domingo, 27 de marzo de 2011

El Madrid pierde el rumbo

El pasado 4 de marzo Ettore Messina dimitía como técnico del Real Madrid y dejaba el equipo provisionalmente en manos de su segundo Emanuele Molin. Ahora, tres semanas después y justo en el momento más importante de la temporada, la escuadra merengue comienza a dar síntomas de estar perdida. Cinco victorias, dos derrotas y dos prórrogas después, el club blanco empieza a zozobrar donde antes daba muestras de una cierta seguridad.

Bien es cierto que el equipo, en la temporada y media que Messina estuvo al frente, no demostró el nivel de juego que se puede esperar de un presupuesto próximo a los 30 millones de euros. Pero lo que tampoco se puede negar es que, en esta campaña, el Real Madrid había empezado a emitir señales de un cierto equilibrio y empaque en su baloncesto. No en vano, nunca antes el club se había clasificado como primero de su grupo en el Top-16 de la Euroliga, ni había dado tanto la impresión de estar cerca del nivel del Regal Barcelona como en la pasada final de la Copa del Rey.

Sin embargo, la repentina y abrupta salida del técnico italiano ha dejado huérfana a la plantilla. Como sucesor de Messina en el cargo ha continuado su ayudante, Emanuele Molin. Un entrenador de gran experiencia en este deporte, pero siempre como apoyo en la sombra y sin haber soportado nunca la responsabilidad de entrenar un gran club. La decisión de los dirigentes blancos ha sido la de mantener una línea continuista con un desconocido para el gran público, lo cual implica serios e importantes riesgos ante el momento de la temporada en que nos encontramos.

En el horizonte aparece la primera Final Four madridista en los últimos 15 años. O lo que es lo mismo, el mayor éxito en la historia reciente de una sección que otrora fue la mejor del Viejo Continente. Como rival en cuartos de final, el Power Electronics Valencia, un equipo físicamente poderoso y de buenos recursos técnicos. Pero a la larga, se trata del actual tercer clasificado de la Liga ACB, a tres victorias del propio Madrid. O lo que es lo mismo, una escuadra inferior a los merengues sobre el papel.

Momento para la reflexión

Por lo tanto, la oportunidad de esta plantilla para hacer historia es única. Pocas veces el Real Madrid tendrá tan asequible estar entre los cuatro mejores de Europa. Algo que, visto el rendimiento del equipo en los dos primeros partidos de la eliminatoria, parece que el equipo no ha sabido asumir. Es más, todo apunta a que, cada partido que pasa, el Real es menos Madrid. Y es que nos encontramos ante un equipo de escasa personalidad, en el que sólo Llull, Prigioni y Mirotic ponen algo del corazón. Mientras tanto, el capitán Felipe Reyes parece haberse quedado por el camino, más preocupado de su escaso papel actual en la plantilla que de llenar el hueco que él mismo ha dejado.

Pero el cordobés no es el único. Al igual que hiciera Messina, Molin no sabe muy bien qué hacer con un jugador como Vidal, que siempre que juega aporta en positivo. Ni tampoco sabe para qué cuenta en su plantilla con un jugador como Begic, fichado esta temporada en lugar de Garbajosa para calentar banquillo. Algo muy parecido a lo que hace Velickovic, uno de los mejores ‘cuatro’ del pasado Mundobasket y relegado ahora a un rol terciario porque Messina no quiso tener con él la paciencia que merecería un jugador de su calidad.

Y mención a parte merece Tucker. El norteamericano llegó el pasado verano como uno de los mejores escoltas de la ACB y va camino en convertirse en un nuevo fichaje estrellado, como ya fueron en su momento Almond o Hosley. Técnica y capacidades físicas no le faltan, pero para sustituir a Bullock no basta con hacer un aceptable comienzo de temporada. Ahora, Clay es un alma en pena por la cancha y sus aportaciones son en muchas ocasiones un lastre difícil de cargar. No estaría mal hacer trabajo psicológico con el jugador, porque el Real Madrid no puede estar más tiempo sin un escolta de nivel.

Bajo este panorama, con más de media plantilla bajo mínimos en el aspecto psicológico y físico y con un entrenador sobrepasado por la situación, es Prigioni quien parece estar erigiéndose como líder del equipo. El argentino parece haber tomado el mando del vestuario tras la salida de Messina y está mostrando un estado de forma excepcional. Él solo casi ganó el partido ante el Unicaja y ante el Power ha vuelto a ser un motor imprescindible. Pero la lectura que hay que hacer de esta cuestión no es positiva: la cabeza de este equipo debe ser el técnico, no su jugador más veterano.

