11 y 18 años.
Es el tiempo que lleva el Real Madrid sin levantar una Copa de Europa
en fútbol y baloncesto, respectivamente. Mucha espera para un club
malacostumbrado por si historia, para una institución que ha labrado su
grandeza a base de éxito internacional. Por eso, en este 2013 el
madridismo tiene una doble ilusión que pasa por Londres. Una ciudad que
debe ser talismán y que puede acabar con la prolongada sed de esta
afición.
En fútbol estamos en el mismo lugar por tercer año consecutivo. Por eso, en esta ocasión existe la esperanza de que el equipo supere su prueba de madurez y cumpla eliminando al Borussia de Dortmund.
Después de tener una dura fase de grupos y un cruce envenenado contra
el Manchester, parece que la suerte se ha aliado con el Madrid y le ha ido dejando el camino más asequible posible: Galatasaray y Dortmund. Que no quiere decir sencillo, sobre todo en lo que se refiere al conjunto alemán.
Porque, como se puede esperar siempre en unas semifinales de Champions, el Dortmund será un duro escollo.
Evidentemente no está a la altura del Real Madrid en cuanto a
jugadores, pero tiene aspectos como la frescura, la juventud y la
ambición que le convierten en un equipo muy peligroso. Tampoco son el
Borussia que el año pasado arrasó al Bayern, si bien aún conservan ese
peligro que los hace imprevisibles. Tanto que hace seis meses fueron ligeramente superiores a los de Mourinho.
Aunque por entonces las sensaciones y las necesidades eran otras. Ahora
es el momento de la verdad y el Madrid jugará con otra actitud.
Así, por ponerle alguna pega al sorteo del pasado viernes, solo diría que no me gusta lo de jugar la vuelta en casa.
El año pasado esto le pasó factura al equipo ante el Bayern, pues se
volvió timorato tras un espectacular arranque que le permitió ponerse
2-0. Puede parecer sorprendente, pero Mourinho especula mucho y jugar la vuelta en casa hará que el Madrid piense más en defender su portería que en mirar a la del rival.
Aunque todo dependerá del resultado que se dé en la ida. Sea como
fuere, lo cierto es que la mayoría de madridistas hubieran firmado
jugarse el billete para Wembley ante el Dortmund. Pues bien, aquí está la oportunidad y esta vez no la podemos dejar escapar.
En cuanto al baloncesto, el equipo está en una situación muy similar: a tres pasos de tocar la Euroliga. El primero está ya prácticamente dado, ya que solo queda rematar al Maccabi. El conjunto hebreo está decepcionando
por ahora, pues ha sido incapaz de plantarle cara a los blancos más
allá del primer cuarto del primer partido. Por eso, todo apunta a que el Madrid culminará la faena la semana que viene en Tel-Aviv. Y, a partir de ahí, a jugar la Final Four con los dedos cruzados, esperando que los jugadores tengan su día y su ambición por ganar minimice la presión.
En Londres todo será como una ruleta rusa para el equipo, pues la escuadra de Laso es tan capaz de ganar a cualquiera como de perder ante cualquiera.
Panathinaikos o Barcelona en semifinales, quizás CSKA en la final. Al
menos la experiencia vivida hace dos años en la Final Four de Barcelona
debe servir. Entonces el Madrid fue apalizado en los dos partidos. Faltaban la madurez y la solidez que hay ahora, aspectos que permitirán competir y soñar. Porque si el equipo llega allí, todo será posible. Y es que, al
igual que la 'décima', la 'novena' está muy complicada, pero también
está ahora más asequible que nunca. Y eso ya es una gran noticia.
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