miércoles, 20 de marzo de 2013

Una crisis para huir de la inspiración



No recuerdo ningún gran equipo en la historia que no haya tenido un bache. Ninguno, en ningún deporte. Hasta la selección española de fútbol, campeona de todo, tuvo dudas en algún momento de las dos Eurocopas y del Mundial que ha ganado recientemente. O la propia 'Roja' de básket, campeona mundial, doble oro continental y doble plata olímpica en los últimos 7 años. Estos equipos siempre tuvieron algún momento de dudas en estos torneos, un punto de inflexión que les ayudó a mejorar y a afrontar las cosas con humildad. Y el Madrid de baloncesto está justo en este instante.

El conjunto de Laso llevaba varias semanas dando síntomas preocupantes. Especialmente desde principios de febrero, cuando se cayó en cuartos de final de la Copa del Rey por una mezcla de mala suerte y de exceso de confianza. Desde entonces, el Madrid no juega con la misma alegría de antes. El palo de Vitoria fue muy importante en un equipo que, hasta el momento, viajaba viento en popa a toda vela. Su currículum era prácticamente inmaculado y todo el mundo les daba como favoritos para revalidar el título. Pero la realidad fue otra y un detalle dejó a los merengues en la cuneta.

Un golpe duro del que el equipo supo mantenerse en pie. Se perdió en Estambul, aunque una vez más fue porque el triple de Carroll no quiso entrar. Por lo demás, en Liga Endesa y Euroliga se continuaron sumando victorias. Pero, eso sí, la imagen ya no era la mejor. Lo de ganar sufriendo a dos equipos menores como el Alba de Berlín o el Bamberg ya era sintomático. En estos partidos se padeció en exceso, mientras que en Kaunas se ganó precisamente porque los detalles que antes habían dado la espalda al equipo ahora le sonrieron. Fueron un puñado de partidos en el filo de la navaja, decantados de cara gracias a que el talento acaba pesando.

Sin embargo, cuando uno juega tanto con fuego se termina quemando. Y así ha sido. Primero el Unicaja y luego el Canarias han hecho añicos en una semana lo que tanto había costado levantar: el fortín del Palacio. Ha sido la culminación de una crisis que se venía anunciando, que estaba telegrafiada en el juego reciente del equipo. Las piernas de los jugadores ya no acompañan como antes y las lesiones han empezado a ser una lacra: Pocius, Rudy, Draper, Hettsheimer... han faltado a algunos partidos recientes y se ha notado.

El caso del alero balear es especialmente preocupante. A sus casi 28 años la espalda le sigue condicionando mucho y no está para jugar más de 30 minutos por partido. Se hace imperioso cuidar de él porque el Madrid le necesita. Rudy no ha empezado bien el año y el equipo lo está notando. Aunque, por suerte, genios como Mirotic, Carroll o Sergio han logrado mantener en pie al club. Los tres están cuajando una campaña para enmarcar y el buen rendimiento en los resultados se debe, en gran parte, a ellos.
Pero no siempre se puede vivir de genialidades, de tener un buen día en el juego exterior. Si el Madrid no puede correr (algo que hace cada vez menos tras el desgaste de esta dura temporada) lo intenta solucionar a base de triples. Algo que es aceptable si tienes, posiblemente, al mejor juego exterior de Europa. Pero que no garantiza el éxito. Es una ruleta rusa abocada al balazo si no se tiene el día de cara al aro. Y es que el juego interior es casi anecdótico en los esquemas de Laso. El resultado es que se puede ganar a cualquiera, pero también perder con cualquiera. La situación no termina de estar bajo control y falta la seguridad que tienen los equipos con empaque, compactos en todas su líneas.

El enfoque hacia la velocidad y el talento hace que los pívots se sientan casi marginados por su rol. Su papel es secundario y la aportación de Begic y Hettsheimeir tampoco les está haciendo merecerse mucho más de lo que tienen. A estas alturas es más que evidente que no renovar a Tomic para quedarse con el esloveno fue un error. Como también lo ha sido no hacer un cambio de piezas para traer un '5' que aporte más soluciones. Hettsheimeir no termina de encajar y Begic es demasiado blando. Solo Felipe y Mirotic dan consistencia por dentro, mientras que Slaughter aporta lo que ya se esperaba: mucho trabajo, defensa e intensidad. Pero lo del juego ofensivo no es lo suyo.

Por ello, la apuesta de Laso sigue siendo clara: primar el juego exterior sobre el interior. Hay quien cree que así no se puede ganar la Euroliga, aunque yo no soy de ellos. No cabe duda que el Madrid está en su peor momento de la temporada, pero no podemos olvidar que lleva un parcial de 23-2 en ACB y un 9-2 en Euroliga. Lidera ambas competiciones y su panorama es envidiable. Algo que, después de tantos años de disgustos, suena a música celestial. Así que no es momento de ser derrotistas. Ni antes el equipo era invencible ni ahora se va a estrellar. Hay que llamar a la calma y reflexionar, poner todo en orden. Si Laso va a 'morir' con sus ideas, adelante, pero con frialdad y cabeza. Seguimos siendo unos privilegiados y podemos llegar muy lejos. Pero hay que mejorar y buscar soluciones, porque depender únicamente de la inspiración convertirá la temporada en un juego de azar.

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