miércoles, 31 de diciembre de 2014

Hablemos de Pepe en las malas... y en las buenas

Hace unos días miraba la lista de los 100 Mejores Jugadores del Año que había publicado el prestigioso periódico francés 'L'Equipe' y no podía salir de mi asombro: ¡Pepe no figuraba entre ellos! Entre todos los nombres había un hueco para hasta 12 madridistas, pero los únicos habituales del once que no aparecían eran Casillas y Pepe. Tratándose del mostoleño puede ser entendible por su irregular 2014, pero en el caso del portugués es algo digno de análisis.

Diez meses atrás ya expresé en este espacio mi admiración por el estado de forma que atravesaba entonces el central merengue. Y hoy, último día del año, vuelto a refrendarlo. 2014 ha sido uno de los períodos más exitosos de la historia merengue - por balance de títulos el que más - y como es lógico los focos se los han llevado los grandes 'cracks' del equipo, especialmente Sergio Ramos y Cristiano Ronaldo. En el caso del sevillano su año ha sido difícilmente mejorable, con pocos goles pero claves. Ahora prácticamente nadie duda de que el '4' es el mejor defensa del mundo en la actualidad, tanto por liderazgo como por juego. Pero de ello también tiene parte de culpa su compañero en la defensa.

PepePepe cumplirá 32 años el próximo mes de febrero. Es una edad que empieza a avisar a los futbolistas de que su carrera empieza a agotarse, aunque en los centrales suele coincidir con sus mejores épocas de rendimiento. Casos como los de Hierro, Baresi, Nesta, Cannavaro o Maldini así lo atestiguan. Y lo cierto es que Pepe va camino también de ello, porque no se le vio antes mejor que como está hoy. En los últimos años ha conseguido alejarse de toda la polémica que ha llevado en sus alforjas durante su trayectoria en el Madrid y por fin se ha centrado para ser el gran 'tapado' de la defensa merengue. Atrás quedaron los malos rollos, los malos gestos y las acciones desproporcionadas para que el Pepe de ahora sea la mejor versión de un futbolista que siempre ha sido descomunal.

El protagonismo en los medios se lo están llevando otros, pero al luso le basta con hablar en el campo. Se le ve fresco, rápido, con una zancada prácticamente inigualable. Al espacio es un central infranqueable por potencia y colocación. Un muro, en definitiva. Y además no necesita hacer faltas para cumplir con su trabajo. De hecho siempre ha acostumbrado a hacer muy pocas, aunque su mala fama le ha precedido siempre, a veces justamente y otras no tanto. Todo porque las contadas que ha hecho han solido ser bastante notorias tras sufrir un 'cruce de cables' que hace unos años era frecuente y del que ahora parece no quedar rastro.

No me cabe duda de que el jugadorha reaccionado a tiempo. Ha tardado en hacerlo, pero más vale tarde que nunca. Y el resultado que tenemos es un central excepcional, el mejor complemento posible de Sergio Ramos. Si fuera cualquier otro futbolista posiblemente ahora estaríamos hablando de que Varane le ha quitado la titularidad. Pero Pepe es mucho Pepe y está intratable. Es un futbolista mayúsculo que ha llegado a su punto justo de madurez coincidiendo con los grandes éxitos del Real Madrid. ¿Casualidad? Yo no lo creo, pues el '3' merengue tiene gran parte de la culpa de todo lo bueno que le está pasando al equipo. Y lo justo es decirlo, aunque sus detractores quieran taparlo sacándole la hemeroteca y en Francia se olviden inexplicablemente de él.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Un Real Madrid a la manera de Toni Kroos

Como cada año empieza a tocar hacer repaso de todo lo que ha dejado el 2014 para el Real Madrid. No cabe duda de que lo más importante han sido los cuatro títulos que ha logrado el equipo, aunque a mi juicio junto a ellos habría que destacar otro hecho de especial trascendencia: el fichaje de Toni Kroos. En cuatro meses el alemán ha demostrado que no es un futbolista más de los muchos que pasan por la historia del Real Madrid, sino un hombre que atesora la personalidad y la calidad suficientes para marcar una época en el conjunto blanco.

A finales de agosto yo fui uno de los primeros que me lamenté por la espantada que pegó Xabi Alonso del Real Madrid. Y con razón, pues el vasco era prácticamente imprescindible en los esquemas merengues. Un verdadero 'jefe' y motor del equipo. Pero el tiempo ha vuelto a demostrar que en el Real Madrid siempre hay vida más allá de sus grandes jugadores. La máxima del club es 'a rey muerto, rey puesto'. Y quién nos lo iba a decir, pero su sucesor estaba ya en la plantilla y de hecho coincidió un mes y medio con el español. Toni Kroos apuntaba esta temporada a titular indiscutible y a escudero de Xabi, pero la situación se precipitó y el joven aprendiz tuvo que colocarse rápidamente la 'armadura' del caballero mayor del reino.

Desde entonces hemos disfrutado del mejor fútbol del Real Madrid en años. Sí, sin Xabi Alonso y con el alemán al mando. Su adaptación ha sido digna de estudio, porque nadie podría decir que este jugador lleva poco más de 120 días entrenando con su nuevo equipo. Y lo más increíble de todo es que se ha hecho con el control de la situación desde una posición totalmente nueva para él, la de pivote defensivo y organizador del juego. Con anterioridad ya habíamos comprobado cómo un claro mediapunta como Modric había logrado evolucionar hasta convertirse en un mediocentro 'cuatro por cuatro', pero el caso de Kroos ha sido aún más extremo. En cuestión de un año ha pasado de ser un interior con tendencia a llegar al área rival a un futbolista totalmente sacrificado por el bien de su equipo.

En el proceso ha tenido que renunciar a una de las cosas más placenteras del fútbol, el gol. Ya no es el futbolista que en Múnich sorprendía en el área llegando desde atrás. Ahora se asoma a los dominios del rival con mucha timidez y midiendo mucho las posibles consecuencias. No le queda otra, pues su responsabilidad es enorme. Ancelotti le pide que sea el pilar sobre el que se sostenga este Real Madrid, el núcleo y el punto de referencia de la mejor versión blanca en años, quizá en décadas. Así que ha perdido protagonismo. Ya no asoma tanto como antes en las fotos de los goles, ni tiene tantas primeras planas. Pero a cambio está creciendo de forma brutal como futbolista, dejando intuir una progresión extraordinaria que a sus 25 años -aún no cumplidos- puede prolongarse por bastante tiempo más.

Toni KroosEl Real Madrid es mucho Real Madrid. Lo máximo en el fútbol. Pero el Bayern no anda a la zaga, y menos la versión del equipo alemán en las dos últimas temporadas. Por eso es de agradecer que Toni decidiera dejar la estabilidad de su país y de su casa y optara por la aventura del mejor club de la historia. El suyo era un paso arriesgado, pero como él mismo dice ya lleva tiempo dándose cuenta de que ha acertado. El cambio le ha hecho mejorar como jugador y le está curtiendo lo suficiente para empezar a ser un hito en el fútbol moderno. Y no es una afirmación a la ligera, porque su capacidad futbolística está llevando al conjunto de Ancelotti a otro nivel de juego y le está convirtiendo en una escuadra más pulida aún que la que ganó la 'Décima' en Lisboa.

Digo esto porque quiero incidir en la importancia estratégica que Kroos le está dando al Madrid. La Champions vino tras un córner mágico botado por Modric, pero ahora el que lanza normalmente desde la esquina es el teutón. ¡Y qué centros pone! A estas alturas es fácil haber perdido ya la cuenta de los goles importantes que ha marcado el equipo gracias a sus roscas milimetradas. El de Pepe al Barcelona o los de Ramos en Marrakech son una buena muestra. Son acciones que ganan partidos por sí solas y el equipo blanco tiene en sus filas a la pierna derecha más precisa del mundo. Probablemente ni Beckham las puso tan bien como él en sus años en la capital de España.

Se podrían enumerar muchas más virtudes de Kroos, pero no es necesario. Basta con ver un partido de este Real Madrid para darse cuenta de lo que ha traído Florentino Pérez por poco más de 25 millones de euros. Es probablemente su gran fichaje junto a Sergio Ramos, más allá de desembolsos galácticos como los de Cristiano o Bale. El alemán vino hace dos días -como quien dice- y ya ha cambiado al equipo para que el fútbol orbite alrededor de él, a su manera. Y es que es un jugador que está hecho de otra pasta, de la misma que otros grandes mitos que acabaron encumbrados por el Bernabéu. Así que a mí no me cabe duda de que cuando toque decir todo lo que el Real Madrid ha conseguido este año habrá que mencionarle a él como el gran 'título' que ha alzado el club en los despachos.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

El Schalke, un rival idóneo para coger aire tras la 'cuesta de enero'

Tras lo visto el lunes en el sorteo de octavos de la Champions no se puede negar que el Real Madrid lleva dos o tres años con la suerte de cara a la hora de establecer sus cruces en la competición. Al menos en lo referente a las primeras eliminatorias, porque tampoco se puede decir que el azar fuera generoso la temporada pasada cuando decidió emparejar en semifinales a los merengues con el campeón por entonces, el Bayern de Múnich de Pep Guardiola. Y es que el destino es así de caprichoso, pues por mucho que en Barcelona intenten ver 'manos negras' en este asunto la única realidad es que los bombos una veces favorecen a unos y otras veces a otros.

Mientras duró el lustro de 'oro' culé - en el que ganaron tres Champions- prácticamente nadie se quejó de los sorteos. Por entonces el Barcelona jugaba y ganaba a prácticamente todos los rivales que se les cruzaban por delante, así que no necesitaban recurrir a la excusa de la sospecha. Pero ahora han cambiado las cosas. El Barça de Luis Enrique sufre ante cualquier rival de cierto nivel, por lo que la perspectiva de enfrentarse al Manchester City seguramente les mortifique a menudo en los próximos dos meses, especialmente después de cada partido en el que sean incapaces de lograr la victoria.

