martes, 25 de septiembre de 2012

El Madrid se gana el favoritismo


En lo que respecta al equipo de baloncesto del Real Madrid, he pasado el verano entre un sentimiento de inquietud y otro de ilusión. Inquietud por el hecho de que el club se hubiera desprendido de su mejor pívot, Ante Tomic, sin tener un recambio de primer nivel en su agenda. E ilusión porque, a pesar de ello, la vuelta de Rudy Fernández y la fulgurante pretemporada de Nikola Mirotic han dejado síntomas para la esperanza de hacer algo grande esta temporada.

Durante el último fin de semana las dudas se me han despejado prácticamente al completo. En gran parte, porque el equipo ha sido capaz de ganarle la Supercopa al Regal Barcelona con una suficiencia sorprendente. Casi tanta como en febrero pasado, cuando hizo lo propio para conquistar la Copa del Rey. En cuestión de siete meses Pablo Laso ha acabado de un plumazo con dos deudas de la historia con el madridismo y, de paso, ha conquistado un par de títulos que saben a gloria tras casi cinco años de sequía.
Por lo tanto, algo se está haciendo bien en el equipo. Y eso que el Madrid ha comenzado la temporada con una carencia prácticamente anémica, pues en el baloncesto el pívot es un jugador fundamental. Y hasta ahora, el equipo solo ha tenido en esta posición a Mirza Begic. Bien es cierto que el técnico ha paliado este vacío con el canterano Hernangómez, cuya labor estos días ha dejado detalles interesantes. Pero está claro que un club como el merengue no puede pretender afrontar una temporada tan dura con un chaval de 18 años como segundo hombre en las rotaciones.

Pasarán los días, las semanas y los meses y nunca entenderé cómo el club se deshizo de Ante Tomic para quedarse con el esloveno. Se podría decir que son dos jugadores muy similares, sí; ambos con sangre de horchata en las venas. Pero, para mi gusto, técnicamente no hay comparación entre los dos. El croata jugaba un rol en el equipo mucho más importante que su compañero, pero el Madrid ha preferido liberarle a él para quedarse con el suplente. Incomprensible. Por eso, ahora cada vez que veo a Tomic con la camiseta del Barcelona no puedo más que lamentarlo.

Sin embargo, lo que más me ha costado entender ha sido esta espera de dos meses para encontrarle sustituto. Es comprensible que la directiva se lo haya podido tomar con calma, pero el asunto se ha complicado tanto que hasta una semana antes del comienzo de la liga no hemos encontrado jugador. Por los pelos. El mismo parece que va a ser Hettsheimeir, un '5' que, por lo poco que le he visto, va a ser interesante para el equipo. Sin llegar a convertirse en la panacea, creo que puede aportarle mucho más al Madrid de lo que pueda parecer en un principio.

Y es que llevo varias semanas pensando que del fichaje de un pívot iban a depender las aspiraciones del equipo esta temporada. De una última pieza que complete un puzzle casi perfecto. Porque mo me cabe duda de que el juego exterior merengue es de lo más completo, variado y potente que hay en Europa. Llull, Carroll y Rudy Fernández son dinamita pura y sobre ellos se debe sustentar el potencial ofensivo del equipo, el cual promete un baloncesto de vértigo que acaparará jornada tras jornada las imágenes más espectaculares de la Liga Endesa.

Y a la ecuación hay que sumar a Nikola Mirotic. El montenegrino no ha parado de crecer en los últimos tres años y esta temporada su madurez ya está llamando a la puerta. Junto a Rudy puede ser el gran líder de este equipo, el jugador que desnivele los partidos y que impulse al Madrid a cotas inexploradas en los últimos años. Él se siente importante y tiene hambre de títulos. Sabe que su estancia en la capital de España será efímera, porque en Chicago ya le esperan con los brazos abiertos. Y como Pau en su momento, Nikola no se querrá ir sin llevarse en la maleta unos cuantos recuerdos en forma de títulos.

