viernes, 30 de noviembre de 2007

¿Hay alguien ahí?

Una de las grandes preguntas que el ser humano se ha hecho a lo largo de la historia es si realmente se encuentra solo en el universo. La realidad es que se trata de una cuestión muy peliaguda, porque no estamos preparados para asumir su respuesta, tanto si es en un sentido o si es en otro. Y es que la posibilidad de no ser el centro del universo, su ombligo cósmico, el ojito derecho del dios de las religiones monoteístas o el de los dioses de las politeístas, se hace difícilmente asumible para unos seres que han demostrado a lo largo de la historia su egocentrismo y vanidad.

Por su parte, la posibilidad opuesta, aquella que nos llevaría a encontrarnos en la soledad cual naúfragos en una isla desierta, es quizás demasiado cruel para ser aceptada. En el caso utópico de que se confirmase (la califico así ante la imposibilidad de rastrear cada rincón del universo) nos dejaría ante una tesitura bastante terrible: ser el único planeta habitado entre un número ingente de mundos inhóspitos, no tener vecinos a los que pedirles un poquito de sal cuando ésta escasee en casa. Estar solos, en definitiva. Y aunque en este caso estemos hablando de vecinos verdes y con antenitas, a nadie le gusta estar solo; y menos en un barrio tan grande.

Dos respuestas posibles por tanto a la pregunta, y dos respuestas problemáticas. En esta situación, parece evidente que lo mejor es quedarse como estamos, en el más puro desconocimiento. Sin embargo, se trata de una cuestión que entra en conflicto con las clásicas del "¿quiénes somos?" y de "¿dónde venimos?", por lo que la naturaleza curiosa del ser humano nunca va a dejar de planteársela hasta que sacie su interés. Nos encontramos, por tanto, ante el gigantesco puzzle de la existencia, y si queremos resolverlo, necesitamos imperiosamente esa fichita que nos facilite las cosas.

Mi opinión es que la contestación a tan interesante cuestión es evidente, muy evidente; aunque carezca de elementos empíricos para confirmarla. El ser humano no puede plantearse la vida en el planeta Tierra como la única presente en un universo que se calcula que tiene 20.000 trillones de estrellas, unas 100.000 galaxias y un tamaño de unos 15.000 millones de años luz. Hacerlo sería desafiar las leyes de la lógica y de la estadística, sería una necedad propia de quien se cree un milagro surgido dentro de un lugar dónde no se precisa de éstos.

A principios de los años 60 algunos científicos se empezaron a plantear seriamente estas cuestiones, de manera que crearon el programa de búsqueda de inteligencia extraterrestre SETI y formularon algunas de las teorías sobre la cuestión. Entre ellas se encuentra la famosa ecuación de Drake, la cual viene a calcular el número de civilizaciones extraterrestres posibles en base a unos parámetros como el número de planetas adecuados para la vida o el porcentaje de los mismos que desarrollarían la vida. Los resultados si se calcula en relación a nuestra Vía Láctea son esclarecedores: 10.000 civilizaciones. Y eso sólo en nuestro barrio...

Unas cifras, que a pesar de hablar por sí solas, no garantizan unos buenos resultados en programas como el SETI. De hecho, hasta el momento la única constancia de una señal diferente recibida en un radio telescopio es la conocida por Señal WOW, captada en 1977 y que a día de hoy continúa sin tener una explicación coherente. Extraña por tanto, pero a todas luces insuficiente para unos datos tan demoledores como los anteriores.

La realidad es que estas más de cinco décadas de investigación infructuosa respecto al tema sirven a día de hoy como justificación a todos aquellos que se posicionan contrarios a la hipótesis de existencia de vida extraterrestre. De hecho es curioso que ahora, en pleno siglo XXI (era de los móviles, las fotografías y los vídeos), el fenómeno OVNI esté en decadencia, cuando en realidad debería ser su momento de mayor relevancia. A día de hoy, seguimos sin ninguna prueba fehaciente de ello, lo que es, como poco, extraño.