La Copa de Europa es una competición tan dura y compleja que pocas veces acaba ganándola un equipo que no lo merece. Por eso si el Barcelona quiere levantar su 'Quinta' no le quedará otra que salir al campo y ganar a los mejores, sean el Manchester City, el Schalke 04 o el Bayern de Múnich. Sin embargo, su problema actual es que tienen la autoestima tan baja que ven muy complicado ganar al campeón inglés, por lo que optan por lanzar al aire alocadas historias conspiranoicas como si ahora la UEFA y el Real Madrid fueran uña y carne. Algo realmente difícil de creer a juzgar por el comunicado que el club blanco publicó hace unos días criticando a Platini por haberse pronunciado en relación al Balón de Oro.

Pero dejemos ahí las quejas barcelonistas, porque no merecen más tiempo. En lo que respecta al Real Madrid el sorteo se puede considerar como realmente satisfactorio, pues es todo el cruce ante el Schalke supone un alivio a la hora de planificar los primeros tres meses de 2015. El sorteo de Copa - ¿de ése no se quejan los culés?- ha planteado un mes de enero 'maquiavélico' para los de Ancelotti, pues el cruce ante el Atlético de Madrid es ya prácticamente una realidad y el propio Barcelona asoma en el horizonte de los cuartos de final. O lo que es lo mismo, en el mejor de los casos dos derbis y dos 'Clásicos' en prácticamente cuatro semanas, todo ello aderezado con partidos de Liga todas las semanas.

Pepe pasa el balón en un partido de 2014 ante el SchalkeLa campaña pasada el Real Madrid llegó como un 'tiro' al mes de enero y cuajó una racha verdaderamente espectacular. Ahora la buena racha se extiende desde octubre y nadie sabe hasta donde llegará, pero como es lógico acabará caducando más pronto que tarde. Lo que sí se puede dar ya por hecho es que la 'cuesta de enero' será en 2015 más cuesta que nunca y que tanto partido importante acabará desgastando a la plantilla. Y por eso en este sentido era importante evitar en febrero un rival de enjundia en los octavos de la Champions, de forma que el equipo pudiera utilizar el final de febrero y el principio de marzo para coger un poco de aire de cara al tramo final del curso.

Por fortuna el rival volverá a ser el Schalke. Un conjunto al que evidentemente hay que respectar y al que tampoco se le puede dar por eliminado sin jugar. Sin embargo, la lógica del fútbol y el precedente del año pasado dan bastante tranquilidad al respecto. La defensa del conjunto alemán es una de las más frágiles de los dieciséis equipos clasificados y a poco que la 'BBC' esté medianamente acertada el pase a cuartos no debe peligrar. El objetivo será volver a sentenciar en el partido de ida del Veltins Arena, al igual que ocurriera el pasado curso, de manera que el de vuelta se convierta en un duelo intrascendente para dar descanso a los titulares habituales.

Así que tras el sorteo del lunes es inevitable respirar algo aliviados. Evidentemente que este Madrid está capacitado para ganar a cualquiera de los quince equipos con los que comparte ronda en la Champions, pero si en octavos espera uno de los menos exigentes mejor que mejor. No ya por la propia eliminatoria en sí, sino por el desgaste de cara a los últimos meses de temporada. El curso pasado el equipo tuvo que dejar en un segundo plano la Liga para centrarse en la Champions porque la gasolina no le daba lo suficientemente de sí. En esta ocasión no debe repetirse la historia, porque este Real Madrid puede y debe aspirar a ganar todo. Y tener unos octavos menos exigentes ayudará a ello a la larga. Así que queda claro que esta vez el azar ha echado al equipo una mano, compensando la zancadilla que le puso con los cruces de la Copa del Rey. Porque como antes he comentado, la suerte unas veces te da y otras te quita y el Madrid no es ni será nunca una excepción.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Sin defensa la calidad se queda corta

El Real Madrid de baloncesto ha experimentado en los últimos años una montaña rusa de emociones. La mayoría de ellas han sido buenas, pues no cabe duda de que el equipo de Laso ha hecho el mejor juego de la sección en las últimas décadas. Sin embargo, es inevitable tener la sensación en estos momentos de que los títulos cosechados no se ajustan a los merecimientos realizados sobre la cancha, especialmente la temporada pasada. No se puede olvidar que el gran objetivo - la Euroliga- sigue sin conseguirse y que este año la Final Four se jugará en Madrid. Pero en pleno mes de diciembre las sensaciones que transmite el equipo siguen siendo más malas que buenas.

Nos encontramos en el cuarto proyecto de Laso, el cual es quizá el más ambicioso del club en años. La perspectiva de que la final de la ansiada Copa de Europa se juegue en 2015 en el Palacio de los Deportes ha espoleado al club para aumentar su apuesta por el baloncesto. Así, esta temporada la plantilla es de 13 jugadores, todos ellos de primerísimo nivel. Entre ellos el denominador común es la experiencia, pues con la llegada de hombres como Nocioni o a Ayón se ha buscado dotar al equipo delinstinto 'ganador' que probablemente se echó en falta en mayo en Milán a la hora de sacarse las castañas del fuego ante el Maccabi.

Sin embargo, la 'columna vertebral' del equipo se ha mantenido. Es decir, el equipo sigue tieniendo en nómina a sus mejores jugadores: Rudy, Llull, Sergio Rodríguez, Carroll, Felipe Reyes, Slaughter, Bourousis o Mejri. Y los que han venido se podría decir que han mejorado a los que se han ido, o al menos son capaces de igualar su rendimiento. Nocioni ha venido con la difícil papeleta de sustituir a Mirotic y por el momento lo está consiguiendo, pues es uno de los jugadores más en forma de la plantilla. Mientras tanto, Campazzo, Maciulis, Rivers o Ayón están perfectamente al mismo nivel o por encima de Draper, Darden o Dani Díez.

Jugador por jugador creo que el Real Madrid actual tiene la mejor plantilla de, probablemente, los últimos 20 años. En ninguna de las tres temporadas anteriores Laso manejó un equipo tan amplio, tan versátil y con tanta calidad. Pero a pesar de eso  sorprendentemente se está jugando mucho peor que el año pasado. Lo que hace 12 meses era una 'máquina engrasada' con todas sus piezas perfectamente ajustadas hoy da la sensación de ser un grupo donde reinan las individualidades y la anarquía. La sensación que se percibe es de cierta involución, de retroceso en el juego del equipo, pues cada día y cada partido se repiten una y otra vez los mismos errores en defensa, en intensidad y en el rebote, por decir algunos.

Pablo Laso y BourousisNo cabe duda que la gran lección que aprendió este club el pasado curso es que los títulos no se ganan en diciembre, sino en mayo. De nada sirve arrasar a principio de la temporada si luego juegas las finales y las pierdes. Por eso no es momento de que cunda la alarma por el mal juego de los últimos días, pues hay tiempo para arreglarlo. 

Pero hay que cambiar algo y, a ser posible, en defensa. El Madrid de esta temporada es un equipo que concede de media entre 75 y 80 puntos por partido. Y con esos registros será imposible ganar títulos, por mucho que tenga el mejor juego ofensivo de Europa. La defensa sobre el juego exterior rival es prácticamente inexistente y sin ella es mucho más complicado rebotear o robar para hacer el baloncesto que mejor sabe hacer esta plantilla, que no es otro que el de correr.

En este sentido es el momento de que Laso dé un golpe en la mesa. Bien es cierto que el Madrid sigue siendo líder de la ACB y de la Euroliga, pero también lo es que desprende la sensación de que gana porque simplemente tiene más talento que su rival, no porque haga mejor las cosas que ellos. Las individualidades le han salvado la papeleta a este equipo en demasiadas ocasiones, especialmente en la Euroliga en canchas como la del Khimki, Zalgiris o el Nizhny. Y eso se debe tomar como un serio aviso, porque sin defensa y sin trabajo en equipo será casi imposible superar a conjuntos como el Barcelona, el Unicaja, el CSKA, el Olympiacos o el Panathinaikos.

Los grandes entrenadores no sólo se ven en las victorias, sino también en las derrotas y los malos momentos. Y el vitoriano está ante un momento muy importante en su carrera. Todavía cuenta con margen para corregir el rumbo y tomar las riendas del equipo para encauzar su camino antes de llegar al primer acontecimiento clave de la temporada, la Copa del Rey. Pero urge empezar a notar su mano tanto dentro como fuera de la pista. Él ha demostrado que es un gran entrenador y que ha sido capaz de 'resucitar' a esta histórica sección para volver a colocarla entre las mejores. Y ahora no le queda otra que demostrar también que puede motivar a la plantilla tras tres años y medio de trabajo juntos, pues la ilusión por conseguir la Euroliga debe pesar más que el lógico desgaste provocado por las decepciones pasadas. En sus manos está la apuesta ganadora del club.

lunes, 1 de diciembre de 2014

La temporada de Khedira va camino del 'limbo'

Mantener en una plantilla a un jugador que acaba contrato el verano siguiente siempre es una decisión difícil. En el fútbol el compromiso con un proyecto es un ingrediente clave para que un futbolista rinda al máximo nivel, por lo que las dudas y las indecisiones no son buenas acompañantes a la hora de centrarse en lo puramente deportivo. Por eso la situación que atraviesa Sami Khedira en estos momentos no es nada sencilla tanto para el Real Madrid como para el jugador, pues aunque la lesión de Modric le ha dado un papel más importante en la plantilla la realidad es que el alemán sigue sin poder encadenar dos partidos seguidos jugando.

