Hace cinco días publicaba mi último artículo.
El mismo venía a ser un análisis, bajo mi prisma, de lo que había
conseguido Mourinho en estas dos temporadas a cargo del Real Madrid. Una
serie de elogios sobre los cuales me reafirmo de manera total, a pesar
de que hoy mis palabras no sean tan benignas con el luso. Lo que ahora
exponga no implica que me contradiga ni que cambie de opinión respecto
a lo dicho hace unos pocos días, cuando el panorama era mejor. Es algo
que quiero dejar claro, ya que las siguientes líneas solo deben
entenderse como una crítica (constructiva) por lo sucedido frente a los
alemanes. Y es que ni siquiera Mourinho es perfecto.
Lo
comentado en mi última opinión pertenece a un análisis global, mientras
ahora quiero proceder a poner el foco en lo ocurrido durante los
últimos diez días. Yo fui el primero que me alegré de que el Real Madrid venciera el pasado sábado en el Camp Nou.
Todo un gustazo ganar en el campo barcelonista y de la manera en que
se hizo, pues se aseguraba también más de media Liga. Pero antes de
disputarse el partido, tenía muy claro que el equipo no podía ni
debía lanzar un órdago en la Liga, hipotecando con ello el choque de
Champions del miércoles ante el Bayern de Múnich.
Lo comento porque la ventaja de cuatro puntos permitía ir con tranquilidad a Barcelona. En el peor de los casos, el Real Madrid siempre se hubiera levantado el domingo como líder, con un punto de ventaja.
Es evidente que no hubiera sido el mejor panorama después de haber
tenido diez en la buchaca, pero la tranquilidad de saber que el equipo
dependía de sí mismo me parece que era suficiente como para no tomar los
riesgos que se adquirieron. De ahí que, a priori y antes del partido, no me gustara nada que Mourinho repitiera el once de Múnich cuatro días después en el Camp Nou. Era forzar el motor, pisar el acelerador justo cuando el medidor de gasolina rozaba los límites de la reserva.
Bien es cierto que el Real Madrid demostró no estar muy mal
físicamente en el 'Clásico'. Aguantó bien los 90 minutos e incluso acabó
el partido en el área rival. Vamos, que todo hacía indicar que
incluso el Barcelona andaba con las fuerzas más justas, como luego se
vio en la Champions ante el Chelsea. Por eso me quedé
tranquilo de cara al duelo ante el Bayern, pensando que quizás yo me
había equivocado y que, al fin y al cabo, Mourinho no había cometido una temeridad al no rotar en la Ciudad Condal.
Pero al final todo el esfuerzo se terminó pagando. El portugués exprimió a la plantilla y acabó gripando al motor. Con 2-0 en el minuto 14 ante el Bayern, el equipo optó por la opción más conservadora, la de regalar el balón. Probablemente porque se sabía con las fuerzas muy justas y pensaba que a la contra podría sentenciar la eliminatoria.
Pero ése fue el principio de su fin, porque desde ese instante hasta
la mitad de la segunda parte, el conjunto alemán fue muy superior a los
blancos.
Luego, en el tramo final de encuentro y en la prórroga las fuerzas de
ambos equipos se volvieron a equilibrar y el Real Madrid incluso acabó
mejor el partido que el Bayern. Pero no sirvió de mucho, porque el conjunto blanco había acabado jugando a la ruleta rusa con su rival y en esta ocasión salió cruz.
Una verdadera pena, teniendo en cuenta que este año la 'Décima' estaba
a solo 180 minutos. Dependía de ganar claramente a los alemanes y de
superar al Chelsea en Múnich, algo muy asequible quizás en otro momento
de la temporada. Pero no en éste, cuatro días después de haber ido a por todas en el Camp Nou con diez de los once hombres que fueron titulares ante los teutones.
Siempre me quedaré con la duda de qué hubiera sucedido si
Mourinho hubiera apostado por gente como Callejón, Kaká, Higuaín o
Albiol en el Camp Nou. Y sé que Kaká no se lució precisamente ante el Bayern. Pero su temporada no ha sido mala y estoy seguro de que no lo hubiera hecho mal en el campo culé. Quizás el resultado no hubiese sido el mismo, pero el Barcelona no lo hubiera tenido nada fácil, desde luego.
Lo que sí tengo claro es que la Liga, a estas horas, todavía seguiría
estando en nuestras manos, más sencilla o más complicada. Y que es muy
probable que el choque ante el Bayern, bajo ese contexto, hubiera sido
otra historia. Con la columna vertebral del Madrid más fresca,
más dispuesta a plantear un partido sin complejos y con bastante más
llegada de la que al final tuvo.
Por eso creo, humildemente, que Mourinho se equivocó a la hora de priorizar.
La Liga es un título estupendo, magnífico, pero que, como reitero, no
se decidía definitivamente para mal en el Camp Nou. En cambio, el partido más importante del año era el del Bernabéu ante el Bayern.
El portugués quiso atacar los dos con sus mejores hombres y se
encontró con que aseguraba el campeonato nacional, pero dejaba escapar el
título que más ilusión hacía al madridismo. La 'Décima'. Una final sin
el Barcelona de por medio y ante un Chelsea sin cuatro de sus pilares
fundamentales.
Por eso, creo que es un error del que creo que tenemos que aprender,
pues la temporada próxima promete ser más dura todavía que ésta. La
experiencia dice que sin dosificar no se puede 'apretar' en todos los
frentes, ya que los jugadores requieren descanso antes o después. La
plantilla madridista de esta temporada ha sido muy amplia y las
lesiones han respetado bastante, pero aún así, Mourinho se la ha jugado
todo en tres partidos claves con solo 12 hombres. Algo que ha
hecho que lo que podía haber sido una temporada histórica, la del
doblete, se haya convertido solo en una buena campaña, culminada con
únicamente el título de Liga. Un 'fruto' para estar satisfechos, sin duda, pero que a mí me deja con algo de hambre. Creo
que hay que reflexionar sobre ello, para que solo tengamos que esperar
un año más para conseguir la Champions con Mou al frente. Él nos ha traído hasta aquí y él, antes o después, debe llevarnos al preciado título.