Esta semana el madridismo ha podido constatar cuánto daño ha hecho la 'Décima' en
el barcelonismo. Tras años de silencio les ha llegado el momento de
desempolvar los libros de historia para recuperar las viejas teorías
conspiranoicas sobre la trayectoria del Real Madrid.
Sin duda se trata de la mejor comprobación posible de que el fútbol
español y europeo ha recuperado su jerarquía habitual, la que tiene a
los blancos como referentes absolutos y a los azulgranas como eternos
rezagados.
Durante
cerca de un lustro la afición y la prensa culés no han necesitado volver
atrás para justificar su evidente inferioridad histórica. Los últimos
años han predicado el discurso del "aquí y ahora", una teoría según la
cual los títulos en blanco y negro tienen menos valor por ser pasado.
Pero ahora que venimos de un año de sequía en el Camp Nou
toca volver a mirar atrás y recuperar una excusa que durante décadas ha
servido a algunos para autojustificar algo que de otra forma les sería
muy difícil de asimilar: que su eterno rival ha sido mejor que ellos
durante la segunda mitad del siglo XX y que en ese tiempo puso tanto
terreno de por medio que ahora parecen condenados a vivir
permanentemente a su zaga.
El argumento fundamental es uno sencillo y complejo al mismo tiempo: la política. ¿Que el Real Madrid ganó muchas Ligas y Copas de Europa en los años cincuenta y sesenta? Pues el culpable fue Franco.
Fácil, rápido y de difícil contraargumentación. Más que nada porque
detrás de estos asuntos tan espinosos siempre hay sentimientos,
ideologías, opiniones y realidades interpretables. No hay más que
dibujar la historia desde un prisma interesado y subjetivo para
conseguir toda una teoría que pone en duda la limpieza de los éxitos del
club blanco. Total, el debate puede derivar en un "es mi opinión contra
la tuya", lo que generalmente termina con un 'enroque' de posturas que
dejará contento a todo culé partidario de la teoría conspiranoicas.
La historia no es objetiva y por eso hoy en día hay expertos que
pueden tener opiniones enfrentadas en un mismo tema. Siempre habrá
alguien que haga una interpretación diferente de los hechos, por mucho
que los mismos parezcan claros. Por eso ponerse a discutir sobre si el
franquismo ayudó al Real Madrid o al Barcelona
es absurdo. Es simple y llanamente perder el tiempo. Cualquiera de las
dos partes encontrará argumentos y sustentos para defender su posición y
lo más probable es que sólo esté defendiendo una percepción adulterada
de la realidad.
Por mi parte tengo claro un hecho inconstestable, que el Real Madrid siempre logró sus éxitos jugando once contra once en el campo. Ningún político saltó al campo para empujar a la red un pase de Di Stéfano o para rematar un centro de Gento. La grandeza del club se labró a mediados de los 50 gracias a dos pilares básicos que nadie es capaz de negar hoy en día: Di Stéfano y Bernabéu.
Bien es cierto que el traspaso del hispano-argentino siempre será
discutido por el barcelonismo, pero también lo es que está probado que
fue el conjunto catalán el que decidió renunciar a los derechos del
jugador a cambio de una compensación económica. Y es que en 1954 la 'Saeta Rubia' era sólo un buen jugador y prácticamente nadie podía sospechar hasta dónde iba a llegar.
Digo prácticamente nadie porque Bernabéu sí lo supo ver. El manchego fue probablemente el gran visionario de la historia del fútbol.
Un hombre adelantado a su tiempo que fue capaz de dar con la 'tecla' a
mediados de los cincuenta y a partir de ahí tuvo la inteligencia para
mantener al club a la cabeza del fútbol mundial. En este deporte lo
difícil no es llegar, sino mantenerse, y eso Bernabéu lo hizo con
maestría. Apostó por Di Stéfano, acertó y cuando llegó el momento de decirle adiós lo hizo sin tapujos. A Don Santiago no le tembló nunca el pulso a la hora de tomar decisiones porque para él lo más importante era el Real Madrid. Y ahí estuvo el secreto de su fórmula.
Es una fórmula que el Real Madrid lleva ya en sus
genes y que siempre le ha funcionado y le funcionará. Los jugadores, los
entrenadores y los presidentes pasan, el club perdura. Y en ella reside
la clave para haber sido el Mejor Club del Siglo XX y para seguir aspirando a serlo en el Siglo XXI. Ni Franco,
ni políticos ni árbitros. 32 Ligas, 10 Copas de Europa o 19 Copas del
Rey no se ganan en los despachos ni haciendo amigos en el palco. Es el
resultado de esfuerzo e inteligencia, de hacer bien las cosas desde el
'año 0', el de la llegada de Di Stéfano, y de saber
mantener un idilio permanente con el éxito. En definitiva, una serie de
factores que hasta ahora sólo ha logrado conjuntar el Real Madrid. De ahí que sea un club admirado y odiado a partes iguales, como demuestra el último documental de 'TV3'. Un reportaje que hay que asumir como parte de este juego, pues la grandeza del Real Madrid también se alimenta de la envidia ajena. Y en ese sentido el madridismo también tiene mucho que agradecerle al barcelonismo, pues sin ellos no tendría tanto mérito haber llegado hasta aquí para ser los mejores.
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