Quizás la explicación esté en que no estamos sabiendo buscar de la manera adecuada. No podemos olvidar que somos una raza joven, de apenas dos millones de años y muy poco evolucionados, a pesar de lo que pueda parecer. Durante los últimos cincuenta años ha sido cuando hemos comenzado a dar pasos de gigante, cuando hemos empezado a conocernos a nosotros mismos y a ser conscientes de nuestras propias posibilidades. Ahora es momento de empezar a mirar fuera de las ventanas de nuestra casa, pero para ello no podemos hacerlo esperando encontrarnos lo que queremos ver, porque la realidad probablemente sea muy diferente a lo que creíamos.

Sería momento, por tanto, de dejar atrás la egolatría y de plantearnos la posibilidad de que, como se decía en la famosa serie, la verdad esté ahí fuera. Una verdad desconocida y que quizás sea muy distinta a lo que esperamos descubrir, pero que nos está esperando, y con ella, el comienzo de la solución al puzzle de la vida.

martes, 27 de noviembre de 2007

Grandes Momentos del Cine: "Blade Runner"

"Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir"

(Roy Batty - Rutger Hauer, Blade Runner / 1982)


domingo, 25 de noviembre de 2007

Y volar...

...como Peter Pan en la película que usó esta canción para su promoción.


Clocks, Coldplay (2002)

viernes, 23 de noviembre de 2007

A la chita callando

Tan sólo cinco palabras han bastado para crear un terremoto mediático de repercusiones aún ilimitadas. Un simple "¿por qué no te callas?" dicho oportunamente, pero no por ello de manera premeditada, ha centrado en los últimos días la atención del panorama noticioso español y de paso ha servido para revitalizar la imagen de una Monarquía que en los últimos meses comenzaba a mostrar síntomas de flaqueza. Muestras que, incluso un par de días después de este suceso, han continuado dándose con la separación entre la Infanta Elena y Jaime de Marichalar.

Se puede afirmar que éste ha sido para la Casa Real un año muy complicado. A la polémica portada de El Jueves de este verano se han unido otros acontecimientos que han llevado a la sociedad española a plantearse la verdadera utilidad de la institución en el país. Así, la quema de imágenes del Rey, que llegó a convertirse en un medio de publicitario más que en un fin; o la ultimísima visita de SS.MM. a las ciudades de Ceuta y Melilla, han provocado la polémica en una sociedad que no deja de cuestionarse su propia identidad.

Llegada a este punto, la Monarquía necesitaba un espaldarazo que reafirmase su función, que demostrase que a pesar de las dificultades recientes continúa acarreando con sus responsabilidades. Y la oportunidad llegó el pasado 10 de noviembre, durante la clausura de la XVII cumbre Iberoamericana. Tras la incendiaria intervención de Hugo Chávez en contra de Aznar y su política, le llegaba el turno de palabra a Rodríguez Zapatero. El presidente español, como es evidente, no comulga con su antecesor, pero en esta ocasión cumplió con la necesidad del momento: salió en su defensa y en la de la democracia, pidiendo un poco de respeto para alguien que había sido elegido por millones de españoles.

Sin embargo, los argumentos del presidente español no parecieron suficientes para el líder venezolano, quien haciendo uso de su habitual irrespetuosidad, empezó a criticar en voz alta a Aznar mientras Zapatero hacía uso de su palabra. Para mí el hecho es un síntoma claro de que algo falla en este hombre cuando se le llena la boca con el "fascismo" (sí, esa palabra por desgracia tan manida hoy en día) y en realidad él es incapaz de dejar a hablar a un interlocutor durante una cumbre internacional. Y es que, ya que se utiliza para tantas cosas la famosa palabrita, no estaría mal que el propio Chávez se aplicase el cuento y demostrase un poquito de respeto por la opinión del presidente de un país democrático como España.

Llegados a este punto, Don Juan Carlos, en una reacción a la que nos tiene poco acostumbrados, le espetó a Chávez el consabido "¿Por qué no te callas?". Se trató de tan sólo cinco segundos, quizás menos, pero tiempo suficiente para transportar un simbolismo que ha calado hondo entre muchos españoles. Todo ello porque fue más que una simple pregunta, fue casi un exabrupto fruto de un impulso humano y sentimental, y lo más importante de todo, dicho por el Rey, el modelo de protocolo y saber estar para muchos.

