lunes, 28 de noviembre de 2011

Algo está cambiando

Nadie se lo esperaba, pero no por imprevisto sabe peor. Todo lo contrario. El Barcelona se dejó este sábado tres sorprendentes puntos ante el Getafe más triste de los últimos años. Un equipo bien trabajado tácticamente, pero con bastante músculo y poca calidad. Con un poco de orden, mucho trabajo y fe el conjunto azulón le sacó los colores a los de Guardiola, demostrando que, a estas alturas de temporada, el Barcelona está a años luz del rendimiento que le hizo triunfar en los años pasados. Es decir, justo lo contrario que el Real Madrid, un equipo maduro futbolísticamente que está a un nivel físico espectacular.

Más que la derrota del Barcelona me gustaría destacar la imagen que dio el equipo. Esa toma de Messi cabizbajo llevándose las manos a la cara es la radiografía de un conjunto perdido, que por más que busca su viejo estilo, no lo encuentra. La culpa, el pésimo estado de forma que atraviesan esta temporada los culés. No hay que olvidar que jugadores clave como Iniesta, Piqué, Puyol, Cesc o Xavi se pasan últimamente más tiempo en la enfermería que en el campo. Por no mencionar que Guardiola se está empeñando en romper la jerarquía bien definida que había en el equipo dejando a dos campeones del mundo como Villa o Pedro en un claro segundo plano.

Algunos que entienden de este deporte dicen que los grandes equipos también se cansan de perder. De hecho, es muy difícil encontrar en la historia del fútbol un conjunto eterno, que fuera capaz de reinar en el fútbol mundial más de un lustro. El Real Madrid de Di Stéfano duró ese tiempo, el Milan de Sacchi ídem, al igual que el Dream Team de Cruyff o el Madrid de la Quinta del Buitre. Y los casos se podrían contar por decenas. No hay escuadra que conserve su estilo más allá de un puñado de temporadas y el Barça podría estar acercándose a su fecha de caducidad.

Y que quede claro que esto no es un tema de edad, de 'vejez' de la plantilla. Messi tiene solo 24 años, al igual que Piqué o Cesc, Iniesta 27, Busquets 23... Es una cuestión de ciclos circadianos, de rachas. Guardiola es el primero que sabe lo que significa esto y, por eso, en cualquer momento, una temporada de estas y, más pronto que tarde, anunciará que se va. Lo hará para dejar paso a un cambio que le de otro estilo al Barcelona, porque llegará un punto en que él no podrá exprimir más lo que hay. La cuestión es si ese momento está empezando a llegar ya o todo esto solo está siendo un hecho puntual.

La llave de ello la tiene el Madrid. Al igual que el Barça, el equipo blanco ha vivido durante su historia de rachas. Buenas y malas. Y tras una excesivamente negativa, ahora todo apunta a que tocan años de alegrías. De títulos. Porque nadie duda de que este equipo tiene hambre, mientras el Barça está empachado. La sensación que dan los dos equipos es que se han cambiado los papeles. Las caras que tenían los jugadores del Madrid la temporada pasada en Pamplona, Almería o Coruña las vi el sábado. Y estaban en Getafe.


Por supuesto, todo esto hay que terminar de confirmarlo. Seis puntos son muchos. Pero nada teniendo 75 por jugar. Queda un mundo. Y el punto de inflexión será el 'Clásico' del Bernabéu. Ganar posiblemente decantaría la Liga, porque supondría un golpe anímico brutal y el Barcelona empezaría a fijar sus objetivos en el Mundialito, la Champions y la Copa del Rey. El que mucho abarca poco aprieta, se dice. Y los azulgranas no parecen tener banquillo suficiente como para resistir una temporada que ya, a estas alturas, se le está haciendo larga.