Los días, las semanas y los meses pasan y Sami Khedira sigue sin dar lo que el Real Madrid espera de él. Mucho se está hablando esta temporada sobre el futuro del alemán, pero por una causa o por otra el jugador sigue sin ganarse en el campo una subida salarial que sea acorde a la que él reclama al club. Cada vez que a Ancelotti se le pregunta sobre el tema en la sala de prensa dice que la intención del club es renovarle, pero las sensaciones que desprender el club van en el sentido contrario, pues hace tiempo que la directiva planifica el futuro sin contar con la presencia del jugador.

Sin embargo, si Khedira no renueva no será por falta de interés del club blanco. En el último año se le ha ofrecido ampliar su contrato, pero él ha dado largas en todo momento. El futbolista no termina de verse como un titular indiscutible y la idea de firmar un contrato con otro gran club cobrando una gran prima de fichaje es una opción muy tentadora. Por eso sus palabras de hace unas semanas asegurando que no había descartado la renovación sonaron más como un intento de quedar bien ante la afición que de un verdadero deseo de continuar en la capital de España. Más que nada porque está bastante claro que si el teutón realmente quisiera seguir ya habría firmado su nuevo contrato.

Además, la 'Cadena Ser' reveló el pasado 20 de noviembre que el jugador tiene un precontrato con el Bayern de Múnich para la próxima temporada. De ser así no cabe duda de que el equipo de Guardiola sería un magnífico destino para el campeón del mundo, quien además podría regresar a su país de origen. Por ello su salida sería perfectamente entendible, aunque hoy por hoy hay que pedirle y exigirle al jugador el máximo compromiso mientras dure su vinculación con el Real Madrid.

Sami KhediraHasta ahora los números son claros, pues entre lesión y lesión Khedira acumula solamente 157 minutos con el primer equipo en la presente temporada, mientras que con su selección casi ha jugado lo mismo: 150 minutos. Sumando todos equivalen casi a poco más de tres partidos, y el único completo con el equipo blanco fue el intrascendente choque ante el Cornellà. Por eso el mes de diciembre debe ser clave a la hora de tomar una decisión respecto al futuro, pues el Madrid debe plantearse si merece realmente la pena seguir contando con un jugador que se ha puesto fecha de caducidad en el club y que está demostrando estar fuera de forma y tener una gran fragilidad física.

En enero el mercado volverá a abrirse y con él la última oportunidad para hacer negocio con el traspaso del jugador. No en vano, nuevas informaciones apuntaron hace unos días de que el Bayern incluso podría llegar a ofrecer 8 'kilos' por hacerse ya con el jugador. De ser así creo que no debería haber dudas sobre el camino a seguir. La otra opción sería mantenerlo hasta junio para luego ver cómo deja el club sin dejar un sólo euro en las arcas. Y si eso ocurriera habría que ver qué rendimiento da en los seis primeros meses del año, porque su inicio de temporada no está siendo muy alentador precisamente. La apuesta no parece muy segura en estos momentos y la verdad es que él tampoco está dando motivos para ganarse una cierta confianza.

Por todo ello la apuesta del club y del técnico para sustituir a Modric debería ser la de Illarra. Jugador joven, con contrato y compromiso. Y a partir de ahí, plantearse también la opción de incorporar otro centrocampista a corto plazo, bien sea repescando a Casemiro u optando por contratar a Lucas Silva. En todos estos casos se trata de jugadores con gran futuro por delante y 'hambre' por comerse el mundo y agradar al Real Madrid, justo lo que no está demostrando tener Khedira. Así que quizá lo mejor quizá no sea esperar que Sami nos deje tirados, sino anticiparnos a la situación y encontrar la solución al problema antes de que este se produzca. Probablemente todos -jugador, club y aficionados- saldríamos ganando si así fuera.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Sin diplomacia, Xabi perderá el cariño del madridismo

Creo que a día de hoy Xabi Alonso no es madridista. Al menos en el amplio concepto de la palabra, porque el vasco se pasó al 'enemigo' a finales de agosto. Y además lo hizo casi en un abrir y cerrar de ojos, pillando a todo el mundo desprevenido. Quizá el tolosarra vuelva a serlo dentro de dos o tres años, cuando se retire del fútbol y no necesite usar la primera persona a la hora de hablar de cada competición. Pero mientras tanto tocará verle como lo que es, un peligroso rival que no se anda con medias tintas a la hora de defender la camiseta que lleva puesta.

Durante sus cinco años en el club el madridismo le cogió cariño, pues es un futbolista con carácter y carisma. Su forma de ser hizo que desde el principio se convirtiera en un abanderado de la filosofía mourinhista, aunque esto acabó siendo algo que a la larga le acabó saliendo caro. Más que nada porque llegó el día en que el portugués se marchó y en el que las cosas empezaron a cambiar. Y para él dejó de ser lo mismo. A pesar de tener también sintonía con Ancelotti Xabi empezó a saturarse y a madurar el cambio. A lo largo de varios meses se habló de si renovaría o no, y aunque al final acabó haciéndolo sólo resultó ser una maniobra para apaciguar temporalmente los rumores sobre su futuro. Su nuevo contrato realmente no cambió mucho las cosas, porque lo importante era que él iba a seguir teniendo la 'sartén' por el mango.

En este punto probablemente lo único que ataba al jugador al Real Madrid era el objetivo de la Champions. Al igual que el de muchos jugadores era su reto personal. Ganar la Copa de Europa. Por eso al conseguir la 'Décima' se quitó un peso de encima y empezó a mirar más allá. A otros retos, a otro país. Y no eligió un equipo cualquiera, sino el Bayern de Guardiola. Un destino que a cualquier madridista le duele por tratarse de un rival directo en Europa y por estar entrenado por Pep Guardiola, la auténtica némesis de Mourinho. Aunque a la hora de decidir el jugador probablemente no se planteó estos detalles y se quedó en lo que verdaderamente le interesaba: un gran equipo que le ponía ante sí el reto de lograr una tercera Liga de Campeones con un tercer equipo. Casi nada.

Xabi AlonsoAsí, desde el primer día Xabi empezó a hablar de ganar de nuevo la Champions con la camiseta del Bayern. Ni siquiera se dio un período de 'luto' tras dejar el Real Madrid, pues dos semanas después de despedirse del club blanco ya hablaba de ganar la máxima competición continental. Por eso había decidido cambiar de aires y a eso le iba a dedicar sus esfuerzos a partir de ahora, se cruzase quien se cruzase en su camino. Para él el Madrid ya era historia y había pasado a ser un simple y mero rival. Los 'otros, en definitiva.

Está comprobado que Alonso no tiene previsto hacer concesiones ni regalarle los oídos al madridismo en los próximos meses. Está en su perfecto derecho de hacerlo, pues es un profesional y él se debe a su nuevo club. Pero el problema es que su actitud no está dejando ni un simple atisbo de diplomacia. Su apoyo a Neuer se podría decir de muchas maneras, la mayoría de ellas sin molestar al madridismo. Pero él prefirió utilizar la más hiriente y tosca en forma de dardo envenenado. Gracias a ella nos ha quedado claro que su sintonía con Iker es nula. Pero el resto del club no tiene por qué 'pagar' estas fricciones entre ex compañeros.

No cabe duda de que a Xabi le ha faltado tacto, como le faltó cuando en agosto decidió irse de un día para otro dejando al equipo casi sin margen para cubrir su baja. Su comportamiento ha sido decepcionante y demuestra que su madridismo ha sido puesto en cuarentena para defender los colores del Bayern. El tolosarra no ha nacido madridista, se ha hecho; y al fin y al cabo, esto no es lo mismo. Por eso hay que empezar a asumir que en los próximos meses cuando hable no lo hará un seguidor del Real Madrid, sino un jugador del Bayern y un rival que quiere, sobre todas las cosas, ganarnos la Champions. Una ambición lógica por la que nadie podrá juzgarle negativamente.
Sin embargo, la pregunta del 'millón' es si será capaz de pelear por este objetivo sin caer en una 'guerra sucia' contra su anterior club, con el consiguiente peligro de dilapidar el cariño que le tenía la afición merengue. Más que nada porque entre defender los propios intereses y  no medir las palabras para hacer daño media un abismo y a él esta diferencia parece importarle bastante poco.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

El Real Madrid ya ha llegado, pero ahora debe mantenerse

Hemos llegado al mes de noviembre con todo noticias positivas para el Real Madrid. Son tantas las buenas sensaciones que desprende el club -tanto en fútbol como en baloncesto- que hasta puede llegar a preocupar, pues es bastante extraño que todo marque viento en popa a toda vela sin que haya aún alguna 'pega'. Y es que en esto del deporte es casi imposible que todo salga casi perfecto durante toda una temporada, por lo que no cabe duda de que en algún momento del curso llegará el instante en que aparezcan las curvas con baches y la conducción no sea tan plácida como lo es ahora.

Carlo Ancelotti es un hombre bastante curtido en estas 'lides' y la semana pasada lo avisó en rueda de prensa: "lo que más me preocupa es que el equipo esté recibiendo ahora tantos elogios, porque eso significa que cuando perdamos nos lloverán las críticas". Tiene toda la razón, porque si algo caracteriza a la prensa deportiva es que no sabe de 'grises'. Lo que vende periódicos es el debate y el morbo, por lo que la polaridad y los extremos son los principales ingredientes de sus páginas. En el fútbol no suele haber términos medios porque lo templado interesa a muy pocos. Por eso ahora estamos en una época en la que el Real Madrid está en un altar mientras el Barcelona está en el purgatorio, paso previo a un particular 'infierno' en caso de que se descuiden.

