"Mourinho es el jefe, el puto amo". Estas palabras todavía resuenan en mis oídos, como una demostración de lo que realmente esconde Guardiola. Aquél 26 de abril de 2011 el técnico catalán cometió uno de los pocos deslices que ha tenido al frente del F.C. Barcelona, demostrando que no es oro todo lo que reluce en él. Una evidencia de que es humano y de que, en la mayoría de los casos, el Guardiola que se coloca frente a los medios no es más que una fachada. Y tras ella, se esconde un hombre de pensamientos más rudos de lo que sus refinadas formas aparentan.
Estas declaraciones, justo en las horas previas al encuentro de ida de las semifinales de la pasada Liga de Campeones, me sorprenden por varios aspectos. Uno, por suponer una salida de tono en la tónica general del de Santpedor, la de mantener las formas y evitar la polémica. Sin embargo, la presión del momento y las declaraciones de Mourinho le llevaron a sacar su Mr. Hyde particular. Dos, por acusar a Mourinho de orquestar a la prensa para atacar al Barcelona, cuando es de sobra conocido que el portugués no se casa precisamente con los medios de comunicación. Y tres, por ser una manifestación con ciertas dosis de hipocresía, toda vez que él tiene a la prensa catalana comiendo de su mano.
Esta última afirmación no es nada gratuita. Porque el amo del Barcelona y de los medios locales es él, y solo él. Ni Sandro Rosell, ni Messi, ni nadie más. Solo Pep Guardiola. Y si se me apura, de parte también de los medios españoles. No hay más que ver cómo, la semana pasada en Gijón, un periodista local no dudó en embelesarle con multitud de piropos antes de lanzarle su pregunta. No hay más que ver como el técnico tiene vía libre para no dejar hablar a algunos periodistas, como Carles Escolán, de Radio Marca. O no hay más que analizar los efectos que sus declaraciones tienen en la prensa local.
Porque es curioso, pero es hablar Guardiola y que la prensa corra a apoyar sus tesis. Hace un par de días me dio por analizar algunas de las declaraciones que había realizado el ex internacional español en relación a los arbitrajes en sus tres años al frente del Barça. Y cómo no, descubrí que Pep estaba lleno de contradicciones. Lo mismo era capaz de afirmar en una rueda de prensa que "yo no hablo de los árbitros jamás" para decir inmediatamente, dos frases después "pero el penalti a Messi es demasiado claro para no pitarlo". Por no mencionar sus alusiones a que representa al Barcelona y por eso evita criticar a los árbitros, mientras luego les manda un recadito, entre líneas claro, sobre que el argentino, si se cae, es porque le han hecho falta.
Esta última afirmación no es nada gratuita. Porque el amo del Barcelona y de los medios locales es él, y solo él. Ni Sandro Rosell, ni Messi, ni nadie más. Solo Pep Guardiola. Y si se me apura, de parte también de los medios españoles. No hay más que ver cómo, la semana pasada en Gijón, un periodista local no dudó en embelesarle con multitud de piropos antes de lanzarle su pregunta. No hay más que ver como el técnico tiene vía libre para no dejar hablar a algunos periodistas, como Carles Escolán, de Radio Marca. O no hay más que analizar los efectos que sus declaraciones tienen en la prensa local.
Porque es curioso, pero es hablar Guardiola y que la prensa corra a apoyar sus tesis. Hace un par de días me dio por analizar algunas de las declaraciones que había realizado el ex internacional español en relación a los arbitrajes en sus tres años al frente del Barça. Y cómo no, descubrí que Pep estaba lleno de contradicciones. Lo mismo era capaz de afirmar en una rueda de prensa que "yo no hablo de los árbitros jamás" para decir inmediatamente, dos frases después "pero el penalti a Messi es demasiado claro para no pitarlo". Por no mencionar sus alusiones a que representa al Barcelona y por eso evita criticar a los árbitros, mientras luego les manda un recadito, entre líneas claro, sobre que el argentino, si se cae, es porque le han hecho falta.
