro estar en la jornada 17 y saber que quedan por delante 21 donde el equipo blanco solo podrá luchar por la segunda plaza. El madridismo no está acostumbrado a eso. Y los jugadores tampoco. La dinámica en la que está metida el equipo es realmente negativa, lo cual se nota a la hora de afrontar los partidos. El pesimismo se ha instalado en los futbolistas, donde antes eran implacables ahora fallan ocasiones cantadas. Aunque al menos en Málaga demostraron carácter y jugaron de forma decente, todo lo contrario que ante el Espanyol. Porque si pierden, que al menos lo hagan dejándolo todo en el campo y con dosis de mala suerte.

Esta temporada se están juntando una serie de circunstancias calamitosas que han contribuído a convulsionar al equipo. Se vio en el primer partido ante el Valencia, pues el tanto del empate fue producto de un error defensivo que terminó con Pepe en el hospital. Luego vendrían partidos pésimos como los de Getafe o Sevilla. Los goles en contra llegaban en momentos puntuales y dañinos por errores concretos y, en ocasiones, venían acompañados de actuaciones arbitrales cuestionables. Toda una negra espiral que ha se instalado en el subconsciente de los futbolistas y que lleva más de un mes mermando su rendimiento a la hora de la verdad.

A ello se suma la labor de la prensa, más predispuesta a hacerle la vida imposible a la plantilla que a colaborar por su mejoría. La guerra contra Mourinho es abierta y hay medios que se siente fuertes ahora que el portugués empieza a tener malos resultados. La cuestión es que el entrenador es incómodo para muchos y la solución parece ser moverle la silla. Un egoísmo que está matando al Madrid, pues aquí cada uno rema para su lado y el vestuario está más solo que nunca.

Además, el técnico también parece dispuesto a entrar en este juego de polémicas. Sentar a Casillas el sábado fue un órdago en toda regla. Quizás el mayor en sus dos años y medio en el club. Justo antes de Navidades y en un partido muy importante, más por imagen que por aspecto puramente deportivo. El mensaje era claro: aquí solo mando yo y nadie es intocable. Ni siquiera el emblema del club, el capitán. El motivo, que el mostoleño está mal. Algo evidente pero que nadie se atrevería a castigar por cuestión de estatus. Menos él.

El tema es que Mourinho ha demostrado que le da igual lo que se diga de él. Que hace lo que cree conveniente. Gustará más o menos, pero es genuino. Seguramente Casillas vuelva al once el día de Reyes ante la Real Sociedad. La idea era dejarle claro al vestuario que la intensidad es fundamental, que aquí nadie juega por nombre. Y bajo desde ese prisma es asumible su decisión a pesar de su incomodidad. Nunca gusta ver a Casillas en el banquillo, pero su presencia debe ser leída entre líneas: esta camiseta merece estar al 100% todos los días.

Desde hoy nos quedan por delante dos semanas larguísimas. Muy duras. Días para reflexionar, pero siempre con Mourinho como hombre fuerte. Se habla de dimisión, de cese. De traicionar un proyecto por un fracaso puntual en la Liga. De olvidar lo que consiguió este Madrid el año pasado. Pero todavía hay vida en la Copa del Rey y en la Champions. Son dos títulos que mantienen las constantes vitales de la temporada. Hay quien ya ha matado al Madrid, quien ya ha cogido la pala para enterrar al equipo blanco mientras clama por mandar muy lejos al portugués. Es gente que llevaba años esperando este momento. Porque ahora es cool atacar a Mourinho Pero que nadie olvide que el Real Madrid todavía respira. Y eso ya es mucho.

sábado, 30 de junio de 2012

Una decisión para arrepentirse

Todavía no es oficial, pero la desaparición de las fichas de Ante Tomic y Novica Velickovic de la página Web del Real Madrid viene a confirmar los rumores recientes sobre su no continuidad en el club. Dos decisiones que han generado gran polémica, teniendo en cuenta el rendimiento reciente de los citados jugadores y su juventud y posibilidades de progresión en los próximos años. De hecho, parece que tanto el serbio como el croata van a durar poco tiempo en el mercado dado su alto caché.