Pese a todo ello, el Real Madrid aún está a tiempo de corregir su rumbo. La eliminatoria con el Power está igualada y todo se decidirá la semana próxima en Valencia. Lo lógico es que se llegara a un quinto partido, donde la Caja Mágica debería dictar sentencia. Pero para llegar a un final feliz, los blancos deben replantearse su situación y recuperar el espíritu que hace unas temporadas les llevó a ganar la Liga y la Copa ULEB. El de un equipo, aquel que resalta el colectivo sobre las individualidades y que disfruta con este deporte. Porque si no, el sueño de la Final Four continuará siendo una utopía en el imaginario del madridismo.

lunes, 21 de marzo de 2011

Con Cristiano no se juega

Más allá del claro e incontestable triunfo ante el Atlético de Madrid el sábado, el derbi dejó una muy mala noticia. Cristiano Ronaldo se resintió de sus problemas musculares y, según han informado los servicios médicos del club, ahora estará de dos a tres semanas de baja. Lo que, haciendo cuentas, pone en seria duda su participación en el choque de ida de los cuartos de la final de la Liga de Campeones frente al Tottenham y le pone al borde del precipicio de cara al brutal mes de abril que le espera al equipo.

Tal y como se vio en el partido de Santander, es posible que el Real Madrid juegue mejor cuando Cristiano Ronaldo no está en el campo. Pero también es un hecho incontestable que con el luso en el terreno de juego, los blancos son mucho más peligrosos y mejores en el aspecto ofensivo. Por tanto, el equipo necesita que el ‘7’ madridista este fresco y a tope de cara a los vitales choques que se le presentan el próximo mes de abril, entre los que se encuentran la final de Copa, los dos partidos de cuartos de la Liga de Campeones, el tramo final de Liga (incluído el clásico) y unas hipotéticas semifinales europeas.

En definitiva, un calendario infernal que puede invitar a tomar, una vez más, riesgos con el jugador. Su tremenda relevancia futbolística ha provocado ya en varias ocasiones que tanto el Real Madrid como la selección de Portugal fuercen sus recuperaciones para tenerlo en el campo en vitales partidos y, en casi todos los casos, lo único que se ha conseguido es que el delantero recaiga de sus problemas. Así pasó la campaña pasada con su lesión de tobillo, cuando Cristiano intentó forzar para jugar con su equipo nacional y acabó más lesionado de lo que estaba. Y así ha sucedido la última semana, con el jugador arriesgando ante el Olympique de Lyon y Atlético de Madrid y obteniendo como resultado una nueva lesión.

En consecuencia, el Madrid debe aprender de los errores y no llevar al límite de sus posibilidades al de Madeira. Es evidente que Ronaldo es un jugador con unas facultades físicas muy superiores a lo normal, pero no por ello deja de ser humano. En casos como estos, los plazos deben respetarse, pues saltárselos generealmente no lleva a buenos resultados. Y es que, en los casos anteriormente mencionados, el luso jugó los partidos en los que se le necesitaba, pero no rindió ni a la mitad de sus posibilidades. Y entre un jugador en plena forma y Cristiano al 50%, yo me quedo con el primero.

Paciencia, por tanto. ¿Que Cristiano Ronaldo no está recuperado para el próximo 5 de abril, fecha de la ida ante el Tottenham? Sin problema, hay jugadores de gran calidad en la plantilla como Adebayor para sustituirle. El objetivo debe ser que el futbolista esté totalmente en forma para la tercera semana de abril, la cual será la primera que empiece a dictar sentencia sobre la temporada del Real Madrid. Mejor no contar con él para el primer choque de la Liga de Campeones que hacerlo y que al final no pueda estar en la vuelta, en el doble duelo frente al Barça y en el tramo final de temporada. Aprendamos de los errores del pasado, porque la historia nos lo puede acabar agradeciendo.


domingo, 6 de marzo de 2011

La provisionalidad no es el camino

La noticia saltaba este viernes a primera hora de la tarde de manera sorpresiva. Messina no aguantaba más y había presentado su dimisión irrevocable. Todo justo cuando el madridismo estaba distraído, más pendiente de la turbulenta semana protagonizada por Mourinho. El luso venía siendo en los últimos días el amo y señor de los medios de comunicación, de ahí que la renuncia del italiano cayese como una bomba en el seno del club. El técnico cuatro veces campeón de Europa que estaba llamado a reflotar la sección arrojaba la toalla, justo cuando el equipo empezaba a presentar la hoja de logros más meritoria de la última década.

Y es que, aunque el Madrid había perdido el día anterior ante el Montepaschi Siena dando una de las peores imágenes de los últimos tiempos, lo había hecho en un partido de trámite. El logro de la clasificación ya estaba conseguido, pues los blancos habían logrado ya la primera plaza de su grupo del Top-16 de la Euroliga, algo que no se había conseguido antes con este formato de competición. Méritos a los que hay que sumar el subcampeonato copero en las dos últimas campañas y el actual segundo puesto de la ACB. En definitiva, un currículum en esta temporada que, en cualquier otro equipo, sería para estar satisfechos, pero que en el Real Madrid sabe a poco.

