sábado, 5 de julio de 2014

James Rodríguez, más capricho que necesidad


Sí, James es bueno. Muy bueno. Pero no es lo que necesita el Real Madrid. Al menos para esta temporada. El colombiano ha brillado en este Mundial y automáticamente ha pasado engrosar la enorme lista de los futuribles para el conjunto blanco, aunque parece que en esta ocasión Florentino está dispuesto a dar los pasos necesarios hasta cerrar su llegada. Y es que a día de hoy no cabe duda que el club va en serio a por el jugador. Algo ante lo que yo me pregunto: ¿y para qué?

A cualquier aficionado que le guste el fútbol y que haya podido ver el juego de James Rodríguez en este Mundial le gustaría que acabara en su equipo. Así que yo no voy a ser tan necio de negar que me encantaría que el futbolista afichara por el Real Madrid. Sin embargo, apuesto por la paciencia; pues no veo razones en estos momentos para pensar que en este año su contratación pudiera peligrar. Estos días en la prensa se especula únicamente con el nombre del equipo blanco, ya que no parece que ningún otro conjunto europeo haya preguntado por él. Aunque, por si acaso, el Real Madrid tiene la tranquilidad al mismo tiempo de saber que el precio de James oscila entre los 60 y los 75 millones de euros. O lo que es lo mismo, una cifra prohibitiva para el 99% de los equipos del mundo.

La idea es que actualmente no percibo grandes competidores para llevarse al hombre de moda. Pero por si esto fuera poco, aún hay más: James y su familia tienen el sueño de que tarde o temprano vista blanco. Durante toda su carrera, en cualquier circunstancia, el mediapunta dará prioridad al Real Madrid respecto a los demás clubes. Esa es una ventaja de gran valor porque servirá para atraerle, por simple inercia, al club merengue. Como ya ha dicho muchas veces Florentino Pérez, hay jugadores que han nacido para jugar en el club más grande de todos los tiempos y el colombiano es uno de esos casos.

James RodríguezEn consecuencia, no me cabe duda de que James será madridista. El cuándo, lo desconozco. Y prefiero que no sea este mismo verano. Con 23 años que aún no cumplido habrá oportunidades de sobra para traerle. Ahora mismo por mucho que le busco hueco no se lo encuentro. No hay más que ver el estilo y la táctica que ha implementado Ancelotti el último año, dando prioridad al 4-3-3 que ha acabado defenestrado el puesto de mediapunta que antes ocupaba Özil. Con este sistema el 'enganche' ha pasado a un segundo plano e Isco ha tenido complicado encontrar su hueco. Al malagueño no le ha quedado más remedio que reciclarse al puesto de interior, a la imagen y semejanza de Seedorf, tal y como le pidió el entrenador italiano.

Huelga decir a estas alturas que Isco me parece muy parecido a James Rodríguez. Ambos son mediapuntas, talentosos y rebosan calidad. Su futuro es enorme e ilusionante. Sin embargo, me cuesta verles compartiendo vestuario en el Real Madrid de Ancelotti. Más que nada porque si Isco ya tiene problemas para jugar en este equipo, ¿qué pasararía si también llegara James? Y no me vale decir que el colombiano vendrá para cubrir la baja de Di María, porque uno y otro son como la noche y el día. El jugador del Mónaco no podría aportar ni el trabajo defensivo, ni el desborde, ni la velocidad del argentino; al igual que el 'Fideo' no puede dar el talento entre líneas, el gol o el pase de James.

Así pues, todo lo que se viene hablando últimamente me suena a mero capricho. A jugador que entra por los ojos y que se supone que hay que fichar porque vende camisetas, pero sin pensar en si vendría a cubrir una necesidad del equipo o a duplicar un perfil de futbolista que ya hay en la plantilla. 75 millones es mucho dinero, es una cantidad que podría y debería destinarse a tapar otras goteras. Como la del '9' suplente que ocupe el sitio de Morata, la del mediocentro defensivo que probablemente haya que traer si salen Khedira o Casemiro o la del extremo que haría falta si Di María acabara siendo traspasado. Porque, al fin y al cabo, esto se trata de mantener una plantilla compensada como hasta ahora y de no volver a la época donde los nombres estaban por encima del equipo. Tiempos en los que, por cierto, no se ganó demasiado para el gasto que se hizo.

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