domingo, 25 de enero de 2015

Illarra, el único jugador 'inconcluso' de Ancelotti

Hace unos días Carlo Ancelotti señalaba en una entrevista para 'Marca' que "este mes no habrá fichajes. Nuestro fichaje será Modric, pero sin prisa". Pues bien, antes de que la semana haya acabado Lucas Silva ya está en Madrid tras cerrarse una operación que se ha precipitado en los últimos días por unos motivos que, por una cosa u otra, el club prefiere mantener lejos de la prensa. Sin embargo, no hace falta ser muy avispado para entender que tras esta maniobra hay una evidente intención de mandarle un claro mensaje a los dos grandes perjudicados por el fichaje, Asier Illarramendi y Khedira.

En el caso del jugador alemán no cabe duda de que su deseo de renovar ha llegado demasiado tarde. El centrocampista decidió demorar tanto sus negociaciones con el conjunto blanco que se ha acabado encontrando que ahora, cuando él quiere seguir, es el club el que no tiene ninguna intención de que así sea. Su tren pasó hasta en un par de ocasiones el año pasado cuando el Madrid le planteó una oferta de renovación acorde a su irregular rendimiento, pero el campeón del mundo prefirió 'apretarle las tuercas' al club apurando el tiempo. Pero con lo que no contaba era con tener un rendimiento tan pobre en el inicio de temporada, el cual le ha acabado sentenciando como integrante de la plantilla.

Con Khedira más fuera que dentro el otro jugador señalado ha sido Illarramendi. El Real Madrid hizo una de sus apuestas más arriesgadas de los últimos años fichándole. En el verano de 2013 el vasco era simplemente un buen jugador, un futbolista que apuntaba maneras en la Real que se acababa de clasificar para la Champions y que además acababa de deslumbrar en el Europeo sub'21. Pero a pesar de todo ello, su precio no era ni de lejos los casi 40 millones de euros que pagó el club. Quizá lo justo hubiera sido abonar la mitad, o poco más. Pero Florentino, tan acostumbrado a pagar sobreprecios por el simple hecho de ser el Real Madrid, aceptó la situación y abonó la cláusula por el de Mutriku.

El jugador llegó a Chamartín con la vitola de ser el supuesto sucesor de Xabi Alonso, pero desde el primer momento se comprobó que no tenía ni el carácter ni la jerarquía de su paisano. Triunfar en el Real Madrid es realmente complicado y la suerte tiene que acompañar. Pero en el caso de Illarramendi la suma de factores no se le hizo fácil de llevar y lo acabó pagando en momentos concretos. Especialmente llamativo fue su error en Dortmund, tras el cual Ancelotti no se cansó de decir que seguía contando con su confianza. Sin embargo, a la hora de la verdad en la final de Lisboa el futbolista que cubrió la baja de Xabi fue Khedira, quien acababa de salir de una lesión.

La justificación del técnico entonces fue que prefería al alemán porque es más alto y fuerte para defender las acciones a balón parado del Atlético de Madrid. Eso fue lo que dijo, aunque probablemente lo que pensaba iba un poco más allá. Porque como hemos podido comprobar en este año y medio que lleva en el club, una cosa es lo que dice en público Ancelotti y otra lo que piensa. A la hora de hablar en público piensa como hombre de club, por mucho que su discurso luego contradiga los hechos. Por eso el italiano siempre ha intentado defender a Illarramendi, aunque luego a la hora de la verdad prácticamente no le haya dado su confianza.

Asier IllarramendiA los hechos hay que remitirse, pues el futbolista no está triunfando. Y no lo está haciendo porque sencillamente está jugando muy poco. Cuando lo ha hecho no lo ha hecho mal, e incluso se podría decir que ha tenido buenos partidos. Pero en ningún momento se ha echado el equipo a la espalda ni ha demostrado la personalidad que todo jugador que quiera triunfar en el Madrid debe tener. Quizá por no sentir una verdadera confianza del entrenador, quizá por tener implícitas esas características en su forma de ser. Probablemente todo no sea más que una 'pescadilla' que se muerde la cola y que ha dejado a Asier dentro de un círculo vicioso que le está empezando a sacar del club.

Es una pena, porque Illarramendi no es mal jugador y si se va lo va a hacer dejando la sensación de que se ha dejado mucho en el tintero. Sus trazas han sido de futbolista aprovechable, pero que Ancelotti parece haber dejado por imposible. Algo raro en un técnico cuya gran facultad es la de 'moldear' jugadores para hacerlos aprovechables para sus planes. Di María, Isco o James son resultado de su gran mano diestra para sacar petróleo de sus hombres; por lo que llama la atención que con el vasco no lo haya podido conseguir. Él está siendo su única 'obra' inconclusa en el equipo, la única excepción en su magnífica gestión del vestuario.