Durante años los papeles han estado invertidos, por lo que al madridismo ahora le toca disfrutar de la cresta de la ola que marca el nuevo ciclo del fútbol español y europeo. Pero ojo, porque aquí lo más complicado no es llegar, sino mantenerse. La historia es clara en este aspecto, pues desde que la Copa de Europa es Champions League ningún equipo ha logrado ganar dos ediciones consecutivas esta competición. En la era moderna no ha habido un club que haya marcado una era en Europa, ni siquiera el Barcelona de Guardiola, el cual siempre tendrá el lunar en su historia de haber sido frenados por el Inter de Mourinho. Y es que sin el portugués lo mismo ahora estaríamos hablando de tres Champions seguidas de los culés.

Ancelotti y Gareth BaleEl asunto es que el reto de la 'Undécima' es doble. Por una lado está el deseo eterno del madridismo de ganar la Champions de la temporada y por otro el de ser los primeros en conseguir ganar dos consecutivas. Pero para llegar a las puertas de conseguirlo aún falta un mundo. Siete meses en fútbol es casi una eternidad, así que de muy poco sirve ahora estar arrasando en la Liga y en Europa si luego en febrero o marzo no se mantiene esta regularidad y se pierden partidos. Por eso hace bien Ancelotti en mandar ahora un mensaje de prudencia, pues este es el momento idóneo para pararse y echar un vistazo al calendario que le espera al Madrid en los próximos meses, ya que en breve cada paso que dé el equipo tendrá que darse con mucho cuidado y tiento.

En este sentido el mes de noviembre todavía es benigno para los intereses merengues, con salidas a priori asequibles a Eibar, Málaga o Suiza. Pero a mediados de diciembre llegará la hora de la verdad. El Mundial de Marruecos será el pistoletazo de salida para una vorágine de encuentros que casi convertirá en una broma el calendario que tuvo el equipo los años anteriores. Y es que además de los viajes del mes que viene a África o Dubai - para un amistoso ante el Milan-, en enero la Liga y la Copa prometen estar en máxima ebullición. Si todo sale conforme a lo esperado y el Madrid avanza rondas en la competición del K.O., podría haber un doble derbi y un doble 'Clásico' en sólo unas semanas. Toda una locura, paso previo a la recta final de temporada que se iniciará en febrero con la Champions en el horizonte.

La idea es que en sólo un mes el Madrid iniciará su verdadero camino de baches. Habrá cuatro competiciones en juego y de poco servirá llegar como un tiro si se tropieza por el camino en algunos de ellos. La misión de Ancelotti será compleja, pues por un lado deberá mantener frescos a sus futbolistas con rotaciones y por otro tendrá que hacer trabajo psicológico para evitar el desgaste que provoca haber satisfecho muchas expectativas a principios de noviembre. La temporada pasada el equipo llegó a mayo con las opciones abiertas en la Liga y Champions y tuvo que rechazar una de ellas para poder ganar la otra. Así que nadie quiere que este año se repita la historia porque la sensación que hay es que este Real Madrid va muy en serio y puede y debe aspirar a ganar todo.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Chicharito, el futbolista con el gol en los genes

Reconozco que cuando el Real Madrid decidió a finales de agosto cerrar la cesión de Chicharito Hernández me alegré más por el hecho de completar la delantera que por la propia calidad del futbolista. De hecho, no se puede negar que tras cerrarse la operación abundaron los comentarios jocosos sobre el mexicano, un futbolista que llegaba a la capital de España tras tener una trayectoria de sentido descendente en el Manchester United. Sin embargo, dos meses después ya nadie se ríe del curioso apodo del delantero y las palabras de decepción de muchos han cambiado por las de optimismo.

La pretemporada del Real Madrid dejó muy claro que el equipo necesitaba un delantero centro para completar la plantilla. El tiempo demostró que Falcao nunca fue una opción real por expreso deseo de Carlo Ancelotti, quien prefirió no poner en riesgo el estatus de '9' titular de Benzema y prefirió traer a un jugador de perfil más humilde y acostumbrado a las suplencias en un gran club europeo. El elegido fue Chicharito Hernández, un futbolista que convenció a un entrenador que no es un cualquiera en esto del fútbol, Sir Alex Ferguson. Junto al escocés el norteamericano vivió sus mejores años como futbolista y apuntó maneras de 'crack' con la veintena prácticamente recién estrenada.

Las cosas nunca le han sido fáciles al Chicharito, pero aún así siempre ha estado a la altura de las exigencias y ha presentado unas cifras goleadoras realmente rentables. En sus últimos años en el United demostró una facilidad innata para marcar más tantos cuantos menos minutos jugaba, por lo que acabó especializándose en la tarea de arreglar partidos saliendo desde el banquillo. Y es es probablemente lo que Ancelotti buscó en él al llamar a su puerta este verano: un jugador joven, con experiencia en el fútbol europeo y la madurez suficiente para asumir con la máxima ilusión posible un rol de 'segundas partes'.

Y desde el primer momento Chicharito se metió a la afición en el bolsillo. Ni siquiera necesitó marcar su primer gol para agradar al madridismo, pues le bastó 'platicar' un poco en la sala de prensa del Santiago Bernabéu para demostrar que detrás del futbolista había una persona inteligente y una cabeza bien amueblada. Sabía a donde venía, para qué y lo que eso suponía para su carrera. Justo cuando su trayectoria parecía languidecer camino a un equipo de un escalón inferior al Manchester apareció el Madrid. El club más importante del mundo. O lo que es lo mismo, la mejor segunda oportunidad posible, un paso hacia adelante.

Chicharito HernándezEso ya era un primer paso, pero todavía faltaban por llegar los goles. Riazor fue su bautismo, ¡y de qué manera!. Jugó sólo un puñado de minutos, pero dejó dos dianas para aumentar la goleada (2-8). Especialmente memorable fue la primera, una volea impresionante que se coló por la escuadra y que seguramente acabe la temporada entre los cinco mejores goles del equipo blanco. Y más tarde llegarían tantos en el campo del Levante o en Cornellà. Pocos minutos, bastantes goles. Justo lo que se le pedía a su llegada y la confirmación de que su fichaje ha sido un acierto: por bueno, por bonito y por barato.

Sus dos primeros meses en el Real Madrid se podrían resumir en que en el fútbol las apariencias también engañan. Físicamente Chicharito parece de todo menos un delantero peligroso. No es alto, fuerte ni parece técnicamente bien dotado. Son sensaciones similares a las que transmitía - y transmite- Raúl González. Pero tiene algo en los genes que le convierte en goleador. Es la extraña facultad por hacer pasar el balón entre los tres palos del rival de cualquier manera. Goles bonitos, feos, de rebote, tras rechace, con la zurda, con la diestra, con la cabeza... Como sea, pero los mete. Y eso es lo que importa. Esté donde esté seguirá marcando sin distinguir si juega para el C.D. Guadalajara, el United, México o el Real Madrid. Así que por mi parte ya he despejado mis dudas, porque esto es justo lo que el equipo blanco necesitaba este verano.

lunes, 27 de octubre de 2014

El Real Madrid, una orquesta afinada que domina todos los registros


Comentaba Xabi Alonso hace unos días en una entrevista publicada en Alemania que el estilo del Real Madrid es como el 'Rock&Roll', mientras que el del Bayern de Múnich es más Jazz. Sin embargo, por mi parte empiezo a pensar que esta teoría del ex jugador merengue empieza a estar desfasada. El 'Clásico' del pasado sábado fue una demostración de que el Madrid 2014/15 es un equipo de tantos registros y estilos que no necesita agarrarse a un plan concreto para fulminar al rival que se le ponga por delante.

El Real Madrid celebra el gol de Pepe en el 'Clásico'Siguiendo con las menciones, Xavi Hernández justificó la derrota del Barcelona en el Bernabéu argumentando que el Real Madrid sacó adelante el partido jugando al contragolpe. La del culé es una reminiscencia del pensamiento único implementado por Guardiola durante su época en 'Can Barça', el cual venía a decir que el único fútbol bonito y digerible es el que pasa por sobar el balón hasta la extenuación para llegar la portería rival siguiendo el camino más largo posible. Lo cierto es que resulta bastante curioso que un futbolista de su nivel sea capaz de decir algo así y quedarse tan tranquilo, pues con ello lo único que demuestra es un mal perder enfermizo y un profundo desconocimiento de la esencia del deporte que tan bien se le ha dado.

Que el fútbol haya conseguido en los últimos 150 años convertirse en el deporte rey por excelencia no es casualidad. Al balompié se puede jugar de infinitas maneras distintas. Se pueden ver miles de partidos en una vida, que siempre ofrece algo nuevo en cada jugada, en cada acción. Sus posibilidades tácticas y técnicas son incontables y por ende, hay tantos estilos como entrenadores. A donde quiero llegar es que nadie tiene en su poder el abecedario del fútbol ni está en el derecho de proclamarse defensor de su fe. Como madridista no me duelen prendas en decirle a Xavi que sí, que el Real Madrid ganó el sábado a base de contragolpes. ¿Y qué?.

No hay motivos por los que avergonzarse. Nunca los ha habido, ni siquiera en la época de Mourinho, al que algunas mentes 'brillantes' - nótese la ironía- tildaban de defensivo a pesar de que acabó haciendo ¡121! goles en una sola Liga. Con el portugués el Real Madrid practicó un fútbol basado claramente en la contra, y aún así creó escuela y dejó un año para la historia. Desde entonces han pasado ya dos años y el Madrid no ha dejado de evolucionar con Ancelotti. El equipo está ahora en el punto en el que es un hermoso 'híbrido' camaleónico. La plantilla aún mantiene un grupo de auténticos especialistas en el juego de contragolpe como Bale, Cristiano, Benzema, Marcelo o Jesé; pero a la vez dispone de un varios finos estilistas (Kroos, Modric, James o Isco, por decir algunos) que le permiten jugar como los ángeles al estilo de fútbol que Xavi parece querer imponer cada vez que le vienen mal dadas.

