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No recuerdo ningún gran equipo en la historia que no haya tenido un
bache. Ninguno, en ningún deporte. Hasta la selección española de
fútbol, campeona de todo, tuvo dudas en algún momento de las dos
Eurocopas y del Mundial que ha ganado recientemente. O la propia 'Roja'
de básket, campeona mundial, doble oro continental y doble plata
olímpica en los últimos 7 años. Estos equipos siempre tuvieron algún
momento de dudas en estos torneos, un punto de inflexión que les ayudó a
mejorar y a afrontar las cosas con humildad. Y el Madrid de baloncesto
está justo en este instante.
El conjunto de Laso llevaba varias semanas dando síntomas preocupantes.
Especialmente desde principios de febrero, cuando se cayó en cuartos de
final de la Copa del Rey por una mezcla de mala suerte y de exceso de
confianza. Desde entonces, el Madrid no juega con la misma alegría de
antes. El palo de Vitoria fue muy importante en un equipo que, hasta el
momento, viajaba viento en popa a toda vela. Su currículum era
prácticamente inmaculado y todo el mundo les daba como favoritos para
revalidar el título. Pero la realidad fue otra y un detalle dejó a los merengues en la cuneta.
Un golpe duro del que el equipo supo mantenerse en pie. Se perdió en
Estambul, aunque una vez más fue porque el triple de Carroll no quiso
entrar. Por lo demás, en Liga Endesa y Euroliga se continuaron sumando
victorias. Pero, eso sí, la imagen ya no era la mejor. Lo de ganar sufriendo a dos equipos menores como el Alba de Berlín o el Bamberg ya era sintomático.
En estos partidos se padeció en exceso, mientras que en Kaunas se ganó
precisamente porque los detalles que antes habían dado la espalda al
equipo ahora le sonrieron. Fueron un puñado de partidos en el filo de la
navaja, decantados de cara gracias a que el talento acaba pesando.
Sin embargo, cuando uno juega tanto con fuego se termina quemando. Y así ha sido. Primero el Unicaja y luego el Canarias han hecho añicos en una semana lo que tanto había costado levantar: el fortín del Palacio.
Ha sido la culminación de una crisis que se venía anunciando, que
estaba telegrafiada en el juego reciente del equipo. Las piernas de los
jugadores ya no acompañan como antes y las lesiones han empezado a ser una lacra: Pocius, Rudy, Draper, Hettsheimer... han faltado a algunos partidos recientes y se ha notado.
El caso del alero balear es especialmente preocupante. A sus casi 28
años la espalda le sigue condicionando mucho y no está para jugar más de
30 minutos por partido. Se hace imperioso cuidar de él porque el Madrid
le necesita. Rudy no ha empezado bien el año y el equipo lo está
notando. Aunque, por suerte, genios como Mirotic, Carroll o Sergio han
logrado mantener en pie al club. Los tres están cuajando una campaña para enmarcar y el buen rendimiento en los resultados se debe, en gran parte, a ellos.
Pero no siempre se puede vivir de genialidades, de tener un buen día en el juego exterior. Si el Madrid no puede correr (algo que hace cada vez menos tras el desgaste de esta dura temporada) lo intenta solucionar a base de triples.
Algo que es aceptable si tienes, posiblemente, al mejor juego exterior
de Europa. Pero que no garantiza el éxito. Es una ruleta rusa abocada al
balazo si no se tiene el día de cara al aro. Y es que el juego interior es casi anecdótico en los esquemas de Laso.
El resultado es que se puede ganar a cualquiera, pero también perder
con cualquiera. La situación no termina de estar bajo control y falta la
seguridad que tienen los equipos con empaque, compactos en todas su
líneas.
El enfoque hacia la velocidad y el talento hace que los pívots se sientan casi marginados por su rol. Su papel es secundario y la aportación de Begic y Hettsheimeir tampoco les está haciendo merecerse mucho más de lo que tienen.
A estas alturas es más que evidente que no renovar a Tomic para
quedarse con el esloveno fue un error. Como también lo ha sido no hacer
un cambio de piezas para traer un '5' que aporte más soluciones.
Hettsheimeir no termina de encajar y Begic es demasiado blando. Solo Felipe y Mirotic dan consistencia por dentro, mientras que Slaughter aporta lo que ya se esperaba: mucho trabajo, defensa e intensidad. Pero lo del juego ofensivo no es lo suyo.
Por ello, la apuesta de Laso sigue siendo clara: primar el juego exterior sobre el interior. Hay quien cree que así no se puede ganar la Euroliga, aunque yo no soy de ellos. No cabe duda que el Madrid está en su peor momento de la temporada, pero no podemos olvidar que lleva un parcial de 23-2 en ACB
y un 9-2 en Euroliga. Lidera ambas competiciones y su panorama es
envidiable. Algo que, después de tantos años de disgustos, suena a
música celestial. Así que no es momento de ser derrotistas. Ni antes el
equipo era invencible ni ahora se va a estrellar. Hay que llamar a la calma y reflexionar, poner todo en orden.
Si Laso va a 'morir' con sus ideas, adelante, pero con frialdad y
cabeza. Seguimos siendo unos privilegiados y podemos llegar muy lejos.
Pero hay que mejorar y buscar soluciones, porque depender únicamente de
la inspiración convertirá la temporada en un juego de azar.
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