En cualquier otra situación o con cualquier otro destinatario, esta "salida de tono" de nuestro monarca hubiera sido ampliamente criticada. Pero dicha a Hugo Chávez, diría que ha sido hasta aplaudida. Y así ha sido porque el Rey le espetó una frase que a muchos de nosotros nos hubiera encantado poder decirle en ese momento a este individuo, ya que, ¿a quién no le indigna la típica mosca cojonera que siempre está comentando algo por debajo cuando los demás hablan? Pues bien, Don Juan Carlos estaba allí para ponerle en su sitio, y encima, hacerlo de una manera de lo más natural y coloquial. Había nacido una nueva frase de moda y con ella se consolidaba la imagen de una Monarquía en situación inestable.

El resultado de esta polémica sigue teniendo repercusiones a día de hoy, en especial por un Hugo Chávez que ha llegado a afirmar que el "Rey tuvo suerte de que no lo escuchara" decirle eso, o que está esperando unas disculpas por su parte. Es curioso, pero la víctima de todo resulta ahora que ha sido él, y que el maleducado ha sido Don Juan Carlos. Pero bueno, estas consecuencias tiene el quererse mucho a uno mismo.


domingo, 18 de noviembre de 2007

With or without you

Me gustaría acabar esta serie de post dedicados a mi viaje por Londres y Dublín con esta canción de U2, para mí la mejor de los irlandeses. La he escogido para esta ocasión porque fue versionada por el grupo que tocó durante nuestra visita al Temple Bar, en una noche que se ha acabado por convertir en memorable para los que la pudimos disfrutar.

Con todos ustedes, buena música irlandesa.


With or without you, U2 (1987)

viernes, 16 de noviembre de 2007

La cerradura: Un viaje por la Europa invertida

Tan cercanos y tan distintos... Se suele decir que lo de vivir en unas islas alejadas del resto del continente es algo que marca, que crea un sentimiento de aislamiento que lleva a la gente a considerarse diferente al resto. Esto es algo que ocurre con el pueblo británico, empeñado a lo largo de la historia en hacer la guerra por su cuenta (en ocasiones en el verdadero sentido de la palabra) y en seguir unas costumbres prácticamente opuestas a las de sus vecinos europeos.

Hoy en día Londres es una ciudad cosmopolita y peculiar. De gran inmensidad territorial y poblacional, la capital británica es todo un espectáculo para los turistas menos experimentados, como es mi caso. Al llegar a ella, lo primero que choca es la mezcla de tradición y modernidad en una ciudad de pleno siglo XXI: los modelos clásicos de taxis se entremezclan en las calles con coches de lujo sólo al alcance de billeteras repletas. Por otro lado,el estilo arquitectónico, como no podía ser de otra manera, es el victoriano, que tanto atractivo le da a una ciudad única como esta: casas bajas y de gran elegancia.

Diferencias que se quedan en aguas de borrajas ante aspectos como la circulación vial. Esto es algo que ya me imaginaba antes de viajar allí, pero me ha sorprendido el detalle de lo caótico que puede suponerle el tráfico por la izquierda para alguien acostumbrado a una ciudad estructurada al revés. Y es que no he tenido un percance vial por puro milagro: hay cruces habilitados entre calles en los lugares más insospechados (incluso en diagonal) y los semáforos duran abiertos para los pedestrians menos tiempo que lo que se tarda en cruzar la calle. Ahh, y otro detalle: En los pasos de cebra se indica para dónde debe mirar el viandante al atravesarlo, será que son conscientes de lo raros que son y de que nunca viene mal avisar de su condición.