En estas líneas quiero centrarme en el caso de Ante Tomic. Un jugador que llegó al Real Madrid de manera sorpresiva a principios de 2010 cuando apuntaba maneras para ser uno de los mejores pívots europeos de los próximos años. Sus 217 centímetros le avalaban e incluso algunos hablaban de que el club blanco había fichado al 'Gasol del Este'. Evidentemente, la comparación se mostró como exagerada con el paso del tiempo, pero el croata se acopló bien al equipo y terminó por ser el pívot titular de la plantilla blanca.

Casi dos años y medio en los que el Real Madrid solo ha podido llevarse una Copa del Rey, conquistada en febrero pasado. Además, el equipo logró clasificarse para la disputa de la Final Four de 2011, aunque cayó eliminado a las primeras de cambio. En este tiempo no ayudó nada el ambiente convulso de la sección, evidenciado con la salida de Ettore Messina de la dirección a principios del año pasado. Cambios en la dirección técnica que impidieron que Ante Tomic tuviese la estabilidad necesaria para trabajar en los puntos que necesitaba mejorar y que ahora se han convertido en las principales causas de su salida del equipo.

Creo que el croata es uno de los mejores pívots de Europa a nivel técnico. A pesar de ser alto tiene un buen movimiento de pies y se faja con facilidad en la zona. Sin embargo, estamos ante un '5' muy blando, con problemas a nivel defensivo, sin capacidad de intimidación y con pocos kilos para ganar la posición ante jugadores más bajos que él, pero más pesados. Un aspecto donde juega un papel importante el carácter del jugador y que, quizás, se podría pulir con algo de trabajo individualizado enfocado a solventar estas carencias.

Imagino que el cuerpo técnico merengue habrá intentado mejorar estos aspectos en los últimos 30 meses, pero lo cierto es que no ha habido mejorías notorias. Ahora Tomic es mejor jugador que cuando llegó, más experimentado y con más recursos en el juego ofensivo. Sin embargo, es evidente que ha habido cierta decepción con él, porque se esperaba que llegara mucho más lejos de donde ahora está. Por ello, probablemente el Real Madrid se ha cansado de esperar y ha decidido dejarle libre el camino para que continúe su carrera en otro equipo.

Una decisión de la que creo que el equipo blanco podría acabar por arrepentirse. No hay más que ver cómo equipazos de 'Final Four' como el Barcelona o el CSKA se está 'pegando' por hacerse con sus servicios, ahora que está libre de contratos. No me cabe duda de que Tomic fichará en los próximos días por un grande de Europa y que tendrá minutos abundantes en un proyecto ganador que competirá cara a cara con el Madrid la próxima temporada. Quizás el propio Barça lo termine firmando y tengamos que sufrir su juego en el Palacio de los Deportes, lo que ya sería indicativo de que hemos dejado escapar a un gran jugador para que refuerce a un rival directo.

Posiblemente Tomic no sea, a día de hoy, un jugador que se haya ganado la titularidad del Real Madrid. Pero sí se ha merecido pertenecer a su plantilla, ser su '5' reserva. Sus 8.9 puntos, 4.8 rebotes, 1 asistencia y 0,5 tapones en 20 minutos de media en su trayectoria en la ACB son números nada malos que demuestran que es un jugador que puede aportar mucho a un gran equipo como el blanco. De hecho, no entiendo cómo el Madrid ha escogido a Mirza Begic en su lugar, teniendo en cuenta que su rendimiento ha sido claramente inferior al del croata. Laso y sus hombres tendrás su motivos para hacerlo, por mucho que yo ahora no los entienda. Aunque solo espero que el tiempo les de la razón y no tengamos que acordarnos de aquel verano en el que le dimos la carta de libertad a un jugador que, por edad y capacidades de progresión, tiene en su mano convertirse en un jugador determinante en el baloncesto europeo.