Dicen los que le conocen bien que Mourinho es una persona que gana en las distancias cortas. Que cuesta reconocer al Jose mediático con el familiar. Dibujan a una persona, en definitiva, que está lejos de la imagen que muchos se hacen de él y que se utiliza para criticarle, día sí, día también, en base a sus comparecencias públicas. Sin embargo, de lo que pocos se dan cuenta es que una de las filosofías básicas de 'The Special One' es la que propugna el "Que se hable de mí, aunque sea mal".
El portugués es un genio. Y como tal, es incorregible. O se le ama, o se le odia. Poco más de diez años como primer técnico a nivel profesional le han servido para convertirse en el mejor entrenador del mundo. 18 títulos en una década que evidencian que, jugando mejor o peor, los resultados son cosa de Jose Mourinho. El problema (para algunos), es que este hombre no deja el espectáculo a cargo de sus jugadores y también acostumbra a darlo él. El ex técnico del Inter tiene claro que los partidos comienzan con la rueda de prensa previa y acaban con la comparecencia ante los medios de después. Y eso es algo que cuesta de asimilar en la cultura futbolística española.
En su caso, todo vale para llamar la atención y convertirse en el protagonista. Que si una hoja con los fallos del árbitro en el partido de hoy, que si una acusación a los que elaboran el calendario, que si esta vez no habla porque no quiere caldear más el ambiente. Cualquier tema polémico es la perfecta coartada para atraer los focos de atención, pues, cual pescador, tira la caña y espera a que los peces piquen. Y estos, los medios de comunicación, caen una y otra vez en su propuesta. Mourinho marca la agenda setting de la prensa deportiva dedicada al fútbol y lo hace con una sutileza de corte grotesco, casi sin que los periodistas se den cuenta de lo que realmente ocurre.
Algunos le acusan de no seguir el modelo tradicionalmente madridista de señorío. El problema es que Jose Mourinho es único e ingobernable y no está dispuesto a dejarse marcar un camino. Ya lo dijo el portugués en una entrevista el pasado mes de marzo: "Conmigo, Florentino ya sabía a quien fichaba". Lo que es sinónimo de "o me quieres como soy, o me voy". Por eso, el presidente del Madrid acepta al técnico tal y como es y le apoya contra viento y marea. ¿Que Mourinho no se lleva bien con Valdano? Valdano pasa a otro estamento del club. ¿Que el técnico quiere otro delantero? Viene Adebayor. Y es que, por primera vez en muchos años, en el Real Madrid manda el entrenador, no el presidente.
Este club necesita imperiosamente títulos. Y Mourinho, sin asegurarlos, permite luchar hasta el final por ellos. El luso es una de las últimas balas de este equipo, el cual lo ha intentado prácticamente todo y más por recuperar el trono europeo que abandonó en el 2002. El Real Madrid estaba huérfano de un líder y lo ha encontrado con el de Setúbal, una especie única en su género que, a pesar de su irreverencia mediática, se ha ganado a la afición. El madridismo está con Jose, aunque él mismo tome decisiones poco populistas, como no comparecer ante la prensa antes del 'Clasico'. Lo que haga Mou, bien hecho estará, porque por algo es el mejor en lo suyo.
En consecuencia, los tiempos han cambiado para la afición del mejor club del 'Siglo XX'. Ahora lo principal es ganar títulos, no jugar bien o tener un entrenador caballeroso y moderado en sus comparecencias. En otras palabras, los merengues quieren volver a acordarse de cómo competir y de cómo estar a la altura de lo que es el fútbol hoy en día. Precisamente, cuestiones de las que el Real Madrid ha adolecido en los últimos siete años y que Mourinho ha respondido para sacar al equipo adelante.
El problema es que a algunos, prensa y rivales, se le está indigestando tanto picante futbolístico, lo cual está creando una atmósfera negativa en torno al entrenador portugués. Circunstancia que le está incomodando a la hora de desarrollar su trabajo en el club y que, según algunos rumores, podría estar haciéndole pensarse su continuidad en el Madrid. Quizás todo depende de lo que ocurra en los próximos 40 días, cuando se decida el destino del equipo en Copa y en Champions. Pero lo que parece claro es que Mourinho no es de los que se van por la puerta de atrás. 'The Special One' no puede permitirse un borrón en su inmaculado currículum y el hará todo lo posible para que el Madrid no acabe por serlo. Vino para sacar al club de uno de sus principales baches históricos y, si le dejan, se irá con el trabajo cumplido. Seguro.
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