miércoles, 18 de mayo de 2011

Un proyecto al que solo le falta creer

Más allá de los amistosos pre veraniegos, la temporada tocará a su fin este sábado para el Real Madrid. Es hora, por tanto, de hacer un balance de lo logrado y de valorar la imagen que ha dejado el equipo en este último tramo de campaña. Y es que, en este momento, la clave de ello pasa por intentar responder a una pregunta fundamental: ¿en qué está mejor este equipo del que acabó la campaña pasada su periplo en la Rosaleda?

Veamos, el año pasado en el torneo liguero el Madrid acabó segundo clasificado con 96 puntos, a tres del campeón, el F.C. Barcelona. Antes, había caído en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey tras ser humillado ante el Alcorcón, mientras que en la Champions el equipo fue incapaz de superar por sexto año consecutivo la ronda de octavos. En cuanto al juego, bien es cierto que Pellegrini había puesto las bases estructurales del proyecto con jugadores como Kaká, Cristiano Ronaldo o Benzemá, pero no se puede decir que hubiese un estilo definido.

En consecuencia, la sensación que quedó en el aire era la de fracaso. De ahí que Florentino y Valdano decidieran darle un cambio de rumbo al club contratando a José Mourinho, técnico precedido por sus éxitos en Portugal, Inglaterra e Italia y avalado por la Champions recién conseguida con el Inter de Milan. La idea era iniciar el enésimo proyecto florentiniano, pero esta vez limitándose a cubrir y retocar las cariencias evidenciadas tras una temporada que se había construido más sobre nombres que sobre necesidades, para variar.

Así, esta vez se le dio vía libre al entrenador, a José Mourinho, para crear un equipo ganador. Vinieron gente como Di María, Özil, Carvalho ó Khedira; mezcla de juventud y veteranía con un síntoma común: hambre por triunfar. Por una vez en mucho tiempo parecía que las piezas encajaban, pues el Real Madrid gozaba de una plantilla amplia, equilibrada, competitiva y de calidad. Condiciones que no se habían reunido en las temporadas previas.

Y desde el principio los resultados empezaron a llegar. Todo marchaba sobre ruedas, liderato y síntomas de buen juego. Hasta que llegó el gran Clásico de finales de noviembre. 5-0 y otra vez las dudas. El Barcelona de nuevo por encima y el equipo sin acabar de enamorar con su fútbol a la grada del Bernabéu. Pasaron así las semanas, mezcla de solvencia e incertidumbre en los jugadores y aficionados. Sin embargo, poco a poco el equipo pasaba las pruebas clave de la temporada: las eliminatorias de Copa del Rey y de Champions, precisamente la condena de Pellegrini el año anterior.

En estas, el Madrid se plantó en la final de la Copa del Rey y en semifinales del máximo torneo europeo. El problema, que enfrente estaba el todopoderoso Barcelona. Unos enfrentamientos que se veían como el examen final a la primera campaña de Mourinho en el Madrid. Y el resultado de los mismos no ha sido más que una plasmación de lo que ha sido la temporada. Irregularidad, polémica y resultadismo producto de un club necesitado de títulos. Un aprobado unido a un “progresa adecuadamente”. O lo que es lo mismo, la Copa del Rey a cambio de una tregua institucional de una temporada.

Digo esto porque la campaña clave para este equipo, para este proyecto, para José Mourinho, debe ser la próxima. En este año valía volver a poner las manos sobre el torneo del K.O. tras 18 años de sequía, pero para el que viene eso no será suficiente. El próximo debe ser el de la reconquista liguera y el de la Décima, porque el Real Madrid no se puede permitir que su eterno rival haya establecido una ‘dictadura’ de tres años a nivel nacional y en Europa sea el ganador del duelo directo entre ellos, sea con o sin árbitros de por medio.

La lógica del fútbol hace pensar que en la 2011/12 todo será más fácil. El trabajo más difícil, el de hacer crecer al equipo, está hecho; de manera que el Real Madrid que veamos a partir de julio debe ser el que marque los verdaderos límites del proyecto de José Mourinho. Para ello el trabajo que queda por hacer este verano es el de terminar de cerrar las soldaduras de la plantilla, trayendo a jugadores de gran rendimiento para las posiciones evidenciadas como más débiles. Sahin y Altintop pueden ser un ejemplo de ello. Aunque, por qué no, todo ello dejando la puerta abierta al tradicional crack mediático de Florentino. Algo que no sería más que rizar el rizo de un proyecto que solo necesita creérselo para conseguir sus objetivos principales.

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