domingo, 9 de junio de 2013

Higuaín, historia de un desencanto mutuo

Siempre he defendido a Higuaín. Hasta hace un par de meses. Poco a poco me he ido dando cuenta de que tenía los días contados en el club, de que que no iba a haber otra oportunidad. Él mismo así lo ha querido, y quizás también el club, aunque ahora se esfuercen en aparentar que no es así. Gonzalo siempre lo ha dado todo por el Real Madrid, eso es más que evidente. Pero en el último año lo ha hecho sin ilusión y eso ha precipitado un triste final que un madridista así no merece.

Tras lo ocurrido el año pasado, en el presente tenía que haber varios cambios para que el jugador renovara sus ilusiones con el club. Mucho se habló tras ganar la Liga de la camiseta que llevó Higuaín en la celebración en la Cibeles, toda llena de firmas de sus compañeros. Sonaba a despedida. Sin embargo, Mourinho se reunió con su padre y agente y el 'Pipa' decidió quedarse un año más. La versión de su entorno es que le prometieron felicidad y una jugosa renovación para que continuara muchos años más en el club de su vida.

Sin embargo, la misma nunca llegó. La temporada empezó mal para el equipo y su competencia con Benzema no fue idílica como había ocurrido la temporada pasada. El juego de Higuaín fue discreto, como el del resto del equipo. Y su rendimiento no fue el suficiente como para que el Real Madrid se animara a dar el paso de coger el teléfono para llamar a su representante. Bien es cierto que el jugador cumplió con cierta regularidad en la Liga, pero todo el mundo sabía que era la última oportunidad que tenía para convencer a todo el mundo y a sí mismo que era el delantero del presente y el futuro del Real Madrid. Y eso no ocurrió.

Quizás fue por una mezcla de situaciones, principalmente por la de no saberse respaldado por el club y no haber renovado su contrato. Higuaín no sintió la confianza que necesitaba por parte del Real Madrid, lo que hizo que él no se la ganara tampoco en el campo. Una cosa llevó a otra o la otra a la una. A saber. La cuestión es que llegó el mes de abril con Higuaín como titular ante el mal estado de forma que atravesaba Benzema. La hora de la verdad tras siete años en el club.

 Eliminatoria ante el Borussia de Dortmund, en los dos partidos como titular. El momento de demostrar que sus 9 goles en 46 partidos de Champions no eran por falta de instinto asesino en las grandes noches.
En Alemania destacó por su lucha e incluso fue básico para rebañar y servirle en bandeja a Cristiano el gol del equipo. Pero acabó naufragando como todo el equipo. Y en la vuelta su historia de amor con el Bernabéu acabó de la forma más abrupta posible. Mano a mano ante Weidenfeller antes del minuto 10 que acabó con un disparo al 'muñeco'. El madridismo no le pasó más. De adorado a pitado en poco más de 10 meses. Y es que toda paciencia tiene un límite e Higuaín había cubierto el cupo. Era otro fallo clave, uno más de muchos.

Ahí él entendió que su trayectoria en el Madrid había acabado. El club no le había mostrado su cariño institucional y una parte amplia de la afición se lo había perdido. El clima no era el mejor para que, un año más, volviera a intentar terminar con sus 'fantasmas'. Por eso a nadie le sorprendió que dijera que quiere irse este verano. Desde hace tiempo se palpaba en el ambiente que ya no habría un mañana con Higuaín vistiendo de blanco. Es una historia donde todas las partes han perdido la ilusión, donde el desencanto ha acabado con todo.

Es cuestión de días, de semanas, que Higuaín firme por la Juventus, el Arsenal o el club que quiera. Atrás dejará 7 años de momentos buenos y malos. Pero fundamentalmente, de madridismo. Porque el argentino se podrá ir con la cabeza bien alta. No hay ni un ápice de duda de que se ha dejado todo en el campo por este club, el de su vida. Bien es cierto que ha ilusionado y ha decepcionado a partes iguales. Pero siempre ha peleado sin rendirse, aunque las cosas le hayan venido mal dadas. La suya es una historia de superación en la que se ha demostrado que el corazón no siempre es suficiente para llegar a un final feliz en el Real Madrid. Aunque al menos sí lo es para llevarse un aplauso de reconocimiento y un "gracias por todo, 'Pipa'".

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