Ya basta. El
Madrid no merece seguir en esta situación ni un minuto más. Habrá que
aguantar hasta el final de temporada, pero a partir de ahí tocará hacer
borrón y cuenta nueva. Ha sido una pena que el proyecto de Mourinho no
haya tenido final feliz, pero no le han dejado. Ha sido imposible. Y en
cierto modo ha perdido, pero se podrá ir con la cabeza alta como alguien
que ha hecho el trabajo sucio de este club de manera digna y
profesional. Más allá de todas sus polémicas y sus salidas de tono, que
no han sido pocas.
Hasta hace unos días pensaba que la historia entre Mourinho y el Madrid podía no haber acabado. Pero la pitada que sufrió ante el Málaga me confirmó que todo había llegado a su final. C'est fini.
El club no puede continuar en esta situación, roto y desgastado por un
entorno mediático cruel y lleno de viles intereses. Y Mourinho no puede
seguir. Es el mejor entrenador del mundo y ha sido el hombre que ha
espabilado al club de su aturdimiento en los últimos años. Pero por el
camino ha cometido errores y ha perdido el control del vestuario. Pepe ha pasado de abrazarse con él en octubre pasado a criticarle de forma pública. Muchas cosas han sucedido de por medio, y pocas buenas.
El resultado de todo ello ha sido que Pepe va a terminar la temporada
castigado. Ni siquiera la lesión de Varane ha hecho que el entrenador
le perdonara por el bien del equipo. En su lugar la final la jugó
Albiol, un buen futbolista, pero sin rodaje ni la jerarquía del
portugués. En este punto Mourinho ha antepuesto sus cuitas personales al interés del propio equipo.
Ha aireado sus diferencias con Casillas, con Ramos, hasta con
Cristiano. Y ahí es donde ha dado el paso definitivo hacia el abismo. Ha perdido su sustento, su razón de ser. Al vestuario. Así que el Madrid ha terminado siendo la casa de los líos, donde los jugadores y el cuerpo técnico han hecho la guerra por su cuenta durante muchos meses.
Una de las cosas que más critiqué de Pellegrini en su momento es que en el 'alcorconazo' casi ni se movió en el banquillo.
El viernes vi a un Mourinho con un comportamiento similar. Estuvo
apático y no demostró 'feeling' con los jugadores. Aunque
sorprendentemente fui expulsado cuando guardó las formas mucho más que
su rival y compañero Simeone. Una prueba más de que al luso se le trata
de forma diferente. El mundo está contra él salvo unos cuantos
madridistas y su gente, los que en Oporto, Londres y Milán todavía le agradecen lo que hizo por ellos. Los que de verdad entienden por qué es 'The Special One'.
Hay que elegir entre la continuidad de Mourinho o cambiar a medio
vestuario y perpetuar la división en el madridismo. Yo lo tengo claro,
muy a mi pesar. Es el momento de variar el rumbo, de renovar el
optimismo. El club necesita paz y tranquilidad durante un tiempo.
Cordura, en definitiva. Es duro ser consciente de que el
entorno mediático ha conseguido lo que quería, pero tampoco podemos
perder la perspectiva de lo conseguido. Con el portugués el Madrid ha
vuelto a jugar finales de Copa, ha frenado al mejor Barcelona de la
historia y ha regresado a la nobleza europea. Él ha hecho lo más difícil y eso es algo que nunca le podrán quitar. Nunca.
En la 1996/97 el club vivió algo parecido. El año anterior Capello llegó y reconstruyó al equipo.
Illgner, Roberto Carlos, Mijatovic, Seedorf, Suker... El italiano
levantó a un Madrid convulso y creó las bases para que al año siguiente
Heynckes ganara la Séptima. Pues bien, ése debe ser el camino a seguir.
Hay que aprovechar el trabajo hecho por Mourinho, pero sin él. Quizás
de nuevo con Heynckes. O quizás con Ancelotti. Alguien con el que los
jugadores vuelvan a implicarse y con el que la prensa no esté de uñas.
Es año de elecciones y Florentino trabajará bien para crear un nuevo proyecto. Pero la clave estará en tener presente, una y otra vez, que los títulos no solo se ganan solo con estrellas.
A este equipo le faltan varios retoques. El centro del campo vuelve a
ser primordial, pues Xabi Alonso ya no está para jugar 60 partidos por
año. Y arriba el Madrid necesita un delantero centro al que no se le
encoja la portería en las grandes noches. Detalles, pero de importancia.
El objetivo es saber valorar el legado de Mourinho y no despreciarlo. Hay quien dice que el portugués dejará un solar cuando se vaya. Pero estoy seguro de que se equivocan. Hay plantilla para años y tenemos el derecho de ilusionarnos aunque él no esté. El madridismo está obligado a hacerlo.
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