viernes, 12 de octubre de 2007

A Luis se le acaban las excusas

Esta semana la Liga para de nuevo para dejar paso a las selecciones, lo que, en una época como esta, no le hace gracia a ningún aficionado. Y es que vivimos en un período donde la selección española ha pasado a convertirse en un estorbo, en un equipo que no inspira ninguna confianza y que sólo trae precupaciones para el aficionado del deporte rey. El equipo de todos lleva varios años dando bandazos, sin ninguna identidad, y acostumbra a pasarlo muy mal para clasificarse en grupos donde los principales rivales son Serbia o Suecia.

Por tanto, la crisis que vive nuestro fútbol es patente. Han sido muchos golpes los vividos recientemente en las competiciones de renombre (Francia en el 2000, Corea en el 2002, Portugal en el 2004, de nuevo Francia el año pasado) como para que los aficionados vuelvan a esperanzarse con rapidez con este equipo. Y ante todo, está Luis, ése seleccionador que gusta de ser más protagonista que sus propios jugadores, que acostumbra a pensar en voz alta para que todos sepamos que él es de los que no se muerde la lengua.

Pero claro, luego pasa lo que pasa. El seleccionador se dedica a hacerle una peineta a un par de jugadores en pleno entrenamiento, o le habla a otro sobre si es mejor que su compañero negro (sic) de equipo. Genio y figura, a este Luis le gusta demasiado la polémica y no es capaz de darse cuenta de que lo que menos necesita este país es un seleccionador que ocupe más portadas que sus propios jugadores. Es el momento de hablar de Cesc, Xavi, Villa o Torres; no de Zapatones.

Creo que tenemos una de las mejores selecciones españolas de los últimos años, con uno de los mejores centros del campo del mundo. Iniesta, Xavi, Xabi Alonso, Cesc, Silva y demás son jóvenes y buenos, muy buenos. Pero acostumbran a estar más preocupados de sus propios equipos que de la selección, y cuando llegan a ésta, se encuentran con un equipo que no tiene un estilo de juego ni referentes.

Porque, ¿quién es el líder de la selección española? El actual capitán, Casillas, es quizás el mejor jugador del mundo en su puesto, pero no tiene aún la personalidad ni la experiencia para convertirse en la verdadera referencia de este equipo. Por su parte, sus actuales compañeros, o son muy jóvenes o tampoco parecen querer asumir ningún tipo de galón. La situación no invita al optimismo... pero nos queda Raúl.

El 7 es un jugador que hasta el momento ha disputado 102 partidos con España y ha marcado 44 goles, todo ello con apenas 30 años. Es el líder espiritual del Real Madrid, el equipo que actualmente lidera la Liga y que parece volver a la senda de la victoria tras estar cerca de cuatro años sin ganar nada. Datos a los que además hay que sumarle que el jugador ha vuelto a jugar su mejor fútbol, después de que la estancia de Ronaldo en el club merengue lo condenara a tareas futbolísticas que no eran la suya.

Como dice Santiago Segurola, el peor Raúl iba a la selección y el mejor ya no es llamado. Luis se ha empeñado en no convocarle y está dispuesto a llevar su decisión hasta las últimas consecuencias, aunque nos suponga no ir a la Eurocopa de Austria y Suiza. Preguntado por los motivos por los que no llevaba a Raúl, el seleccionador aludía a que quería mantener el equipo que tan buenos resultados le había dado últimamente. Pues bien, el sábado pasado Villa se lesionaba y Aragonés se veía obligado a llamar a un sustituto, a cambiar de equipo. ¿El elegido? Raúl. Pero Raúl Tamudo.

Creo que a nuestro seleccionador se le acabó la credibilidad hace tiempo, en concreto aquél día cuando dijo que si España no estaba entre los mejores en el Mundial de Alemania, él se iría. Pues bien, caímos en octavos y Luis sigue ocupando las portadas de los principales diarios deportivos. Tiene a la prensa encima y él se defiende acusando a los periodistas de manipular lo que dice y hace. Meras excusas para alguien que se encuentra solo en su cargo, que no cuenta con apoyos y que para colmo, acostumbra a traicionar sus propias palabras con demasiada frecuencia. Ya no le quedan más excusas para aferrarse a su cargo y, tristemente, la gran perjudicada de todo esto está siendo la selección española.

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