domingo, 30 de diciembre de 2012

Solos, pero unidos por la 'Décima'

Las Fiestas Navideñas no han venido nada mal para templar un poco la tensión que había en los últimos días en torno al Real Madrid. La derrota en Málaga hizo que el equipo entrara en una ebullición que solo se ha calmado con el paso de los días. Y eso que ha habido algunos empeñados en seguir enturbiando las aguas a base de informaciones que sonaban más a venganza personal que a lo que deberían ser realmente, puro periodismo. 

Llevo mucho tiempo constatándolo, pero la sensación actual está más acentuada que nunca: el Real Madrid y su afición están prácticamente solos. Digo 'prácticamente' porque, por fortuna, todavía hay algunos medios como Defensa Central que siguen respetando al club por encima de todo. Hace mucho tiempo que la prensa deportiva madrileña dejó de ser claramente madridista para pasar a desarrollar una política de lo más particular donde la denominación de 'cuarto poder' adquiere un sentido pleno y absoluto.

Hoy en día se lleva lo de atacar a Mourinho. El equipo va muy mal en la Liga y solo ha jugado bien al fútbol en tres o cuatro partidos de toda la temporada. Esto es algo innegable. Por eso, la oportunidad es única para que los medios de comunicación de Madrid y Barcelona hayan acentuado su campaña contra el portugués. Los primeros porque no soportan que el técnico (y, por ende, el club) no faciliten su labor periodística. Y los segundos, por simple inquina a una persona non-grata entre el barcelonismo desde que saliera del club hace más de una década.

Mourinho es un entrenador tan ácido que se convierte en indigesto para muchos, especialmente a los que no les gusta su estilo humano ni deportivo. Se podría decir que el luso ha hecho que el mundo se divida entre los que le adoran y los que le 'odian'. O estás con él, o contra él. Pero no deja a nadie indiferente. De ahí que ahora sus detractores se froten las manos con el objetivo de intentar arañar algo más de desgaste en su labor como técnico merengue. La Liga del Madrid está siendo pésima y toca acentuar la campaña para echarle del Santiago Bernabéu.
 
Cada uno es libre de pensar lo que quiera, pero hay ciertos límites que con Mourinho se han superado. El entrenador ha sido muchas veces minusvalorado, vilipendiado, linchado y denigrado por un sector de la prensa; y no en pocas ocasiones de forma poco honesta o incluso falsa. Con él se ha llegado a un punto donde prácticamente todo vale para hacerle la vida imposible. Creo que la crítica siempre es constructiva, pero solo si viene acompañada de buenas intenciones. Sin embargo, con el portugués ésta casi siempre ha ido acompañada de veneno.

Después de dos años y medio el mensaje 'anti-Mourinho' de algunos medios ha calado tanto que hoy el madridismo lucha por no desintegrarse en varios bandos. Unos son del míster, otros no. Y dentro de cada uno de estos grupos hay quienes discuten por polémicas recientes como las de Toril, Ramos o Casillas. Algunos dicen que el portero no debería haber sido suplente en Málaga, mientras que otros aplauden a rabiar la decisión del portugués. Y, más allá, están los que se empeñan en crear una guerra entre el de Móstoles y el entrenador, aunque lo más probable es que estos últimos no sean verdaderos madridistas.

La sensación que hay es que esta labor de desgaste de un sector concreto de la prensa está logrando confundir a la afición y dividirla. La película se está planteando como si Mourinho, jugadores y club remaran en direcciones diferentes. Se percibe desconcierto en el ambiente. Y eso es malo. Muy malo. Hay gente interesada en dividir al madridismo, en crear rencillas internas con la intención de moverle la silla al entrenador. Basta con vender que 'The Special One' solo mira por sí mismo y que actúa únicamente por intereses personales. Como si no compartiera objetivos con el club.

