Todavía quedan los incómodos partidos de la Liga de Campeones, donde todo está vendido para el Madrid y el Barcelona, pero una vez acabados los partidos de este sábado, el clásico ya ha empezado a jugarse fuera del campo. Mientras en Barcelona Pep Guardiola no rehúye a hablar sobre cómo afrontará tácticamente el encuentro del Bernabéu, en el Real Madrid los jugadores se esfuerzan por centrarse en el partido del miércoles ante el Ajax. Y es que en Concha Espina se quiere dar sensación de ir paso a paso, justo lo contrario que en la Ciudad Condal. Allí queda claro que lo que importa es lo que pase el sábado, principalmente porque el Barça llegará al partido con más necesidades.
Guardiola ha optado por dar descanso a 13 de sus jugadores hasta el martes, día en el que el equipo se medirá al BATE en el Camp Nou para cerrar su clasificación a los octavos de final de la Champions. Así pues, todo apunta a que el técnico reservará a la mitad de su plantilla frente a los bielorrusos, más pendiente del Real Madrid que de este incómodo compromiso. En cambio, Mourinho ha optado por una política distinta: ante la proximidad de semejante partidazo, entrenamientos todos los días hasta entonces, el primero el pasado domingo.
Aún así, no parece que el portugués vaya a sacar un equipo de gala en Ámsterdam. Adán, Albiol, Sahin, Granero o Callejón apuntan a titulares ante el Ajax, de manera que los teóricos titulares descansen antes de recibir al Barcelona. La suerte que tiene este Real Madrid-Barcelona es que va a llegar en un momento magnífico para todos, tanto para los equipos como para los espectadores. Porque los encuentros anteriores no tendrán nada en juego y los entrenadores podrán reservar sus efectivos para que el sábado se vea el mayor espectáculo posible.
Todo para preparar el clásico entre los clásicos. Cada vez que se acerca un partido de esta enjundia los medios de comunicación se encargan de venderlo catalogándolo de “partido del siglo”, “mejor partido del mundo”, etc. Pero lo cierto es que nunca como esta semana le van a venir mejor estas descripciones al choque, porque se están dando todas las condiciones para tener el mejor Real Madrid-Barcelona posible. Y eso es mucho decir, si bien los hechos previos se encargan de demostrarlo.
Lo digo porque los conjuntos que se enfrenten el próximo sábado serán las versiones más perfeccionadas de las mejores plantillas que han tenido estos dos clubes en su historia. Bien es cierto que el Barcelona no llega al encuentro en su mejor momento, pero también lo es que sigue pareciéndose al equipo que ha arrasado en las últimas tres temporadas. Y qué decir del Madrid, un equipo que lleva mes y medio demostrando que es el mejor conjunto de Europa a estas alturas y que cada partido da una nueva exhibición de poderío físico.
Además, el madridismo tiene motivos para ser optimista. Hay pequeños detalles que animan a pensar que esta vez la balanza podría decantarse a favor de los de Mourinho. Más allá del gran momento que atraviesa la escuadra merengue, se puede concluir que el Real Madrid llega a la cita más preparado que nunca. Ya ha dejado atrás su periodo de formación para ser un equipo maduro. En el proceso se ha llevado varias derrotas ante los culés, algunas merecidas, otras injustas. Entre estas últimas estuvo la de la Supercopa, el primer síntoma verdadero de que a los de Guardiola se les puede ganar jugando a un fútbol diferente al que ellos practican.
El del sábado debe ser, por tanto, la primera piedra de la culminación del proyecto de Mourinho. En el último año y medio ha habido hasta siete clásicos, pero ninguno prometía ser tan perfecto como el que se nos avecina. Ni siquiera los centenares que le antecedieron durante más de un siglo de rivalidad. En cinco días nos espera el Madrid-Barça más prometedor de la historia y, en él, el conjunto blanco parte como claro favorito. La única pega es que todavía hay que refrendarlo y sufrirlo. Pero el premio lo merece: darle un golpe a la Liga y confirmar que el aspirante ha dejado de serlo para convertirse en la nueva referencial del fútbol mundial.
Guardiola ha optado por dar descanso a 13 de sus jugadores hasta el martes, día en el que el equipo se medirá al BATE en el Camp Nou para cerrar su clasificación a los octavos de final de la Champions. Así pues, todo apunta a que el técnico reservará a la mitad de su plantilla frente a los bielorrusos, más pendiente del Real Madrid que de este incómodo compromiso. En cambio, Mourinho ha optado por una política distinta: ante la proximidad de semejante partidazo, entrenamientos todos los días hasta entonces, el primero el pasado domingo.
Aún así, no parece que el portugués vaya a sacar un equipo de gala en Ámsterdam. Adán, Albiol, Sahin, Granero o Callejón apuntan a titulares ante el Ajax, de manera que los teóricos titulares descansen antes de recibir al Barcelona. La suerte que tiene este Real Madrid-Barcelona es que va a llegar en un momento magnífico para todos, tanto para los equipos como para los espectadores. Porque los encuentros anteriores no tendrán nada en juego y los entrenadores podrán reservar sus efectivos para que el sábado se vea el mayor espectáculo posible.
Todo para preparar el clásico entre los clásicos. Cada vez que se acerca un partido de esta enjundia los medios de comunicación se encargan de venderlo catalogándolo de “partido del siglo”, “mejor partido del mundo”, etc. Pero lo cierto es que nunca como esta semana le van a venir mejor estas descripciones al choque, porque se están dando todas las condiciones para tener el mejor Real Madrid-Barcelona posible. Y eso es mucho decir, si bien los hechos previos se encargan de demostrarlo.
Lo digo porque los conjuntos que se enfrenten el próximo sábado serán las versiones más perfeccionadas de las mejores plantillas que han tenido estos dos clubes en su historia. Bien es cierto que el Barcelona no llega al encuentro en su mejor momento, pero también lo es que sigue pareciéndose al equipo que ha arrasado en las últimas tres temporadas. Y qué decir del Madrid, un equipo que lleva mes y medio demostrando que es el mejor conjunto de Europa a estas alturas y que cada partido da una nueva exhibición de poderío físico.
Además, el madridismo tiene motivos para ser optimista. Hay pequeños detalles que animan a pensar que esta vez la balanza podría decantarse a favor de los de Mourinho. Más allá del gran momento que atraviesa la escuadra merengue, se puede concluir que el Real Madrid llega a la cita más preparado que nunca. Ya ha dejado atrás su periodo de formación para ser un equipo maduro. En el proceso se ha llevado varias derrotas ante los culés, algunas merecidas, otras injustas. Entre estas últimas estuvo la de la Supercopa, el primer síntoma verdadero de que a los de Guardiola se les puede ganar jugando a un fútbol diferente al que ellos practican.
El del sábado debe ser, por tanto, la primera piedra de la culminación del proyecto de Mourinho. En el último año y medio ha habido hasta siete clásicos, pero ninguno prometía ser tan perfecto como el que se nos avecina. Ni siquiera los centenares que le antecedieron durante más de un siglo de rivalidad. En cinco días nos espera el Madrid-Barça más prometedor de la historia y, en él, el conjunto blanco parte como claro favorito. La única pega es que todavía hay que refrendarlo y sufrirlo. Pero el premio lo merece: darle un golpe a la Liga y confirmar que el aspirante ha dejado de serlo para convertirse en la nueva referencial del fútbol mundial.
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