jueves, 30 de agosto de 2012

La máquina blanca empieza a salir del taller

El comienzo de temporada del Real Madrid ha sido de todo menos tranquilo. Una montaña rusa en la que el equipo se ha dejado cinco puntos por el camino, pero en la que también ha conquistado la Supercopa ante el eterno rival. Sensación agridulce por tanto en estas dos primeras semanas que, sin embargo, no debe propiciar ningún tipo de intranquilidad entre el madridismo. Y es que lo de empezar de manera irregular no es algo que le sea extraño al Madrid de Mourinho.

No hay más que irse a la temporada pasada, cuando los blancos se dejaron los mismos puntos que ahora (5) en una semana con sendas visitas al Ciudad de Valencia y el Sardinero. Entonces el equipo perdió por 1-0 ante el Levante y empató a cero con el Racing, dos serios tropiezos que llegaron en la cuarta y la quinta jornada, respectivamente. Bien es cierto que por entonces el inicio liguero sí fue fulgurante, con dos triunfos espectaculares ante el Zaragoza (0-6) y el Getafe (4-2); pero los hechos indican que los pinchazos llegaron igual que ahora, solo que con un par de semanas de retraso.

Y si se hace balance de estos primeros 12 días de curso realmente no se puede decir que ahora se esté peor que hace exactamente un año. La victoria del pasado miércoles en la Supercopa supuso el primer título de la temporada y, de paso, vengó la derrota sufrida ante el mismo rival la campaña pasada. En este aspecto se ha mejorado el rendimiento, así que solo se puede poner la pega de que en el 2012 el equipo ya tenía seis de seis puntos en su haber, mientras que ahora solo dispone de uno.

Pero nada irrecuperable ni irreversible, porque el equipo tiene por delante dos partidos ante el Granada en casa y el Sevilla en el Pizjuán que, de ganar, le colocarían exactamente en la misma situación que el año pasado: con 7 puntos tras cuatro partidos de Liga disputados. Y ya sabemos cómo acabo la historia por entonces: con 100 puntos, 121 goles y un buen puñado de récords logrados en la Liga más espectacular que se le recuerda a ningún equipo. Lo difícil será emular esa semi-perfección lograda por entonces en las 34 jornadas restantes, aunque si hay un equipo capaz de conseguirlo es precisamente éste.
En consecuencia, hay que darle un gran voto de confianza al Real Madrid de Mourinho.

Las cosas en la Liga no han empezado como se esperaban, pero el inicio temprano del campeonato no ha ayudado en nada. Los jugadores han notado el esfuerzo físico y han evidenciado un cierto cansancio en las segundas partes de los partidos. El estilo de juego que practica el equipo precisa de una buena condición, de una chispa que les ha faltado en estos primeros días. Pero cuando la tienen, no hay escuadra en el mundo que pueda tener su intensidad, ni siquiera el Barcelona.

El miércoles se pudo ver, con un Madrid sublime en la primera hora que arrasó a su rival mientras le duró el oxígeno. Solo su falta de puntería les privó de conseguir una goleada de escándalo. Después llegó el cansancio y el encuentro de igualó. En consecuencia, el poso que dejó el partido es que solo es cuestión de tiempo que la apisonadora merengue vuelva a poner sus engranajes a punto. Cuando lo haga, volverá el equipo imparable de contragolpes vertiginosos y el fútbol espectacular. Así que tengamos paciencia y sigamos subidos en el barco de Ramos, porque los títulos ni se ganan ni se pierden en agosto.

jueves, 16 de agosto de 2012

Un 'Fideo' que enriquece al Madrid

Hace unos días tuve la oportunidad de trasnochar para ver en directo el partido entre el Real Madrid y el Milan. Más allá de ser un simple amistoso, el partido me dejó detalles interesantes que creo que invitan al optimismo. El equipo blanco ha dejado claro en esta pretemporada que va a ser fiel a la marcada identidad que tuvo la temporada pasada, con el añadido de que este año posiblemente cuente con una versión de Di María ampliada y mejorada respecto a los dos últimos años.

