Cada temporada el valor de la Copa del Rey es objeto de debate. Se podría decir que es la menos importante de las más importantes competiciones que cada año disputa el Real Madrid.
Un título relevante pero que, si se le compara con el palmarés
histórico del club, se queda en un simple valor secundario. Sin embargo,
la conquista del título del pasado miércoles adquiere un especial valor por lo que puede suponer de cara al final de temporada del Real Madrid.
Hay varios factores que hacen especial la Copa del Rey conquistada en Mestalla.
El factor primordial es el espaldarazo moral que supone vencer al
eterno rival en un partido que vale un título, sobre todo después de
haber caído con él en los dos duelos directos disputados en la Liga.
Este año se dicho muchas veces que al Real Madrid le
faltaba ganar un partido grande contra un rival de enjundia y lo cierto
es que así ha sido hasta el pasado 16 de abril. Entonces el equipo
blanco se quitó una enorme espina y demostró que puede ganar a
cualquiera en los momentos de la verdad. Sin duda, el título del K.O
servirá para demostrar a la plantilla y al cuerpo técnico de que están
en un buen camino después de las dudas generadas hace unas semanas en
los funestos partidos ante el Barça y el Sevilla.
Además, el triunfo sirvió para dejar patente que no hay 'Cristianodependencia' en este Madrid. Puede resultar una locura, pero la ausencia del portugués
mejora el fútbol del equipo. Es hasta cierto punto lógico si se tiene
en cuenta que con la falta del luso se pierde al mejor delantero del
mundo, pero al mismo tiempo se gana un centrocampista más para la
creación. Se juega más y mejor sin Cristiano, pero a la
hora de marcar los goles no es lo mismo. Un problema que tampoco es de
gravedad gracias a la presencia de jugadores como Bale, Benzema o Isco, capaces de resolver un partido con sus genialidades. La conclusión es que Cristiano debe jugar siempre que pueda, pero su ausencia no constituye ningún drama porque este Real Madrid tiene mucho 'fondo de armario'.
Luego está Bale. El galés tuvo su gran bautismo en Mestalla y demostró que ya es un 'crack' que puede liderar la dinastía madridista 'post-Cristiano'. El galés llegó el pasado verano a Madrid
con poca experiencia internacional, por lo que ha necesitado algo de
tiempo para ir aprendiendo y madurando en el equipo. Pero no le asustan
los retos y la presión no va con él. Bale tiene la suficiente calma como para triunfar de blanco y su golazo en Mestalla
servirá para terminar de aposentarle en el equipo. El zurdo ha 'caído'
de pie y únicamente tiene que pulir un detalle para ser un potencial Balón de Oro:
levantar más la cabeza. El día que pase más el balón y evite acabar él
casi todas las galopadas será mejor jugador. Algo que ya aprendió Cristiano y que el Real Madrid también acabará enseñando al galés.
Y por último está la tranquilidad que da un título para afrontar el último mes y diez días de competición. La Liga no
está en la mano del Real Madrid, sino en la del Atlético. Pero los
títulos hay que 'rematarlos' y eso no es fácil hacerlo para un club que
lleva 18 años sin ganar una competición tan importante. Así que el deber
del equipo blanco debe ser presionar desde atrás. Y en Champions el reto es mayúsculo: eliminar al mejor equipo de la actualidad y actual campeón de la competición.
El Real Madrid no será favorito ante el Bayern de Múnich,
pero eso no será malo. Creo que este equipo sube sus prestaciones
cuando se siente inferior a su rival. Ante los alemanes tocará jugar y
luchar desde la humildad, como ya se hizo el miércoles frente al Barcelona. Y es que se podría decir que la Copa del Rey nos ha marcado la línea a seguir. Más que nada porque este título nos ha demostrado que con orden táctico e ideas claras el Real Madrid puede ganar a cualquiera.
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