Sin embargo, la sensación que ha quedado en el aire tras la renuncia del de Catania es que su salida no ha sido por la falta de títulos o por las tres derrotas consecutivas del equipo. Messina había perdido el feeling con sus jugadores, ya no tenía el control del vestuario. Y todo por una acumulación de decisiones que no han sido entendidas en el vestuario merengue y que le han acabado por pasar factura. Hay que tener en cuenta que, en año y medio, el italiano le ha dado salida a tres pesos pesados de la plantilla: Hervelle, Bullock y Garbajosa. Todo para traer en su lugar a jugadores que, ni mucho menos, han mejorado el rendimiento de los anteriores.

El caso más sangrante para el vestuario ha sido quizás el de Garbajosa. El diario Marca publicaba una entrevista el pasado jueves con Felipe Reyes en el que el capitán admitía que la salida del ala-pívot de Torrejón había afectado a la plantilla "porque era un jugador clave en el vestuario". Y todo por traer en su sustitución a Begic, un jugador que no disputó ni un minuto en la pasada Copa del Rey y que ha tenido desde entonces un papel secundario en una plantilla donde hay sobreabundancia de pívots. Sí, el club apostaba por la juventud del bosnio, pero a cambio prescindía de la calidad, influencia y experiencia de un ex campeón del mundo que propio manager había traído el año anterior.

Luego está Prigioni. El argentino y el italiano ya demostraron no tener una relación excesivamente fluida durante el primer partido de la ACB, el pasado mes de octubre. Ambos protagonizaron una llamativa discusión en pleno partido ante el Estudiantes, cuando el base le recriminó a Messina una sustitución. El ex del Tau no volvió más en ese partido a la pista, lo que da buena fe de que, ya a principios de temporada, el vestuario merengue apuntaba a polvorín.

Sin embargo, en su rueda de prensa de despedida del pasado sábado, el técnico optó por no hablar de los problemas internos de manera explícita. Lógico, pues el equipo está ahora mismo en el momento clave de la temporada y cualquier palabra en este sentido sería sinónimo de desestabilización. Ante ello, prefirió echar balones fuera y aludir indirectamente a la culpabilidad de la prensa, pues comentó que "el nivel de división había llegado, sobre todo fuera, a un nivel peligroso para el equipo. Es muy difícil para los que juegan ver que el entrenador está continuamente cuestionado”. Es más, hace unas semanas, en plena víspera de la final copera, el entrenador ya había mostrado una actitud hostil y victimista con los medios al indicar que “soy como un palestino que me llegan las bombas, las aguanto y disfruto”. Eran los primeros síntomas de que algo no iba bien.

Pero el análisis no debe ser superficial ni estar exento de autocrítica por su parte. Es cierto que Messina se va admitiendo errores. Pero también lo es que sale del club sin asumir que en este proyecto a medio plazo perdió un año por sus fallos de planificación. En su primera campaña del club quiso remodelar la sección cambiando casi toda la plantilla a base de fichajes de veteranos. Dispuso de 27 millones de presupuesto para ello. Y llegaron así jugadores como Garbajosa, Hansen, Lavrinovic, Jaric, Kaukenas o Vidal. De todos ellos sólo continúa el último y lo hace con un papel residual. Resultado: cero títulos y una temporada para olvidar. Sin duda, un panorama que invitaba a la crítica y al análisis de la prensa, algo que el italiano no ha sabido digerir como se le debería exigir al responsable de un equipo como el Real Madrid.

Por lo tanto, se entiende que el técnico estaba incómodo con el entorno y que había perdido el apoyo del vestuario. Su salida se intuye como un intento por salvar el rumbo de un barco que, con él a bordo, estaba abocado a hundirse. Por eso, es momento de mirar al futuro y hacer inventario sobre el legado de Messina, que es mucho. Superados los errores de planificación de la temporada 2009/10, el ex del CSKA deja una plantilla ilusionante. Mérito suyo es, sin duda, la reciente progresión de Mirotic, así como la presencia de jugadores jóvenes llamados a hacer historia en este equipo. Velickovic, Sergio Rodríguez, Llull, Suárez o el propio Mirotic deben ser los pilares sobre los que se construya un nuevo Madrid que sea capaz de recuperar el brillo de antaño en Europa.