El sábado la primera parte del Madrid no fue buena. A mí no me gustó y me llenó de pesimismo para la segunda mitad. El equipo intentó plantarle cara al Barcelona con su versión más moderna, la que pasaba por quitarle el balón. Pero el experimento no salió bien, en parte por lo atrasadas que estuvieron todas las líneas desde el principio y en parte por la buena presión barcelonista. La idea que quedó en mi cabeza es que en esos 45 minutos el Barcelona fue el Barcelona y el Madrid fue un equipo desconocido. A esas alturas el combate estaba perdido a los puntos, aunque se seguía luchando y los dos contendientes estaban en pie.

Sin embargo, en la reanudación el Real Madrid cambió y recurrió a su 'plan B': el de darle el balón al Barcelona, esperar atrás con el equipo muy junto y salir rápidamente a la contra. A pesar de que últimamente no lo había utilizado mucho salió a la perfección. Más que nada porque sigue siendo el mejor del mundo a la hora de ponerlo en práctica. Fue un 'click' que cambió radicalmente el partido y que destapó las carencias del Barcelona de Luis Enrique. Los culés ahora son una copia barata de sus años de mayor lucidez, un equipo que aumenta progresivamente su calidad según se avanza desde la portería a la delantera, pero sin la frescura, velocidad y la claridad de ideas de antaño.

La reflexión es que el Madrid supo adaptarse a las circunstancias y acabó dándole un repaso a su rival. Los goles fueron tres, pero nadie se hubiera extrañado si hubieran sido cinco o seis. Los de Ancelotti se presentaron la tarde de su gran 'concierto' con la intención de dar un recital de Jazz, pero a mitad de la función cambiaron de registro y de instrumentos para pasarse al rock o, por momentos, incluso al 'heavy'. Porque esa es la gran virtud que está demostrando últimamente este equipo merengue: la de saber hacer muy bien muchas cosas distintas. Los mismo te juega al 'tiki-taka' que cambia y opta a conveniencia por el contragolpe. Algo que prácticamente ningún otro equipo del mundo puede hacer con tanta precisión y efectividad. Y eso es algo que a la larga debe dar al Real Madrid una ventaja diferencial, porque normalmente los equipos que dominan más registros y se adaptan mejor a las circunstancias son los que tienen más papeletas para el éxito.

jueves, 23 de octubre de 2014

Gareth Bale, la estrella sacrificada


No son pocos los que las últimas semanas se han animado a criticar a Gareth Bale. Mucho se espera este curso del galés, principalmente porque su ausencia en el Mundial le ha permitido descansar y completar la pretemporada desde el primer día. De hecho se podría decir que fue el mejor madridista en la gira por los Estados Unidos, pero a partir de ahí su fuerza se fue apagando poco a poco hasta dar lugar a un debate alimentado por un sector de opinión que tiene bastante poco de madridista.

La verdad es que suena bastante ridículo poner en duda a Bale. Sea en septiembre, en octubre o en mayo del año que viene. Porque el galés es un jugadorazo y a sus 25 años no tiene que demostrar nada a nadie. Aunque esta temporada se permitiera el lujo de sestear (cosa que evidentemente no hará) su fichaje ya está amortizado en una parte importante tras su primer año en el club. Casi de puntillas y sin llamar mucho la atención el zurdo marcó 22 goles y dio 16 asistencias en sus primeros 36 partidos oficiales con el Real Madrid, lo que equivale a decir que colaboró en más de un tanto por partido.

Gareth BaleAunque en este aspecto lo más importante es que demostró tener el don de aparecer en los partidos grandes. Hasta su fichaje por el Real Madrid, no había tenido la oportunidad de jugar muchas finales ni choques de relevancia por el hecho de estar en un club de segundo nivel como el Tottenham. Por eso su primera temporada en la capital de España fue como una pequeña prueba de fuego en la que demostró no arrugarse cuando la pelota normalmente 'quema' en los pies. En Mestalla hizo uno de los mejores goles de los últimos años para darle el título de Copa del Rey al Real Madrid cuando peor estaba la final para los blancos, mientras que en Lisboa supo acompañar la jugada para rematar suavemente el gol que acabó por despedazar al Atlético en la prórroga.

Bale ha 'caído' de pie en el club, pues ya tiene hecho lo más difícil. Normalmente el primer año es el peor por la adaptación, aunque el fútbol no es una ciencia exacta y tampoco se puede descartar que en su caso la segunda temporada sea más floja. Pero de ser así tampoco debería haber motivo para la preocupación, porque estamos ante un jugador que es capaz de aportar mucho a pesar de no mostrar demasiada brillantez. El galés es un jugador tremendamente eficiente que marca y asiste con suma facilidad. Por lo pronto, de manera muy similar a la campaña pasada y sin hacer mucho ruido, ya ha conseguido 7 goles y 4 asistencias en los 15 encuentros disputados hasta hoy.

Y no olvidemos que todo ello lo está logrando con un considerable 'hándicap': el de jugar en una posición que no es la suya. Bale en la banda derecha rinde por debajo de sus posibilidades. Se podría decir que se le nota incómodo, pues aunque se defiende con su pierna derecha no tiene la misma conducción de balón que en su banda natural. Su enorme talento le permite hacerlo bien prácticamente en cualquier posición del campo, algo que queda en evidencia en el hecho de que ha ido evolucionando desde el lateral izquierdo hasta las posiciones de delantero. Pero a pesar de esta polivalencia no se le puede exigir que rinda de sobresaliente todos los días y al mismo tiempo se sacrifique por el bien del equipo jugando en un puesto incómodo para él.

Tras poco más de un año viéndole jugar en el Real Madrid yo no albergo ninguna duda sobre Gareth Bale. Con su fichaje el Real Madrid ha tenido un enorme acierto. Es un futbolista de gran calidad y talento, con una enorme facilidad para aportar espectáculo y buenas estadísticas. Aunque esto no me parece lo más importante de todo. Su gran virtud es que es perfectamente consciente del rol que tiene en el equipo más importante del mundo. Sabe que su principal misión es sacrificarse por el equipo y jugar para que su compañero y amigo Cristiano Ronaldo brille cada día. El portugués es el gran 'crack' y Bale es uno de sus fieles escuderos. Por eso asume sin rechistar el planteamiento táctico de Ancelotti aunque éste no esté hecho a su medida, porque tiene claro que lo importante es sumar. Y eso es algo que él sabe hacer mejor que nadie.

domingo, 19 de octubre de 2014

La envidia también alimenta al Real Madrid


Esta semana el madridismo ha podido constatar cuánto daño ha hecho la 'Décima' en el barcelonismo. Tras años de silencio les ha llegado el momento de desempolvar los libros de historia para recuperar las viejas teorías conspiranoicas sobre la trayectoria del Real Madrid. Sin duda se trata de la mejor comprobación posible de que el fútbol español y europeo ha recuperado su jerarquía habitual, la que tiene a los blancos como referentes absolutos y a los azulgranas como eternos rezagados.

Alfredo Di StéfanoDurante cerca de un lustro la afición y la prensa culés no han necesitado volver atrás para justificar su evidente inferioridad histórica. Los últimos años han predicado el discurso del "aquí y ahora", una teoría según la cual los títulos en blanco y negro tienen menos valor por ser pasado. Pero ahora que venimos de un año de sequía en el Camp Nou toca volver a mirar atrás y recuperar una excusa que durante décadas ha servido a algunos para autojustificar algo que de otra forma les sería muy difícil de asimilar: que su eterno rival ha sido mejor que ellos durante la segunda mitad del siglo XX y que en ese tiempo puso tanto terreno de por medio que ahora parecen condenados a vivir permanentemente a su zaga.

El argumento fundamental es uno sencillo y complejo al mismo tiempo: la política. ¿Que el Real Madrid ganó muchas Ligas y Copas de Europa en los años cincuenta y sesenta? Pues el culpable fue Franco. Fácil, rápido y de difícil contraargumentación. Más que nada porque detrás de estos asuntos tan espinosos siempre hay sentimientos, ideologías, opiniones y realidades interpretables. No hay más que dibujar la historia desde un prisma interesado y subjetivo para conseguir toda una teoría que pone en duda la limpieza de los éxitos del club blanco. Total, el debate puede derivar en un "es mi opinión contra la tuya", lo que generalmente termina con un 'enroque' de posturas que dejará contento a todo culé partidario de la teoría conspiranoicas.

La historia no es objetiva y por eso hoy en día hay expertos que pueden tener opiniones enfrentadas en un mismo tema. Siempre habrá alguien que haga una interpretación diferente de los hechos, por mucho que los mismos parezcan claros. Por eso ponerse a discutir sobre si el franquismo ayudó al Real Madrid o al Barcelona es absurdo. Es simple y llanamente perder el tiempo. Cualquiera de las dos partes encontrará argumentos y sustentos para defender su posición y lo más probable es que sólo esté defendiendo una percepción adulterada de la realidad.

Por mi parte tengo claro un hecho inconstestable, que el Real Madrid siempre logró sus éxitos jugando once contra once en el campo. Ningún político saltó al campo para empujar a la red un pase de Di Stéfano o para rematar un centro de Gento. La grandeza del club se labró a mediados de los 50 gracias a dos pilares básicos que nadie es capaz de negar hoy en día: Di Stéfano y Bernabéu. Bien es cierto que el traspaso del hispano-argentino siempre será discutido por el barcelonismo, pero también lo es que está probado que fue el conjunto catalán el que decidió renunciar a los derechos del jugador a cambio de una compensación económica. Y es que en 1954 la 'Saeta Rubia' era sólo un buen jugador y prácticamente nadie podía sospechar hasta dónde iba a llegar.