Y ejemplos como estos, varios. Puras contradicciones. Pero con mucho estilo, eso sí, Muy disfradas de buenas maneras y buenas formas, como le gusta ser a Guardiola. Alguien que dice no hablar de los árbitros, pero les critica veladamente, de manera indirecta. Y sus palabras se quedan suspendidas en el aire, flotando, a la espera de hacer su efecto subliminal y que alguien venga a recogerlas y a darles forma. Algo para lo que está la prensa catalana.
Esto ha sucedido esta semana. Tras el partido del Molinón, Guardiola habló de que Messi nunca se tira. Lo cual contradicen algunas imágenes aparecidas al caso. Pero el meollo del asunto es que, dos días después, el diario catalán 'Mundo Deportivo' abrió su edición hablando de "Escándalo" arbitral y señalando que, desde que está Florentino, al Madrid le han señalado 23 penaltis a favor y al Barcelona "solo" 8. Vamos, una queja en toda regla por los arbitrajes, una manera de bailarle el agua al técnico del equipo y de defender sus quejas.
Lo curioso es que, este medio, 18 días antes de esta portada, acusaba a los madridistas de "llorones" por quejarse de los árbitros. Y aún más curioso es que, su director adjunto, J.M. Artells escribía el pasado día 16 de septiembre que "desde la Central Lechera ya se habla de una campaña para impedir que los blancos estén en la final de Munich. Nada ha cambiado. En manos de Mou, el Madrid sigue siendo un equipo pequeño, llorón, instalado permanentemente en las excusas de siempre". El mismo que el día 4 de octubre cambiaba su opinión para señalar que "ciertamente, a Mou le va muy bien que al Barça le vayan birlando penaltis (y dos en contra) y que a su equipo le hayan señalado cinco a favor. Parece muy claro que Mou, a su manera ruidosa y mezquina, va ganando la batalla mediática del arbitraje".
Que cada uno analice esto como crea oportuno. Yo creo que los hechos y las evidencias hablan, pero que, como siempre, será Mourinho el que siga teniendo el papel de malo en esta función. El problema que se aprecia es que aquí, las formas y los modales pueden enmascarar comportamientos reprobables, tanto o más que los del portugués, La cuestión no me parece que sea si aquí debe haber cielo o infierno, si se deben aplicar los extremos. Ni Mou es tan malo como lo pintan ni Guardiola tan bueno. Los dos son dos grandes técnicos, quizás los mejores, que defiendes sus intereses con sus argumentos, pero de distinta manera. Uno de frente y claramente; otro de manera indirecta y velada, dejando flotar sus palabras. Y yo, si tengo que escoger, lo tengo claro. Me quedo con el estilo de Mourinho.
Lo curioso es que, este medio, 18 días antes de esta portada, acusaba a los madridistas de "llorones" por quejarse de los árbitros. Y aún más curioso es que, su director adjunto, J.M. Artells escribía el pasado día 16 de septiembre que "desde la Central Lechera ya se habla de una campaña para impedir que los blancos estén en la final de Munich. Nada ha cambiado. En manos de Mou, el Madrid sigue siendo un equipo pequeño, llorón, instalado permanentemente en las excusas de siempre". El mismo que el día 4 de octubre cambiaba su opinión para señalar que "ciertamente, a Mou le va muy bien que al Barça le vayan birlando penaltis (y dos en contra) y que a su equipo le hayan señalado cinco a favor. Parece muy claro que Mou, a su manera ruidosa y mezquina, va ganando la batalla mediática del arbitraje".
Que cada uno analice esto como crea oportuno. Yo creo que los hechos y las evidencias hablan, pero que, como siempre, será Mourinho el que siga teniendo el papel de malo en esta función. El problema que se aprecia es que aquí, las formas y los modales pueden enmascarar comportamientos reprobables, tanto o más que los del portugués, La cuestión no me parece que sea si aquí debe haber cielo o infierno, si se deben aplicar los extremos. Ni Mou es tan malo como lo pintan ni Guardiola tan bueno. Los dos son dos grandes técnicos, quizás los mejores, que defiendes sus intereses con sus argumentos, pero de distinta manera. Uno de frente y claramente; otro de manera indirecta y velada, dejando flotar sus palabras. Y yo, si tengo que escoger, lo tengo claro. Me quedo con el estilo de Mourinho.
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