Por otro lado, reseñar el comportamiento de los "paisanos" londinenses. Como suponía, muy educados todos, siempre con sus sorry y sus thanks en la boca; pero a la hora de la verdad, muy individualistas. ¿Que en qué lo he apreciado? Pues en pequeños detalles, como que al caminar por la calle no se apartan si van a chocar contigo o como que les cuesta socializar con gente que les es desconocida. De hecho, si se les pide que te indiquen dónde está un lugar, probablemente te digan que no lo saben y sigan caminando. Igualito, vamos, que los españoles, capaces muchos de decirte que cojas la primera calle a la derecha y sigas todo de frente; cuando en realidad no saben ni ellos dónde te están mandando.

Individualistas respetuosos, los definiría. Respetuosos porque como he dicho antes, la educación inglesa siempre está presente, aunque en realidad estén pasando olímpicamente de tí. O porque son capaces de mantener los mullidos asientos que tienen en el metro (que viajo ahí y parece que estoy en el sofá de mi casa) en un estado de conservación sorprendente. Vamos, díle tú a un criajo español de 15 años que resista la tentación de no destrozar un asiento público: Mission Impossible.

Esto tambíén se aprecia en lo limpias que suelen estar las calles, donde, quizás por miedo a las bombas, quizás por innecesarias, se hace muy difícil encontrar basuras y papeleras. Pues bien, este hecho, lejos de incrementar la guarrería tirada por el suelo, lo mantiene en un nivel aceptable de higiene, sólo estropeado por los habituales chicles pegados desde la época del Paleolítico Superior. A ello hay que añadirle la inexistencia de defecaciones caninas, algo muy de agredecer por alguien acostumbrado a realizar una ginkana para evitarlas cada vez que sale de casa. Eso sí, me asalta la duda de si este último detalle es por verdera limpieza o por ausencia de perros, unos animales que deben estar en extinción en Londres.

Un hecho revelador

Dublín, un lunes cualquiera de noviembre, en un McDonald´s cualquiera. Ceno junto a mis amigos y compañeros de viaje en una de las mesas, situada junto a un par de individuos (probablemente nativos) que hacen lo propio. De pronto, nuestra castellana conversación se ve sacudida por una ventosidad de duración exagerada y altos decibelios, que no debía ser fruto del error humano. "Bueno", decimos, "qué asco, pero lo mismo se le ha escapado", así que seguimos cenando tranquilamente. Pero poco después, el poco respetable sonido se vuelve a escuchar, esta vez acompañado de una sonrisita cómplice del amigo infractor, lo que nos lleva a sospechar que el suceso no ha sido cosa del azar.

La verdad es que no se si esta anécdota será algo habitual en estas regiones, pero algo me lleva a pensar que puede que no sea infrecuente. A mí Dublín me ha parecido una ciudad que carece de la elegancia londinense y de su belleza, habitada por una gente de maneras más bastas y bruscas. Descripción que se compensa con el hecho de que quizás los irlandeses son más acogedores que sus vecinos británicos y mucho más amigables con el turista extranjero, sobre todo si hay unas Guinness de por medio.

También se suele hablar de lo violentos que pueden llegar a ser británicos e irlandeses. En este punto, sólo he podido apreciar un episodio catalogable como tal, durante mi última noche en la capital irlandesa. En él, un leprechaun local (por su tamaño de bolsillo) excedido en copas mantenía una discusión a voz en grito con un par de dependientes asiáticos de una tienda. La realidad es que el personaje, azuzado por las copas, tenía cierto valor porque los vendedores tenían contratado a un segurata de raza negra y cerca de los dos metros que no dejaba de pedir al individuo que se relajara. Cuando nos fuimos de la tienda, el little irish seguía con su cantinela, así que no se cómo acabaría la cosa para sus intereses.

Sin embargo, a pesar de la sensación de frialdad y aburrimiento que me dejó Dublín, he de decir que la noche que pasamos en el Temple Bar superó para mis amigos y para mí todas las expectativas. Y es que no tiene precio vivir una noche así en un bar irlandés, con música* en directo, con sus Guinness (aunque en esto no hablo por mí xD) y con un "plasta" irlandés con varias copas encima como compañero de mesa. Vaya noche la de aquél día.

