Habrá algunos que digan que esta selección española
es intocable por todo lo que ha conseguido durante los seis últimos
años. Pero eso no es así. Este equipo merece un respeto, pero también
merece reflexión desde la autocrítica. Porque el partido del pasado
viernes fue una mancha histórica y una humillación que quizás pudo
sorprender por la magnitud de la herida, pero que a muchos no nos
extraña en el fondo. Y es que este equipo lleva meses dando síntomas que
su seleccionador se ha negado a ver por su tendencia innata a dorarle
la píldora a un sector del vestuario.
Decía el jueves Xavi Hernández que el estilo de España es
innegociable. Bien. Pero lo que sí es negociable es su presencia en el
equipo. Y la de otros jugadores caducados hace tiempo o en un evidente
lamentable estado de forma. Ante Holanda el propio Xavi se dedicó a andar por el campo, al igual que su compañero Busquets,
quien por lo visto está jugando con una pubalgia que está reduciendo
sus actuaciones a tristes ridículos. El viernes España no tuvo centro
del campo y ahí empezaron todos sus males. Acusar a los centrales o
incluso a Casillas es solo arañar la superficie de los verdaderos problemas de este equipo. Es, digamos, ser muy simples.
La cuestión es mucho más profunda y viene de que esta campeona del mundo tiene varios jugadores que andan.
Y quizás lo peor es que se veía venir. Todo por el patético empeño del
seleccionador en perpetuar un once inicial desgastado en varias zonas,
con un buen número de futbolistas que han demostrado su decadencia en el
Barcelona. En la Ciudad Condal llevan años asignándose
las méritos de las victorias de la 'Roja', y puede que al final algo de
razón tuvieran. El mejor argumento de ello es que Del Bosque se ha tapado los ojos ante el pésimo año culé y ha seguido llevando y poniendo a los Xavi, Busquets, Piqué y cía. De ellos solo se salvan de la quema Iniesta y Pedro, también lejos de su mejor nivel, pero al menos con la capacidad de cargar con sus botas.
Tras la convocatoria de España se ha hablado de grupo y de bagaje de esta selección. Se ha justificado la presencia de futbolistas como Torres o Pepe Reina con base en que hacen piña y caen bien al grupo. El tema es que esto se trata de jugar al fútbol. Y ni Reina ni Torres están entre los cinco mejores en su puesto de España. Algo que se podría hace extensible a Xavi, Busquets, Villa o Cazorla. Pero son 'amiguetes'. Por esa misma razón se ha quedado fuera un señor como Arbeloa,
un futbolista que también era de este grupo pero al que parece que
algunos han vetado desde ese mismo vestuario. El salmantino no hace piña
y Del Bosque prefiere que el núcleo culé de la 'Roja' no se encuentre con una cara que consideran 'non grata'.
En definitiva, esto es cuestión de amiguismos. De esos hay pocos del Real Madrid, quizás únicamente Casillas. Ramos y Xabi Alonso van con España porque son los mejores en su puesto. Sin discusión. Si no fuera así, quizás Del Bosque también los hubiera dejado fuera, ya que no son muy de la línea marcada por uno de los líderes del vestuario, Xavi Hernández. Algo que explica también por qué dos campeones de Europa como Carvajal o Isco estén ahora en su casa siguiendo el Mundial por la televisión. Incomprensible a todas luces, pero como Del Bosque tiene un Mundial y una Eurocopa había que aplaudir su convocatoria. Total, apostaba por los mismos de casi siempre. Solo que con cuatro años más que en Sudáfrica y ya se sabe que ningún país ha repetido Mundial desde los años 60. Por algo será.
Y que nadie se equivoque, porque la goleada ante Holanda
me ha dolido en el alma. Por eso quizás soy tan crítico en estos
momentos. Lo que no impide que aún tenga la mínima esperanza de que esto
se pueda reconducir de alguna forma. Al fin y al cabo, estos jugadores
siguen siendo muy buenos y el miércoles tendrán ganas de cerrar bocas.
Quieren, veremos si pueden. Pero para eso Del Bosque tendrá
que hacerse notar y coger el bisturí para cortar y suturar aquí y allá.
Sin miedo a los que puedan quedar en el camino, por muy amigos que sean
y por muy bien que se les dé jugar a la pocha. Todo lo que no sea
hacerlo se convertirá en un claro homenaje a la leyenda de los miembros de la orquesta del Titanic, quienes prefirieron resignarse a morir desde la autocomplacencia que dedicar sus esfuerzos a sobrevivir.
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