El Real
Madrid me ha sorprendido en este inicio de año. Y para bien. En ningún
momento hubiera podido esperar que el club diera un giro de 180º en su
política de comunicación y decidiera que el 2013 sea de aperturismo
mediático. Desde el primer día varios jugadores de peso del vestuario
han ido desfilando por la sala de prensa de Valdebebas. Algo
prácticamente inaudito y que viene a ser una declaración de intenciones
sobre el rumbo que quiere llevar el club en este final de temporada.
Es evidente (y así lo apuntan todas las informaciones)
que el presidente Florentino Pérez ha sido el que ha tomado la decisión
al respecto. Quizas la proximidad de elecciones algo haya tenido que
ver. Pero también el hecho de que el equipo llevaba cerca de un año y
medio encerrado en su propia burbuja, enquistando su relación con la
prensa. Y todo ello en gran parte por culpa de los medios de comunicación.
La situación llegó a entrar en una espiral negativa que se
retroalimentaba, pues a menos facilidades que ponía el Madrid a la
prensa, más afiladas se volvían las 'plumas'. Y esto solo provocaba más
la cerrazón del vestuario, prolongando el ciclo.
Tengo claro que la prensa no se ha ganado este 'premio' precisamente por su buen comportamiento, al menos el sector crítico que en estos meses se ha dedicado a difamar y a acosar al club
y a su técnico de manera incesante. Además, hay quienes han
interpretado este movimiento del Real Madrid como una claudicación ante
este acoso y derribo, aunque yo tampoco quiero verlo así. Más bien lo interpreto como una llamada a la normalidad, a volver a funcionar como siempre lo ha hecho el club:
con transparencia mediática, favoreciendo que sean los propios
jugadores los que silencien las especulaciones si lo consideran
oportuno.
Porque la única forma de acabar con las polémicas absurdas,
las informaciones erróneas o las 'bombas de humo' es arrojando luz con
la verdad. Ahora los futbolistas podrán hablar claro si lo
estiman, siendo más dueños de lo que se diga de ellos. Por ejemplo, se
ha hablado últimamente mucho sobre el futuro de Cristiano Ronaldo. No
pocos medios han estado ahondando en su posible traspaso al United el
próximo verano. Por eso, vino muy bien que el portugués se expusiera a
los focos el pasado miércoles. Y es que yo, como madridista, estoy algo más tranquilo tras escuchar sus palabras.
Las falsedades deben combatirse con la verdad. En
ocasiones, la ausencia de información provoca que la profesión
periodística se haga retorcida, buscando la noticia por caminos bastante
espinosos en un contexto contaminado por los intereses personales. Por
eso, no cabe duda de que en los últimos meses la situación entre prensa y
el Real Madrid había llegado a un grado de tirantez extrema, siguiendo un línea en la que ninguna de las dos partes salía beneficiada.
Así, el Madrid ha dado el primer paso para normalizar la situación. Desconozco si esto servirá para que algunos medios relajen su política de acoso y recibo. Diría que lo dudo. Bajo esta idea, puede parecer una locura darle agua al 'enemigo'. Pero no se puede negar que este movimiento es un arma de doble filo, pues ahora la voz del club se va a escuchar con fuerza.
Los futbolistas van a hablar y van a poder aclarar muchos aspectos,
evitando que se especule más de la cuenta a costa de ellos gracias a su
silencio.
Y los aficionados saldrán ganando. El madridismo sabrá de sus
jugadores por su propia boca, no únicamente por lo que escriba o diga la
prensa. Se acabaron los días en los que suponíamos el estado ánimo de
Casillas o Cristiano Ronaldo por lo que nos contaban los medios. Ahora
ellos nos lo dirán claramente. Es una forma de recuperar parte del control, una aproximación del equipo a su gente, más allá de la prensa.
Un paso adelante hacia el entendimiento, pero que también debe ser dado
precacución. El sector 'duro' de la prensa aún tiene mucho que
demostrar antes de que el club baje la guardia. En consecuencia, solo puedo decir que sí a las ruedas de prensa, pero con pies de plomo. Seguimos solos.
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