Así pues, ahora vendrá Lucas Silva y en julio probablemente lo haga Casemiro, por lo que Illarramendi tendrá que buscarse las 'habichuelas' en otro equipo. No será más que cambiar una decepción por una nueva ilusión, aunque es inevitable tener un par de dudas razonables: ¿el brasileño realmente es mejor jugador que el vasco? ¿Dará este nuevo fichaje mejor rendimiento que un futbolista que conoce la Liga, el club y que ya está adaptado al equipo? Yo desde luego las tengo, si bien esperaré para ver lo que Ancelotti consigue sacar de Silva. Aunque pase lo que pase, nunca podré evitar la sensación de que con Illarra se ha perdido la paciencia muy pronto y de forma injusta.

domingo, 18 de enero de 2015

Cuando la persona eclipsa al entrenador

Hace tiempo que Carlo Ancelotti me recuerda a Del Bosque. El italiano es un magnífico gestor de vestuarios y de egos, pero a la hora de demostrar dotes de estratega a pie de campo se le notan costuras. Y el técnico que más fácilmente destaca estas carencias es el 'Cholo' Simeone, un hombre que una y otra vez es capaz de desesperar al rival de la capital y que por ello se está ganando con todo merecimiento ser la némesis del entrenador del Real Madrid.

Digo que 'Carletto' me recuerda al salmantino porque es raro escuchar a un jugador de los que ha entrenado que hable mal de él. El secreto de su éxito en su primer año en el Madrid ha sido básicamente reconstruir el vestuario tras el legado dejado por Mourinho. Hace un par de años muchos se atrevieron a decir que tras el paso del portugués no iba a crecer ni la hierba en el club por un tiempo, como si se tratase del Atila del fútbol. Pero nada más lejos de la realidad, pues hubo dos aspectos claves: uno, el de Setúbal dejó hecha y cimentada la estructura de un equipo joven y ganador; y dos, Ancelotti fue el mejor 'míster' posible para volver a cohesionar anímicamente un vestuario que había acabado dinamitado tras la temporada 2012/13. 

Antes que entrenador Ancelotti ha resultado ser una buena persona. Y eso en ocasiones es suficiente para que la mejor plantilla del mundo tenga la estabilidad necesaria para encontrarse cómoda y pueda rendir a su máximo nivel. Sin embargo y como todo en la vida, el exceso tampoco es positivo y este entrenador abusa en ocasiones de un cierto 'buenismo', como a la hora de hacer las alineaciones. Sólo así se puede entender que un partido tras otro siga empeñado en mantener el mismo once fijo, sea cual sea la entidad del rival. La temporada pasada el equipo ya acabó pagando el cansancio y se vio obligado a 'tirar' la Liga para llegar decentemente a la final de la Champions. Y esta temporada ha vuelto a tener que elegir y descartar la Copa del Rey para poder ir a por Liga y Copa de Europa con opciones de ganar ambas.

Estamos hablando del Real Madrid. No se trata de un equipo más, pues su deber es ganar todo. Hasta ahora nunca ha logrado el triplete - Liga, Copa y Champions - y este año tampoco se conseguirá, a pesar de tener posiblemente la mejor plantilla de su historia. Por eso duele que año tras año toque elegir y poner en un segundo plano alguna de las otras tres para aspirar verdaderamente a ganar algo. En esta ocasión había equipo para intentar la hazaña y al final no ha podido ser porque los jugadores han llegado bastante 'fundidos' al tramo de partidos de enero. Lo cual, por otra parte, es responsabilidad del entrenador, a quien parece que le cuesta mucho sentar a las estrellas del equipo aunque el rival sea teóricamente asequible.

Ancelotti y Cristiano RonaldoLo cierto es que no entiendo el empecinamiento de Ancelotti en negar la evidencia de que el equipo ha pegado un importante 'bajón' físico. Kroos dijo hace ya más de un mes que estaba agotado, pero aún así sigue jugando sin parar. Mientras tanto, James no es ni mucho menos el de hace dos meses y Benzema también atraviesa un preocupante estado de forma. Las sensaciones no son buenas a día de hoy y el único consuelo que viene es resultado del disgusto copero, porque sin ella el equipo tendrá varias semanas para descansar.

No dudo que una vez que regrese Modric y los teóricos titulares recuperen su pico de forma el Madrid volverá a jugar bien, a ganar y a aspirar a la Liga y a la Champions. Pero el entrenador no puede vivir permanentemente 'casado' con un once y con un planteamiento táctico. Bien es cierto que Ancelotti ha dado con la tecla logrando encajar a jugadores como James, Kroos o Isco en el centro del campo; pero también es verdad que su pecado empieza a ser su empecinamiento en mantener este planteamiento contra viento y marea. Hay vida más allá del once tipo y no se puede aspirar a todo teniendo prácticamente olvidados a jugadores como Varane, Illarramendi, Khedira, Jesé o Chicharito. Ellos también forman parte de la plantilla y no utilizarlos puede acabar costándole caro al Madrid.