En cambio, el Madrid da sensación de tener todo controlado. Líderes solventes en Liga, con 13 victorias consecutivas, primeros de su grupo en Champions y practicando un juego que no se veía hacía mucho tiempo en el Bernabéu. Tanto marcha la cosa que Mourinho hasta se está permitiendo el lujo de rotar en busca de un reparto justo de minutos. Los blancos está como motos, mientras los jugadores culés no pueden con las botas. Y esto es algo que hay que aprovechar dentro de dos semanas para certificar que esta temporada va a ser la del cambio. Será un solo partido. Pero 'EL' partido. Lo que suceda en él, probablemente condicione las próximas temporadas. Porque perder sería volver al pasado. Ganar cambiaría la historia.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Llega la hora de la verdad


Lo bueno se suele hacer esperar y esta vez así ha ocurrido. El Real Madrid afronta este sábado su primera gran prueba de la temporada tras diez días de partidos internacionales que han supuesto un engorro para los aficionados españoles. La selección nacional no ha hecho honor a su condición de campeona del mundo en los partidos amistosos ante Inglaterra o Costa Rica, por lo que la espera se ha hecho eterna para los que disfrutamos de la Liga española. Pero, por suerte, el regreso promete ser espectacular.

El Real Madrid paró el ritmo hace un par de semanas con la tranquilidad que le daban los tres puntos sobre el Barcelona y los cuatro sobre el Valencia. Una situación que, por otra parte, el equipo no conocía igual desde que Pep Guardiola entrena al conjunto catalán. Por tanto, el balance de los primeros dos meses y medio de temporada ha sido magnífico para el conjunto blanco, aunque con un par de puntos negros: la derrota en la Supercopa ante los culés a pesar de ser mejores sobre el campo; y el bache sufrido en Valencia y Santander en el que se perdieron cinco puntos inesperados.

Pero, como digo, el equipo ha saldado estos tropiezos cumpliendo con nota en el resto de enfrentamientos. Con los deberes hechos en Europa tras cuatro partidos, los de Mourinho han sido los mejores de la Liga en las primeras once jornadas y así lo demuestra la clasificación. Por ahora, todo le sonríe al equipo, pues el juego ha mejorado considerablemente respecto a la temporada pasada, Higuaín y Kaká han sido recuperados para la causa y Sergio Ramos empieza a destaparse como uno de los mejores centrales del mundo. Sin olvidar también que jugadores como Sahin y Coentrao están comenzando a aportar de manera exponencial.

Hasta ahí, todo perfecto. Pero este 19 de noviembre supone una frontera para la trayectoria del equipo. Lo digo porque el partido de Mestalla es el primer duelo de verdad al que se va a medir el Madrid esta temporada, más allá de la Supercopa. Antes, los rivales han sido buenos equipos, pero no rivales directos para los blancos. Porque, hay que ser claros, los tres puntos de ventaja sobre el Barcelona se han conseguido teniendo un calendario mucho mejor que el de ellos. Valencia, Sevilla, Atlético y Gijón son rivales peligrosos a los que ya se ha enfrentado Guardiola y compañía, mientras que el Real Madrid espera para encontrárselos de aquí a final de año.

Luego, el día 10 de diciembre, estará el 'Clásico' del Santiago Bernabéu. Tras varias temporadas empezando la temporada en el Camp Nou, esta vez el partido entre los partidos tendrá su primera parada en Madrid. Una ocasión idónea para abrir un hueco casi definitivo en la Liga a la espera de lo que ocurra en la vuelta. Ésa será la gran reválida de este equipo tras los exámenes previos de Mestalla, el Molinón y el derbi. El objetivo debe ser perder el mínimo de puntos en las próximas cinco jornadas. De lograr los 15 en juego, la Liga estaría más que encaminada.

De esta manera, el equipo debe afrontar los próximos partidos consciente de que aún no ha ganado nada. De que todo lo conseguido hasta el momento perdería su valor con un par de despistes en lo que queda de año. La diferencia vendrá marcada por lo que ocurra las próximas semanas, en las que por cierto, se añadirá el objetivo de la Copa del Rey. El momento de ganar la Liga es hoy y será la semana que viene. Y las inmediatas. Porque, aunque pueda parecer que las Ligas se deciden al final, lo más fiable es encaminarlas antes de febrero, de que vuelva la Champions. Es, por tanto, el momento de coger un colchón que de tranquilidad. Y habrá que hacerlo desde hoy, en los partidos de verdad. En los que servirán de baremo para saber si este Real Madrid es tan grande como apunta.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Una interrupción incómoda


La semana terminó. Lo que implica el fin de una molestia para el Real Madrid. Porque lo cierto es que esta pausa en la competición pinta que no va a favorecer en nada a los intereses de los hombres dirigidos por José Mourinho. Y es que, justo cuando el equipo había cogido el ritmo de juego idóneo, han llegado los partidos internacionales para frenárselo y echarle, indirectamente, una mano al Barcelona.