Por ello, hay que luchar contra esta propaganda tan nociva. El bien de Mourinho es el del Real Madrid. Y el de Casillas. Con la Liga prácticamente imposible, el gran sueño de esta temporada es la 'Décima'. Por eso, hay que convertirla en el gran nexo de unión. En el eje central que haga de este club y de su afición un uno indivisible. Todos los madridistas queremos que en 2013 se consiga. Todos. Fundamentalmente porque ya son diez años sin levantarla y porque es la única vía a la salvación de la temporada. Sin olvidar además que, el ganarla sería también una cuestión de orgullo. Hacerlo callaría innumerables bocas y demostraría que, aunque algunos lo han intentado desde numerosos frentes, no han podido con este club y su gente. Estamos solos, sí. Pero por eso debemos demostrar que el Madrid es un equipo que, cuanto más se le intenta hundir, más flota.

lunes, 24 de diciembre de 2012

El Madrid todavía respira


Otra derrota más y van... Un momento, que tengo que consultarlo, pues ya he perdido la cuenta. Siete. Son siete los partidos que han acabado con el equipo agachando la cabeza. Tantos que uno ya no sabe cuántos van. Y lo peor, 16 puntos de desventaja con el Barcelona y 7 con el Atlético de Madrid. Duelen, y mucho. Más que nada porque el eterno rival no falla, más allá de ese clásico en el Camp Nou donde el Madrid demostró que, a pesar de todo, les mira a la cara. Mientras los culés rozan la perfección de resultados (que no de juego) el Madrid se desangra. Todo ello en el mes de diciembre, con seis por disputar aún.

Esta Liga se le va a hacer eterna al Madrid. Es duro estar en la jornada 17 y saber que quedan por delante 21 donde el equipo blanco solo podrá luchar por la segunda plaza. El madridismo no está acostumbrado a eso. Y los jugadores tampoco. La dinámica en la que está metida el equipo es realmente negativa, lo cual se nota a la hora de afrontar los partidos. El pesimismo se ha instalado en los futbolistas, donde antes eran implacables ahora fallan ocasiones cantadas. Aunque al menos en Málaga demostraron carácter y jugaron de forma decente, todo lo contrario que ante el Espanyol. Porque si pierden, que al menos lo hagan dejándolo todo en el campo y con dosis de mala suerte.

Esta temporada se están juntando una serie de circunstancias calamitosas que han contribuído a convulsionar al equipo. Se vio en el primer partido ante el Valencia, pues el tanto del empate fue producto de un error defensivo que terminó con Pepe en el hospital. Luego vendrían partidos pésimos como los de Getafe o Sevilla. Los goles en contra llegaban en momentos puntuales y dañinos por errores concretos y, en ocasiones, venían acompañados de actuaciones arbitrales cuestionables. Toda una negra espiral que ha se instalado en el subconsciente de los futbolistas y que lleva más de un mes mermando su rendimiento a la hora de la verdad.

A ello se suma la labor de la prensa, más predispuesta a hacerle la vida imposible a la plantilla que a colaborar por su mejoría. La guerra contra Mourinho es abierta y hay medios que se siente fuertes ahora que el portugués empieza a tener malos resultados. La cuestión es que el entrenador es incómodo para muchos y la solución parece ser moverle la silla. Un egoísmo que está matando al Madrid, pues aquí cada uno rema para su lado y el vestuario está más solo que nunca.

Además, el técnico también parece dispuesto a entrar en este juego de polémicas. Sentar a Casillas el sábado fue un órdago en toda regla. Quizás el mayor en sus dos años y medio en el club. Justo antes de Navidades y en un partido muy importante, más por imagen que por aspecto puramente deportivo. El mensaje era claro: aquí solo mando yo y nadie es intocable. Ni siquiera el emblema del club, el capitán. El motivo, que el mostoleño está mal. Algo evidente pero que nadie se atrevería a castigar por cuestión de estatus. Menos él.

El tema es que Mourinho ha demostrado que le da igual lo que se diga de él. Que hace lo que cree conveniente. Gustará más o menos, pero es genuino. Seguramente Casillas vuelva al once el día de Reyes ante la Real Sociedad. La idea era dejarle claro al vestuario que la intensidad es fundamental, que aquí nadie juega por nombre. Y bajo desde ese prisma es asumible su decisión a pesar de su incomodidad. Nunca gusta ver a Casillas en el banquillo, pero su presencia debe ser leída entre líneas: esta camiseta merece estar al 100% todos los días.

