jueves, 25 de agosto de 2011

El fútbol debe ser el protagonista

Este miércoles se cumplía una semana de los incidentes del Camp Nou. Siete días en los que no se ha hablado prácticamente nada de fútbol y sí mucho de José Mourinho y la tangana posterior al choque. El llamado "otro fútbol" ha sido el protagonista de minutos de televisión y radio, a la par que de las páginas de periódicos. Porque lo sucedido en los últimos minutos de ese 'Clásico' ha eclipsado injustamente lo que todo el mundo vio en los 90 minutos anteriores: un partidazo en el que el Real Madrid, por segunda vez en tres días, le dio un repaso al F.C. Barcelona.

El madridismo llevaba más de tres temporadas esperando este momento. Aquel en el que su equipo, el Real Madrid, iba a superar en buen juego al Barcelona. Con el mérito de hacerlo en el Camp Nou. Pero, avatares del destino, una entrada fea y destiempo de Marcelo precipitó los acontecimientos y dio pábulo al conjunto catalánpara que iniciara una maniobra de pérdida de tiempo y, por qué no decirlo, de distracción. El conjunto dirigido por Guardiola había jugado su peor encuentro en mucho tiempo, quizás años; y lo había hecho teniendo enfrente al Real Madrid de Mourinho. Así que el post partido, a pesar del título logrado, no pintaba muy benigno en Can Barcelona.
Sea como fuere, la jugada le ha salido redonda a los culés. Perdieron tiempo, ganaron el partido y se pudieron mostrar, una vez más, como víctimas propicias de cara a la sociedad. "Algunos están más adaptados que yo a la hipocresía del fútbol, lo hacen con la cara escondida, con la boca tapada y en lo más profundo de los túneles"dijo Mourinho en su carta pública del pasado martes. Pues eso. Porque el Barcelona ha sido partícipe y actor en todo lo ocurrido, de una manera o de otra; y debe asumir su parte de responsabilidad en los sucesos en vez de echar balones fuera. El problema es que su participación, una vez más, se gestó y labró en un segundo plano, lejos de la ostentosidad casi pueril de los blancos.
Y es que el estilo azulgrana es poco televisivo. En un alarde, sin duda, de inteligencia, los de Guardiola son maestros en el juego psicológico y teatral, propicio a pasar inadvertido. Como el niño que delante de sus padres muestra una cara angelical mientras que lejos de ellos gusta de comportarse mal, este Barcelona está formado en la idea de la apariencia. A primera vista su comportamiento es intachable. Pero luego, según se van viendo imágenes, uno descubre que donde Messi parecía un genio de comportamiento exquisito es, en realidad, un maestro de la provocación. O que Busquets, además de jugar al fútbol, habla demasiado sobre el césped. Por no decir más ejemplos.
Por eso, el Real Madrid debe plantearse la situación de cara a los 'Clásicos' futuros. No debe dejarse llevar a territorio barcelonista, a ese lugar de provocaciones donde acostumbra a entrar al trapo de manera inocente. Y ni mucho menos, debe distraerse su atención de su objetivo primordial. Que no es otro que concluir el trabajo iniciado la temporada pasada. El de quitarle la supremacía al Barcelona. Algo para lo que ha demostrado estar en el buen camino, al menos en lo que respecta al plano deportivo. Porque el Madrid de Mourinho ha evidenciado haber pulido su concepto futbolístico en estos últimos meses, mejorando y potenciando su plan para derrocar al eterno rival.
En consecuencia, no dejemos que Mourinho y el Barcelona se conviertan en los protagonistas de la actualidad del equipo. Hagamos un esfuerzo por evitar que el Real Madrid y su juego sea un aspecto secundario. Porque, a la hora de verdad, lo realmente importante será si el equipo consigue la Liga, la Champions o la Copa del Rey. Y para eso hay que centrar los objetivos y no desviarse de ellos. Una cosa es que Mou le quite presión a los jugadores y otra es que monopolice la atención. Hasta el momento se ha perdido una semana en la que el equipo se podría haber llevado muchas alabanzas por su excepcional actuación en el Camp Nou. Sin embargo, eso no ha ocurrido. Todo lo contrario. Así que, seamos inteligentes y prácticos y dejemos que el protagonista sea el fútbol. A la larga, el madridismo lo agradecerá.