Creo que la FIFA debería plantearse un nuevo calendario de partidos. No puede ser que el principio de temporada sea todo un camino de minas para los clubes con futbolistas internacionales, pues en cuatro ocasiones la preparación y la competición de los equipos se ve interrumpida en los meses de agosto y noviembre. Y así, no hay conjunto ni afición que le coja el rimo a la temporada de clubes, al menos hasta casi el nuevo año.

Y esto no es una crítica a la selección ni al fútbol de naciones. Es una queja por la mala planificación de los organismos internacionales, que se empeñan en hacer una mezcolanza de partidos que perjudican a los aficionados, a los equipos y a los propios jugadores. La solución a  todo esto no es fácil, está claro. Pero quizás no sea tan complicado evitar que estos parones sean tan seguidos y continuados. Desde principios de septiembre han sido hasta tres las veces en las que equipos como el Real Madrid han perdido (cada vez) a sus jugadores durante unos diez días. O lo que es lo mismo: cerca de 30 fechas sin que los clubes puedan trabajar con sus jugadores en un tiempo comprendido por unos dos meses y medio.

Con lógica, en los últimos tiempos la expresión ‘Virus FIFA’ se está poniendo de moda. Ahora, cada semana después de estas fechas de clasificaciones para las eurocopas, mundiales y partidos amistosos surge el temor de que los grandes bajen su rendimiento. Son jornadas peligrosas, digamos. Y esta vez, al Madrid le ha tocado viajar a Mestalla. Es decir, una de las salidas más complicadas de la Liga, con los riesgos que ello supone.

Los de Mourinho se presentarán a la cita con una renta de tres puntos. Un colchón muy interesante que permite incluso un tropiezo, aunque éste no debe entrar en los planes de los jugadores. La cuestión es si el Real Madrid podrá coger las cosas donde las dejó el pasado día 6 de noviembre en el Santiago Bernabéu. Aquel día era un equipo pulido, de un ritmo e intensidad definidos. Es decir, estaba puesto a punto. Pero cuando se juegue en Valencia habrán pasado casi dos semanas, con solo tres entrenamientos de la plantilla al completo de por medio.

Tengo dudas, por tanto. Temo que estas fechas FIFA le hayan roto el ritmo al Madrid, cortando una progresión que apuntaba imparable. Una circunstancia que no implica necesariamente un retroceso en el trabajo conseguido, pero sí quizás una ralentización que dejaría más perjuicios que beneficios. Como un ‘tiempo muerto’ en baloncesto, pedido por uno de los técnicos para cortar la racha de su rival. Así le podría servir al Barcelona de Pep Guardiolal lo ocurrido estos días. Todo dependerá de lo que suceda en Mestalla, un campo llamado a decidir un trocito de esta Liga bajo unas circunstancias poco propicias.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Un Madrid borroso

A punto de cumplirse el primer mes de competición para el Real Madrid de baloncesto, ya se pueden ir haciendo las primeras lecturas sobre lo visto estas cuatro semanas. El proyecto más ambicioso del Real Madrid en la última década ya está en liza bajo la batuta de Pablo Laso. En plantilla, hasta ocho jugadores que cerraron de manera mediocre la temporada pasada, pero con cuatro caras nuevas que han llegado para dar un salto de calidad de valor diferencial. Y los resultados de ello ya empiezan a saltar a la vista.

Y no me refiero solo a ganar o perder los partidos. Lo digo porque el juego del equipo ha variado completamente, cimentándose sobre una filosofía antagónica a la que regía el Real Madrid la temporada pasada. De ser una escuadra que buscaba el control del ritmo del partido y se apoyaba en la defensa para ganar, ahora se ha pasado a todo lo contrario: velocidad, intensidad y juego ofensivo, dejando en un plano secundario lo que respecta a no recibir puntos. Ahora el Real Madrid es un equipo vistoso que encaja mucho mejor en las características de sus jugadores. Porque seamos realistas, con Messina y Molin gente como Mirotic, Velickovic, Sergio Rodríguez o Llull tenían condicionado su baloncesto.