Sobra decir que el 'Fideo' me encantó en el choque ante los italianos. Se nota que ha tenido más tiempo que la mayoría de internacionales del equipo para trabajar en pretemporada, porque ha llegado a mediados de agosto con un estado de forma que le hace marcar las diferencias en los partidos. El argentino está fresco, con un punto de velocidad y de desborde que lo convierten en candidato a jugador determinante del Real Madrid en este exigente comienzo de temporada que nos espera en los próximos días.

Cuando llegó al club hace dos años Di María ya era bueno, muy bueno. Muchos se echaron las manos a la cabeza por haber pagado el club más de 30 millones por un jugador que venía del Benfica. Pero al final resulta que está siendo muy rentable su fichaje, porque el extremo es uno de los futbolistas que mejor progresión ha mostrado en el club en la última década. Sus números en estos dos años han sido brillantes y han estado muy por encima de las expectativas creadas por su fichaje, y todo a pesar de que los problemas físicos no le han dejado rendir a su verdadero nivel.

Porque, aunque estamos ante un futbolista frágil físicamente, su potencial futbolístico parece no tener límites. Cuando las lesiones le respetan, Di María está demostrando ser un futbolista de primer nivel, vital para darle un plus a sus equipos, el Madrid y la selección argentina. Su gol del pasado miércoles ante Alemania fue, sencillamente, espectacular. Pero sus capacidades no se quedan en el hecho de marcar goles, sino que también estamos ante un futbolista cuya aportación es clave a la hora de generar juego. Junto a Özil y Messi es uno de los mejores asistentes de la Liga española y su capacidad para ver el juego entre líneas está fuera de toda duda.

Por eso, el madridismo debe 'tocar madera' para que este curso la salud esté del lado de Di María. En una pretemporada extraña como ésta, en la que todavía no ha habido fichajes, la afición tiene ganas de ver detalles nuevos con los que ilusionarse un poquito más. Y el argentino puede ser uno de los factores diferenciales respecto al curso pasado. En la última temporada quedó la sensación de que el de Rosario vió truncada su progresión en su rendimiento por una inoportuna lesión, de manera que ahora tiene la oportunidad de desquitarse y aportar un 'plus' que pueda impulsar al club a cotas más altas que la Liga lograda recientemente.

Estoy seguro de que todavía no hemos visto a Di María dando el máximo de sus posibilidades. Es cierto que se trata de un jugador lastrado por su condición de zurdo cerrado, pero sabe suplir esta carencia con un dominio exquisito de su pierna buena. En mi opinión, Ángel solo está un escalón por detrás de los dos grandes reyes del fútbol mundial en la actualidad, Cristiano Ronaldo y Messi. El argentino es un crack en toda regla al que solo le hace falta una temporada con cierta regularidad para demostrarle al mundo que es uno de los 'elegidos' con capacidad para decidir partidos (y títulos) por sí solo. Brillar en un club como el Madrid es muy difícil, pues está lleno de estrellas que tienen luz propia. Pero Di María es un jugador que ya ha dado muestras de poder hacerlo, por lo que para este año cabe esperar lo mejor de él. Si consigue rendir al máximo, el equipo dará un salto cualitativo apreciable que se traducirá, seguramente, en una exitosa temporada.

domingo, 5 de agosto de 2012

Kaká rema en el mismo barco


O mucho cambia la cosa o todo apunta a que Ricardo Kaká cumplirá una cuarta temporada en el Real Madrid. La intención inicial del club y de Mourinho era darle salida al futbolista a este verano, pero no a cualquier precio. La alta dicha del brasileño está espantando a los posibles compradores, de manera que la situación está en estos momentos en un punto en que alguna de las partes interesadas debe hacer un sacrificio para facilitar el traspaso con destino al Milan, el equipo que más interés ha mostrado en el mediapunta.

