Confieso que
empiezo a no comprender a Carlo Ancelotti. Muchas de sus decisiones se
me escapan. El italiano llegó al Santiago Bernabéu asegurando que
pretendía buscar el buen fútbol por encima de todo, pero por lo que se
está viendo su nuevo estilo está sacrificando
a jugadores que precisamente deberían ser claves en este intento de
acercarse al juego más estético. La ruptura con el estilo implantado por
Mourinho en los tres años es más que evidente, por lo que ahora todo
depende de que la plantilla se adapte a las nuevas directrices del
italiano.
Estamos en
el mes de noviembre y yo soy incapaz de decir todavía a qué juega este
Madrid. De momento la única conclusión a la que llego es que, como un autómata, se limita a intentar marcar más goles que el rival,
pues los últimos partidos se han convertido en duelos de golpes en los
que los blancos han salido victoriosos porque a pegada nadie le gana
arriba. Evidentemente la delantera está siendo lo más destacable de este
nuevo equipo, principalmente Cristiano Ronaldo. El portugués está en un estado de forma sublime y, posiblemente, si no fuera por él, quizás la Liga ya estaría casi tan cerrada como lo estaba el año pasado por estas fechas.
Bale es otro de los que se salvan, pues el galés está empezando a coger el 'punto' de forma que le hacía falta para empezar a callar las bocas de sus detractores. Y Di María también merece una mención por su trabajo, esfuerzo y compromiso en estas semanas. Pero poco más, porque cuanto más nos acercamos a la defensa más baja el rendimiento general del grupo. Que la plantilla no está bien físicamente es algo evidente,
aunque tampoco puede ser la explicación a todo lo que está ocurriendo
cuando normalmente el Madrid juega mejor las segundas partes que las
primeras.
Todo esto se puede justificar desde la paciencia. El Madrid necesita tiempo para ir 'metarfoseándose'. En este sentido Ancelotti ha cogido el camino difícil, pues ha roto el molde
que había dejado Mourinho. El portugués dejó un equipo hecho con un
manera muy reconocible de jugar. Con algunos futbolistas adheridos a una
posición muy concreta, como Ramos de central o Khedira de mediocentro
defensivo. En este punto quizás lo recomendable hubiera sido
ajustar un par de piezas y no cambiar nada, pues al fin y al cabo la
plantilla está pensada y confeccionada para jugar así.
Pero el italiano ha preferido derrumbar el edificio para construir uno nuevo. El 4-2-3-1 de Mourinho está pasando en varios partidos a un 4-3-3 (4-3-2-1) donde el sacrificado es el mediapunta.
Es decir, Isco. Primero Ancelotti tomó la decisión de prescindir del
jugador más talentoso de la plantilla, Özil. Y ahora está dejando a su
sustituto natural, Isco, en el banquillo, el único enganche puro que
tiene el equipo sin contar a Modric. Quizás sea por el bajo rendimiento
del malagueño, pero son un compendio de decisiones que no me encajan con esa promesa del entrenador de buscar el buen fútbol.
Otro de los hombres a los que le ha cambiado la vida con Ancelotti es Khedira. El alemán ahora en muchos partidos es interior diestro. Con Alemania suele jugar ahí, y muy bien. Pero en el Madrid aprecio que está bastante perdido.
Sin el apoyo de un enganche el germano suele tener mucho campo por
delante y no puede explotar sus mejores características, que son la
recuperación y la solidaridad en el campo. Hoy por hoy el equipo le echa
en falta en la parcela defensiva, especialmente para equilibrar la
medular merengue. De vez en cuando se deja caer por ahí, pero menos de
lo necesario. Porque el Madrid actual tiene mucho espacio entre líneas y se echa en falta que Khedira aparezca para sostener al equipo y 'barrer' los balones por delante de la defensa.
Finalmente, el de Ramos es otro asunto que me desconcierta. No es ningún secreto que el de Camas ha empezado bastante mal la temporada.
Sin embargo, Ancelotti se empeña en ponerle en una gran variedad de
posiciones. Central (bien), mediocentro (¿cómo?) o lateral derecho
(vale…). Es decir, en realidad le hace un flaco favor porque le
pone las cosas aún más difíciles aún a sabiendas de que no está en su
mejor momento de forma. Lo más sorprendente de todo es que probó con él de forma repentina, casi sin entrenarlo antes, en la medular y ante el Barcelona. Pero justo un día antes el técnico había dicho en rueda de prensa que el equipo no saldría al Camp Nou a jugar al contragolpe. Sigo sin entenderlo.
Así pues, ando desconcertado y perdido con este nuevo Madrid.
Evidentemente que no se pueden realizar juicios con solo tres meses de
trabajo y que todavía hay que esperar para averiguar qué es lo que
realmente quiere Ancelotti. Pero empiezo a tener claro que el
transalpino ha decidido optar por la vía complicada, la de hacer borrón y
cuenta nueva tras los tres años de Mourinho. Su promesa es la de hacer buen fútbol, pero por ahora el equipo no ha hecho más que minutos interesantes en partidos sueltos. Todavía no hay un once tipo ni un esquema claro. Ni siquiera una forma de jugar definida. Pero sí muchas pruebas, cambios y decisiones conservadoras. Y eso, por ahora, no me deja estar tranquilo.
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