domingo, 23 de noviembre de 2014

Sin diplomacia, Xabi perderá el cariño del madridismo

Creo que a día de hoy Xabi Alonso no es madridista. Al menos en el amplio concepto de la palabra, porque el vasco se pasó al 'enemigo' a finales de agosto. Y además lo hizo casi en un abrir y cerrar de ojos, pillando a todo el mundo desprevenido. Quizá el tolosarra vuelva a serlo dentro de dos o tres años, cuando se retire del fútbol y no necesite usar la primera persona a la hora de hablar de cada competición. Pero mientras tanto tocará verle como lo que es, un peligroso rival que no se anda con medias tintas a la hora de defender la camiseta que lleva puesta.

Durante sus cinco años en el club el madridismo le cogió cariño, pues es un futbolista con carácter y carisma. Su forma de ser hizo que desde el principio se convirtiera en un abanderado de la filosofía mourinhista, aunque esto acabó siendo algo que a la larga le acabó saliendo caro. Más que nada porque llegó el día en que el portugués se marchó y en el que las cosas empezaron a cambiar. Y para él dejó de ser lo mismo. A pesar de tener también sintonía con Ancelotti Xabi empezó a saturarse y a madurar el cambio. A lo largo de varios meses se habló de si renovaría o no, y aunque al final acabó haciéndolo sólo resultó ser una maniobra para apaciguar temporalmente los rumores sobre su futuro. Su nuevo contrato realmente no cambió mucho las cosas, porque lo importante era que él iba a seguir teniendo la 'sartén' por el mango.

En este punto probablemente lo único que ataba al jugador al Real Madrid era el objetivo de la Champions. Al igual que el de muchos jugadores era su reto personal. Ganar la Copa de Europa. Por eso al conseguir la 'Décima' se quitó un peso de encima y empezó a mirar más allá. A otros retos, a otro país. Y no eligió un equipo cualquiera, sino el Bayern de Guardiola. Un destino que a cualquier madridista le duele por tratarse de un rival directo en Europa y por estar entrenado por Pep Guardiola, la auténtica némesis de Mourinho. Aunque a la hora de decidir el jugador probablemente no se planteó estos detalles y se quedó en lo que verdaderamente le interesaba: un gran equipo que le ponía ante sí el reto de lograr una tercera Liga de Campeones con un tercer equipo. Casi nada.

Xabi AlonsoAsí, desde el primer día Xabi empezó a hablar de ganar de nuevo la Champions con la camiseta del Bayern. Ni siquiera se dio un período de 'luto' tras dejar el Real Madrid, pues dos semanas después de despedirse del club blanco ya hablaba de ganar la máxima competición continental. Por eso había decidido cambiar de aires y a eso le iba a dedicar sus esfuerzos a partir de ahora, se cruzase quien se cruzase en su camino. Para él el Madrid ya era historia y había pasado a ser un simple y mero rival. Los 'otros, en definitiva.

Está comprobado que Alonso no tiene previsto hacer concesiones ni regalarle los oídos al madridismo en los próximos meses. Está en su perfecto derecho de hacerlo, pues es un profesional y él se debe a su nuevo club. Pero el problema es que su actitud no está dejando ni un simple atisbo de diplomacia. Su apoyo a Neuer se podría decir de muchas maneras, la mayoría de ellas sin molestar al madridismo. Pero él prefirió utilizar la más hiriente y tosca en forma de dardo envenenado. Gracias a ella nos ha quedado claro que su sintonía con Iker es nula. Pero el resto del club no tiene por qué 'pagar' estas fricciones entre ex compañeros.

No cabe duda de que a Xabi le ha faltado tacto, como le faltó cuando en agosto decidió irse de un día para otro dejando al equipo casi sin margen para cubrir su baja. Su comportamiento ha sido decepcionante y demuestra que su madridismo ha sido puesto en cuarentena para defender los colores del Bayern. El tolosarra no ha nacido madridista, se ha hecho; y al fin y al cabo, esto no es lo mismo. Por eso hay que empezar a asumir que en los próximos meses cuando hable no lo hará un seguidor del Real Madrid, sino un jugador del Bayern y un rival que quiere, sobre todas las cosas, ganarnos la Champions. Una ambición lógica por la que nadie podrá juzgarle negativamente.
Sin embargo, la pregunta del 'millón' es si será capaz de pelear por este objetivo sin caer en una 'guerra sucia' contra su anterior club, con el consiguiente peligro de dilapidar el cariño que le tenía la afición merengue. Más que nada porque entre defender los propios intereses y  no medir las palabras para hacer daño media un abismo y a él esta diferencia parece importarle bastante poco.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