Ambas instituciones se reunirán en los próximos días en Nueva York para ver si pueden encontrarle una solución a este complicado rompecabezas. Pero difícil será, más que nada porque el contrato de Kaká con el Real Madrid es verdaderamente prohibitivo. El club le fichó con privilegios de Balón de Oro, de manera que ambas partes sellaron un contrato que colocaba al jugador como estrella mundial. Una vinculación que ahora el carioca está en derecho de querer respetar, aunque tras todo esto subyazca un cierto egoísmo económico por su parte.

Lo digo porque en cierta medida la responsabilidad es del Real Madrid, por apostar por Kaká tan fuerte y para tanto tiempo. Bien es cierto que gran parte del mundo del fútbol dio el beneplácito a su fichaje, pues aunque había hecho una última temporada bastante irregular, pocos podían pensar que su rendimiento sería tan malo en el club blanco. El tema es por qué se le firmó hasta 2015, sabiendo que por entonces tendría ya 33 años. Ahora nos encontramos que tiene tres menos, pero con un recorrido para el fútbol en franca decadencia.

El mejor Kaká hace tiempo que dejó de estar. Las lesiones y la poca implicación del jugador han sido clave en ello, ya que el sudamericano llegó incluso a retrasar una operación de pubis con tal de jugar con su selección  el Mundial de Sudáfrica. No supo (ni quiso) curarse de la manera más adecuada y el resultado ha sido dos años para olvidar más otro aceptable. Porque su última temporada no me ha parecido mala, pero ni mucho menos para tirar cohetes.

Bien es cierto que yo hace un año, a estas alturas, todavía confiaba en que Kaká regresara a su mejor versión. Pero tras esta campaña ya he desistido. Mi confianza en él se ha reducido y desde hace varios meses soy partidario de darle una salida para pasar a buscar un sustituto más joven y con más recorrido en el club. Algo que cada día que pasa veo más difícil, más que nada porque el jugador no parece muy por la labor.

Creo que Kaká ha decepcionado al madridismo. En lo futbolístico y en lo personal. No ha sido capaz de dar un paso adelante para asumir que está en deuda con el club después de todo lo que éste le ha dado. Son ya tres años en Madrid y una inversión de cerca de 100 millones de euros que se ha traducido en un puñado de partidos buenos y algún que otro golazo, nada más. No ha marcado diferencias ni ha sido el futbolista decisivo que prometía. Lo más honesto por su parte hubiera sido darse cuenta de ello y poner facilidades para abandonar el club, una vez que se le ha enseñado la puerta de salida.
Entiendo, por ello, que la afición madridista esté incómoda con él. La sensación generalizada que percibo es de cierto hartazgo, de que Kaká está prolongando su estancia de manera egoísta. Y puede que así sea, pero el contrato está ahí y el jugador está en su derecho de mantenerse firme, aunque sea moralmente reprobable. Por eso, quizás no quede otra que aceptar la situación y dejar que el futbolista se quede otro año más.

Si así fuera, creo que el madridismo no debe tomarla con él mientras dure la competición. Mourinho ya ha dejado claro que, si continúa en nómina, él estará encantado de contar con sus servicios utilizándolo como suplente habitual. Está claro que el brasileño no es más que la sombra del futbolista que llegó a ser hace un lustro, pero aún así sigue siendo un jugador de primer nivel. Un buen reserva, digamos.
De ahí que lo suyo es que el aficionado le apoye como uno más, olvidando todo lo ocurrido. Si se queda, Kaká remará en la misma dirección que todos, camino de los cuatro títulos. Ponerle difícil su estancia en Madrid no ayudaría a nadie, solo perjudicaría al club. Por eso, a pesar de todo, mientras el jugador vista de blanco no queda otra que apoyarle para que lo haga lo mejor posible. Lo contrario sería tirarse piedras contra el propio tejado.