*Os recomiendo encarecidamente que si os gusta la música irlandesa, le echeis un vistazo a esta músico y su banda Sharon Hussey, porque ellos fueron parte importante de aquella noche mágica.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Mna na H´Eireann

El recuerdo de esta magnífica melodía me llegó hace poco más de un año, durante un curso de Humanidades sobre cine que realicé en mi universidad. En una de las clases pudimos ver la genial Barry Lindon, película durante la cual se recurre repetidamente a esta bonita canción, lo que contribuye a mejorar la calidad del filme.

Digo el recuerdo porque meses antes ya había podido escucharla en reversionada en el disco de Mike Oldfield Voyager (1996). Como es habitual (al menos en mi caso), suele ser necesario escuchar varias veces una misma canción para que te acabe de gustar, y Women of Ireland ha sido un ejemplo de ello. Así, las veces que escuché el disco antes de ver la película, me pareció simplemente una buena canción, pero tras poder disfrutarla en la cinta de Kubrick no pude evitar ponérmela una y otra vez.

Ahora se ha convertido en una de mis canciones favoritas. Por eso, en las vísperas de mi viaje a tierras irlandesas, no puedo evitar recurrir a ella. Y de hecho, lo hago aportando tres versiones diferentes de la misma: la clásica, la de la cantante Sinéad O'Connor (de un estilo claramente gaélico) y un remix del propio Mike Oldfield. Las tres son muy distintas entre sí, pero mantienen la magia de la melodía original.

¿Y tú, cual prefieres?



Mna na H´Eireann (Women of Ireland), Seán Ó Riada

Mna na H´Eireann (Women of Ireland), Sinéad O'Connor

Women of Ireland, Mike Oldfield remix

jueves, 1 de noviembre de 2007

PlayStation Home llegará a Japón en primavera

Tras la suspensión del lanzamiento inicial para el mes de octubre de la plataforma PlayStation Home, el periódico japonés Nikker ha publicado que este revolucionario sistema llegará a las tiendas niponas en la primavera de 2008. Unas fechas que se espera que sean similares para los usuarios occidentales, por lo que el mercado europeo y americano no se verá excesivamente afectado por el retraso en la salida del producto.

El nuevo servicio consistirá en un programa de avatares tridimensionales para el sistema en red de la consola PlayStation 3. Así, los jugadores que deseen emplearlo podrán compartir sus propios contenidos e información a través de su personaje virtual, el cual se verá inmerso en un mundo de bits que podrá recorrer junto con el resto de usuarios de la plataforma.

Con esta descripción resulta inevitable compararlo con otros programas similares y de reciente aparición como es el caso del juego en red Second Life o el del sistema XboxLive de la consola homónima. Y es que los avatares presentes en este nuevo servicio podrán bailar, moverse, chatear (por texto, vídeo y voz), jugar a actividades de carácter lúdico (piscina, bolos, salones recreativos…), ver traílers de futuros estrenos de cine real, etc.

Otra semejanza es que los jugadores podrán tener también su propio hogar, de manera que cada uno podrá invitar a sus propios amigos e interactuar con ellos. Este espacio se empleará habitualmente para crear grupos sociales a modo de lobby, en los que se podrán realizar fiestas virtuales con música incorporada desde el propio disco duro de la consola. Además, como complemento, algunos de los electrodomésticos y muebles disponibles serán de la propia marca Sony.
En cuanto a las diferencias más importantes respecto a programas como Second Life, es destacable que todo lo relativo al control de este mundo virtual quedará en manos de la empresa Sony, por lo que los usuarios no podrán manipular los contenidos ni tendrán posibilidad de editar el mundo virtual (no existirá la modalidad de construcción). Sin embargo, sí está previsto que sean posibles los intercambios económicos entre los usuarios, aunque se trata de una opción sobre la que la compañía no ha dado aún demasiados detalles.

Además, como curiosidad, todos los menús de este servicio podrán ser dirigidos mediante una consola de PSP virtual que facilitará una interfaz de acceso sencillo y rápido a las funcione disponibles. Todo ello estará disponible a partir de la próxima primavera en un servicio gratuito para todos los poseedores de una consola PlayStation, si bien no está descartado que se incorporen algunos contenidos de personalización que sean de pago en el futuro.