"Valores", "triunfos" o "estrellas y cantera" han sido algunos de los términos que utilizó el empresario madrileño para volver a ganarse el corazón de los aficionados y los socios. Sin embargo, una vez reelegido, Pérez optó por seguir una línea continuista respecto a donde dejó su trabajo allá por febrero de 2006. Lo que significaba mantener los mismos vicios y errores que le llevaron al fracaso. Es decir, una política donde las decisiones institucionales y deportivas las tomaba él y sólo él.
De ahí que siempre se haya querido rodear de "hombres de paja", empleados como Jorge Valdano o Emilio Butragueño que en estos años se han encargado de dar la cara ante los medios mientras el presidente dirigía a placer el rumbo de la nave. Algo para lo que también era necesaria la aceptación por parte de los entrenadores, siempre dispuestos a aceptar los fichajes impuestos desde arriba y a tener voz en el club, pero no voto.
De ahí que el rendimiento en el terreno de juego no haya acompañado durante la mayor parte del mandato de Florentino. Más allá de los logros durante el año del Centenario, el club no ha logrado en todo este tiempo la estabilidad necesaria ni la personalidad suficiente como para perpetuar su estatus de "Mejor Club del Siglo XX". ¿El motivo? La tendencia presidencial de fichar jugadores estrellas más por su valor mediático que por las carencias y necesidades de la plantilla.
Pero esto terminó el verano pasado. Pérez ya dio muestras de volver a su doctrina con el fichaje del insulso Pellegrini, pero como era lógico, la apuesta le salió rana. Y en esta ocasión escogió a Mourinho. El mejor entrenador del mundo, con permiso de Guardiola, caracterizado por su carácter y su personalidad, a la par que por no ser manipulable en las decisiones de vestuario.
Pero aún así, cuando ha llegado la hora de la verdad, de demostrar que el presidente quería cambiar, éste ha opuesto resistencia. La reciente lesión de Higuaín ha originado las peticiones de Mourinho en relación a un delantero. Algo ante lo que Florentino Pérez ha respondido de manera inicial con un rechazo absoluto, pues lo suyo es gastarse los millones a bombo y platillo en el mes de julio, no comprar parches invernales. Pero el portugués no se anda con chiquitas y ha sido capaz de ejercer (a través de los meios) una presión institucional tal que, por primera vez, el presidente se ha visto obligado a claudicar.
Sí, el Real Madrid ha fichado a un delantero. Se llama Adebayor, y si por Pérez fuera, ahora no estaría en el club. Pero con Mourinho las cosas son diferentes, pues por algo es el único técnico capaz de haberle apartado a Florentino de su camino la piedra con la que siempre tropezaba.
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