Vicente del Bosque comentaba hace unos días, tras el partido
ante Croacia, que España había pasado de “pobre a rica” en lo
futbolístico en muy poco tiempo, de manera que ahora no sabe valorar lo
que tiene. Y no le falta razón. Sin embargo, tanta humildad parece
tener el seleccionador español que en esta Eurocopa se está empeñando
en ganarla (o perderla) como un equipo pequeño, indigno del conjunto
que hace cuatro años levantaba el mismo trofeo que ahora busca o que
hace dos veranos hacía lo propio con el Mundial de Sudáfrica.
Del Bosque
olvida que España ahora tiene una estrella sobre el pecho. Un
privilegio que, a la vez, implica prestigio que defender. Desde
el momento en que este equipo alzó el trofeo al cielo de Johannesburgo
debía saber que su vara de medir iba a empezar a ser otra. Ya
no se le iba analizar desde el prisma del conjunto históricamente
acomplejado por perder casi siempre en cuartos o en octavos; sino desde
la perspectiva del país que ya ha tocado el cielo con las manos. Por
eso, entiendo que a este equipo hay que pedirle algo más. Y no
me refiero a resultados, pues hasta ahora éstos están siendo muy
meritorios y el objetivo se está cumpliendo. Es más una cuestión de
imagen.
Quizás sea en redundar lo que ya comentaba hace unos días, tras el partido ante Irlanda. Pero reitero y amplío mi opinión al respecto porque esta selección española me incomoda y me aburre por momentos.
Contra Croacia sufrí mucho porque, por un momento, sentí muy cerca los
viejos fantasmas de la mala suerte. Recuerdos comos los de perder ante
Francia tras un penalti fallado por Raúl, o los de caer ante Italia
después de ver como el colegiado de turno cerraba los ojos ante la
ensangrentada nariz de Luis Enrique. Ante Croacia España sufrió
de manera innecesaria y todo porque Del Bosque fue incapaz de sacar al
equipo del incorformismo y de su plomizo juego horizontal.
Hace un par de años, en pleno Mundial de Sudáfrica, Maradona comentó con sorna que "si las porterías estuvieran de costado y no de un lado y del otro, España hubiera ganado 10 a 1.
La tienen, la tienen, la tienen, ¿pero cuándo va a atacar?". En su
momento me parecieron unas declaraciones desproporcionadas e injustas.
Pero ahora, 24 meses después, contemplo preocupado cómo empiezo a estar
de acuerdo con el 'Pelusa'. Y todo porque a Del Bosque está
encantado con sobar el balón sin descanso, narcotizando a sus rivales a
fuerza de tener que correr detrás de la pelota sin ningún éxito.
Al salmantino parece que le da igual la ley del fútbol que dice que
hay que buscar siempre la portería rival, porque le basta con dominar
todo el partido e intentar aprovechar las tres ocasiones claras que puede tener el equipo en cada encuentro.
El modelo que encontró Luis Aragonés en el 2008 está, a estas alturas, pervertido. El 'Sabio de Hortaleza' patentó el famoso tiki-taka y lo puso al servicio del fútbol ofensivo. Sin embargo, tanto se ha 'emborrachado' este equipo del juego de toque que ahora no lo abandona ni para intentar marcar gol. Me desespera ver cómo Xavi, Iniesta o Silva se tienen que dar la vuelta una y otra vez al borde del área porque no hay nadie en ella que pueda aprovechar sus jugadas. Me parece un fútbol inconcluso, incompleto, que limita a los partidos a un puñado de ocasiones que deben solucionar los mediapuntas o, en su defecto como ha ocurrido con Xabi, los centrocampistas. Es jugar con fuego, usar un arma de gran calibre para disparar solo con balas de fogueo.
Aún así, a España le está yendo muy bien. Porque es la mejor selección del mundo, de largo. Y porque tiene una defensa a la altura, con un Sergio Ramos al nivel de los mejores centrales del mundo.
Con esta zaga y con Casillas todo es mucho más fácil. Casi ni se
sufre, porque al menos el equipo tiene el balón y ya se sabe que ésta
es la mejor manera de defender. El dominio de los encuentros es total y
pleno, y el éxito no está lejos bajo estos ingredientes. Esta selección es muy buena, quizás la mejor de todos los tiempos y gana con el piloto automático puesto. Sin embargo, creo que nos estamos quedando sin disfrutar de este
equipo en su plenitud. Como si nos conformásemos con una versión
castrada y limitada de la verdadera España; simplemente porque ahora
con muy poco consigue lo que antes solo soñábamos.
Hablo de partidos
como el de Rusia en las seminales de la pasada Eurocopa, o el de
Alemania en el de la final de 2008 o en las semifinales del Mundial de
2010. Esos días la 'Roja' brilló y jugó muy bien a esto, sin
renunciar al delantero en pos de alargar las jugadas hasta la
extenuación como sucede ahora. Pasarán los partidos y seguiré sin entender cómo Del Bosque sigue planteando los partidos sin ariete (aunque él diga que pone siempre a uno) sacrificando el necesario último remate para ganar un pase de más que no aporta nada en un equipo con 'overbooking' de jugones. Tocar,
tocar, tocar, tocar y más tocar, para dormir al público y al rival;
intentando aprovechar una de las contadas ocasiones que surgen por azar o mérito de alguno de los jugadores.
Desconozco si toda esta historia se ha producido porque falta Villa. Pero si es así, no entiendo cómo el mejor delantero por rendimiento de la temporada, Fernando Llorente, solo calienta en los descansos de la Eurocopa. Ni un solo minuto de momento. Incomprensible. Aunque suerte de que, de una manera u otra, el equipo está ganando.
Así no es necesario levantar la voz demasiado. Porque la alegría tapa y
ahoga la autocrítica; ya que lo verdaderamente importante es el
resultadismo. Por eso, si España gana la Eurocopa yo será el primero en
estar contento. Pero jugando de esta manera, lo de estar satisfecho ya es otro cantar...
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