El Real Madrid ya ha llegado, pero ahora debe mantenerse

Hemos llegado al mes de noviembre con todo noticias positivas para el Real Madrid. Son tantas las buenas sensaciones que desprende el club -tanto en fútbol como en baloncesto- que hasta puede llegar a preocupar, pues es bastante extraño que todo marque viento en popa a toda vela sin que haya aún alguna 'pega'. Y es que en esto del deporte es casi imposible que todo salga casi perfecto durante toda una temporada, por lo que no cabe duda de que en algún momento del curso llegará el instante en que aparezcan las curvas con baches y la conducción no sea tan plácida como lo es ahora.

Carlo Ancelotti es un hombre bastante curtido en estas 'lides' y la semana pasada lo avisó en rueda de prensa: "lo que más me preocupa es que el equipo esté recibiendo ahora tantos elogios, porque eso significa que cuando perdamos nos lloverán las críticas". Tiene toda la razón, porque si algo caracteriza a la prensa deportiva es que no sabe de 'grises'. Lo que vende periódicos es el debate y el morbo, por lo que la polaridad y los extremos son los principales ingredientes de sus páginas. En el fútbol no suele haber términos medios porque lo templado interesa a muy pocos. Por eso ahora estamos en una época en la que el Real Madrid está en un altar mientras el Barcelona está en el purgatorio, paso previo a un particular 'infierno' en caso de que se descuiden.

Durante años los papeles han estado invertidos, por lo que al madridismo ahora le toca disfrutar de la cresta de la ola que marca el nuevo ciclo del fútbol español y europeo. Pero ojo, porque aquí lo más complicado no es llegar, sino mantenerse. La historia es clara en este aspecto, pues desde que la Copa de Europa es Champions League ningún equipo ha logrado ganar dos ediciones consecutivas esta competición. En la era moderna no ha habido un club que haya marcado una era en Europa, ni siquiera el Barcelona de Guardiola, el cual siempre tendrá el lunar en su historia de haber sido frenados por el Inter de Mourinho. Y es que sin el portugués lo mismo ahora estaríamos hablando de tres Champions seguidas de los culés.

Ancelotti y Gareth BaleEl asunto es que el reto de la 'Undécima' es doble. Por una lado está el deseo eterno del madridismo de ganar la Champions de la temporada y por otro el de ser los primeros en conseguir ganar dos consecutivas. Pero para llegar a las puertas de conseguirlo aún falta un mundo. Siete meses en fútbol es casi una eternidad, así que de muy poco sirve ahora estar arrasando en la Liga y en Europa si luego en febrero o marzo no se mantiene esta regularidad y se pierden partidos. Por eso hace bien Ancelotti en mandar ahora un mensaje de prudencia, pues este es el momento idóneo para pararse y echar un vistazo al calendario que le espera al Madrid en los próximos meses, ya que en breve cada paso que dé el equipo tendrá que darse con mucho cuidado y tiento.

En este sentido el mes de noviembre todavía es benigno para los intereses merengues, con salidas a priori asequibles a Eibar, Málaga o Suiza. Pero a mediados de diciembre llegará la hora de la verdad. El Mundial de Marruecos será el pistoletazo de salida para una vorágine de encuentros que casi convertirá en una broma el calendario que tuvo el equipo los años anteriores. Y es que además de los viajes del mes que viene a África o Dubai - para un amistoso ante el Milan-, en enero la Liga y la Copa prometen estar en máxima ebullición. Si todo sale conforme a lo esperado y el Madrid avanza rondas en la competición del K.O., podría haber un doble derbi y un doble 'Clásico' en sólo unas semanas. Toda una locura, paso previo a la recta final de temporada que se iniciará en febrero con la Champions en el horizonte.

