Aunque no se puede hablar realmente de suerte con los siete rivales que había este viernes en el bombo de cuartos de la Champions, el Real Madrid tiene motivos para ser optimista. El azar ha decidido que los de Ancelotti se midan a un viejo rival, el Borussia de Dortmund, un equipo que mete miedo de forma inversamente proporcional al número de bajas que tendrá en este doble duelo europeo.
Porque aunque enfrenté estará el meritorio último subcampeón de Europa,
bastante han cambiado las cosas en estos poco más de 300 días que
separan los cuartos de final del presente con las semifinales de abril
pasado. Y la mayoría de ellas se pueden catalogar como malas noticias
para los alemanes y buenas para los españoles. Vayamos por partes. Para
empezar, el Real Madrid es hoy un equipo muy distinto tras haber mutado de forma satisfactoria hacia el modelo de juego de Ancelotti. Hace un año esta plantilla ya hacía tiempo que le había dado la espalda a Mourinho
y que jugaba con el piloto automático puesto. Nada que ver con lo que
hay ahora, pues estamos ante un vestuario implicado y que cree en Ancelotti, un entrenador que ha reestablecido el equilibrio y el buen ambiente.
Esto hará que seguramente el Madrid afronte su eliminatoria ante el Dortmund de distinta forma que su versión portuguesa. Por lo pronto, ahora el partido de ida se jugará en el Santiago Bernabéu, lo que llevará a un esfuerzo extra para no encajar gol en casa y llevarse un mínimo de dos tantos de renta. En 2013 el Madrid de Mourinho afrontó el choque de ida en Alemania
con timidez, y ahora tocará todo lo contrario. En esta ocasión la
vuelta será fuera de casa en un feudo que trae escalofríos a cualquier
madridista que se precie, por lo que ahora más que nunca habrá que
despejar los fantasmas a las primeras de cambio minimizando al Dortmund en la ida.
Junto a ello estará el aspecto mental. Ahora el Real Madrid está más 'enchufado' que nunca y tiene la moral por las nubes. Todo lo contrario que el Dortmund, pues los de Klopp hace tiempo que perdieron sus opciones en la Bundesliga y vienen de perder en casa por 1-2 ante el Zenit.
Si nos referimos únicamente a las sensaciones que dejan unos y otros,
los teutones van cuesta abajo y sin frenos, mientras que los madrileños
escalan día a día con paso firme y siguen creciendo como equipo en todos
los aspectos. Por tanto, nadie duda de quién será favorito esta vez,
por mucho que el año pasado el Dortmund se convirtiera por méritos propios en la nueva 'bestia negra' de los merengues.
Y por último habrá un tercer factor clave. La plantilla del Dortmund es lo más parecido a un solar en estos momentos. Su mejor jugador, Lewandowski,
se perderá la dia por sanción. Una magnífica noticia para la defensa
madridista, que todavía tiene pesadillas con los cuatro goles que marcó
el polaco en la ida de semifinales de 2013. En el centro del campo
tampoco estará Gündogan, inédito todo el curso por sus problemas de espalda, ni su acompañante habitual Bender, también lesionado. En banda también faltará Blaszczykovski, de baja hasta el verano. Y en defensa Subotic y Schmelzer están en las mismas. Sin olvidarnos tampoco de Götze, hombre clave hace doce meses y ahora en las filas del Bayern de Múnich.
Es decir, que en esta eliminatoria faltarán hasta 6 ó 7 jugadores titulares y claves en las victorias del Dortmund el año pasado ante el Real Madrid.
Suficiente como para tener más bajo su listón de juego; mientras que
los blancos han subido el suyo uno o dos niveles. Pero aún así seguirán
siendo un hueso duro de roer, tanto por su estilo de fútbol alegre y
combinativo; así como el casi pánico que provoca Alemania
en el imaginario colectivo madridista. Así, será clave conseguir una
buena renta en casa, y para ello habrá que emular el ambiente que se
vivió en el Bernabéu en las última semifinales. Entonces la atmósfera hizo que el Borussia
de disolviera como un azucarillo en agua y esta vez debe repetirse la
historia. Todo sea por tener un tranquilo partido de vuelta, sin Lewandowski que valga.
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