Todos los años, a estas alturas, toca hacer lo mismo. Hay que hablar
del Balón de Oro. Normalmente los meses de noviembre y diciembre no
tienen la salsa de lo trascendente en lo que respecta a los títulos, por
lo que los medios de comunicación llenan y llenan sus páginas y minutos
de televisión, radio e Internet con el debate de qué futbolista debe
llevarse el precisado trofeo. Y este año también está siendo así, aunque
al menos en esta ocasión el madridismo tiene al candidato más fuerte.
Cristiano Ronaldo ha sido el mejor jugador del año, sin discusión.
El fútbol es subjetivo, pero las actuaciones individuales del portugués
no han sido superadas por nadie. Son puros datos y evidencias que no se
pueden rebatir desde la honestidad. Otra cosa es lo que ha conseguido
con sus equipos sobre el campo, pues tristemente no ha logrado ningún
título colectivo. Solo este aspecto hace que Cristiano sea menos favorito y Ribery más aspirante, porque el francés fue el líder del triplete de la temporada pasada del Bayern. Es un aspecto importante que compensa la balanza, a pesar de que el galo está uno o dos escalones por debajo.
Hablo de Ribery porque la lesión ha dejado a Messi prácticamente fuera de las quinielas. Otra cosa es que los votos de federaciones de países de la Polinesia
(por decir algunos) puedan mantenerle ahí, por el hecho de tener más
marketing que nadie. En los últimos años el mundo del fútbol se ha
empezado a dividir entre los que son de Cristiano y los que son de Messi
y por ahí el argentino tendrá multitud de votos. Pero lo cierto es que,
siendo sensatos y por muy bueno que sea el argentino, en esta ocasión
no ha estado al nivel del mejor del mundo.
Luego está otro factor. El de Blatter y su metedura de pata. Con Messi fuera de circulación para la FIFA será mucho más fácil premiar a Cristiano con el Balón de Oro. En caso de producirse sería como un acto de purgación,
una demostración de que el portugués también puede ganarlo a pesar de
que el presidente federativo tuvo la desfachatez de intentar
ridiculizarle en público. Este año no es necesario quitarle el caramelo
al barcelonista, porque lleva ya varios meses rumiando que no lo tendrá. La afición culé acumula bastante tiempo asumiendo que es más que probable que este año no haya un dorado regalo de Reyes.
Sin embargo, esto no ha impedido que un sector del barcelonismo haya puesto el grito en el cielo por la ampliación de las fechas para elegir ganador. Es cierto que la decisión beneficia a Cristiano Ronaldo y perjudica ligeramente a Ribery. Y no se puede descartar que haya sido una medida encaminada a allanar el premio camino de Madrid.
Pero si es así, lo será por simple cargo de conciencia de Blatter,
quien ahora está casi obligado a poner de su parte para limpiar su ya
deteriorada imagen de cara a los millones de seguidores que tiene el
luso.
Por lo pronto, el suizo se ha dedicado en los últimos días a pelotear a Cristiano a pesar de que el jugador ha pasado 'olímpicamente' de él. Está más que claro que, si por él fuera, no iría a la gala de la FIFA. Pero quizás tenga que hacerlo, por petición expresa del Real Madrid
y por obligación protocolaria de hacerse la foto del trofeo. Más que
nada porque resulta difícil imaginarse un panorama en el que el
portugués esté en el escenario y tenga que ver cómo Ribery o Messi ganan el Balón de Oro. U otro en el que que CR7
sea el elegido y no esté para recogerlo. Si va el madridista, lo más
seguro es que lo haga teniendo todo bastante 'atado' en ese aspecto.
La cuestión es que, si el premio se lo lleva Cristiano, la FIFA y su presidente habrán lavado algo su imagen.
Y además será lo realmente más justo para el mundo del fútbol. Nadie
podrá decir nada, ya que será un panorama en el que todos saldrán
ganando (salvo Ribery, claro). Aunque, eso sí, habrá un pero: nada habrá cambiado realmente, pues no será un premio sincero. Blatter seguirá siendo de Messi y el año que viene volverá a mover sus hilos para que se cumplan sus deseos. Lo de este año solo habrá sido una ilusión, una pantomima para subsanar el grave error de Oxford. Sin Messi, no les dolerá tanto dárselo al portugués. Por eso, pase lo que pase, al madridismo le debe importar bastante poco este galardón. Y es que hace tiempo que 'Balón de Oro' y 'justicia' dejaron de ser términos sinónimos; por mucho que ahora a la FIFA no le quede más remedio que serlo.
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