Punto y final al 2011. En lo futbolístico, claro. El Real Madrid ha terminado el año y es momento de hacer un balance de todo lo que ha hecho el conjunto blanco, tanto para lo bueno como para lo malo. Aunque lo que importará de verdad de cara al 2012 es lo que ha sucedido de agosto para acá, pues lo sucedido con anterioridad no deja de ser historia ya. Y es que la situación ha cambiado mucho para el club en estos últimos 365 días.
La gran pregunta que debe contestar el madridista tras hacer balance del año es si el 1 de enero de 2011 hubiera firmado la situación en la que está el club en estos momentos. Si nos centramos en la primera plantilla, lo cierto es que ha habido pocos títulos y éxitos, menos de los esperados; pero también lo es que la progresión ascendente y la mejoría general ha sido patente.
Para el Madrid, el 2010 acabó de manera agridulce. Los de Mourinho empezaron arrasando, pero el traspiés en el Camp Nou a finales de noviembre destrozó todas las esperanzas que se habían levantado en los primeros meses de temporada. Luego, la situación no mejoró, principalmente en Liga. Una competición donde el equipo se dejó el título a principios de año en campos difíciles, pero de rivales asequibles. La cuestión es que todo acabó jugándose a dos cartas, la de la Champions y la de la Copa del Rey.
Y como suele pasar en este tipo de competiciones de formato tan impredecible, los resultados fueron de lo más diverso. Éxito mayúsculo en la competición del K.O., la de menor relevancia, sí, pero el primer título tras tres años de sequía y 18 sin levantar este trofeo. Su consecución suponía una tregua en las necesidades madridistas, pero por poco tiempo. Después, llegaría el gran palo y la decepción en Europa, pero con excusa. Lo digo por los penosos arbitrajes en las semifinales que ayudaron a la eliminación. Aún así, siendo justos, el Barcelona fue mejor en el balance general del final de temporada.
Con el término de la campaña, llegó el punto álgido de nerviosismo en el fútbol español. Tanta tensión con la avalancha de Madrid-Barça que hubo acabó por explotar en verano, en la Supercopa de España. Allí el Madrid fue mejor en lo futbolístico, pero Messi estaba ahí para hacer la diferencia. Sin embargo, nadie habló de la injusticia del marcador, pues Mourinho cometió su gran equivocación, la que le ayudaría a replantearse su actitud ante estos partidos.
Desde entonces, silencio, trabajo y resultados. El Real Madrid ha sido una apisonadora, especialmente después de los baches de Levante y Santander. Ha acabado el año con 18 triunfos en 19 partidos, logrando récords de tres en tres y liderando la Liga y la Champions, además de eliminar con solvencia a la Ponferradina en los octavos de la Copa del Rey. El Madrid ha hecho su mejor fútbol en años, quizás desde la época de los galácticos. Así que… ¿puede haber algún motivo para la preocupación?
Pues sí, hay un punto negro entre tantas noticias buenas. El equipo perdió su cuarto clásico de los ocho disputados. Esta vez en casa y dando la sensación de que había que algo fallaba en la cabeza de los futbolistas. No se jugó como se sabía y el temor al fracaso atenazó las piernas. Un problema importante en una temporada condenada a decidirse por detalles, al igual que la pasada; y con el Barcelona siempre en la sombra.
Aún así, en las últimas semanas ha habido tiempo para recuperar el color después de la palidez. Otras tres victorias más, dos ante la Ponferradina y una ante el Sevilla han evidenciado que solo hay un equipo que pueda plantarle cara a este Real Madrid. Sí, es el de Guardiola. Y lo cierto es que los azulgranas no son los de las últimas temporadas. Así lo dicen sus resultados, peores claramente en Liga, así como su juego, algo más apagado de lo habitual. Por eso, quizás ganar el título no acabe siendo cosa de los clásicos, sino de una regularidad que parece haberse enemistado con los culés.
