sábado, 21 de septiembre de 2013

No es momento para revoluciones

Solo le han dejado dos meses y ya están empezando a aflorar los primeros comentarios críticos. Un sector de la prensa lleva unos días vendiendo la teoría de que la mano de Carlo Ancelotti no se nota en el Real Madrid y de que el equipo blanco sigue sin tener un juego reconocible. Pero, ¿es que acaso se podía esperar otra cosa a estas alturas de temporada?

El Real Madrid ha jugado esta temporada trece partidos, ocho amistosos y cinco oficiales. Ha ganado doce de ellos y ha empatado solo uno, el último de Liga ante el Villarreal. Sin embargo, ya hay quien le pide más al equipo y empieza a recordar la promesa que Ancelotti hizo el 26 de junio pasado al ser presentado como nuevo entrenador madridista: la de buscar permanentemente el buen fútbol. Por ahora el equipo no se ha lucido demasiado, más allá de momentos concretos y de su espectacular goleada en Galatasaray. Pero es que a estas alturas no le podemos pedir mucho más.

En el fútbol dos meses no son nada. Y menos si en este tiempo ya ha habido dos 'parones FIFA' por los compromisos de las selecciones nacionales. Lo cual se traduce en un par de semanas en las que Ancelotti no ha podido trabajar con su plantilla. Si a eso se le suma que el primero de los meses fue de pretemporada, tenemos que el italiano solo ha dispuesto de unas pocas semanas para inculcar sus ideas y conceptos a los jugadores merengues. Un tiempo escaso para poder ni siquiera pensar que el Real Madrid está en disposición de mostrar su mejor cara a corto plazo.

En el fondo de todo este asunto se intuye una cierta paranoia sobre el legado de Mourinho. Algunos han llegado a vilipendiar tanto al portugués que están impacientes por dejar de ver cualquier rastro del técnico en este equipo. Pero que tampoco se esfuercen demasiado, porque por mucho que les duela, es inevitable que el Real Madrid siga teniendo un cierto toque 'Mou' en su estilo y en su juego. Más que nada porque el ahora entrenador del Chelsea fue el que lo reconstruyó prácticamente de cero desde el caos dejado por Pellegrini en 2010.

A día de hoy no podemos esperar un Real Madrid de juego puramente de toque (digamos tiki-taka), porque no está preparado para eso. Durante tres años el equipo ha sido programado para jugar de una manera muy concreta que, dicho sea de paso, se adapta a como un guante a las características de sus jugadores. La idea que subyace en todo esto es que el conjunto merengue no puede jugar a algo muy diferente a lo que ha jugado en los últimos tiempos porque no sabe hacerlo. El 'leitmotiv' de este equipo es la velocidad y juego directo y sería absurdo intentar cambiar esto.

Así se vio el martes pasado en Estambul, donde el Madrid completó su mejor segunda parte de la temporada. A la contra devoró al Galatasaray por rapidez, calidad y pegada. Y jugó muy bien, haciendo gala del estilo que le ha caracterizado en los últimos años y que en 2011 le permitió ganar la Liga más espectacular de la historia. No en vano, tiene a los dos mejores jugadores del mundo para este estilo, Cristiano Ronaldo y Bale. Y además le agrega otros muy buenos para ello como Di María, Jesé o Modric. Al fin y al cabo, cada uno intenta jugar como mejor sabe y el Madrid lo tiene muy claro desde hace tiempo.

Esto no impide que este año contemos con un equipo con más recursos gracias a los nuevos fichajes. Carvajal aportará más profundidad y ataque por la banda derecha, Isco más llegada y movilidad en segunda línea, Casemiro e Illarra más frescura y salida de balón en el centro del campo... Detalles que permitirán que el Madrid de Ancelotti cuente con más posibilidades a la hora de plantear los partidos, sin que se vea asfixiado ante rivales defensivos de gran orden táctico. Por ello, este conjunto tiene más variables y soluciones que el de Mourinho, pero en el fondo su esencia va a seguir siendo la misma. No nos volvamos locos y busquemos revoluciones, porque el objetivo es aprovechar el trabajo hecho en los últimos años y crecer a partir de él.

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