Digo prácticamente nadie porque Bernabéu sí lo supo ver. El manchego fue probablemente el gran visionario de la historia del fútbol. Un hombre adelantado a su tiempo que fue capaz de dar con la 'tecla' a mediados de los cincuenta y a partir de ahí tuvo la inteligencia para mantener al club a la cabeza del fútbol mundial. En este deporte lo difícil no es llegar, sino mantenerse, y eso Bernabéu lo hizo con maestría. Apostó por Di Stéfano, acertó y cuando llegó el momento de decirle adiós lo hizo sin tapujos. A Don Santiago no le tembló nunca el pulso a la hora de tomar decisiones porque para él lo más importante era el Real Madrid. Y ahí estuvo el secreto de su fórmula.

Es una fórmula que el Real Madrid lleva ya en sus genes y que siempre le ha funcionado y le funcionará. Los jugadores, los entrenadores y los presidentes pasan, el club perdura. Y en ella reside la clave para haber sido el Mejor Club del Siglo XX y para seguir aspirando a serlo en el Siglo XXI. Ni Franco, ni políticos ni árbitros. 32 Ligas, 10 Copas de Europa o 19 Copas del Rey no se ganan en los despachos ni haciendo amigos en el palco. Es el resultado de esfuerzo e inteligencia, de hacer bien las cosas desde el 'año 0', el de la llegada de Di Stéfano, y de saber mantener un idilio permanente con el éxito. En definitiva, una serie de factores que hasta ahora sólo ha logrado conjuntar el Real Madrid. De ahí que sea un club admirado y odiado a partes iguales, como demuestra el último documental de 'TV3'. Un reportaje que hay que asumir como parte de este juego, pues la grandeza del Real Madrid también se alimenta de la envidia ajena. Y en ese sentido el madridismo también tiene mucho que agradecerle al barcelonismo, pues sin ellos no tendría tanto mérito haber llegado hasta aquí para ser los mejores.

miércoles, 1 de octubre de 2014

A Laso se le multiplican los caminos

Muchos quizá en junio no apostaban por ello, pero el cuarto Real Madrid de Laso ya está en marcha. El club supo tener paciencia y sangre fría y no cedió al impulso de destituir al vitoriano tras consumarse la enorme decepción que supuso no ganar la Liga o la Euroliga. Y es que la campaña del equipo blanco se resumió en un 'mucho ruido y pocas nueces' donde el espectacular baloncesto del equipo sólo pudo conformarse con la conquista de dos títulos menores como la Supercopa y la Copa del Rey.

Real Madrid de baloncestoEl golpe anímico de la final de Milán fue enorme. Se podría decir que en esa maldita final ante el Maccabi se acabó la temporada para el Real Madrid. Más que nada porque en los siguientes partidos el equipo sólo fue una sombra de lo que había sido unos pocos días antes. La campaña tuvo su colofón demasiado temprano, el del 100-62 al Barcelona en las semifinales. Un resultado que muchos madridistas no olvidaremos en la vida, aunque a la larga sólo fuera el inicio de una debacle inesperada.

Al final de temporada la sensación fue de haberse llevado un suspenso claro a pesar de que el año no acabó ni mucho menos en blanco. Pero aún así pesó la trayectoria de Laso y la ilusión que en este último tiempo había generado su equipo. Por mucho que estemos hablando del club de las ocho Copas de Europa, jugar dos finales de Euroliga consecutivas es un magnífico bagaje para una institución que se ha pasado casi dos décadas viendo estos partidos por la televisión. Por eso la dirección del baloncesto dio al técnico una nueva oportunidad, la que se había ganado a base de trabajo en los tres años que llevaba en el banquillo.

Y ahora en esas estamos. La sensación es que el club ha perdido un par de magníficas oportunidades de pasar a la historia coronándose en Europa. Pero probablemente por esto también merece la pena seguir intentándolo, porque la generación de Sergio Rodríguez, Llull, Rudy y Felipe no merece despedirse dentro de unos años sin haberle puesto la guinda a esta trayectoria. En consecuencia, con la continuidad del núcleo del grupo la apuesta sigue estando clara: hay que seguir intentándolo. Y el Madrid lo va a hacer con una plantilla muy reforzada que pone al servicio del entrenador un enorme abanico de oportunidades.

En este sentido el club ha doblado su apuesta. Conscientes de que la plantilla acabó desfondada la temporada pasada por una combinación de cansancio y lesiones, los responsables merengues han aceptado cerrar un grupo de 13 hombres de primer nivel. Este año el Madrid ha ido por la vía rápida y ha confeccionado un conjunto que mezcla veteranía, talento y 'mala leche'. Justo lo que probablemente le faltó el año pasado al equipo para triunfar. Los 5 nuevos fichajes son hombres bastante contrastados y de perfil variado, lo que a la larga Laso acabará agradeciendo por la multitud de opciones que se le presentan a la hora de plantear los partidos.

De cómo gestione el entrenador esta plantilla dependerá el éxito a final de la temporada. Por ahora las dos únicas referencias válidas son los partidos de Supercopa de la pasada semana, en los cuales el técnico pareció repartir de forma bastante equilibrada los minutos. Si se trató de una casualidad o de una declaración de intenciones lo sabremos en pocas semanas. Lo que sí está muy claro es que esta temporada la plantilla es más profunda y tiene más experiencia que la del año pasado. Se nota que en el club han querido darle una nueva vuelta de tuerca al equipo, quizás para afrontar la temporada como una última oportunidad para este proyecto maduro. Además, este curso la final europea será en Madrid y eso plantea una estupenda oportunidad de ponerle el broche de oro a este proyecto. Pero tampoco repitamos los viejos errores de precipitar los acontecimientos y empecemos de nuevo de cero teniendo muy presente a lección que sacamos del curso pasado: los títulos no se ganan en noviembre o en diciembre, sino en mayo y junio.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

La portería del Real Madrid se queda sin reglas

Iker Casillas y Keylor Navas
El Real Madrid traspasó el pasado mes de agosto a Diego López con el objetivo de eliminar de un plumazo el debate en la portería que en el último año y medio había desgastado al club. Sin embargo, poco más de un mes después de esta operación el club está viendo cómo su decisión sólo ha servido para todo lo contrario, pues en estos momentos el problema parece que se ha multiplicado exponencialmente.

No cabe duda que estamos ante un tema espinoso, por la presión mediática que se genera tanto por parte de los aficionados como de los medios de comunicación. Casillas no es un portero más, es el mejor cancerbero de la historia del fútbol español y uno de los más brillantes de todos los tiempos. Actualmente el mostoleño conserva una enorme legión de fans, aunque tampoco son pocos los que piensan que a sus 33 años debería dar un paso hacia a un lado para dejar paso a otros compañeros. Por lo tanto, el debate siempre va a estar en la calle y siempre habrá aficionados que le apoyen o que le piten.

La cuestión es cómo está gestionando el club esta situación. En estos 14 meses que lleva en el Real Madrid Ancelotti se ha caracterizado por gestionar de forma envidiable los conflictos que han ido surgiendo en uno de los vestuarios más complicados de llevar. Así, la recuperación para la causa de Di María fue un éxito atribuible del italiano; al igual que lo fue su solución en el asunto de la portería. El técnico encontró una solución bastante justa en la que se repartían las competiciones entre los dos cancerberos: Diego López la Liga y Casillas la Champions y la Copa del Rey.

El balance en este sentido fue muy positivo, pues el equipo conquistó dos títulos y no hubo necesidad de relegar a una suplencia continuada a ninguno de los dos porterazos que tenía el plantel. Pero este verano el club decidió cortar por lo sano, pensando que quizás lo idóneo para acallar el debate sería traspasar a Diego López para traer un portero más joven, de primer nivel y con la humildad y paciencia necesarias para asumir un rol de suplente en el tiempo que Casillas se mantuviera en el equipo. El problema es que hasta el momento Casillas no ha despejado las dudas sobre su rendimiento, sino más bien lo contrario. El capitán ha estado bastante desacertado e inseguro y ha acabado estando expuesto a una crítica feroz que no le ayuda a levantar cabeza.
 
Y en estas estábamos cuando ahora a Ancelotti se le ha ocurrido realizar una extraña rotación en la portería. De pronto el italiano ha decidido contar con Keylor Navas como titular ante el Elche, sin más premisas que la de su propia opinión y la de su cuerpo técnico. Hasta el partido de ayer el costarricense únicamente había disputado el partido amistoso que se jugó en Polonia ante la Fiorentina. Muy poco bagaje para uno de los porteros más en forma de la actualidad como quedó demostrado en el pasado Mundial de Brasil.

Por lo tanto, lo sorprendente no debe ser que ahora Keylor haya tenido minutos, sino en qué momento los ha tenido. Que también merece jugar es una evidencia, como lo era que Diego López merecía su cuota de oportunidades. Pero el tico ha aparecido en un momento importante de dudas y sin mediar ninguna 'regla' para regir su titularidad. Así como el año pasado cada portero sabía sus roles y competiciones, ahora la sensación es que se ha iniciado una política de rotaciones aleatorias en las que se impondrá el criterio del cuerpo técnico. Lo que viene a significar que el enorme 'globo' del debate que ya teníamos puede seguir creciendo en las próximas semanas.