En la Champions y la Copa del Rey, como digo, promete ser otra historia. Si los caprichosos sorteos así lo permiten, lo más probable es que volvamos a tener finales con los dos más grandes. Y ahí el Real Madrid deberá superar sus miedos y temores, jugar su fútbol. El que ha patentado en los últimos meses y que me permite firmar satisfecho lo ocurrido en este 2011. Porque, aunque el balance podía haber sido mucho mejor, lo cierto es que el camino seguido ha sido ascendente y va en la dirección correcta. Sabemos dónde estamos, quiénes somos y lo que queremos. Y eso solo puede darnos buenos presagios para el 2012
Para el Madrid, el 2010 acabó de manera agridulce. Los de Mourinho empezaron arrasando, pero el traspiés en el Camp Nou a finales de noviembre destrozó todas las esperanzas que se habían levantado en los primeros meses de temporada. Luego, la situación no mejoró, principalmente en Liga. Una competición donde el equipo se dejó el título a principios de año en campos difíciles, pero de rivales asequibles. La cuestión es que todo acabó jugándose a dos cartas, la de la Champions y la de la Copa del Rey.
Y como suele pasar en este tipo de competiciones de formato tan impredecible, los resultados fueron de lo más diverso. Éxito mayúsculo en la competición del K.O., la de menor relevancia, sí, pero el primer título tras tres años de sequía y 18 sin levantar este trofeo. Su consecución suponía una tregua en las necesidades madridistas, pero por poco tiempo. Después, llegaría el gran palo y la decepción en Europa, pero con excusa. Lo digo por los penosos arbitrajes en las semifinales que ayudaron a la eliminación. Aún así, siendo justos, el Barcelona fue mejor en el balance general del final de temporada.
Con el término de la campaña, llegó el punto álgido de nerviosismo en el fútbol español. Tanta tensión con la avalancha de Madrid-Barça que hubo acabó por explotar en verano, en la Supercopa de España. Allí el Madrid fue mejor en lo futbolístico, pero Messi estaba ahí para hacer la diferencia. Sin embargo, nadie habló de la injusticia del marcador, pues Mourinho cometió su gran equivocación, la que le ayudaría a replantearse su actitud ante estos partidos.
Desde entonces, silencio, trabajo y resultados. El Real Madrid ha sido una apisonadora, especialmente después de los baches de Levante y Santander. Ha acabado el año con 18 triunfos en 19 partidos, logrando récords de tres en tres y liderando la Liga y la Champions, además de eliminar con solvencia a la Ponferradina en los octavos de la Copa del Rey. El Madrid ha hecho su mejor fútbol en años, quizás desde la época de los galácticos. Así que… ¿puede haber algún motivo para la preocupación?
Pues sí, hay un punto negro entre tantas noticias buenas. El equipo perdió su cuarto clásico de los ocho disputados. Esta vez en casa y dando la sensación de que había que algo fallaba en la cabeza de los futbolistas. No se jugó como se sabía y el temor al fracaso atenazó las piernas. Un problema importante en una temporada condenada a decidirse por detalles, al igual que la pasada; y con el Barcelona siempre en la sombra.
Aún así, en las últimas semanas ha habido tiempo para recuperar el color después de la palidez. Otras tres victorias más, dos ante la Ponferradina y una ante el Sevilla han evidenciado que solo hay un equipo que pueda plantarle cara a este Real Madrid. Sí, es el de Guardiola. Y lo cierto es que los azulgranas no son los de las últimas temporadas. Así lo dicen sus resultados, peores claramente en Liga, así como su juego, algo más apagado de lo habitual. Por eso, quizás ganar el título no acabe siendo cosa de los clásicos, sino de una regularidad que parece haberse enemistado con los culés.
En la Champions y la Copa del Rey, como digo, promete ser otra historia. Si los caprichosos sorteos así lo permiten, lo más probable es que volvamos a tener finales con los dos más grandes. Y ahí el Real Madrid deberá superar sus miedos y temores, jugar su fútbol. El que ha patentado en los últimos meses y que me permite firmar satisfecho lo ocurrido en este 2011. Porque, aunque el balance podía haber sido mucho mejor, lo cierto es que el camino seguido ha sido ascendente y va en la dirección correcta. Sabemos dónde estamos, quiénes somos y lo que queremos. Y eso solo puede darnos buenos presagios para el 2012
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