Así pues, es inevitable que tenga la sensación de que el Real Madrid está empeñado ahora mismo en afrontar la temporada sólo con la fórmula que le ha llevado a lograr el récord de 22 victorias consecutivas. Como la misma ha funcionado de maravilla durante dos meses toca estirarla como un 'chicle' para ver hasta donde llega. Pero es de sobra conocido que todo se 'gasta' tras un uso continuado. No se puede negar el mérito de Ancelotti de haber encontrado el camino del buen juego y de las victorias, pero al italiano le está gustando tanto su descubrimiento que puede terminar por 'cargárselo'. Y todo por no querer - o no saber - aplicar nuevas soluciones para el equipo en partidos puntuales. El fútbol también es adaptarse y saber tener 'cintura' para idear cosas nuevas. Justo un aspecto donde a 'Carletto' no se le ve suelto, quizá por no alterar el ecosistema de las ambiciones y los egos del vestuario. Y cuando esto pasa es cuando el entrenador empieza a correr el riesgo de ser eclipsado por la persona, exactamente lo mismo que ha caracterizado la carrera de Vicente del Bosque.

domingo, 11 de enero de 2015

La muralla de Simeone exige a Ancelotti un 'plan B'

Ancelotti tiene un reto: averiguar la forma de 'meterle mano' al Atlético de Simeone. La sensación que hay a día de hoy es que el Real Madrid no deja de chocarse con un muro cada vez que juega contra el actual campeón de Liga. En el último año y medio los dos técnicos se han visto ya las caras en 9 partidos y aunque el balance está más o menos equilibrado (4 victorias para el argentino y 3 para el italiano) lo cierto es que el conjunto blanco prácticamente siempre ha tenido que jugar a lo que quería su rival.

Desde la llegada del transalpino al banquillo el Madrid ha evolucionado mucho. Evidentemente a mejor. Sin embargo, cuando el rival es el Atlético de Madrid el fútbol merengue sigue 'criogenizado'. No se percibe evolución táctica, nuevas variantes, opciones y caminos en el planteamiento de Ancelotti para sortear la defensa numantina de los colchoneros. Simeone tiene muy clara sus premisas a la hora de jugar contra el eterno rival: líneas muy juntas, presión en campo contrario, contragolpe y agresividad. Con esta receta está logrando maniatar al Madrid un partido sí y otro también, mientras que en el banquillo de al lado 'Carletto' no encuentra la tecla.

Son ya tres las derrotas esta temporada del Real Madrid ante los colchoneros. Y tras cada uno de ellos las excusas que he podido escuchar han sido muy similares. "No importa, el equipo estaba mal físicamente", "sí, hemos perdido, pero en Lisboa el Madrid ganó el partido importante". Vale, es cierto que el conjunto blanco ganó la final de la Champions a los atléticos y eso siempre quedará ahí. Pero en el fondo ese partido no fue tan distinto de los últimos derbis que hemos podido ver. El pasado 24 de mayo hubo un equipo bien plantado en el campo - el Atlético- que tuvo en su mano el título hasta el minuto 92:48; y otro que aunque mereció el gol - el Real Madrid-  atacó con más corazón que cabeza y que no encontró soluciones futbolísticas hasta que el milagroso cabezazo de Ramos rompió la muralla rival.

Ancelotti y Diego SimeoneSimeone le ha ganado casi siempre la partida a Ancelotti cuando ambos se han enfrentado. Y también ocurrió en Lisboa, por mucho que el resultado diga ahora otra cosa. La única excepción fue quizá el partido de semifinales de Copa del Rey del año pasado en el que los blancos golearon a los atléticos por 3-0. ¿Y cómo lo lograron? Fácil, practicando un juego muy directo. Dos de los goles de esa noche llegaron a partir de disparos lejanos - desde fuera del área- que entraron en la portería de Courtois antes de entrar. Una estrategia muy poco explotada por los blancos en los últimos derbis, pues casi siempre el equipo se ha empeñado en tocar, tocar, y tocar para intentar entrar en el área rojiblanca con el balón controlado.

Quizá el plan a partir de ahora deba ser pensar menos y chutar más a puerta, desde donde sea. O abrir más el campo por bandas, aprovechando la velocidad de jugadores como Carvajal, Bale o Jesé. O tratar de sacar más 'petróleo' de las jugadas a balón parado, un factor que ellos dominan pero del que el Madrid sólo pudo sacar partido en la final de Champions. Las soluciones son múltiples, pero la misión de Ancelotti es dar con ellas, ya que por algo es el entrenador. El equipo no puede ni debe seguir dejando pasar el tiempo para tropezar una y otra vez en la misma piedra de Simeone. Hay que aprender a adaptarse y mutar, porque todavía quedan bastantes 'batallas' por librar ante los vecinos.

En el fútbol no todo es cohesionar piezas, incentivar al vestuario y comprometer a los jugadores en el trabajo del día a día. También hay que plantear estrategias sobre el terreno, saber anticiparse al entrenador rival y buscar la sorpresa. Y en estas está Ancelotti. El técnico tendrá ante el jueves un nuevo examen ante su 'alter ego' y el madridismo espera de él algo distinto que sirva para darle la vuelta a la eliminatoria. Es el momento de reaccionar y de demostrar que también tiene 'cintura' para adaptarse las ecuaciones que le plantea Simeone. No ya sólo por la Copa, sino por la Liga y la Champions, donde el Atlético promete seguir dando mucha guerra. Todavía quedan derbis por vivir esta temporada y el Madrid no puede seguir dándose contra un muro, porque no siempre llegará un cabezazo salvador en el tiempo de descuento...