miércoles, 28 de mayo de 2014

Un verano para preparar el gran reto

Más allá de su valor como torneo de clubes más importante del mundo, la Champions es una competición generosa por las posibilidades que abre por su conquista. Gracias a la 'Décima' el Real Madrid ha multiplicado sus posibilidades de tener una temporada plagada de títulos la próxima campaña, ya que el equipo competirá en agosto por la Supercopa de Europa y en diciembre por el Mundial de clubes. Dos títulos de renombre que contribuirían a dar lustre al año próximo, pero que a la vez exigirán un poquito más de la plantilla merengue.

Las vitrinas del Real Madrid son las más envidiadas del mundo. Sin embargo, el equipo blanco únicamente cuenta con una Supercopa de Europa y ni siquiera tiene un Mundial de Clubes. Por lo tanto, estas dos competiciones serán un objetivo atractivo del curso 2014/15, pues no habrá que disputar muchos partidos para conquistarlas y se jugarán, previsimeblemente, ante rivales de inferior categoría. Sin embargo, reclamarán un esfuerzo extra por parte del Real Madrid, ya que supondrán más esfuerzo para un equipo que ya ha demostrado este año haber llegado algo cansado al mes de mayo.

En la final de Lisboa el Real Madrid evidenció estar mejor en la prórroga que su rival, algo en lo que probablemente influyó el no haber disputado la Liga hasta la última jornada. Sin embargo, la sensación es que, a la hora de la verdad, al conjunto merengue le faltó gasolina para haber conseguido el ansiado triplete. Por ello probablemente decidió centrarse (quizás inconscientemente) en la 'Décima' cuando aún tenía la Liga muy viva. Ahora duele pensar que sólo cuatro puntos separaron al Real Madrid el título, pero fue un sacrificio que no sabe tan mal una vez que la Champions ya está en el bolsillo. La realidad es que nunca sabremos qué hubiera pasado en la final si los jugadores blancos se hubieran desgastado los días previos en la lucha Liga. ¿Habría goleado el Real Madrid en el tiempo extra? Difícil de saber, pero yo lo dudo bastante.

Xabi AlonsoEl Real Madrid ha tenido esta temporada una de sus plantillas más completas de su historia. Pero el poso final es que le ha faltado algo para conseguir los tres títulos. El curso ha sido muy duro para todos y los jugadores merengues no han llegado a tope a la hora de la verdad.
Pues bien, la próxima temporada será aún más dura. En el mejor de los casos, las dos Supercopas y el Mundialito supondrán cinco partidos más de lo normal, con viajes a Cardiff en agosto y Marruecos en diciembre. Podría parecer que no es mucho, pero se tratará de un desgaste que puede pesar a la hora de la verdad. Y no se debe olvidar que, aunque estos títulos serán interesantes, lo importante volverá a estar en la Liga y la Champions.

Además, también hay que tener presente que este verano será de Mundial, con la acumulación de cansancio que ello implica para muchos de los jugadores. Por eso, el club está a tiempo de anticipar esta circunstancia y programar lo que está por venir. El reto es uno de los más apasionantes de la historia del club: ganar los próximos seis títulos en juego. Pero para ello será necesario disponer de una plantilla con 25 jugadores de máximo nivel, capacitados para ser titulares en el equipo en un momento dado.
Lo que funciona no hay por qué tocarlo demasiado y la actual plantilla es la campeona de Europa. Pero si queremos aspirar a lo máximo se necesitan algunos pequeños retoques y, sobre todo, ampliar el grupo con un par de jugadores más de primer nivel. Todo para que Ancelotti pueda repartir los esfuerzos y no nos volvamos a quedar a las puertas de un 'triplete' que este año ha estado más cerca que nunca y se ha escapado más por detalles físicos que futbolísticos.

sábado, 17 de mayo de 2014

Queda un pequeño gran paso hasta la 'Novena'

Tras lo visto el viernes en Milán, el Real Madrid está más cerca que nunca de la 'Novena' Copa de Europa del baloncesto. La diferencia respecto a la idéntica situación que se planteó el año pasado en Londres es que este equipo es mucho más maduro y 'redondo': tiene 12 meses más de duro trabajo sobre sus hombros y una plantilla más equilibrada y compensada. Y, sobre todo, cuenta con la experiencia de la final perdida ante Olympiacos a pesar de haberla tenido prácticamente ganada en la primera parte.