El primero, el de la Supercopa lograda el domingo. Al Barcelona le faltaban sus dos veteranos más peligrosos, Jasikevicius y Navarro. Sin embargo, sigo pensando que incluso con ellos el Real Madrid tiene más plantilla, más equipo. Jugando prácticamente sin pívot puro (Begic hizo solo dos puntos), la escuadra acribilló a su rival desde el perímetro. Jawai se puso las botas en la zona, es cierto; pero el juego exterior madridista fue demasiado para ellos. La sensación que quedó es que el Madrid de Laso tiene ganas y juventud; que su proyecto ya se ha hecho adulto. Equipo temible hasta estando descompensado. Un pequeño 'pero' que está en vías de solucionarse. Y cuando esto ocurra, será hora de empezar a plantearse las cosas con el favoritismo que otorga el trabajo bien hecho.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Esto es el Real Madrid

Hace unos días un amigo madridista me comentaba que en 1995 tuvo la oportunidad de vivir en el Santiago Bernabéu el histórico partido ante el Deportivo de la Coruña que dio la Liga al equipo blanco. Sin embargo, lo curioso de todo es que su mayor recuerdo del encuentro no era el del famoso gol de Zamorano que valió el título. Lo que más le marcó de entonces fue una jugada aislada en la que el respetable ovacionó a Martín Vázquez por salvar en el centro del campo un balón sin importancia que se perdía por la banda.

Se trata de una anécdota que viene a resumir brevemente la filosofía histórica del Real Madrid. Una razón de ser que José Mourinho ha asimilado desde el primer día, honrándola cada vez que le ha sido posible. Porque al de Setúbal se le puede acusar de muchas cosas, pero no de falta de implicación. Él se ha hecho tan grande en esta profesión por su capacidad de mimetizarse con el club en el que trabaja, de adaptarse rápidamente y asimilar los rasgos de cada institución. Y en Madrid no ha tardado en comprender las dimensiones universales del club, asumiéndolas como suyas y sembrándolas entre la plantilla para que los jugadores comprendan lo que supone portar este escudo.

Los últimos días han sido complicados, tanto para el club como para la afición. Ha sido como una montaña rusa de sensaciones, con más descensos que ascensos. La alegría de la Supercopa se ha visto eclipsada por el mal inicio en Liga y por la tristeza de Cristiano Ronaldo, por lo que se han generado dudas lógicas. A pesar de que el crédito de Mourinho es enorme. Porque la imagen que el Madrid dio en Sevilla fue muy mala, diría que de la peor en el último año y medio. No solo por el hecho de jugar mal, sino por la sensaciones de incapacidad y frustración que dieron los jugadores.

Han sido momentos de duda, sí. Y ante ellos, Mourinho ha cogido el decálogo madridista y le ha pedido a sus hombres que lo apliquen. Recientemente leía una frase de Santiago Bernabéu en la que decía que "la camiseta del Madrid es blanca, se puede manchar de barro, de sudor y hasta de sangre, pero nunca de vergüenza". Ley madridista. Palabra del hombre que hizo grande a este club, que sabía mejor que nadie lo que era y debía ser el Real Madrid. Porque aquí se puede jugar mejor o peor, ganar o perder, pero nunca dejar de luchar ni dar por perdido un balón, aunque éste se pierda por una banda a 40 metros de la portería.

Ésta es la diferencia entre este equipo y los demás. Nunca habrá nada igual al Madrid, porque nadie ha sido capaz de adoptar esta filosofía de la forma que se ha hecho en Concha Espina. Por eso, Mourinho dejó claro tras el Pizjuán que "no tenía equipo". Algunos han intentado malinterpretar sus palabras, como si el entrenador estuviera minusvalorando a sus hombres. Pero nada más lejos de la realidad. Solo quería espabilarles, darles a entender que vestir esta camiseta conlleva ciertas obligaciones.

Y ellos, listos como son, lo han entendido a la perfección. Ante el City dieron toda una exhibición de madridismo. De entrega. Dejaron claro que las catástrofes de Getafe o Sevilla no respondían a un problema de condición física, sino de mentalidad. De agotamiento psicológico o incluso de falta de ambición puntual. Porque el martes jugaron un partido magnífico, encerrando al campeón de la Premier en su campo, logrando que tardara una hora en tirar a puerta por primera vez. Y jugando bien al fútbol mal que les pese a algunos, gente incapaz de valorar positivamente este juego al no cumplir los cánones culés de estética.

Al acabar el partido no pude más que pensar que acababa de disfrutar del Real Madrid. Y eso son palabras mayores. De una noche mágica en el Bernabéu, como no había vivido en mi vida. Los jugadores se vaciaron a pesar de las adversidades y el madridismo conectó perfectamente con ellos, creando un ambiente único. Al final se ganó, pero como dijo Mourinho después del partido, si se hubiera perdido tampoco hubiera pasado nada. Porque la vergüenza del sábado había tornado en el orgullo del martes. Por fin, el equipo había recuperado la senda correcta, la que ha hecho de este club el mejor de la historia. Un camino donde la épica es lema y se pelea cada balón como si fuera el último. Porque es nuestra identidad, la que nos ha hecho grandes. Y, en estos casos, también la respuesta a nuestras dudas

