Sami Khedira
es uno de esos futbolistas cuyo trabajo tiene poco eco en los medios de
comunicación. Como mediocentro defensivo que es, su labor está en tierra
de nadie, pues es de las más ingratas en este deporte. Él juega en el
Real Madrid y en la mayoría de las ocasiones tiene que ver cómo sus
compañeros son los que se llevan los focos mientras que él debe moverse
entre las sombras, trabajando día a día para que el equipo no pierda el
equilibrio tan necesario.
En sus dos años y pico en el club blanco, el alemán ha tenido que
convivir con la crítica diaria. Como digo, se trata de un jugador que
por su perfil no luce en los partidos. No tiene una gran calidad ni destaca por su pase, regate o gol. Por eso no llama la atención. Sin embargo, para José Mourinho su presencia en el equipo es innegociable.
Salvo contadas excepciones para darle descanso, el portugués
prácticamente no prescinde nunca del teutón, un futbolista al que
considera indespensable por su labor incansable en el centro del campo.
La posición de mediocentro defensivo es, hoy en día, clave en el
fútbol. Mucho se ha hablado de ella últimamente, pero ninguno de los
técnicos 'gurús' del fútbol mundial prescinden de ella. Mourinho, Del
Bosque o Guardiola siempre han tenido en este lugar a un hombre de su
confianza, a un jugador que sea capaz de poner equilibrio en onces que
parten de clara vocación ofensiva. Y, bajo este panorama, Sami Khedira es uno de los mejores del mundo. Un par de temporadas al máximo nivel en el Real Madrid le avalan, pues aunque no es un jugador que aparezca a menudo en los resúmenes con las mejores jugadas de un partido, tiene el don de cometer muy pocos errores.
El partido del pasado domingo fue uno de ésos en los que Khedira llamó especialmente la atención. Por su gran sentido de la anticipación e, incluso, por su capacidad para generar fútbol ofensivo. El propio Aitor Karanka lo alabó en la sala de prensa por encima de la dupla Modric-Özil,
lo que ya es suficientemente meritorio. Probablemente jugó uno de sus
mejores partidos desde que está en la capital de España, pero no fue el
único. Porque el germano cumple siempre, haciendo su trabajo con máxima profesionalidad y una entrega fuera de toda duda.
La pasada Eurocopa dejó una imagen sorprendente del de Stuttgart, pues en Ucrania y Polonia se coronó como uno de los mejores centrocampistas del continente. El seleccionador Löw le dio más libertades y él contestó metarfoseándose en un jugador 'box to box',
un futbolista con capacidad para destruir juego, construir y llegar al
ataque con opciones. Un centrocampista total. Y el madrismo terminó el
torneo con la sensación de que Sami estaba algo desaprovechado en el
Madrid, de que tenía muchas más virtudes de las que mostraba cada semana
en el Bernabéu.
Puede que así sea, que con Mourinho su deber sea sacrificarse para que el resto de compañeros luzcan más y mejor. Creo que en otro club se podría ver a un Khedira más peligroso, más completo. Con más jerarquía.
Al fin y al cabo, en Concha Espina le toca ser un obrero para que
otros sean las estrellas. De ahí que su nombre no esté mucho en boca de
la afición y que, cuando lo está, la mayoría de las veces sea con una
finalidad crítica. Es uno más de los muchos jugadores que, partido tras partido, viven eclipsados por los cracks de este deporte.
Khedira no venderá muchas camisetas ni tendrá a muchos niños que sueñen ser como él de mayores.
Pero no me cabe duda de que su labor merece un reconocimiento por
parte de todos. Porque él tiene sus tareas específicas y las acostumbra
a solventar a la perfección. Sin brillantez, pero con trabajo y
esfuerzo. Algunos partidos llamará más la atención y se llevará ciertos
aplausos, como ante el Deportivo. En otros pasará desapercibido. Pero en todos su trabajo habrá sido esencial. Porque no hay gran equipo que no tenga un gran 'corazón' detrás.
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