En 2013 el Real Madrid hincó la rodilla ante el Olympiacos por simple inexperiencia. Entonces el equipo griego demostró tener la cabeza mucho más amueblada y supo jugar los momentos clave de la final a pesar de haber estado en algunos momentos con casi 20 puntos de diferencia en el marcador. Fue toda una lección para el equipo, una experiencia vital en forma de 'espina' que ahora tienen clavada los 'Chacho', Llull, Felipe Reyes o Mirotic. Por eso, la final de esta noche ante el Maccabi promete ser diferente y no permitir que el 'globo' de la ilusión se pinche a mitad de camino.

Es el momento y los jugadores lo saben. La culminación del proyecto Laso, el gran objetivo de un equipo que, no nos engañemos, pase lo que pase hoy ya tiene escrito su nombre en el libro de oro de la historia del baloncesto. Porque no se puede negar que si esta noche no se levanta la 'Novena' lo conseguido el viernes ante el Barcelona perderá valor. Pero tampoco se podrá desdeñar el mejor partido del Real Madrid en décadas. 38 puntos al eterno rival, al probablemente segundo mejor equipo de Europa. Un rival que algunos decían que llegaba al partido en mejor momento que los merengues. Meras palabras que desvanecieron ante los argumentos que presentaron unos y otros en la cancha de Milán.

Sergio RodríguezPor tanto, pase lo que pase, yo ya tendré para siempre en mi videoteca el que será "el partido de semifinales de Euroliga en el que el Real Madrid ganó de 38 al Barça". Pero ahora hay que culminar el gran trabajo realizado y para hacerlo es necesario superar al Maccabi. Los hebreos no son el rival esperado, pero si están en la final es porque se lo han ganado. Sin ser especialmente brillantes en ninguna de las facetas de juego han logrado confeccionar un conjunto compensado a partir de calidad y trabajo. Un conjunto superior en la pintura al Real Madrid y con exteriores atléticos que ya le dieron más de un dolor de cabeza al Madrid durante el Top-16.

Virtudes que, aún sumadas, se quedan cortas ante este Real Madrid. El equipo blanco es mejor que el Maccabi, pero tiene que demostrarlo. En este sentido quizás la paliza infligida al Barcelona no ayude por el riesgo de euforia que conlleva. Pero para ello ya está la experiencia de Londres. La sensación que dejan estos jugadores es que saben mantener la humildad y los pies en el suelo a pesar de lo conseguido hasta ahora. Ellos desean tanto la Euroliga que están listos para apretar los dientes en cada partido sin importarles el rival. No se percibe aire de suficiencia en este Real Madrid, sino de ambición. De buscar la canasta siempre, se pierda, se gane por 1, por 10 o por 38. Toda una garantía de que esta noche se podrá ganar o perder, pero se dará todo para completar el pequeño gran paso que queda hasta la 'Novena'. Razón de más para ser optimistas.

sábado, 10 de mayo de 2014

Todo al blanco

Al final la temporada se ha acabado convirtiendo en una apuesta, quizás demasiado arriesgada. Tanto como para hablar mejor de ruleta rusa. Porque el Real Madrid se presentará el próximo 24 de mayo Lisboa amparado por una fínisima red, quizás incapaz de sostener al equipo en caso de caída. Un minúsculo salvavidas llamado Copa del Rey que probablemente no sería suficiente para salvar el año del conjunto blanco si la final ante el Atlético de Madrid acabara saliendo cruz.

