lunes, 4 de julio de 2011

Una apuesta que conlleva obligaciones

Raphael Varane fichado. 18 años. 1,91 metros. Defensa y mediocentro defensivo. 23 partidos en la Primera División francesa con el Lens, conjunto que con el que ha descendido esta temporada. Internacional sub´18 con la selección gala. Recomendado por Zinedine Zidane. 10 millones de euros. Se quedará en el primer equipo como central de recambio en las rotaciones. Muchas certezas, sí. Pero también muchas dudas.

He de admitir que no he visto jugar todavía al chaval. Imagino que como el 90% de los aficionados al fútbol. Por eso, si no fuera por el hecho de que viene recomendado por Zidane, tendría muchas dudas de la valía de Varane. Pero si su fichaje ha sido consejo del antiguo astro francés, Varane merece un voto de confianza por parte de los aficionados. Pero no solo de ellos, sino también de Mourinho. Que es quien, al fin y al cabo, ha dado el visto bueno a su contratación.

En los últimos años, y a pesar de la crisis, el mundo del fútbol ha pasado a hablar muy alegremente de millones de euros como si fueran calderilla. Así, 10 millones de euros es un poco menos de lo que le costó Juninho Paulista al Atlético de Madrid en el 1997 (unos 2.000 millones de las antiguas pesetas) o un poco más de lo que pagó el Madrid por Pedja Mijatovic un año antes (1.200 millones). Por aquél entonces eran cifras escandalosas para el mundo del fútbol, pero hoy en día es un valor propio de un jugador de perfil medio-bajo.



Sin embargo, es mucho dinero para un chaval que anda estudiando para entrar en la universidad. Para un juvenil, en definitiva. Estoy seguro de que el fútbol que promete tener Varane en sus botas puede valerlo. Pero su fichaje es una apuesta arriesgada. Muy arriesgada. De hecho, apostar por el francés implica compromisos por todas las partes. Por la del propio Raphael, en el sentido de trabajar y esforzarse para triunfar en el Madrid. Y por la del club, representado en Mourinho, estando muy encima del chaval y, lo que es más importante, dándole oportunidades.

Porque con 18 años, sin minutos de juego, las promesas se convierten en fracasos. Así le viene ocurriendo en las últimas temporadas a la mayoría de promesas de la 'Fábrica' madridista. No tienen oportunidades en el primer equipo y se ven obligadas a emigrar a otros clubes, donde en la mayoría de casos triunfan, pero sin llegar a ser lo que podrían haber sido en el Madrid. Porque la etapa de formación de un futbolista suele durar hasta los 23 años y, si entonces, el jugador no está consolidado, es muy difícil que sea alguien importante en este deporte.

Por tanto, el fichaje de Varane implica aprender de los errores. Desconozco los motivos por los que Canales no ha jugado prácticamente en su primer año en el Real Madrid. Imagino que Mourinho tendrá sus razones y buenas, por cierto. Aún así, hay que intentar que con Varane no pase lo mismo. Perder un año de progresión en un futbolista tan joven y que ha costado tanto dinero no sería de recibo. Bien es verdad que el francés viene a Madrid a aprender y a ser cuarto o quinto central. Pero si el club y Mourinho han decidido apostar por él y tenerle en la primera plantilla, están obligados a contar con él y a darle minutos. Porque no hacerlo sería una contradicción. La de apostar por la juventud para sentarla en el banquillo.

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