Nadie se lo esperaba, pero no por imprevisto sabe peor. Todo lo contrario. El Barcelona se dejó este sábado tres sorprendentes puntos ante el Getafe más triste de los últimos años. Un equipo bien trabajado tácticamente, pero con bastante músculo y poca calidad. Con un poco de orden, mucho trabajo y fe el conjunto azulón le sacó los colores a los de Guardiola, demostrando que, a estas alturas de temporada, el Barcelona está a años luz del rendimiento que le hizo triunfar en los años pasados. Es decir, justo lo contrario que el Real Madrid, un equipo maduro futbolísticamente que está a un nivel físico espectacular.
Más que la derrota del Barcelona me gustaría destacar la imagen que dio el equipo. Esa toma de Messi cabizbajo llevándose las manos a la cara es la radiografía de un conjunto perdido, que por más que busca su viejo estilo, no lo encuentra. La culpa, el pésimo estado de forma que atraviesan esta temporada los culés. No hay que olvidar que jugadores clave como Iniesta, Piqué, Puyol, Cesc o Xavi se pasan últimamente más tiempo en la enfermería que en el campo. Por no mencionar que Guardiola se está empeñando en romper la jerarquía bien definida que había en el equipo dejando a dos campeones del mundo como Villa o Pedro en un claro segundo plano.
Algunos que entienden de este deporte dicen que los grandes equipos también se cansan de perder. De hecho, es muy difícil encontrar en la historia del fútbol un conjunto eterno, que fuera capaz de reinar en el fútbol mundial más de un lustro. El Real Madrid de Di Stéfano duró ese tiempo, el Milan de Sacchi ídem, al igual que el Dream Team de Cruyff o el Madrid de la Quinta del Buitre. Y los casos se podrían contar por decenas. No hay escuadra que conserve su estilo más allá de un puñado de temporadas y el Barça podría estar acercándose a su fecha de caducidad.
Algunos que entienden de este deporte dicen que los grandes equipos también se cansan de perder. De hecho, es muy difícil encontrar en la historia del fútbol un conjunto eterno, que fuera capaz de reinar en el fútbol mundial más de un lustro. El Real Madrid de Di Stéfano duró ese tiempo, el Milan de Sacchi ídem, al igual que el Dream Team de Cruyff o el Madrid de la Quinta del Buitre. Y los casos se podrían contar por decenas. No hay escuadra que conserve su estilo más allá de un puñado de temporadas y el Barça podría estar acercándose a su fecha de caducidad.
Y que quede claro que esto no es un tema de edad, de 'vejez' de la plantilla. Messi tiene solo 24 años, al igual que Piqué o Cesc, Iniesta 27, Busquets 23... Es una cuestión de ciclos circadianos, de rachas. Guardiola es el primero que sabe lo que significa esto y, por eso, en cualquer momento, una temporada de estas y, más pronto que tarde, anunciará que se va. Lo hará para dejar paso a un cambio que le de otro estilo al Barcelona, porque llegará un punto en que él no podrá exprimir más lo que hay. La cuestión es si ese momento está empezando a llegar ya o todo esto solo está siendo un hecho puntual.
La llave de ello la tiene el Madrid. Al igual que el Barça, el equipo blanco ha vivido durante su historia de rachas. Buenas y malas. Y tras una excesivamente negativa, ahora todo apunta a que tocan años de alegrías. De títulos. Porque nadie duda de que este equipo tiene hambre, mientras el Barça está empachado. La sensación que dan los dos equipos es que se han cambiado los papeles. Las caras que tenían los jugadores del Madrid la temporada pasada en Pamplona, Almería o Coruña las vi el sábado. Y estaban en Getafe.
Por supuesto, todo esto hay que terminar de confirmarlo. Seis puntos son muchos. Pero nada teniendo 75 por jugar. Queda un mundo. Y el punto de inflexión será el 'Clásico' del Bernabéu. Ganar posiblemente decantaría la Liga, porque supondría un golpe anímico brutal y el Barcelona empezaría a fijar sus objetivos en el Mundialito, la Champions y la Copa del Rey. El que mucho abarca poco aprieta, se dice. Y los azulgranas no parecen tener banquillo suficiente como para resistir una temporada que ya, a estas alturas, se le está haciendo larga.
En cambio, el Madrid da sensación de tener todo controlado. Líderes solventes en Liga, con 13 victorias consecutivas, primeros de su grupo en Champions y practicando un juego que no se veía hacía mucho tiempo en el Bernabéu. Tanto marcha la cosa que Mourinho hasta se está permitiendo el lujo de rotar en busca de un reparto justo de minutos. Los blancos está como motos, mientras los jugadores culés no pueden con las botas. Y esto es algo que hay que aprovechar dentro de dos semanas para certificar que esta temporada va a ser la del cambio. Será un solo partido. Pero 'EL' partido. Lo que suceda en él, probablemente condicione las próximas temporadas. Porque perder sería volver al pasado. Ganar cambiaría la historia.
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