Desde hoy nos quedan por delante dos semanas larguísimas. Muy duras. Días para reflexionar, pero siempre con Mourinho como hombre fuerte. Se habla de dimisión, de cese. De traicionar un proyecto por un fracaso puntual en la Liga. De olvidar lo que consiguió este Madrid el año pasado. Pero todavía hay vida en la Copa del Rey y en la Champions. Son dos títulos que mantienen las constantes vitales de la temporada. Hay quien ya ha matado al Madrid, quien ya ha cogido la pala para enterrar al equipo blanco mientras clama por mandar muy lejos al portugués. Es gente que llevaba años esperando este momento. Porque ahora es cool atacar a Mourinho Pero que nadie olvide que el Real Madrid todavía respira. Y eso ya es mucho.

sábado, 15 de diciembre de 2012

Actitud, por lo que pudiera pasar


Como muchos madridistas, llevo más de dos meses preguntándome qué es lo que le pasa a este equipo. Si su mal comienzo de temporada se debe a un aspecto simplemente físico o realmente hay un componente mental que desde fuera no se puede explicar. Pero con el paso de las semanas creo que va quedando más claro que no estamos ante un tema de preparación, sino más bien ante una cuestión psicológica donde la 'actitud' cobra mucha importancia.

El primer madridista que lleva mucho tiempo con la mosca detrás de la oreja es el propio José Mourinho. Tras los partidos frente al Getafe, Sevilla, Betis o Celta lo comentó de una forma u otra: no ve a la plantilla lo suficientemente implicada esta temporada. "No tengo equipo", "si no estamos comprometidos es mi culpa", "el equipo ha estado muy mal, inaceptable", ", "Cuando veo a Stepanek, de 34 años, dar todo para jugar tres partidos de Copa Davis y gana, no me puedo creer que jugadores de 23, 24, 25, 26 años no puedan jugar a alto nivel miércoles y sábado" o "Varane lesionado ha hecho mucho más que otros" son análisis que lo dicen todo.

Mourinho hace tiempo que cree que a algunos jugadores les falta actitud. Y yo también empiezo a pensarlo. Son ya cuatro meses de lo más irregulares y el equipo no termina de levantar el vuelo, de ser esa máquina apisonadora del curso pasado. La justificación de que los futbolistas aún no han encontrado su mejor tono físico empieza a perder peso. La plantilla es prácticamente la misma y el trabajo en Valdebebas seguramente también lo sea. Así que, ¿qué falla realmente aquí?

Es difícil decirlo, al menos desde fuera. Hay quien dice que la relación del vestuario con el técnico es mala y que le están empezando a 'hacer la cama'. No me lo creo. Desde que llegó Mourinho algún sector de la prensa intenta vender que el vestuario madridista es un polvorín, pero en mayo pasado ya se vio como los jugadores manteaban a su técnico en San Mamés. Ésa era la imagen de un vestuario unido. Me niego a pensar que todo haya cambiado en siete meses. Y menos con el portugués al frente, un tipo exigente pero que se hace respetar y apreciar.

Así que prefiero buscar otra explicación. A Casillas hace unos días en una entrevista para La Sexta le dio por decir que, si el equipo ganaba esta temporada la Champions, firmaba quedarse a 25 puntos del campeón en la Liga. Huelga decir que yo también. Pero ojo, porque es un pensamiento muy peligroso para rondar la cabeza de un jugador del Real Madrid. Más que nada porque el 25 de mayo, día de la final de la Champions de Wembley, la Liga ya estará prácticamente finiquitada y no sería bueno jugarse toda la temporada a una carta en el caso hipotético de llegar a ella habiendo dejado escapar Liga y Copa. Y es que, ¿qué pasaría si el equipo perdiera la final, algo totalmente posible?

A lo que me refiero es que la hipótesis de cambiar una mala clasificación liguera por la 'Décima' es algo que realmente no puede valorarse en el mes de diciembre. Y ni mucho menos por un jugador. Por lo pronto hay que dar todo en cada partido, aunque la Champions pueda ilusionar más que cualquier otro título. El Real Madrid siempre debe dar todo para ganar las competiciones que dispute, por muy complicadas que sean estas. Ahora el equipo está a once puntos en la Liga, pero tampoco puede desenchufarse y dejarse llevar cuando quedan tantísimos puntos en juego.

Me da la sensación de que en el subconsciente del equipo se ha instalado la idea de que, una vez ganada la Liga y la Copa solo hay que centrarse en la Champions. Bien es cierto que esto salió bien en 1998, en 2000 y en 2002. Se podría decir incluso que el Real Madrid se dio lustro en Europa en estos años gracias a que prescindió de las competiciones domésticas. Pero ahora hay más plantilla que entonces, hay más entrenador. Hay equipo para ganar el triplete y sumarlo a la Supercopa. O, por lo menos, para intentarlo.

