El Real Madrid traspasó el pasado mes de agosto a Diego López
con el objetivo de eliminar de un plumazo el debate en la portería que
en el último año y medio había desgastado al club. Sin embargo, poco más
de un mes después de esta operación el club está viendo cómo su
decisión sólo ha servido para todo lo contrario, pues en estos momentos
el problema parece que se ha multiplicado exponencialmente.
No cabe duda que estamos ante un tema espinoso, por la presión
mediática que se genera tanto por parte de los aficionados como de los
medios de comunicación. Casillas no es un portero más,
es el mejor cancerbero de la historia del fútbol español y uno de los
más brillantes de todos los tiempos. Actualmente el mostoleño conserva
una enorme legión de fans, aunque tampoco son pocos los que piensan que a
sus 33 años debería dar un paso hacia a un lado para dejar paso a otros
compañeros. Por lo tanto, el debate siempre va a estar en la calle y siempre habrá aficionados que le apoyen o que le piten.
La cuestión es cómo está gestionando el club esta situación. En estos 14 meses que lleva en el Real Madrid Ancelotti se ha caracterizado por gestionar de forma envidiable los conflictos que han ido surgiendo en uno de los vestuarios más complicados de llevar. Así, la recuperación para la causa de Di María
fue un éxito atribuible del italiano; al igual que lo fue su solución
en el asunto de la portería. El técnico encontró una solución bastante
justa en la que se repartían las competiciones entre los dos
cancerberos: Diego López la Liga y Casillas la Champions y la Copa del Rey.
El balance en este sentido fue muy positivo, pues el equipo conquistó
dos títulos y no hubo necesidad de relegar a una suplencia continuada a
ninguno de los dos porterazos que tenía el plantel. Pero este verano el
club decidió cortar por lo sano, pensando que quizás lo idóneo para acallar el debate sería traspasar a Diego López
para traer un portero más joven, de primer nivel y con la humildad y
paciencia necesarias para asumir un rol de suplente en el tiempo que Casillas se mantuviera en el equipo. El problema es que hasta el momento Casillas
no ha despejado las dudas sobre su rendimiento, sino más bien lo
contrario. El capitán ha estado bastante desacertado e inseguro y ha
acabado estando expuesto a una crítica feroz que no le ayuda a levantar
cabeza.
Y en estas estábamos cuando ahora a Ancelotti se le ha ocurrido realizar una extraña rotación en la portería. De pronto el italiano ha decidido contar con Keylor Navas
como titular ante el Elche, sin más premisas que la de su propia
opinión y la de su cuerpo técnico. Hasta el partido de ayer el
costarricense únicamente había disputado el partido amistoso que se jugó
en Polonia ante la Fiorentina. Muy poco bagaje para uno de los porteros más en forma de la actualidad como quedó demostrado en el pasado Mundial de Brasil.
Por lo tanto, lo sorprendente no debe ser que ahora Keylor haya tenido minutos, sino en qué momento los ha tenido. Que también merece jugar es una evidencia, como lo era que Diego López
merecía su cuota de oportunidades. Pero el tico ha aparecido en un
momento importante de dudas y sin mediar ninguna 'regla' para regir su
titularidad. Así como el año pasado cada portero sabía sus roles y
competiciones, ahora la sensación es que se ha iniciado una política de
rotaciones aleatorias en las que se impondrá el criterio del cuerpo
técnico. Lo que viene a significar que el enorme 'globo' del debate que
ya teníamos puede seguir creciendo en las próximas semanas.
La decisión de Ancelotti es valiente, pero tiene
riesgos. Por ahora no ha dejado pistas sobre si se ceñirá a algún tipo
de regla o costumbre. Es decir, la idea que se plantea es que estamos
ante un año en el que un día podrá jugar Casillas y otro Keylor, sin importar la competición. Sólo mandará él como técnico a la hora de decidir. Y eso supone más presión mediática
y más debate. Ahora la actuación de cada uno de los porteros se podrá
medir y analizar y los números de uno y otro se podrán comparar. Algo
que quizás sea positivo por incrementar la competencia entre ambos, pero
que también puede convertirse en un arma de doble filo. Y es que este
asunto no puede ni debe quedarse toda la temporada en las primeras
planas de la actualidad del equipo, pues genera un gran desgaste y no
ayuda precisamente a unir. Lo que me lleva a pensar que quizás ha sido
un error terminar con lo que había demostrado funcionar tan bien la
temporada pasada: el reparto de competiciones y roles en la portería.
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