Y así estamos hoy por una mezcla de indolencia y cansancio en la lucha por la Liga. El pasado miércoles el Madrid se dejó el 95% de sus ya limitadas aspiraciones por el título tras no dar la talla en Valladolid. Un mazazo que duele más por la situación en la que había quedado el equipo el domingo a las siete de la tarde, a seis puntos del Atlético con dos partidos menos jugados. Bastaba con ganar al Valencia en casa y a los pucelanos a domicilio para presionar a los rojiblancos, un equipo con que suele ser presa de sus complejos y temores a la hora de la verdad.

Lo cierto el Real Madrid no dio la talla en ninguno de los dos partidos. Se vio un equipo cansado y en ocasiones apático, aunque no faltó esfuerzo en los minutos en los que la Liga se estaba perdiendo por el desagüe. Está claro que los de Ancelotti han llegado justos de 'pilas' al mes de mayo a pesar del fulgurante paréntesis de Múnich, donde todos rozaron la excelencia. A día de hoy las bajas se cuentan con todos los dedos de una mano y eso es algo que ha condicionado en este tramo final de Liga. Sin embargo, lo que no es admisible es que al acabar el partido de Zorrilla Ramos y Xabi Alonso reconocieran falta de intensidad y actitud.

Real Madrid empató en ValladolidSi algo ha tenido siempre este equipo es hambre y ambición. El Real Madrid fue el mejor club del siglo pasado porque labró una cultura del esfuerzo constante que le llevó a los mayores éxitos posibles. Sin embargo, esta plantilla ha demostrado no estar a la altura de su historia en ocasiones puntuales. Porque no es la primera vez que la apatía inunda al equipo. Ya pasó el año pasado en Dortmund, cuando el Madrid cayó por 4-1 y Ramos también admitió que faltó algo más que simple fútbol. Y ahora ha vuelto a suceder, con la ilusión de la Liga en juego mientras Lisboa esperaba en el horizonte.

La reflexión que se puede hacer tras los dos últimos batacazos en Liga es que el 24 de mayo el Real Madrid se jugará todo a la carta de la 'Décima'. Si se gana será una temporada de notable alto gracias a la Champions y la Copa del Rey. Pero si se pierde... ¡Ay si se pierde! Habrá que conformarse con la Copa. Un título suficiente para no dejar en blanco la hoja de méritos de este año. Pero poco botín para uno de los proyectos más ambiciosos de la historia del club. Probablemente un suspenso final (o, a lo sumo, un aprobado 'raspado') y un 'tirón de orejas' para mejorar la temporada que viene.

Ahora la situación es la que es, así que solo queda sacar las consecuencias positivas que se desprenden de ella. La principal es que por delante hay dos semanas para rotar y recuperar fuerzas mientras se mira de reojo a lo que hacen el Barcelona y el Atlético. Lo deseable es que el título se juegue el último día en el Camp Nou y el equipo rojiblanco se desgaste de cara a la final de Lisboa. Al mismo tiempo el madridismo tendrá que vivir estos 14 días a bajas pulsaciones y a la espera de lo que se avecina: el partido más importante de los últimos 12 años para el Real Madrid. La 'Décima' estará en juego, una gran ilusión y un 'todo o nada' para el primer año del proyecto Ancelotti. La única justificación posible a este pésimo final de Liga y el único perdón para una desconexión intolerable en cualquier otro contexto.

sábado, 3 de mayo de 2014

Cuando se desea lo mismo que el vecino

Para todo madrileño y español la posibilidad de ver una final en Lisboa entre el Real Madrid y el Atlético supondrá un motivo de alegría. Sin embargo, es probable que cualquier aficionado de estos dos equipos no esté muy contento de encontrarse el 24 de mayo con sus vecinos. Y los motivos seguramente sean diferentes, ya que las motivaciones de unos y otros serán distintas. Aunque lo que sí compartirán ambas aficiones será el enorme deseo de levantar la Champions dejando atrás a un 'rival' de toda la vida.

