La verdad es que no se cuantas veces habré visto esta película en mi vida. Tantas que he perdido la cuenta, pero no me canso de hacerlo. Y es que Ladyhawke es un filme de esos que si lo ves de niño te encanta, porque posee todos los ingredientes de los cuentos de caballeros y damas, de las historias de héroes y leyendas; aderezado con música ochentera y unos magníficos actores que se encontraban en la cúspide de su carrera.
De hecho, no hay más que ver las actuaciones del espléndido Rutger Hauer, de la bellísima Michelle Pfeiffer y del principiante Matthew Broderick. Los tres bordan su papel y le dan a la historia la consistencia necesaria para que se haya convertido en uno de los grandes clásicos del cine de aventuras. Lástima que películas como estas ya no se destilen, porque sin duda el filme tiene magia, un aire fresco que viene apoyado en una bonita historia de amor imposible, por una espléndida fotografía y por una magnífica banda sonora.
De hecho, por esta BSO habría que hacerle un monumento a Andrew Powell, ya que si bien su trabajo fue muy criticado por no tener mucha relación aparente con la temática del filme, consigue impregnarlo de una ambientación épica que a mí personalmente me ha marcado. Melodías pegadizas y con ritmo muy propias de los años 80, que le otorgan a la película un toque distintivo y un estilo ágil y juvenil; justo lo que pide este tipo de historia.
Para esta ocasión he seleccionado dos de las escenas que más me gustan de la película. La primera de ellas pertenece a su inicio, e incluye los títulos de crédito y el tema principal; en un momento que para mí ya se ha convertido en un clásico. Y la otra forma parte de la escena final, en la que el protagonista se bate en duelo contra el caballero enemigo y protector del obispo (el verdadero antagonista de este cuento medieval). Atención a esta última porque es una verdadera maravilla apreciar el despliegue cinematográfico realizado en el interior de la catedral: espléndidos juegos de luces, una fotografía preciosa, planos contrapicados y subjetivos al servicio de la narración, alteraciones temporales, música extradiegética acorde con lo que sucede... un verdadero placer para los sentidos, sin duda.
Lady Halcón (1), Richard Donner (1985)
Lady Halcón (2), Richard Donner (1985)
1 comentario:
Bella historia es poco, bellisima por que descansa en magistrales actuaciones por lo que les aconsejo de que si la ven por primera vez esten atentos a las miradas de rutgen hauese como el caballero navarre, cuando piensa en su amada, cuando cae el halcón herido, cuando no puede tocar a su amada que se convierte en halcón, es que solo un buen actor puede generar ese efecto de dolor contenido con solo un arqueo de cejas; sobre la banda sonora a mi me encanta, la encuentro fenomenal y me extraña que sea tan critica, parece que la gente no tuviera oidos, dicen que la encuentran ochentera, de mi parte les dire que era niña en esa época y solo recuerdo que en los videos los bailarines usaban mucha grasa en el cabello (ja ja ja) y no recuerdo que estaba de moda en aquella época así que si la oyes sin complejos pues es magistral.
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