Genio. Al ver
a Mourinho parado el pasado sábado a las 21:20 horas en la banda del
Santiago Bernabéu me viene esta palabra a la cabeza. Es cierto que al
portugués le gustan mucho las cámaras, que está encantado de conocerse a
sí mismo. Pero también lo es que se trata de un hombre adelantado a su
tiempo, de alguien que siempre anda un paso por delante respecto a sus
detractores. Solo él puede tener la idea y el valor de salir a un
estadio minutos antes de un derbi para originar un referéndum sobre su
persona. Y solo él puede salir reforzado de algo así.
La imagen del portugués exponiéndose al veredicto del Bernabéu (de un semi-vacío Bernabéu) tuvo una fuerza espectacular.
El debate estaba en la calle después del encuentro ante el Alcoyano,
pues un puñado de seguidores habían silbado los cánticos que coreaban su
nombre desde el Fondo Sur. Por eso, Mourinho lanzó un órdago el viernes a los cuatro vientos: "el sábado saldré al Bernabéu a las nueve y veinte y estaré en el césped para quien quiera pitarme".
La hora no era casualidad, pues él sabía que era la mejor por ser el
único momento en que la respuesta del público sería inequívocamente para
él. Además, también era consciente de que el estadio todavía no
presentaría una gran entrada, por lo que su reto era evidente: si no me queréis, haced el esfuerzo y venid antes para demostrarlo. Porque él se ofreció a ser silbado, no aplaudido.
Lo que ocurrió después fue una demostración total de apoyo. Tanto en
la prometida salida del técnico al césped como en su posterior
nombramiento por la megafonía. En el primer caso, la omisión de
comparecencia se debía interpretar como la aceptación a Mourinho. No
quererle implicaba el esfuerzo de ser madrugador. Así que el Santiago
Bernabéu dejó claro que está con él de manera mayoritaria, lo que
suponía una sonora bofetada a todos los medios que en estos
años se han encargado de intoxicar el trabajo del portugués. Sin ir más
lejos, el miércoles de la semana pasada tuvimos que desayunarnos con una de las noticias más absurdas que recuerdo en bastante tiempo. La misma afirmaba que Florentino Pérez se planteaba despedir a Mourinho si el equipo caía en el derbi ante el Atlético de Madrid.
Por lo visto, todavía hay quien no quiere darse cuenta del peso que el portugués tiene en el club.
Como si Mourinho fuera un entrenador más y estuviera sometido a los
vaivenes habituales del mundo de los banquillos. Me refiero a ese código
que dicta que un míster debe hacer las maletas si realiza un mal inicio
de temporada, aunque antes haya conseguido grandes cosas. Si no, que se lo pregunte a Pochettino. Pero se equivocan, porque el Madrid y Florentino han aprendido de sus errores. La época de devorar técnicos acabó, ahora está Mourinho y la apuesta es firme tanto para lo bueno como para lo malo.
Resulta increíble poder llegar a pensar que el presidente se haya
planteado ni siquiera la opción de finiquitar el contrato de Mourinho en
noviembre cuando hace dos meses dejó claro que es el mejor entrenador del mundo.
Por mucho que el Madrid esté a once puntos del Barcelona y las
sensaciones no sean buenas. No estamos aún ni en Navidades y todavía
todo es posible. Se ha ganado la Supercopa, las opciones en Copa
y Champions están intactas y el reto de ganar la Liga más difícil de la
historia del club 'pone' al madridismo. Así que, ¿en qué
cabeza puede caber que el club vaya a despedir hoy a lo mejor que le ha
pasado en los últimos diez años, a la persona que ha amargado la mejor
época culé de todos los tiempos?
Por eso tengo cada vez más claro que no van a poder con Mourinho. No
han conseguido silenciar su trabajo a pesar de que han intentado
pisotearlo en todos y cada de los días que han pasado desde que llegara a
Chamartín en el verano de 2010. El portugués ha sufrido la
campaña mediática más agresiva y brutal que posiblemente haya conocido
el periodismo español en toda su historia. Pero aún sigue. Contra y
viento y marea. Su imagen del sábado fue una buena metáfora de ello.
Salió solo, atisbó el Bernabéu y esperó que la gente hablara. Y la
respuesta fue clara: el madridismo quiere a Mourinho. Aunque todavía hay quien ha hecho la lectura negativa de todo ello. Pero da igual, porque lo que escriban sus detractores importa poco. Cada vez lo tengo más claro.
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