La decisión de Ancelotti es valiente, pero tiene riesgos. Por ahora no ha dejado pistas sobre si se ceñirá a algún tipo de regla o costumbre. Es decir, la idea que se plantea es que estamos ante un año en el que un día podrá jugar Casillas y otro Keylor, sin importar la competición. Sólo mandará él como técnico a la hora de decidir. Y eso supone más presión mediática y más debate. Ahora la actuación de cada uno de los porteros se podrá medir y analizar y los números de uno y otro se podrán comparar. Algo que quizás sea positivo por incrementar la competencia entre ambos, pero que también puede convertirse en un arma de doble filo. Y es que este asunto no puede ni debe quedarse toda la temporada en las primeras planas de la actualidad del equipo, pues genera un gran desgaste y no ayuda precisamente a unir. Lo que me lleva a pensar que quizás ha sido un error terminar con lo que había demostrado funcionar tan bien la temporada pasada: el reparto de competiciones y roles en la portería.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Los once mejores jugadores no siempre hacen el mejor equipo

En este punto me resuta inevitable no recordar lo ocurrido en la temporada 2003/04. No porque crea que la cosa pueda acabar igual que entonces, que espero que no. De hecho, hay tiempo de sobra para corregir los errores que se están cometiendo. Sin embargo, hay algo de este nuevo Madrid que me remite al equipo que tras ganar la Champions en 2002 intentó seguir embelleciéndose hasta convertirse en un conjunto 'barroco' y sobrecargado de estrellas.

En el fútbol, como en la vida, los excesos no son buenos. Uno de sus puntos fuertes es que no se trata de una ciencia exacta, pues no está regido por matemáticas. Fichar a once estrellas no asegura el éxito si el entrenador no es capaz de que funcionen como un equipo. Y el Real Madrid de Queiroz fue un buen ejemplo de ello. Cuesta imaginar una plantilla con mejores jugadores que aquella, al menos en lo que refiere al once inicial. Por algo el club se ganó por entonces el apodo de 'galáctico'. No en vano, todo empezó de forma espectacular, con el equipo arrasando en todas las competiciones. Pero las opciones de lograr los títulos se fueron al traste en unos meses que ya forman parte de la historia negra del club.

Entonces el equipo cometió el error de pensar que con simplemente los nombres se podía ganar todo. La idea era poner a once muy buenos en el campo, sin importar si había equilibrio o no. Se podría decir que se intentó rizar el rizo utilizando como base el equipo que ganó la Novena en Glasgow, un conjunto quizás con menos calidad que el de 2004, pero bastante menos compensado. Y aquí es a donde me gustaría llegar. Noto cierta similitud con lo que vivimos estos días en que la eterna ambición devoradora del Real Madrid ha obligado al club a dar algo más a sus aficionados justo cuando menos hacían falta nuevos incentivos, tras la conquista de la Décima.

El pasado mes de mayo se ganó la Champions, sí. Pero resulta que este año vuelve a ser casi una obligación repetir el éxito. No en vano, es algo que nadie ha hecho desde que existe este formato de competición y esto es algo en lo que el Real Madrid también quiere ser pionero. Para ello se han hecho cuatro retoques en la plantilla, algunos de ellos obligados por las bajas obligadas de Xabi Alonso o Di María. Sin embargo, en lugar de buscar las opciones que mejor encajaban en las necesidades del equipo se ha dado prioridad a los nombres de moda. Y es que este 2014 ha sido año de Mundial, por lo que la directiva ha querido cuadrar el círculo con tres de los grandes cracks de la cita brasileña: Keylor, Kroos y James.

Carlo Ancelotti y James RodríguezDe ellos la presencia de Kroos y James está siendo prácticamente innegociable en el once en estas primeras semanas. Tanto por su calidad por lo que costaron. Sin embargo, cabe preguntarse si realmente encajan en el molde táctico que tenía el equipo hasta entonces. Porque ni el alemán es Xabi Alonso ni el colombiano es Di María. Ambos dan un salto de calidad en ataque al equipo, pero a cambio de menos trabajo atrás y de menos esfuerzo sin el balón. En estos momentos el Real Madrid juega sin mediocentro defensivo por la premisa de que a todos los buenos hay que ponerlos en el campo, olvidando que no siempre los once mejores hacen el mejor equipo posible.

No dudo que este Madrid necesite tiempo para ensamblarse, pero sí me genera dudas que con el once visto en el derbi ante el Atlético de Madrid se pueda llegar a un equilibrio similar al de la pasada temporada. Para mi gusto la participación de Illarra o Khedira (cuando este esté) debería ser innegociable, por una simple cuestión de compensación. Especialmente me sorprende el caso del vasco, quien fue fichado para relevar a Xabi Alonso y ahora que no está el tolosarra tiene todavía menos minutos que la pasada temporada. Quizás la clave está en que Illarra no es una estrella. Como Makelele en su momento, a quien el club dejó ir por considerarlo prescindible. Sin embargo, ese fue el primer error de los que provocaron que el Madrid de Queiroz se estrellara hace diez años. Aunque al menos ahora tenemos el consuelo de que tanto Illarra y Khedira siguen en la plantilla. Lo que significa aún hay tiempo de darse cuenta de que los títulos realmente no se ganan por el 'peso' de las estrellas, sino por el del esfuerzo.

domingo, 14 de septiembre de 2014

El Real Madrid, un esclavo del qué dirán

Ha vuelto a pasar. Es algo que empieza a convertirse en costumbre, en tradición para el Real Madrid. Año tras año, temporada tras temporada, vemos cómo el Real Madrid se deja un buen puñado de puntos en las primeras jornadas de Liga mientras sus grandes rivales ganan los partidos sin casi despeinarse. Y luego, como siempre, es el momento de hablar de conjuras, de que lo difícil no es imposible y de que quedan muchos partidos. Pero los milagros pasan una vez cada muchos años, diría que décadas. Y el último sucedió en 2007 con Capello. Hace nada, como quien dice.

Pero tampoco quiero precipitarme, pues quizá todavía no sea correcto usar la palabra 'milagro'. Sin embargo, seis puntos se antojan como una pequeña cuesta arriba en un momento crítico de la temporada. Y eso que la misma solo cuenta un mes de competición. Desde el gran partido de Cardiff al pésimo encuentro del Bernabéu ante el Atlético han mediado 32 días, tiempo más que suficiente para que el equipo haya dado mostrado sus dos caras más extremas. Lo malo es que la peor se vio el pasado sábado, en casa y ante el Atlético de Madrid. Aunque lo peor no es caer ante uno de los grandes rivales y uno de los principales candidatos al título (por mucho que el 'Cholo' se empeñe en vender su 'Vespa'). Lo peor es analizar la situación y darse cuenta de que el tiempo pasa y siguen sin atajarse los problemas más claros y básicos.

¿Que por qué tanto pesimismo? Pues porque la raíz del problema está en una plantilla corta y desequilibrada. Se habla mucho de Di María y Xabi Alonso, pero los dos jugadores querían irse. Y ya se sabe que cuando un futbolista fuerza la situación tiene todas las de ganar. Por lo tanto, el Real Madrid únicamente se adaptó a las circunstancias y las asumió. Pero su error vino después, porque el club se confió mirando la Décima en su vitrina. Se minusvaloró el papel que hacían el argentino y el español en el equipo, dando por hecho que los jugadores que ya había en la plantilla serían suficientes para cubrir estas dos importantes ausencias.

Sin embargo, ahora partido a partido nos estamos dando cuenta de que no hay dos jugadores como Xabi y Di María. Y si los hay, Ancelotti mira a otro lado. Me refiero a Illarramendi, el único jugador con Khedira lesionado que sería capaz de compensar las evidentes carencias del equipo en el centro del campo. No hay que ser muy perspicaz para ver que el centro del campo del Real Madrid no carbura con Kroos, Modric y James. Más que nada porque ninguno de ellos es un mediocentro de contención, un Xabi Alonso capaz de colaborar con los centrales en los marcajes y de hacer las coberturas a los laterales. Sin embargo, el italiano los sigue alineando, en un ejercicio de empecinamiento que tiene el dinero como responsable.

Jugadores del Real Madrid cabizbajosJames no tiene la culpa de lo que ha costado ni de ser mediapunta. Es muy bueno, pero si juega de interior pierde facultades y descompensa al equipo. El colombiano está metido con calzador porque ha costado casi 80 millones de euros, y ese dinero es una invitación a la titularidad. Su sitio está en uno de los tres puestos de ataque, los que ocupan Benzema, Cristiano o Bale. Quién deba jugar de los cuatro ya es problema del técnico. Pero el centro del campo necesita otra cosa, un centrocampista con capacidad de sacrificio y cuya prioridad sea guardar la posición delante de los centrales. No se fichó ningún jugador de este tipo este verano, pues Kroos no lo es, así que no queda otra que recurrir a los que ya tenemos. Por ello lo sangrante es que el sábado a Ancelotti no se le pasara por la cabeza el sábado dar minutos a Illarra, lo que viene a significar de que aún no es consciente del problema.

Y luego está la portería. Todo un problema que se soluciona fácilmente: con simple cordura. Que Iker ha sido el mejor portero del mundo durante una década nadie lo duda. Y que ya no está para ser titular tampoco. Creo que el primero que sabe que no está a la altura en estos momentos es él mismo. Su trayectoria le hacía merecedor de una nueva oportunidad de recuperar la titularidad, pero está quedando claro que le falta algo, empezando por confianza y acabando por agilidad. Con la venta de Diego López se ha conseguido justo el efecto contrario que se pensaba, pues el Madrid se deshizo del gallego queriendo huir de la polémica diaria y resulta que ahora tiene un debate elevado a la enésima potencia. Aunque con la diferencia en estos momentos de que hay una evidencia incontestable que se les hace difícil de negar incluso a los más incondicionales del portero de Móstoles.