El año pasado se ganó la Liga de manera brillante, y el anterior se hizo lo propio con la Copa del Rey. ¿Será que algunos jugadores ya no se conforman con repetir triunfo en ellas y solo se reservan para la Champions? Quizás, al menos eso me parece. Y, si fuera así, mal hecho. El madridismo no se merece que dos de cada tres partidos que juegue el equipo algunos lo hagan a bajas revoluciones por falta de motivación. Sería una actitud que solo se podría pasar por alto si estos mismos futbolistas volvieran a Madrid el 26 de mayo agarrados a la 'orejona'. Pero esto es 'fútbol ficción' y, mientras haya vida en el resto de competiciones será mejor que todos se pongan las pilas. Por lo que pudiera pasar.

jueves, 6 de diciembre de 2012

El espejo de Callejón


Más allá de los cracks que todo el mundo podría tener en mente, si hay un jugador de la actual plantilla del Real Madrid que siempre querría tener en mi equipo, ése es José Callejón. El de Motril me ha convencido, de hecho ya lo hizo la temporada pasada. Y prácticamente desde el principio. Porque el suyo es un ejemplo de cómo un canterano debe aprovechar sus oportunidades para acabar cumpliendo su sueño de jugar en el mejor club del mundo.

En las oficinas del Santiago Bernabéu llevan varios años siguiendo la política de vender a las jóvenes promesas de la casa con opción de recompra. La idea es similar a la de una cesión, solo que con la estabilidad que agrega el traspaso a otro club. Así no hay obligación de recuperar al futbolista si no cumple con las expectativas. Una opción que tiene, a mi modo de ver, sus claroscuros; pero que también puede dar buenos e interesantes frutos. Como ha sucedido con Callejón, un chaval que se ha ganado, a fuerza de tesón y trabajo, su espacio en la plantilla más competitiva del planeta.

¿Su secreto del éxito? Pues diría que es una receta donde no faltan la calidad, el esfuerzo, la dedicación, la pelea y mucho sentimiento. Madridista, por supuesto. Y es que no es casualidad que se señale siempre el escudo cada vez que marca un gol. Detrás de este gesto hay un mensaje muy claro, la confirmación de que se trata de un futbolista con 'ADN' madridista. Él siempre tiene presente dónde juega y agradece cada minuto que disfruta sobre el terreno de juego. A sus 25 años tiene la cabeza perfectamente amueblada y sabe que es todo un privilegiado por formar parte de esta aventura.

Ha pasado un año y medio desde que fuera repescado por el club blanco tras su magnífico rendimiento en Cornellà. Mourinho sabía muy bien lo que hacía al pedir su incorporación, pues Callejón tenía todo para encajar en su proyecto: era un hombre de la casa, joven, con proyección y que no rehuía las labores defensivas. De hecho, se ha llegado a decir que el portugués habló con él antes de su fichaje para serle claro y comentarle que, si venía, no iba a tener muchas oportunidades. Pero el granadino aceptó sin dudar porque estaba decidido a convencer a su entrenador.

Su historia desde entonces se resume en una suplencia muy dulce. Porque el extremo ha sabido asumir su situación con profesionalidad e ilusión. Nunca ha protestado por no tener más minutos, pues sabe cuál es su rol en este Real Madrid. Su papel es jugar las segundas partes de los partidos más importantes y ser titular en los choques menores. Pero esto le sobra y le basta para llamar la atención de manera habitual. El madridismo ya se ha acostumbrado a sus inteligentes desmarques, a sus definiciones infalibles y a su ardua labor en la presión cuando el equipo no tiene el balón.

Por mi parte, pocas veces he visto un jugador más efectivo que él. En el uno contra uno es 'mortal', ya que desde la época de Ronaldo u Owen no recordaba a un delantero que culminara mejor los manos a mano. El martes se volvió a comprobar con el segundo tanto del Madrid frente al Ajax: control espectacular para bajar el pase de Modric y remate perfecto ajustado a la cepa del palo. Golazo. Un ejemplo más de que el delantero ha venido a Madrid para quedarse, para ser el ejemplo y modelo de todos los jóvenes y niños de Valdebebas que sueñan con triunfar algún día vistiendo de blanco. Porque Callejón es mucho más que un enorme suplente, es el espejo en el que deben mirarse los canteranos merengues.

domingo, 2 de diciembre de 2012

No podrán con Mourinho


Genio. Al ver a Mourinho parado el pasado sábado a las 21:20 horas en la banda del Santiago Bernabéu me viene esta palabra a la cabeza. Es cierto que al portugués le gustan mucho las cámaras, que está encantado de conocerse a sí mismo. Pero también lo es que se trata de un hombre adelantado a su tiempo, de alguien que siempre anda un paso por delante respecto a sus detractores. Solo él puede tener la idea y el valor de salir a un estadio minutos antes de un derbi para originar un referéndum sobre su persona. Y solo él puede salir reforzado de algo así.