Desde la perspectiva del Real Madrid, el Atlético será uno de sus peores rivales posibles. No tanto por nombres o plantilla, sino por el estilo de los rojiblancos y por la motivación que supondrá para ellos medirse a su gran enemigo. El conjunto colchonero ha estado durante toda su historia a la sombra del mejor equipo del siglo XX, lo que en ocasiones ha impedido que se reconocieran sus méritos como merecía. Las portadas casi siempre han ido para el hermano mayor y eso es algo que ha generado un cierto complejo de inferioridad que ha colocado al Real Madrid en el centro de sus temores y de sus ansias de superación.

Por eso no cabe duda que el próximo 24 de mayo el Atlético de Madrid tendrá el partido más importante de su historia. Por lo que se jugará el equipo, con la vitrina aún virgen de Copas de Europa; y por el rival que tendrá enfrente, un club al que se le tiene muchas ganas desde siempre. No hay partido ni contexto que 'ponga' más a la afición atlética, por lo que el duelo de Portugal será el gran día de la mayoría de sus carreras deportivas. Circunstancia que, no olvidemos, hay que añadir a la fe ciega que la plantilla le tiene a su entrenador gracias al empalagoso discurso de la humildad y del 'partido a partido' que pregona Simeone.

El argentino ha logrado algo de mucho mérito y pocas visto en el fútbol. Ha resucitado en poco más de dos años al equipo, que ha pasado de caer en Copa del Rey ante el Albacete a ganar Liga Europa, Supercopa de Europa y Copa del Rey; además de tener ya media Liga en el bolsillo y la segunda final de Champions de su historia en el bolsillo. Sin duda es una transformación que se merece un aplauso, pero que tampoco debe descontextualizarse de los medios empleados para llegar hasta ahí.

Gareth BaleY es que el Atlético ha crecido desde el fútbol defensivo, aguerrido y rocoso. Desde el orden táctico, el sacrificio y la fe en las propias posibilidades. Su juego está lejos de ser vistoso, pero es efectivo y aprovecha al máximo los errores del rival minimizando los propios. Un estilo, al fin y al cabo, no demasiado alejado del de José Mourinho, un juego vilipendiado durante años por algunos que ahora aplauden el estilo del 'Cholo'. Pero el argentino ha ido un poco más allá, porque también se ha dedicado a jugar sus partidos en las ruedas de prensa, vendiendo una filosofía barata casi 'Guardiolesca' de humildad, sacrificio y de fútbol para el pueblo, como si fuera un 'Robin Hood' que hace jugar a sus hombres a beneficio del pueblo.

El entrenador ha sabido coger aspectos de Mourinho y Guardiola para montar un Atlético hecho a medida. Un conjunto de jugadores 'programados' para ejecutar las instrucciones con precisión casi matemática. Porque quizás el Atlético no tenga los mejores futbolistas del mundo, pero sus jugadores son capaces de unirse para lograr un equipo con mayúsculas. La fe en sus propias posibilidades es lo que les mueve y ése será el gran escollo que tendrá que superar el Real Madrid en Lisboa. Enfrente estará un finalista inferior técnicamente, pero con una cohesión moral y táctica que equilibrará totalmente la balanza.

La 'Décima' es un sueño de 12 años para el madridismo, mientras que la 'Primera' es una cuenta pendiente de 40 años en los colchoneros, con el recuerdo de Luis Aragonés por medio. Por eso, una de las claves del partido será que el Real Madrid sepa equilibrar la motivación atlética de cara a este partido,luchando todas las jugadas como lo harán los jugadores rojiblancos. El Atlético no dejará los espacios que el Bayern y peleará cada balón como si fuera el último. De ahí que el Real Madrid tenga que empezar a mentalizarse de que para acabar levantando la 'Décima' habrá que pasar antes por las 'trincheras'. Todo el mundo quiere la Champions, pero hay que quererla tanto como el vecino. Y si eso se consigue, no hay duda de que todo será mucho más fácil.