La idea es que en sólo un mes el Madrid iniciará su verdadero camino de baches. Habrá cuatro competiciones en juego y de poco servirá llegar como un tiro si se tropieza por el camino en algunos de ellos. La misión de Ancelotti será compleja, pues por un lado deberá mantener frescos a sus futbolistas con rotaciones y por otro tendrá que hacer trabajo psicológico para evitar el desgaste que provoca haber satisfecho muchas expectativas a principios de noviembre. La temporada pasada el equipo llegó a mayo con las opciones abiertas en la Liga y Champions y tuvo que rechazar una de ellas para poder ganar la otra. Así que nadie quiere que este año se repita la historia porque la sensación que hay es que este Real Madrid va muy en serio y puede y debe aspirar a ganar todo.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Chicharito, el futbolista con el gol en los genes

Reconozco que cuando el Real Madrid decidió a finales de agosto cerrar la cesión de Chicharito Hernández me alegré más por el hecho de completar la delantera que por la propia calidad del futbolista. De hecho, no se puede negar que tras cerrarse la operación abundaron los comentarios jocosos sobre el mexicano, un futbolista que llegaba a la capital de España tras tener una trayectoria de sentido descendente en el Manchester United. Sin embargo, dos meses después ya nadie se ríe del curioso apodo del delantero y las palabras de decepción de muchos han cambiado por las de optimismo.

La pretemporada del Real Madrid dejó muy claro que el equipo necesitaba un delantero centro para completar la plantilla. El tiempo demostró que Falcao nunca fue una opción real por expreso deseo de Carlo Ancelotti, quien prefirió no poner en riesgo el estatus de '9' titular de Benzema y prefirió traer a un jugador de perfil más humilde y acostumbrado a las suplencias en un gran club europeo. El elegido fue Chicharito Hernández, un futbolista que convenció a un entrenador que no es un cualquiera en esto del fútbol, Sir Alex Ferguson. Junto al escocés el norteamericano vivió sus mejores años como futbolista y apuntó maneras de 'crack' con la veintena prácticamente recién estrenada.

Las cosas nunca le han sido fáciles al Chicharito, pero aún así siempre ha estado a la altura de las exigencias y ha presentado unas cifras goleadoras realmente rentables. En sus últimos años en el United demostró una facilidad innata para marcar más tantos cuantos menos minutos jugaba, por lo que acabó especializándose en la tarea de arreglar partidos saliendo desde el banquillo. Y es es probablemente lo que Ancelotti buscó en él al llamar a su puerta este verano: un jugador joven, con experiencia en el fútbol europeo y la madurez suficiente para asumir con la máxima ilusión posible un rol de 'segundas partes'.

Y desde el primer momento Chicharito se metió a la afición en el bolsillo. Ni siquiera necesitó marcar su primer gol para agradar al madridismo, pues le bastó 'platicar' un poco en la sala de prensa del Santiago Bernabéu para demostrar que detrás del futbolista había una persona inteligente y una cabeza bien amueblada. Sabía a donde venía, para qué y lo que eso suponía para su carrera. Justo cuando su trayectoria parecía languidecer camino a un equipo de un escalón inferior al Manchester apareció el Madrid. El club más importante del mundo. O lo que es lo mismo, la mejor segunda oportunidad posible, un paso hacia adelante.

Chicharito HernándezEso ya era un primer paso, pero todavía faltaban por llegar los goles. Riazor fue su bautismo, ¡y de qué manera!. Jugó sólo un puñado de minutos, pero dejó dos dianas para aumentar la goleada (2-8). Especialmente memorable fue la primera, una volea impresionante que se coló por la escuadra y que seguramente acabe la temporada entre los cinco mejores goles del equipo blanco. Y más tarde llegarían tantos en el campo del Levante o en Cornellà. Pocos minutos, bastantes goles. Justo lo que se le pedía a su llegada y la confirmación de que su fichaje ha sido un acierto: por bueno, por bonito y por barato.

Sus dos primeros meses en el Real Madrid se podrían resumir en que en el fútbol las apariencias también engañan. Físicamente Chicharito parece de todo menos un delantero peligroso. No es alto, fuerte ni parece técnicamente bien dotado. Son sensaciones similares a las que transmitía - y transmite- Raúl González. Pero tiene algo en los genes que le convierte en goleador. Es la extraña facultad por hacer pasar el balón entre los tres palos del rival de cualquier manera. Goles bonitos, feos, de rebote, tras rechace, con la zurda, con la diestra, con la cabeza... Como sea, pero los mete. Y eso es lo que importa. Esté donde esté seguirá marcando sin distinguir si juega para el C.D. Guadalajara, el United, México o el Real Madrid. Así que por mi parte ya he despejado mis dudas, porque esto es justo lo que el equipo blanco necesitaba este verano.