Pero, ¿quién ha de ser el constructor que ensamble correctamente todas las piezas? Juan Carlos Sánchez y Alberto Herreros deben plantearse seriamente la situación, pues dejar a Molin al frente es mantener una línea arriesgada y continuista respecto a Messina. Quizás la apuesta pudiera salir bien, tal y como pasó con Xavi Pascual en el Barcelona, aunque es una posibilidad altamente improbable. Así, todo apunta a que la intención es buscar para el verano a un sustituto de mayor perfil y experiencia, algo para lo cual ya vienen sonando nombres como Pepu, Aíto o incluso Maljkovic. En mi opinión, el tiempo que pase hasta que se encuentre al candidato adecuado será tiempo perdido.

Ahora es justo el momento de buscar una alternativa, pues de aquí a junio el nuevo técnico tendría tiempo para adaptarse al club y empezar a planificar la nueva campaña. El Real Madrid no debe ni merece estar en estado de provisionalidad durante los próximos tres meses, estando a las puertas de una Final Four y con alternativas interesantes en el mercado. Entre las que se encuentra, a mi juicio, el candidato ideal: Sasha Djordevic. Joven, conocedor de la casa, con personalidad y hambre. En definitiva, un ganador y la persona idónea para devolver la ilusión a una sección cansada de buscar la fórmula del éxito.

martes, 1 de marzo de 2011

El handicap Higuaín

Un análisis previo a la pasada jornada permitía al madridismo ser optimista, pues el conjunto blanco debía visitar al Deportivo de la Coruña, un equipo a priori asequible en su campo, mientras el Barça debía hacerlo con el Mallorca, escuadra más complicada en su propio feudo. Sin embargo, en esta ocasión la lógica no se impuso y el Madrid dio un nuevo paso atrás, lastrado por una baja que viene siendo fundamental: la de Gonzalo Higuaín.

El delantero argentino es de esos que las mata callando. De un rendimiento brutal en las dos últimas temporadas, el ‘Pipa’ se ha ganado con su sudor el aprecio de la grada del Santiago Bernabéu. 22 y 27 goles en las dos últimas campañas lo han encumbrado como uno de los mayores goleadores del mundo, si bien su nombre se mantiene en un segundo escalón de popularidad tras futbolistas como Messi y Cristiano Ronaldo. Pero poco le importa esto al ex de River, pues su ‘guerra’ es la de ganarse día a día la titularidad y el reconocimiento a base de tantos.

Sin embargo, esta campaña está siendo para olvidar en la carrera del albiceleste. Desde su lesión en la espalda allá por el mes de diciembre, sólo unos días antes de visitar el Camp Nou, el jugador está atravesando un verdadero calvario que ha dejado huérfano al Madrid de una conexión letal, la cual tiene (tenía) con su compañero Cristiano Ronaldo. Así, el ‘20’ merengue llevaba a estas alturas de campaña el año pasado 16 goles, a los que había que sumar los 14 de Cristiano Ronaldo. En cambio, ahora, todo el trabajo ofensivo ha quedado en las botas del luso. 24 goles del crack merengue más los 7 que dejó Higuaín hasta la jornada 12. Resultado, un desgaste brutal para el portugués para lograr un rendimiento general ofensivo similar.

En esta situación, lo deseable sería que los otros dos delanteros de la plantilla equilibraran la baja del ‘Pipa’ a base de goles. Pero Karim Benzema, más allá de su oportunismo para anotar en momentos clave, únicamente acumula 3 goles en Liga. Y su nuevo compañero, Emmanuel Adebayor, aún no ha tenido tiempo para afinar su puntería desde que llegara en enero al club de Concha Espina, si bien ya se ha podido estrenar. Todo esto lleva a un par de datos demoledores: el segundo goleador del equipo en Liga sigue siendo Higuaín a pesar de llevar dos meses y medio de baja; mientras que el Madrid, a estas alturas de temporada, sumaba el año pasado 12 goles más que ahora (67 por 55).

Por tanto, la lectura es concluyente. Cristiano Ronaldo sólo ha marcado dos goles en los últimos siete partidos del campeonato nacional, en los cuales el Real Madrid únicamente ha anotado nueve. Y de los mismos, se ha ido de vacío en campos como Pamplona o Riazor, terrenos donde las Ligas se ganan o se pierden. El luso está en un claro bache de rendimiento, producto posiblemente del desgaste físico de no haberse perdido ni un solo minuto de la Liga. Algo que, sin más armas ofensivas de garantía a las que aferrarse, supone una mala noticia en sí misma. Porque, esta vez, su fiel escudero Higuaín no puede acudir al rescate y no lo podrá hacer hasta abril, lo cual deja a Benzema y Adebayor ante una complicada misión. De ellos y del 'regreso' de Cristiano dependerá que el Madrid no se termine de descolgar de una Liga que oscila entre la esperanza y el desencanto.