Comentaba Xabi Alonso hace unos días en una entrevista publicada en Alemania que el estilo del Real Madrid es como el 'Rock&Roll', mientras que el del Bayern de Múnich es más Jazz. Sin embargo, por mi parte empiezo a pensar que esta teoría del ex jugador merengue empieza a estar desfasada. El 'Clásico'
del pasado sábado fue una demostración de que el Madrid 2014/15 es un
equipo de tantos registros y estilos que no necesita agarrarse a un plan
concreto para fulminar al rival que se le ponga por delante.
Siguiendo con las menciones, Xavi Hernández justificó la derrota del Barcelona en el Bernabéu argumentando que el Real Madrid sacó adelante el partido jugando al contragolpe. La del culé es una reminiscencia del pensamiento único implementado por Guardiola durante su época en 'Can Barça',
el cual venía a decir que el único fútbol bonito y digerible es el que
pasa por sobar el balón hasta la extenuación para llegar la portería
rival siguiendo el camino más largo posible. Lo cierto es que resulta
bastante curioso que un futbolista de su nivel sea capaz de decir algo
así y quedarse tan tranquilo, pues con ello lo único que demuestra es un
mal perder enfermizo y un profundo desconocimiento de la esencia del
deporte que tan bien se le ha dado.
Que el fútbol haya conseguido en los últimos 150 años
convertirse en el deporte rey por excelencia no es casualidad. Al
balompié se puede jugar de infinitas maneras distintas. Se pueden ver
miles de partidos en una vida, que siempre ofrece algo nuevo en cada
jugada, en cada acción. Sus posibilidades tácticas y técnicas son
incontables y por ende, hay tantos estilos como entrenadores. A donde
quiero llegar es que nadie tiene en su poder el abecedario del fútbol ni
está en el derecho de proclamarse defensor de su fe. Como madridista no
me duelen prendas en decirle a Xavi que sí, que el Real Madrid ganó el sábado a base de contragolpes. ¿Y qué?.
No hay motivos por los que avergonzarse. Nunca los ha habido, ni
siquiera en la época de Mourinho, al que algunas mentes 'brillantes' -
nótese la ironía- tildaban de defensivo a pesar de que acabó haciendo ¡121! goles en una sola Liga. Con el portugués el Real Madrid
practicó un fútbol basado claramente en la contra, y aún así creó
escuela y dejó un año para la historia. Desde entonces han pasado ya dos
años y el Madrid no ha dejado de evolucionar con Ancelotti. El equipo
está ahora en el punto en el que es un hermoso 'híbrido' camaleónico. La
plantilla aún mantiene un grupo de auténticos especialistas en el juego
de contragolpe como Bale, Cristiano, Benzema, Marcelo o Jesé; pero a la vez dispone de un varios finos estilistas (Kroos, Modric, James o Isco, por decir algunos) que le permiten jugar como los ángeles al estilo de fútbol que Xavi parece querer imponer cada vez que le vienen mal dadas.
El sábado la primera parte del Madrid no fue buena. A mí no me gustó y me llenó de pesimismo para la segunda mitad. El equipo intentó plantarle cara al Barcelona
con su versión más moderna, la que pasaba por quitarle el balón. Pero
el experimento no salió bien, en parte por lo atrasadas que estuvieron
todas las líneas desde el principio y en parte por la buena presión
barcelonista. La idea que quedó en mi cabeza es que en esos 45 minutos
el Barcelona fue el Barcelona y el Madrid fue un
equipo desconocido. A esas alturas el combate estaba perdido a los
puntos, aunque se seguía luchando y los dos contendientes estaban en
pie.
Sin embargo, en la reanudación el Real Madrid cambió y recurrió a su 'plan B': el de darle el balón al Barcelona,
esperar atrás con el equipo muy junto y salir rápidamente a la contra. A
pesar de que últimamente no lo había utilizado mucho salió a la
perfección. Más que nada porque sigue siendo el mejor del mundo a la
hora de ponerlo en práctica. Fue un 'click' que cambió radicalmente el
partido y que destapó las carencias del Barcelona de Luis Enrique.
Los culés ahora son una copia barata de sus años de mayor lucidez, un
equipo que aumenta progresivamente su calidad según se avanza desde la
portería a la delantera, pero sin la frescura, velocidad y la claridad
de ideas de antaño.
La reflexión es que el Madrid supo adaptarse a las
circunstancias y acabó dándole un repaso a su rival. Los goles fueron
tres, pero nadie se hubiera extrañado si hubieran sido cinco o seis. Los
de Ancelotti se presentaron la tarde de su gran 'concierto' con la intención de dar un recital de Jazz, pero a mitad de la función cambiaron de registro y de instrumentos para pasarse al rock o, por momentos, incluso al 'heavy'.
Porque esa es la gran virtud que está demostrando últimamente este
equipo merengue: la de saber hacer muy bien muchas cosas distintas. Los
mismo te juega al 'tiki-taka' que cambia y opta a conveniencia
por el contragolpe. Algo que prácticamente ningún otro equipo del mundo
puede hacer con tanta precisión y efectividad. Y eso es algo que a la
larga debe dar al Real Madrid una ventaja diferencial, porque
normalmente los equipos que dominan más registros y se adaptan mejor a
las circunstancias son los que tienen más papeletas para el éxito.
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