lunes, 15 de agosto de 2011

Caminando en la buena dirección

Por fin llegó el momento que muchos llevaban esperando. Se acabaron las semanas de giras por América, por China y por Europa. Comenzó la hora de la verdad. Y qué mejor que hacerlo ante el Barcelona, el actual campeón de Europa y de Liga y, posiblemente, el mayor antagonista que ha tenido el Real Madrid en su dilatada historia. La temporada comenzó con un 'Clásico' de múltiples lecturas y caótico en su concepto, pero del que el madridismo puede extraer detalles satisfactorios.
El choque fue extraño. Como si en una función de teatro los actores principales se hubieran cambiado los papeles, el Madrid ejerció de Barcelona y a viceversa. Los blancos dominaron la pelota durante gran parte del partido y arrinconaron atrás a su rival, un equipo conformista con su juego, pero de una pegada demoledora. Vista la primera media hora de juego, muy pocos habrían aventurado que el primer parcial del choque sería favorable al Barcelona. Pero ahí estuvo un golazo de Villa (quién sabe si ayudado por un rebote en Ramos) y un desafortunado resbalón de Pepe para que los catalanes se pusieran por delante.
Con desventaja en el marcador y en el terreno anímico, los de Mourinho salieron en la segunda parte algo apagados y el Barcelona hizo amagos de querer sentenciar la Supercopa en el Bernabéu. Sin embargo, el gol de Xabi Alonso hizo justicia a lo visto en el partido y atajó cualquier atisbo de rebelde en los culés. A partir de ahí llegaron los minutos más desenfrenados de juego merengue, que no de buen fútbol. Fueron instantes en los que el Real Madrid pasó por encima de su rival, pero sin la puntería necesaria para cobrarse un botín satisfactorio.
El Madrid perdonó y acabó el choque con un sabor agridulce. La imagen fue magnífica, pero el resultado fue regular. Ahora mismo el trofeo mira hacia Barcelona y los merengues deberán ganar en la Ciudad Condal si quieren golpear primero esta campaña. Algo factible visto lo visto este domingo, pero que tampoco debe ser sinónimo de euforia. Porque antes de la Supercopa era evidente que los blancos llegaban a la cita en mejor forma y, aún así, los culés sacaron demasiada renta para lo que merecieron.

A los dos equipos les queda mucho trabajo por delante. De hecho, es fácil pensar que los de Guardiola están más lejos que sus rivales de la forma deseada. No se puede obviar que gente como Xavi, Piqué o Puyol no fueron titulares en el Bernabéu, o que Cesc acaba de llegar para completar un centro del campo asombroso. Es decir, este Barça va a multiplicarse exponencialmente en los próximos meses. De ellos hemos de esperar una campaña de números similares a la pasada, si bien el factor lesiones puede ser clave. Creo que el Can Barcelona han sobrepotenciado el centro del campo a costa de descuidar la defensa y la delantera. Y eso es algo que pueden pagar a la larga.
Por lo tanto, en el Madrid no puede haber confianzas en pleno mes de agosto. Es evidente que después de un año de trabajo, Mourinho tiene la balanza casi equilibrada. Una victoria, tres empates y una derrota en los cinco últimos 'Clásicos' así lo atestiguan. Si bien hay que terminar de rematar la faena. Hay que saber imponerse en los momentos claves de la temporada y hay que evitar que el factor azar sea tan decisivo como este domingo.
El objetivo está cerca, pero hay que culminarlo. Y esta tarea promete ser la más difícil de todas. Porque la temporada del cambio podría ser esta. Debe serlo. Pero para ello, habrá que imponerse a un Barça en plenitud, un equipo mucho más pulido que el que se vio el domingo. Y es que el primer asalto de la Supercopa solo debe servirpara tener claro que se está en el buen camino, aunque aún queda mucho por andar.