En definitiva, la plantilla es la que es, al menos hasta el mes de enero. Sin embargo, no todo está perdido, pues hay recursos aprovechables en la plantilla a corto plazo. La clave es abrir los ojos y darse cuenta de los problemas. De que se han ido unos jugadores importantes y han venido otros también importantes, pero diferentes. Es lógico que el entrenador tenga ahora que hacer una labor de reconstrucción, pero eso es algo que se está haciendo desde la premisa equivocada de que no pasa nada si se cambia trabajo defensivo y sacrificio por más talento y calidad ofensiva. La táctica es la misma, pero ahora hay un jugador menos que trabaja (dos si se cuenta a Di María) y uno más que ataca. Y eso se traduce en un desequilibrio, cuyo origen está en el qué dirá la prensa y la afición. ¿Qué dirán si no juega James, el chico de los 80 millones de euros? ¿Qué dirán si no juega Casillas, el mejor portero de la historia de España? Pues que digan lo que quieran, porque lo importante es el Real Madrid y el equipo demanda soluciones al precio que sea.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Al campeón de Europa le toca reinventarse

Hace unas semanas expresaba en este espacio mi preocupación ante la posibilidad de que el Real Madrid se quedara con una plantilla corta para afrontar una temporada con seis competiciones en juego. Ahora, una vez terminado el mercado de fichajes, me ha quedado claro que el club tiene previsto afrontar el inicio de su año más ambicioso con uno de los 'fondos de armario' más cortos de los últimos tiempos. Aunque no totalmente por decisión propia, todo hay que decirlo.

Quizás el punto de inflexión de este verano se produjo cuando a pocos días del cierre del mercado Xabi Alonso se plantó delante de Florentino Pérez y José Ángel Sánchez para pedirles "encarecidamente" salir del club. Fue un paso inesperado y casi se podría decir que improvisado, impropio de un jugador cabal y profesional como el tolosarra. Las razones que están detrás de esta petición solo las conoce él, pero lo que nadie puede dudar es que al Real Madrid no le quedó otra que aceptar su petición. Xabi Alonso siempre ha ido de frente con el club y ha tenido un comportamiento exquisito en los cinco años que ha pasado en Concha Espina, por lo que el deber de la institución era escuchar y atender su petición.

El traspaso consiguiente dejó un boquete en la plantilla que el cuerpo técnico y la directiva minusvaloraron desde el primer momento. Ya lo dijo Florentino Pérez, pues aseguró que el club consideró que tenía el centro del campo bien cubierto aún teniendo en cuenta la venta de Xabi Alonso. Por ello nadie movió ni un dedo para reforzar la medular, dejando a Khedira e Illarramendi como sustitutos potenciales del internacional español. Sin embargo, el cruel destino tardó solo unas horas en tirar por los suelos esta planificación con la lesión del alemán. Seis semanas de baja y a empezar a la temporada con Illarra como único pivote defensivo para el campeón de Europa.

El problema que hay sobre la mesa es importante, pues ahora mismo Ancelotti tiene un puesto en el centro del campo que no tiene claro cómo ocupar. En las dos primeras jornadas ha optado por James, más por el peso de sus 80 millones de euros que por estar ya adaptado y acoplado al equipo. El colombiano es un excelente jugador, pero no es ni mucho menos Ángel Di María. Ni tiene su velocidad, ni su desborde ni su capacidad para desgastarse y recuperar balones. El resultado de su titularidad es que el Real Madrid está jugando con un once totalmente descompensado, donde todos los centrocampistas y delanteros tienen 'gen' ofensivo. No en vano, se podría decir que el equipo blanco jugó en Anoeta con cuatro jugadores con alma de mediapunta (Modric, James, Isco y hasta Benzema) en un planteamiento táctico que, paradójicamente, no deja lugar para mediapuntas.

James RodríguezUna de las claves de la situación actual está en la política de fichajes desarrollada este verano. El club gastó más de la mitad de lo presupuestado en James Rodríguez, un 'cromo repetido'. El cafetero es un futbolista enorme, pero con características muy similares a lo que ya tenía el Real Madrid. Fueron 80 millones que solo el tiempo dirá si se gastaron adecuadamente, pero que por lo pronto impidieron que esta inversión se realizara en otras posiciones que resultaban más necesarias, como el centro del campo. El resultado es un ataque plagado de talento, pero un medio carente de la mano de obra tan necesaria para mantener en pie a cualquier equipo que se precie.

Una de las primeras cosas que dijo Ancelotti al llegar al Real Madrid es que su objetivo era encontrar "el equilibrio". Y lo hizo sorprendentemente con Di María. Pero en los últimos meses el argentino hizo los movimientos oportunos para facilitar su salida. Por mucho que diga ahora que no quería irse, él fue el primero en generar dudas y en tener un comportamiento a todas luces molesto para la directiva. Por eso las ventas de Xabi Alonso o Di María no deben ser achacables al club, pues fueron los propios jugadores los que hicieron todo lo posible para irse.

Sin embargo, ahí acaba la exención de responsabilidades, porque el Madrid también debe asumir algunas. Han llegado cuatro magníficos jugadores, pero no se han potenciado adecuadamente las posiciones más débiles. A estas alturas hay una plantilla corta, sin extremos con desborde más allá de Bale (y Jesé cuando se recupere), con pocos centrocampistas con capacidad de sacrificio y con la incógnita en ataque de 'Chicharito', un voluntarioso delantero que no se sabe cómo va a responder. En definitiva, muchas dudas y pocas certezas justo cuando debería ser todo lo contrario. En mayo teníamos la 'Décima' bajo el brazo y la seguridad de estar haciendo bien las cosas, pero por una cosa o por otra ahora estamos ante un nuevo proyecto. Y eso significa que esta temporada el Real Madrid se va a tener que reinventar si quiere ser el primer equipo de la historia que revalida la Champions League.

domingo, 24 de agosto de 2014

Una Liga para pisar el acelerador desde el primer día

Nueva temporada y nueva hoja en blanco para escribir la trayectoria del Real Madrid en la Liga. Por delante quedan 38 intensas jornadas en las que el equipo blanco está obligado a dar la cara en una competición que lleva dos años dándole la espalda. Una vez conquistada la Champions tras doce años de sequía, la prioridad vuelve a posarse en el campeonato de la regularidad, pues el madridismo no puede permitirse una tercera decepción consecutiva en el torneo que más veces ha conquistado.

Quizás no lo parezca, pero el balance del Real Madrid en los últimos 25 años de la Liga no hace precisamente honor a su condición de dominador histórico de la competición. Desde 1990 (incluido) el conjunto de Concha Espina ha ganado 7 Ligas. Mientras tanto el Barcelona, su eterno rival, ha ganado una docena. Lo que supone más de la mitad de su palmarés liguero. De hecho, la tendencia se ha hecho más sangrante en la última década, con 6 Ligas culés por 3 madridistas. Y los datos no son peores porque al Atlético le dio por hacer una machada el pasado mes de mayo en el Calderón, pues en caso contrario podríamos estar hablando ahora de un ‘mini reinado’ barcelonista de dos temporadas.

Se suele decir que el fútbol son ciclos. Y bajo esta teoría el Barcelona acaba de salir del ciclo más ganador de su historia. Mientras tanto, el Real Madrid también acaba de terminar el suyo, aunque en su caso ha sido wl que se podría considerar como su peor ciclo desde los años 40. En la última década se han ganado algunos títulos, pero no muchos. Hasta la llegada de la ‘Décima’ el equipo penó durante varios años en Europa y en España solo se llevó alegrías a cuentagotas. Pero todo empezó a cambiar con la llega de Mourinho. El portugués fue el encargado de poner los cimientos de la casa, aunque los mismos tardaron en asentarse. Tanto que el verdadero período de bonanza no ha llegado realmente hasta que no estaba otro inquilino en el banquillo, Ancelotti

Tras la victoria en la Supercopa de Europa el pasado 12 de agosto tanto Ancelotti como Pepe coincidieron en afirmar que el Real Madrid está en condiciones de establecer un nuevo ciclo en el mundo del fútbol. Por ahora ya se han conquistado tres títulos (Copa del Rey, Champions y Supercopa de Europa). Un estupendo comienzo, desde luego. Pero ahora hay un nuevo reto en el horizonte, y el mismo tiene dos puntos claves: la Liga y la Champions.
Real Madrid en CardiffLa temporada pasada la Liga se acabó escapando por la dejadez de la plantilla ante el reto mayúsculo del partido de Lisboa. Por suerte todo salió cara y muy pocos siguen lamentándose de los partidos 'tirados' en Valladolid o Vigo. Sin embargo, con la 'Décima' ya en las vitrinas la Liga no puede volver a ser un segundo plato. Ya no hay una urgencia histórica en Europa, sino que más bien la urgencia se ha trasladado a la competición doméstica. Los dos últimos campeones ligueros son precisamente los eternos rivales del Real Madrid y eso es algo que este equipo debe intentar evitar que se repita esta temporada.

Equipo hay para conseguirlo, desde luego. Bajo mi punto de vista estamos ante la plantilla más completa de la historia del Real Madrid. Bien es cierto que la baja de Di María va a debilitar el ataque merengue, pero el club tiene una semana por delante para replantearse lo de fichar un delantero. Y más allá de este detall, estoy seguro de que este equipo está mucho más compensado línea por línea que el de los 'galácticos'. Por eso, este año ya sí que no hay excusa para no ir a por la Liga. Y para hacerlo hay que salir a por todas desde el primer día. Es decir, desde hoy.

Este conjunto está cogiendo la mala costumbre de dejarse puntos en las primeras jornadas, con la infundada tranquilidad de que los recuperará después. Pues no. Hay que desterrar esta idea, porque las Ligas también se ganan en la jornada tres, en la siete o en la catorce. Todos los días suman. Hay que aprovechar que estos primeros meses van a ser más tranquilos en la Champions y en la Copa para pisar el acelerador desde el primer día. No en vano, no se puede olvidar que en la tercera jornada nos espera el campeón, el Atlético en casa. Razón de más para aprender de los errores del pasado y para no dejarse llevar. Así que intentemos hacer un esfuerzo para que este año sean los demás los que tengan que remar a contracorriente desde el primer día. A ver qué pasa.