martes, 11 de septiembre de 2012

Denis, un ejemplo de progresión

Durante el último año y medio he intentado seguir al Castilla con especial atención. En este tiempo he podido confirmar que el Real Madrid puede estar orgulloso de su cantera, porque tiene jugadores que en muy pocas temporadas estarán en Primera División, ya sea en el equipo blanco o en otros clubes. Los Morata, Jesé, Nacho, Álex o Juanfran más los que ya no están como Joselu o Carvajal deben ser motivo de satisfacción para todo aficionado madridista que se precie. Por su juego y por su entrega, pues la temporada pasada culminaron un impresionante ascenso a Segunda que estamos empezando a disfrutar en estos momentos.

En este tiempo he podido apreciar el juego de muchos chavales. Sin embargo, en ninguno he visto una progresión igual a la que está llevando Denis Cheryshev. El hispano-ruso ha pasado en un año de ser el duodécimo hombre del equipo en la Segunda B a ser un futbolista fundamental en los esquemas del nuevo Real Madrid Castilla en la División de Plata. A los 21 años, cerca ya de los 22, le ha llegado la hora de demostrar que puede entrar en los planes de José Mourinho para el futuro. Porque lleva ya varios meses llamando muy fuerte a la puerta del primer equipo, pidiendo lo que otros como Jesé, Morata o Álex ya han tenido. La oportunidad de debutar en partido oficial.

No sería la primera vez que se vestiría la camiseta del conjunto senior, pues el pasado mes de julio ya lo hizo en un amistoso disputado en Oviedo. Entonces solo tardó media hora en ver portería, pidiendo a gritos que Mourinho subrayara su nombre en su agenda. Sin embargo, el portugués no se lo llevó a la gira americana, dejando que Toril trabajara con él en beneficio del Real Madrid Castilla. Y ahí es donde Denis se está haciendo grande en estos días, cogiendo los galones que han dejado definitivamente Carvajal y Joselu y parcialmente Morata, Nacho y Jesús. En su ausencia el filial no ha tenido tiempo de sentirse huérfano, porque el extremo no se ha escondido y ha asumido responsabilidades.

Y lo ha hecho desde el primer momento, como en el amistoso ante el Albacete en el que inauguró el marcador. Desde el primer momento el ruso ha dejado claro que este año quiere ser importante. Tanto en su equipo como en la selección sub'21 de su país, donde ya es prácticamente una estrella. Le han bastado cinco partidos en el último año con el equipo, en los que ha marcado tres goles, para empezar a ser reclamado para la absoluta. No en vano, los dos últimos el pasado viernes ante Polonia son la mejor demostración de los cambios que está experimentando Denis.

El jugador se encuentra con confianza y pasa por un momento dulce, por lo que ya está llamando la atención de manera merecida. Su progresión reciente es innegable y modélica, ya que pocos canteranos pueden decir que hayan mejorado tanto en tan poco tiempo. Y lo más interesante de todo es que la Segunda División será el marco perfecto para que termine de tallar su evidente talento. En un equipo carente de delanteros centro como es el Castilla, el desborde, la velocidad y el remate de Denis van a ser fundamentales para que la temporada tenga un final feliz. Además, competencia no le va a faltar con compañeros como Jesé, Borja García o Jota. Pero bueno para él, para un jugador acostumbrado a ganarse cada partido los minutos a base de fútbol y esfuerzo.

Como sucede en estos casos, solo queda esperar para ver lo que le depara el futuro a este jugador. Pero no tengo dudas de que si sigue trabajando con este compromiso e ilusión, le acabará yendo muy bien. En el Madrid o en otro equipo. Ahora tiene toda una temporada en el Castilla, quizás la última, para demostrar que puede tener un hueco futuro en el ataque del equipo de los 121 goles. Pero seguramente la afronte como siempre, despacito y con buena letra. Con mucha paciencia y dedicación, consciente del peso que supone llevar esta camiseta. Algo que ha aprendido de su padre, Dmitri, un mito del sportinguismo. Garantía de que Denis es un jugador educado para tener los pies en la tierra. Y eso, a su edad, ya es tener mucho ganado...

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El madridismo no juega a las adivinanzas

Tres días han pasado desde que Cristiano Ronaldo decidiera escenificar su descontento y la sorpresa todavía dura en el madridismo. Sus palabras han sentado como un golpe bajo, como una pequeña traición del ojito derecho de la afición, un futbolista que después de mucho trabajo había logrado ganarse el respeto y el aprecio del seguidor blanco. Pero hay cosas que cuestan mucho lograr y que se pueden perder en un solo instante, y el portugués ha jugado demasiado con fuego.

