El Real
Madrid está solo. De hecho, se podría decir que es el único club del
mundo que puede permitirse ser autosuficiente y no depender de
amiguismos en los despachos. Su grandeza le hacer ser objeto de
numerosas envidias y, en muchas ocasiones, le convierte en el gran rival
a batir. Durante muchos años la afición merengue y el propio club han
levantado la voz para protestar por diferentes detalles cuanto menos
sospechosos. Al propio Mourinho le llegaron a tildar de loco por insinuar que premios como el Balón de Oro son poco o nada transparentes. Sin embargo, en los últimos días resulta que Blatter ha alimentado las sospechas por querer hacerse el gracioso.
El suizo se sintió muy cómodo la semana pasada durante su visita a Oxford. El presidente de la FIFA es menos protagonista de lo que le gustaría y se soltó ante un pequeño auditorio lleno de gente joven.
Se podría decir que se despistó, pues se sintió tan cómodo que quiso
llamar la atención haciendo un cómico número a costa de la imagen de
Cristiano Ronaldo. Como se suele decir, la mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo. Y Blatter demostró no ser ni uno ni lo otro.
La cuestión de fondo no es la patética imitación que hizo del portugués, sino la perla que soltó al final. Ése "yo no puedo decir quién es el mejor. Pero me gusta ser el jefe de los que votan… y yo prefiero a Messi" lo dice todo.
Entre líneas se entiende que desde su poltrona hace campaña para que el
argentino se lleve año tras año el galardón, utilizando sus contactos e
influencias con el objetivo de cumplir sus designios y deseos. Es
decir, lo que algunos como el ya mencionado Mourinho llevaban
denunciando varios años. Después vinieron las disculpas, pero el daño estaba hecho. No solo al madridismo o a Cristiano, sino también a la imagen de la FIFA y del Balón de Oro.
Al menos ya tenemos totalmente claro cuál es el panorama. A partir de ahora no merecerá gastar ni un ápice de energía en disgustarse porque el Balón de Oro sea asignado de forma poco justa. Evidentemente, Messi es un jugador que merece acabar su carrera con varios de ellos, pero Cristiano también. Sin embargo, con 28 años y con todo lo que ya ha logrado, únicamente tiene uno. Pero como digo, ya no tiene importancia. Porque Blatter ha abierto los ojos a la afición merengue y le ha dejado claro qué es lo que de verdad importa.
Al menos ya tenemos totalmente claro cuál es el panorama. A partir de ahora no merecerá gastar ni un ápice de energía en disgustarse porque el Balón de Oro sea asignado de forma poco justa. Evidentemente, Messi es un jugador que merece acabar su carrera con varios de ellos, pero Cristiano también. Sin embargo, con 28 años y con todo lo que ya ha logrado, únicamente tiene uno. Pero como digo, ya no tiene importancia. Porque Blatter ha abierto los ojos a la afición merengue y le ha dejado claro qué es lo que de verdad importa.
Y es que el madridismo tiene a Cristiano y Cristiano tiene al madridismo. El portugués ha madurado mucho en este club.
Ahora está a años luz del joven que llegó hace cuatro años y que se
auto expulsaba tras ser objeto de provocaciones o protagonizaba
reportajes sobre las muecas que hacía en cada partido. Hoy en día es más
generoso que antes, ha aprendido a levantarse si falla un gol cantado o encajar golpes de los rivales sin una sola queja. Y, por si fuera poco, su comportamiento dentro y fuera del campo es intachable. Todo ello es más que suficiente para que cualquier padre y madre del mundo quisieran tenerlo como hijo.
Porque, que yo sepa, el estilismo no es motivo para despreciar a nadie;
aunque a Blatter no le guste que se peine mucho. Un argumento, por otra
parte, propio de quien no tiene razones futbolísticas para justificar
sus preferencias.
Pasarán los años y sus números hablarán, los vídeos de sus
goles quedarán en Internet para que los disfruten las próximas
generaciones y la leyenda de Cristiano estará a la altura de otros
grandes como Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Maradona o Zidane. Pero
no es cuestión de adelantar acontecimientos, porque por suerte, todavía
nos quedan varias temporadas de seguir disfrutando de su fútbol. El
deseo del madridismo es que todavía tenga sus mejores páginas por
escribir, pues a Cristiano le queda poner el broche de oro a su trayectoria en el club levantando la 'Décima'. Desde luego, ése es el objetivo primordial. Y si se consigue, el triunfo sabrá mejor que nunca, pues supondrá volver a abrazar el trofeo más deseado en una época llena de zancadillas e incomprensión para el madridismo.
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