En estos días
de dudas que vive el madridismo por el fútbol, el baloncesto asoma tal y
como acabó la última temporada. El equipo de Laso ha tenido un arranque
inmejorable al lograr la Supercopa de manera brillante. A día de hoy no
cabe duda de que el Real Madrid es el mejor equipo de España en el
deporte de la canasta, por lo que la nueva campaña permite aspirar a
ganar los tres títulos que se pondrán en juego. Por delante hay un largo
camino que recorrer, pero por lo pronto ya hay una cierta ventaja sobre
un rival directo como el Barcelona.
El conjunto
catalán terminó en junio pasado un ciclo. Quizás no de forma completa,
pues todavía mantiene en su plantilla a jugadores que en los últimos
años han marcado su identidad como Huertas, Sada, Navarro, Lorbek o
Tomic. Pero sí parcialmente, pues los culés han cambiado
prácticamente media plantilla con el objetivo de renovarse y poder limar
las diferencias existentes con el Real Madrid. Y es que los blancos certificaron a principios de este 2013 que el gran dominador del baloncesto nacional son ellos, algo que no tenía lugar desde 2007.
Por primera vez en muchos años el Madrid tiene un proyecto estable y
ganador. Laso acumula ya dos años en el banquillo, tiempo en el que ha
conquistado cuatro títulos, un subcampeonato de Liga y un subcampeonato
de Euroliga. La época de dudas sobre su labor ya ha pasado, pues
el vitoriano ha demostrado que puede y sabe hacer crecer a un equipo
grande para que aspire a todo. El campeonato de la ACB en junio
fue el espaldarazo definitivo a su labor, por lo que ahora muy pocos se
atreven a cuestionar sus méritos para ocupar el sitio donde se
encuentra.
La premisa de trabajo de este verano ha sido la de mantener la columna vertebral del equipo y retocar justo su punto débil,
el del juego interior. El esloveno Begic decidió irse por decisión
propia, mientras que Hettsheimeir abandonó el equipo tras no contar
prácticamente para el técnico. En su lugar han llegado dos jugadores que
en conjunto podrán aportar bastante más que los que ya estaban:
Bourousis y Mejri. El griego es un pívot veterano,
de los mejores del continente, que promete dedicación en defensa,
rebotes en las dos zonas y capacidad para atacar defensas en estático.
Por su parte, Mejri llega como una gran 'caja de sorpresas'.
El tunecino fue la gran revelación de la temporada pasada y llega para
aportar ilusión, intimidación, agilidad en la zona y facilidad para
jugar sobre el aro. Sin embargo, su rendimiento dependerá del rol que le quiera otorgar Laso, entrenador muy dado a asignar papeles terciarios a determinados jugadores. Es pronto para saberlo, pero en la Supercopa se pudo leer entre líneas que Mejri será un complemento de la plantilla que tendrá minutos a ratos.
El tercer y último fichaje ha sido Dani Díez, alero de la cantera en el que el club ha decidido apostar.
El madrileño es uno de los mejores jugadores españoles de su
generación, por lo que tiene por delante una buena proyección. Sin
embargo, una vez más el sistema de rotaciones de Laso hacen pensar que el club tendrá que afrontar muchos partidos importantes con Darden como único '3' puro.
Y es que no cabe duda de que el puesto de alero alto será el punto más
problemático para el equipo en esta temporada que está en sus albores.
Salvando este detalle, estamos ante el Madrid más completo y más compensado de las últimas décadas.
Quizás la temporada pasada le llegó un poco pronto a este grupo, por lo
que la inexperiencia le pasó factura en algunos momentos como la Final
Four de Londres o el segundo partido de la final de la ACB. Pero la semana pasada en Vitoria ya no dio esos mismos síntomas, sino todo lo contrario.
Se percibió un equipo más maduro, más experimentado y consciente de que
este año está capacitado para cualquier cosa que se proponga. Y es que
el capitán Felipe Reyes ya lo dijo hace unos días: ahora el gran
objetivo es la Euroliga. Por primera vez en mucho tiempo, el Madrid en octubre no es aspirante, sino candidato a la 'Novena' y a todo lo que se le ponga por delante.
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