El martes pasado Cristiano se vio en la necesidad de publicar un comunicado oficial en su cuenta de Facebook para apagar un poco el incencio que había generado conscientemente. Porque él sabía perfectamente lo que hacía y cuándo. Su rabieta no fue fruto de un impulso, sino de una decisión que maduró entre el jueves y el domingo, tiempo que pasó entre la conquista de la Supercopa y el partido ante el Granada. Cerca de 96 horas en las que se produjeron los acontecimientos que pudieron provocar que el vaso del de Madeira se desbordara hasta tomar la decisión más polémica de su estancia en la capital de España.

Pero, ¿qué motivos son éstos? Prensa y aficionados llevamos varios días intentando averiguarlos. Así lo ha querido el jugador, pues ha buscado el interés del mundo del fútbol al lucir un compendio de gestos y caras ante el Granada tras anotar sus dos goles, para después dejar flotando en el aire su tristeza. Él sabía que el momento para hacerlo era el domingo, justo el día antes de viajar con su selección. De desaparecer. La 'patata caliente' iba a quedar así en el tejado madridista, en manos de Florentino y Mourinho, dos de las pocas personas del mundo que deben saber a ciencia cierta qué preocupa a Cristiano Ronaldo.

Como digo, sus razones tendrá. En ellas la afición madridista no tiene la culpa, como quiso dejar claro el martes. Y, por lo visto, el dinero tampoco. Dos detalles que deber servir para que los aficionados se tranquilicen en algo. Sin embargo, Cristiano sigue sin desvelar las claves, pues quiere seguir jugando a esto de que se hable de él aunque se den palos de ciego. Después de más de un año peleando duramente por quitarse esa fama de egocéntrico que siempre le ha acompañado, esfuerzo plasmado en una temporada donde se le vio generoso e implicado con el equipo, ahora ha vuelto a saltar por libre sin valorar los perjuicios que le ha causado al Real Madrid.

La cuestión no es si tiene derecho a estar triste o no, pues tendrá que dar sus explicaciones a su debido momento. El tema es que se ha equivocado al actuar así. Porque el madridismo no merece estos momentos de preocupación, ni este disgusto cinco días después de haberle ganado la Supercopa al Barcelona. Por una vez corrían tiempos de bonanza en Chamartín tras varios años de oscuridad y el de Madeira ha venido a empeñarlos, lanzando a los cuatro vientos su malestar para que el asunto se haga una bola de nieve y tenga que solucionárselo la cúpula del club por simple presión mediática. Estos temas deben tratarse dentro de un despacho, no con mensajes y micrófonos de por medio. Por respeto a la afición, que, por cierto, viene a ser la más exigente del mundo y que no acostumbra a pasar estos detalles así como así.

Parece evidente que Cristiano ha actuado pensando en sí mismo y sin valorar las consecuencias negativas que le podría traer al Real Madrid. Su actitud ha venido a ser una priorización de sus intereses sobre los del club y eso es algo que hay que hacerle ver que no puede volverse a repetir. Porque, por muy grande que sea o llegue a ser Cristiano Ronaldo, siempre habrá algo que estará por encima de él. El Real Madrid. Este club va más allá de las personas, es una institución a la que no se le pueden poner condiciones. CR7 debe darse cuenta de que él solo es un grano de arena más de la grandeza de este equipo. Por muy bueno que sea.

No me cabe ninguna duda de que este asunto se solucionará. Estamos en septiembre y aún quedan nueve meses de temporada. Esto en fútbol es un mundo. Puede que en cuatro semanas Cristiano Ronaldo ya esté sonriendo de nuevo en el equipo, porque el Madrid trabajara para que así sea, estoy seguro. Y el Bernabéu seguramente haga un esfuerzo por olvidarse de todo. Pero el portugués debe aprender de esto que así no se hacen las cosas, que el Real Madrid está en una dimensión superior a sus intereses como jugador y persona. Que esta afición es sagrada y que no puede jugar con ella como lo ha hecho, por muchos motivos que tenga para sentirse mal. El juego de las adivinanzas no debe tener lugar en un equipo donde vestir su camiseta no es una obligación, sino un privilegio. Por eso, después de tres temporadas aquí ya va siendo hora de que entienda que el Madrid no ha bailado nunca en 110 años de historia al son de nadie. Y él tampoco va a ser la excepción.