Así que, esta temporada se podrán ganar títulos o no, pero los aficionados han ganado un equipo espectacular, cuyo juego entra por los ojos. A ello han contribuido las dos grandes sorpresas del mercado español, los fichajes de Rudy Fernández e Ibaka. El 'lockout' ha permitido que los dirigentes blancos hagan las dos mejores contrataciones de la sección en años. La lástima es que, por mucho que se pueda desear lo contrario, el parón sindical de la NBA no parece que vaya a ir más lejos de principios del año que viene. Y eso, con suerte.

Es decir, que este Real Madrid, tal y como el que jugó el jueves en Tel Aviv, no sobreviva más allá de un par de meses. Es un conjunto hecho para el aquí y ahora, no para los meses de abril, mayo y junio, cuando el equipo se juegue los títulos. Entonces, prácticamente seguro que Ibaka no estará, mientras que es probable que Rudy tampoco. Sobre el balear tengo más dudas, pues sospecho que cada día que pasa en el club, el Madrid lo gana un poquito más para su causa. Cuando el 'lockout' termine la pregunta que le asaltará será si le conviene más quedarse liderando a un equipo que aspira a todo en Europa o volver a la NBA para jugar un puñado de minutos con los campeones del anillo en una temporada apresurada y a medio disputar.

Imagino que, ante el (im)previsto de la salida de estos dos NBA, el Real Madrid ya tendrá pensado un plan B. Pero sea como fuere, sin Rudy e Ibaka el Madrid pasaría de ser un equipazo a ser un gran equipo. De poder ganar todo lo que juegue a pelear por estar en las finales y, con suerte, ganarlas. Creo que a estas alturas ya queda claro que Carroll es mucho más jugador que Tucker, o que Pocius es un alero excelente, además de que Begic puede incluso robarle minutos a Tomic. Hay más equipo que el año pasado, en definitiva. El problema es que el 'lockout' de la NBA está confundiendo al Madrid.

Lo comento porque percibo que algunos jugadores de la plantilla siguen sin tener claro su rol en el equipo. Carroll estaba acostumbrado a ser la referencia en el Gran Canaria, mientras que ahora está a la sombra de Rudy. Mirotic no tiene claras sus funciones con Laso y la llegada de Ibaka solo le ha confundido más. Carlos Suárez también ha perdido su papel protagonista, mientras Pocius aún sigue sin asentarse. Mientras tanto, el mejor pívot de la ACB la pasada temporada, Tomic, acumula minutos en el banquillo ante la pujanza de Begic y su falta de kilos para la zona.

Y el caso de los bases es para echar de comer a parte. El equipo fía todo a un jugador con alma de escolta, Sergio Llull, y a otro que sigue sin encontrar la magia de su juego, Sergio Rodríguez. El canario no muestra su baloncesto alegre y sigue sin coger su papel en el equipo, además de ser un agujero negro en lo que respecta al plano defensivo. Hay que tocar madera, porque dos bases en cualquier plantilla son pocos y más si uno de ellos no es especialista. Y es que hay talento en el puesto, pero no madurez ni consistencia.

El resultado de todo ello a principios de noviembre es un Real Madrid esperanzador e ilusionante, pero imprevisible. Fiado a un 'lockout' que se solucionará porque el dinero así lo dice, los blancos viven el presente sin preocuparse mucho por el futuro. Lo que es un riesgo. La llegada de los dos 'cracks' NBA ha cambiado el panorama y ha elevado el baloncesto a realizar a la enésima potencia, pero también ha variado los papeles de los jugadores en el equipo. Ahora la mayoría no saben si jugarán en el próximo encuentro 10, 15 ó 25 minutos. Ni si lo harán de escolta o alero o si mañana Rudy no estará y pasarán a estar en primer plano. Percibo desorden y caos, incertidumbre. Y eso solo se puede solucinar con la estabilidad que dará el tiempo al saber quiénes serán los hombres que lucharán por este escudo a partir de abril. Por eso, y aunque parezca mentira, mientras dure el 'lockout' solo veremos una imagen aumentada y borrosa del Madrid.