lunes, 8 de agosto de 2011

La justa medida de la temporada

El pasado sábado el Real Madrid cerró su pretemporada con una nueva goleada ante el Tianjin. Atrás quedaban cuatro semanas de preparación, más de 50.000 kilómetros recorridos y siete triunfos en otros tantos partidos. Un pleno que hacía 24 años que el Madrid no conseguía y que invita al moderado optimismo. Más que nada porque las pretemporadas nunca deben utilizarse como vara de medir, pues su única finalidad es rodar a los equipos.

Y menos en este caso, pues la preparación madridista ha sido poco exigente en el plano deportivo, que no en el físico. De los siete rivales que se han enfrentado al Real Madrid, tres pertenecen a ligas de segunda fila como la estadounidense y mexicana (Galaxy, Union y Chivas), dos a un campeonato de tercer nivel (los dos conjuntos chinos), uno es un equipo de Championship en Inglaterra (Leicester) y el otro es un recién ascendido a la Bundesliga (Hertha). En definitiva, siete rivales netamente inferiores a los madridistas.

Sin embargo, esto no quita para que el aficionado madridista pueda empezar a ilusionarse con lo visto. Más que por los triunfos, por las sensaciones que ha dejado el equipo en sus encuentros. Así, el nuevo Madrid de Mourinho ha dado la impresión de ser un equipo con más costuras que el de la temporada pasada, profundo y de más recursos. A falta de la llegada casi sabida de Adebayor, el equipo tiene una plantilla de un nivel brutal, de las mejores de toda la historia del club. Y eso es mucho decir.

De hecho, jugadores como Sahin o Altintop todavía no han debutado, pero aún así el Madrid no ha notado carencias ni problemas en el centro del campo. Es decir, las bajas que se vayan presentando esta temporada por sanciones o lesiones no deben ser nunca una excusa ni una justificación, porque el club ha trabajado para tener recursos suficientes con los que solventar estos contratiempos. Hay polivalencia y calidad y ahora solo falta que Mourinho lo gestione con inteligencia.

De ello depende en gran medida el futuro del equipo en Liga. Sospecho que el pasado campeonato nacional se le escapó al Madrid porque Mourinho no quiso o no pudo rotar cuando debía. El Madrid afrontó partidos como los de Almería, Coruña o Pamplona con la gran mayoría de sus titulares; inmersos como estaban también en la lucha por la Champions y la Copa. Y el resultado de los mismos lo conocemos todos.

Pero volviendo a la pretemporada, el verano también nos ha dejado otros detalles interesantes. Desde la buena adaptación del 'multiusos' Coentrao, a los visos de eclosión de Karim Benzema. El francés apunta muy alto esta campaña y podría ser el año de su confirmación como megacrack mundial. Aunque eso sí, todos los visos esperanzadores del galo se ven complementados en negativo con el bajo estado de forma que presenta Higuaín, el cual me preocupa bastante. Desde su vuelta en marzo de su lesión no le he visto rendir al nivel que tuvo anteriormente y eso es algo que me deja dudas de cara al futuro.

Así que, visto lo visto en esta pretemporada, me quedo con la impresión de que este equipo es más y mejor que el que hace un año se preparaba para debutar en Mallorca. Ahora las piezas parecen estar más ensambladas y hay más fondo de armario. Pero esto es algo que hay que confirmar a la hora de la verdad, es decir, en los próximos nueve meses. Porque el hecho de golear a un par de equipos chinos no puede dejar certezas, pero al menos da licencia para ser optimista.