sábado, 7 de septiembre de 2013

Muchas esperanzas, pocas certezas

Nadie podía esperar que la confirmación del ansiado Gareth Bale nos iba a traer a continuación una consecuencia que nos iba a amargar el cierre del mercado de fichajes. El club tenía claro que para hacer semejante gasto por el galés tenía que equilibrar un poco más las cuentas, de forma que se apresuró a vender a un jugador. El elegido fue Mesut Özil, un futbolista que en los últimos días había estado rumiando su situación en el club, pero cuya relevancia en el mismo hacía diíficil de creer lo que al final se acabó cumpliendo.

En el traspaso de Özil todo ha sido bastante extraño. El club ha llevado esta operación con bastante discreción y ha hecho caso omiso de la evidente corriente de madridistas que se oponía a la salida del alemán. Cosa rara en Florentino Pérez, persona muy dada a escuchar a los aficionados y a no soltar a sus mejores jugadores. Por lo tanto, es evidente que el papel del propio jugador ha sido fundamental en todo esto. O más bien de su padre y agente, que como ha evidenciado parece moverse más por los intereses económicos que por el bien deportivo de su hijo.

Es difícil pensar qué aspiraciones puede tener Özil en el Arsenal. El inglés es un buen equipo, con jugadores de primer nivel. Pero lleva ocho años sin ganar un título. Bajo esta perspectiva será complicado que el alemán sea un futurible Balón de Oro, a pesar de que condiciones futbolísticas para ello tiene de sobra. No cabe duda que pasará de ser la 'cola de león' en el Madrid a ser la 'cabeza de ratón' gunner, pero eso difícilmente colme las expectativas profesionales de uno de los jugadores más talentosos de Europa y del mundo.

Solo el tiempo dirá si él se ha equivocado, aunque a día de hoy parece que así es. Un error que también se puede extrapolar al Real Madrid, toda vez que ha accedido a su petición y se ha desprendido de uno de esos futbolistas únicos que quizás sería objetivo del club el próximo verano de no haber vestido ya su camiseta durante tres años. Solo a nivel económico la operación se puede considerar como extraordinaria, con un rentabilidad de cerca de 40 millones de euros en solo 36 meses. La cuestión es que ya sabemos todos que el Madrid es un club de sobresaliente en la parcela económica, pero con defectos en los últimos años en la planificación deportiva. Y once años sin ganar la Champions así lo atestiguan.

En cuestión de dos días el equipo ha pasado de tener 'overbooking' en la mediapunta con Isco, Kaká, Özil y Modric a tener carencias ahí. Dos de estos jugadores han sido traspasados y el croata ahora está haciendo de 'parche' en el mediocentro; así que ahora solo queda 'rezar' para que el malagueño no coja ni un pequeño resfriado. Por lo pronto el jugador lleva unos días tocado de su tobillo en la concentración de la selección y ya hay cierta lógica preocupación. Porque ahora sin Özil y sin Higuaín la plantilla es más débil arriba.

Bajo esta tesitura Bale será el hombre encargado de cubrir la ausencia de estos dos futbolistas. El galés tendrá que multiplicarse para hacer de Özil y de Higuaín, aunque sea muy diferente a ellos. No en vano, lo ingresado por ambos ha ido en su fichaje. La responsabilidad que tendrá será máxima, pues es evidente que el equipo ha perdido 'punch' en ataque. En esta tarea contará con la ayuda de otros como Jesé o Morata, cuyo rendimiento está por ver, aunque ilusiona mucho de primeras.

Y veremos cómo se porta Benzema, quien está cumpliendo de momento por números pero no por entrega y ganas. Los próximos tres meses suenan a prueba de fuego para el ataque merengue, pues la sensación actual es que el Madrid está con lo justo arriba. Hay muchas esperanzas en que los canteranos cuajen y Karim responda, pero pocas certezas. De cómo salga todo en los partidos venideros dependerá que haya o no que pensar en completar en enero una plantilla que sonaba muy bien el 1 de septiembre, pero que el día 2 ya generaba ciertas dudas por la venta de uno de los mejores jugadores que ha tenido el Madrid en los últimos años.

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