La imagen del portugués exponiéndose al veredicto del Bernabéu (de un semi-vacío Bernabéu) tuvo una fuerza espectacular. El debate estaba en la calle después del encuentro ante el Alcoyano, pues un puñado de seguidores habían silbado los cánticos que coreaban su nombre desde el Fondo Sur. Por eso, Mourinho lanzó un órdago el viernes a los cuatro vientos: "el sábado saldré al Bernabéu a las nueve y veinte y estaré en el césped para quien quiera pitarme".

La hora no era casualidad, pues él sabía que era la mejor por ser el único momento en que la respuesta del público sería inequívocamente para él. Además, también era consciente de que el estadio todavía no presentaría una gran entrada, por lo que su reto era evidente: si no me queréis, haced el esfuerzo y venid antes para demostrarlo. Porque él se ofreció a ser silbado, no aplaudido.

Lo que ocurrió después fue una demostración total de apoyo. Tanto en la prometida salida del técnico al césped como en su posterior nombramiento por la megafonía. En el primer caso, la omisión de comparecencia se debía interpretar como la aceptación a Mourinho. No quererle implicaba el esfuerzo de ser madrugador. Así que el Santiago Bernabéu dejó claro que está con él de manera mayoritaria, lo que suponía una sonora bofetada a todos los medios que en estos años se han encargado de intoxicar el trabajo del portugués. Sin ir más lejos, el miércoles de la semana pasada tuvimos que desayunarnos con una de las noticias más absurdas que recuerdo en bastante tiempo. La misma afirmaba que Florentino Pérez se planteaba despedir a Mourinho si el equipo caía en el derbi ante el Atlético de Madrid.

Por lo visto, todavía hay quien no quiere darse cuenta del peso que el portugués tiene en el club. Como si Mourinho fuera un entrenador más y estuviera sometido a los vaivenes habituales del mundo de los banquillos. Me refiero a ese código que dicta que un míster debe hacer las maletas si realiza un mal inicio de temporada, aunque antes haya conseguido grandes cosas. Si no, que se lo pregunte a Pochettino. Pero se equivocan, porque el Madrid y Florentino han aprendido de sus errores. La época de devorar técnicos acabó, ahora está Mourinho y la apuesta es firme tanto para lo bueno como para lo malo.

Resulta increíble poder llegar a pensar que el presidente se haya planteado ni siquiera la opción de finiquitar el contrato de Mourinho en noviembre cuando hace dos meses dejó claro que es el mejor entrenador del mundo. Por mucho que el Madrid esté a once puntos del Barcelona y las sensaciones no sean buenas. No estamos aún ni en Navidades y todavía todo es posible. Se ha ganado la Supercopa, las opciones en Copa y Champions están intactas y el reto de ganar la Liga más difícil de la historia del club 'pone' al madridismo. Así que, ¿en qué cabeza puede caber que el club vaya a despedir hoy a lo mejor que le ha pasado en los últimos diez años, a la persona que ha amargado la mejor época culé de todos los tiempos?

Por eso tengo cada vez más claro que no van a poder con Mourinho. No han conseguido silenciar su trabajo a pesar de que han intentado pisotearlo en todos y cada de los días que han pasado desde que llegara a Chamartín en el verano de 2010. El portugués ha sufrido la campaña mediática más agresiva y brutal que posiblemente haya conocido el periodismo español en toda su historia. Pero aún sigue. Contra y viento y marea. Su imagen del sábado fue una buena metáfora de ello. Salió solo, atisbó el Bernabéu y esperó que la gente hablara. Y la respuesta fue clara: el madridismo quiere a Mourinho. Aunque todavía hay quien ha hecho la lectura negativa de todo ello. Pero da igual, porque lo que escriban sus detractores importa poco. Cada vez lo tengo más claro.